En un gesto hacia la Argentina, el gobierno de Cuba le otorgó la visa a la médica, quien mañana llegará al país
El viaje por el que Hilda Molina tanto esperó
La noticia fue revelada por la presidenta Cristina Kirchner. Dijo que el gesto de Raúl Castro merecía “un reconocimiento especial”. La neurocirujana llegará mañana a las 6 a Ezeiza. Aseguró que volverá a la isla.
Por Fernando Cibeira
La neurocirujana Hilda Molina en la puerta de su casa en La Habana. Hoy partirá hacia Buenos Aires.
Luego de años de tironeos y de gestiones diplomáticas más o menos felices, el gobierno de Cuba le otorgó la visa a la médica Hilda Molina para que pueda viajar a la Argentina a visitar a su familia. Con sus papeles en regla, Molina se subirá esta tarde a un vuelo de Copa Airlines en La Habana y aterrizará mañana a las 6 en Ezeiza. Tiene planeado ir derecho a ver a su madre, Hilda Torejón, de 90 años, quien se encuentra internada. La neurocirujana dijo sentir una “mezcla de alegría y tristeza”: por un lado, por la decisión del gobierno de Raúl Castro y, por el otro, porque el motivo del viaje sea el agravamiento de la salud de su madre. Aclaró que lo suyo será sólo una visita y que desea volver a Cuba “lo más pronto posible”. La presidenta Cristina Kirchner puso de relieve el paso dado por la isla. “El gobierno cubano merece un reconocimiento especial, su presidente Raúl Castro y también de su ex presidente, el comandante Fidel Castro: es un gesto que valoramos”, subrayó.
De manera inusual, fue la propia Presidenta quien se encargó de dar a conocer la noticia. A la mañana la comunicaron por teléfono con la sala de periodistas de la Casa Rosada y puso al tanto a los cronistas acreditados. “Quiero comunicarles esta muy buena noticia”, arrancó Cristina Kirchner. “La doctora Molina se encuentra en la embajada de Argentina en Cuba, cumpliendo los trámites de visa con su pasaporte en mano y con la autorización correspondiente para salir de Cuba con destino a Argentina”, completó.
Unas cuantas horas después, la Presidenta fue en persona a la sala para dar detalles: confirmó el horario de llegada de Molina, reveló que esta tarde recibirá en Olivos a Roberto Quiñones y Verónica Scarpatti –hijo y nuera de la neurocirujana– y se mostró dispuesta también a reunirse con la visitante “si la doctora así lo quiere” a su vuelta de Ginebra, donde viajará hoy para participar de la Asamblea de la OIT. Cristina Kirchner insistió en que el visado “es un gesto que valoramos, yo como Presidenta y seguramente todos los argentinos”.
Tanta relevancia tiene que ver con que la Presidenta había tomado el caso Molina casi como una cuestión personal. El conflicto significó una piedra en el desarrollo de la relación bilateral durante el kirchnerismo a partir de un primer paso en falso. En diciembre de 2004, la médica y su madre fueron a la embajada argentina en La Habana para pedir asilo político, con el objetivo de viajar a Buenos Aires. Quiñones, también médico, se casó con la argentina Scarpatti y tuvo en Argentina dos hijos que Molina y su madre ansiaban conocer. Pero el gobierno cubano se negó a aceptar las condiciones de las mujeres, la intentona se frustró y el vínculo bilateral quedó marcado. La jugada, se supo, había sido alentada desde la Cancillería y le costó el puesto al entonces embajador argentino en La Habana, Raúl Taleb, y al jefe de asesores del canciller Rafael Bielsa, Eduardo Valdés.
Pecado original
El gobierno argentino planteó siempre el caso en términos humanitarios, pero para la isla tenía sus bemoles: Molina fue dirigente del Partido Comunista, diputada de la Asamblea Legislativa y fundadora del prestigioso Centro Internacional de Restauración Neurológica (Ciren). Pero en 1994 se peleó con Fidel Castro –aparentemente en desacuerdo por la dirección que se le quería dar a la clínica– y renunció a todos sus cargos, por lo que entró en la categoría de disidente.
Costó lo suyo remontar ese tropiezo inicial. Hubo dos cartas de Néstor Kirchner a Fidel Castro pidiendo que dejara viajar a las mujeres. A la primera, a fines de 2004, Fidel respondió ofreciéndoles a Quiñones y a sus hijos que fueran ellos a la isla. No fue aceptado. La segunda, entregada por el canciller Jorge Taiana a su par cubano Felipe Pérez Roque, en julio de 2006, nunca fue contestada.
A partir de allí, el gobierno argentino adoptó otra estrategia que, ahora se ve, resultó más productiva. “Un trabajo paciente y constante”, definió ayer el subsecretario de Política Latinoamericana, Agustín Colombo Sierra. La nueva estrategia, de bajo perfil, evitó las declaraciones públicas y presentar la cuestión como una presión a la isla.
El primer resultado favorable se vio en mayo del año pasado, cuando Cuba le concedió el pasaporte a Hilda Torejón y le permitió viajar a Buenos Aires para conocer a sus bisnietos.
En enero de este año, la Presidenta realizó la postergada visita a La Habana, algo que Néstor Kirchner nunca había concretado justamente por el contratiempo que significaba el caso Molina. En Cuba, Cristina Kirchner se reunió durante una hora y media con Raúl Castro y el tema se trató. Pero, en pos de respetar la estrategia silenciosa, nada se dijo al respecto, lo que le valió críticas de la oposición. Ayer, en el gobierno argentino disfrutaban el resultado obtenido como una revancha.
En la Cancillería también recordaban las movidas argentinas a favor del levantamiento de las sanciones contra Cuba en la Cumbre de las Américas y en la OEA. Y ponderaban que la familia de Molina también adoptara un perfil más discreto en su reclamo.
Ayer, hubo reacciones positivas en cadena. De recorrida de campaña. Néstor Kirchner dijo sentirse “contento como ciudadano argentino que se reencuentre una familia”. Al igual que la Presidenta, se preocupó en destacar “la muy buena actitud del gobierno cubano”.
El jefe de diputados del PRO, Federico Pinedo, elogió a Cristina Kirchner “por el éxito de varios años de gestiones” y la reconoció como “una de las personas que más trabajó” en el tema. Menos enfática, la candidata a diputada del Acuerdo Cívico, Margarita Stolbizer, reconoció que las gestiones del gobierno argentino “deben haber influido” en la decisión cubana y que era “necesario que la familia se reúna”.
La médica cubana realizó una conferencia de prensa donde agradeció al gobierno de Cristina y reclamo cambios en la política migratoria de Cuba.
La médica cubana Hilda Molina agradeció esta tarde las gestiones del Gobierno para que pudiera viajar a Buenos Aires para reunirse con su madre, su hijo y sus nietos, y reclamó cambios en el régimen migratorio cubano. "Ojalá que el Gobierno de Cuba de el paso en este tema, no debemos pedirle permiso a nadie para entrar y salir del país. Ojalá que Raúl Castro tome el camino que el pueblo de Cuba necesita", señaló Molina en conferencia de prensa luego de visitar a su madre, quien se encuentra internada "en estado delicado pero en proceso compensación" por una insuficiencia cardíaca y falla renal.
Según señaló la neurocirujana, su madre Hilda Morejón "tiene una fragilidad extrema" por lo que no cree que su vida "sea muy extensa", pero agradeció especialmente la tarea de los médicos que la atienden.
Por otra parte, aseguró que le desea a Fidel Castro, a quién definió como "el verdugo" de su familia, una "recuperación biológica hasta donde pueda y la mayor paz del mundo", y dijo que no tiene "nada que perdonarle" porque no le guarda "un ápice de rencor".
A pesar de sus críticas a la administración castrista, Molina "juró a Dios" que cuando se resuelva la cuestión de su madre regresará "voluntariamente" a la isla, aunque aclaró que "si ella está en peligro" pedirá una prórroga en la Embajada para extender su estadía en Buenos Aires.
"No me ha pasado por la cabeza quedarme en Argentina, quiero vivir en mi país", remarcó la médica que por más de 15 años reclamó el permiso para salir de la isla.
Por otra parte, Molina manifestó su "enorme respeto" por Cristina Kirchner "como jefa de Estado y como mujer" y anticipó que si es invitada con gusto irá a encontrarse con ella.
"Cualquier sufrimiento que pueda tener acumulado se compensa con este reencuentro con mi familia", destacó Molina desde El Palomar, acompañada de su hijo, Roberto Quiñones.
Pasaron sólo diez horas desde que Hilda Molina había aterrizado en un vuelo procedente de Cuba, cuando las puertas de las casa de su hijo Roberto Quiñones, en El Palomar, se abrieron a la prensa. Casi la totalidad de los medios de este país estuvieron en la cita con la neurocirujana a la que el gobierno de Raúl Castro acaba de autorizar a salir de la isla. Un pedido que la mujer y su hijo hicieron sin éxito por 15 años, y que el gobierno de los Kirchner abrazó hace cinco. Sólo un cambio de estrategia hacia negociaciones llevaron a este triunfo que ahora saborean la familia y Cristina Fernández. "Cualquier sufrimiento se compensa con este reencuentro", dijo la neurocirujana en el jardín de la casa de su hijo.
Molina dio ayer una extensa entrevista a Clarín, donde a su vez insistió con algunas de sus reflexiones oídas en la rueda de prensa: como ex funcionaria no guardaba secretos de Estado, que no fue mujer de Fidel Castro, a quien llamó su "verdugo", que no gozó de privilegios y que vivió "mejor en el capitalismo que después de la revolución". Entre tanto, su hijo señaló que el sábado, cuando lo recibió a él y a su famiilia, en Olivos, la Presidenta le dijo que quería conocer a su madre.
Si el encuentro Cristina y Raúl Castro coronó el cambio que se venía gestando, este diario sabe que fue la Iglesia cubana la que terminó de cerrarlo.
Yo no puedo decir que haya sido la Iglesia católica como institución-dijo Molina-, aunque las monjitas y los sacerdotes son católicos, claro. Yo llevo muchísimos años recurriendo a monjitas y sacerdotes y a laicos importantes por nuestra situación familiar, incluso ahora que la situación de mi madre (de 90 años, e internada) empeoró. Mi madre sí tiene muchos contactos, y en esas cadenas de oración que se montaron yo les decía: 'Por favor, cuando tengan una oportunidad, hablen con quien tengan que hablar'.
Su familia llegó hasta el Vaticano.
Bueno, la mediación oficial a nivel Vaticano que yo sí conozco es la de cuando vino Juan Pablo II a Cuba (1998). Una de mis tías que estaba en los Estados Unidos incluso fue al Vaticano y entre los temas que entonces trajo monseñor Sodano fue el caso de nosotros. Y la respuesta que recibió fue que eso estaba en proceso, pero mira los años que han pasado. Hay personalidades católicas en Cuba que, por su calidad humana y por las obras que hacen, son respetadas por las autoridades.
¿Cómo se enteró de que le habían dado el permiso de salida ?
Mi mamá se enfermó hace dos semanas. Yo me desesperé y le hice una carta a Raúl Castro en la que le dije estaba dispuesta a hacer un juramento (de que iba a regresar a la isla) y la dejé personalmente en el Consejo de Estado. Dejé otra en migraciones, donde llevan los casos de los disidentes. Y cada día dos días llevaba una carta. El viernes iba yo para las cadenas de oración en una Iglesia cuando a las nueve de la mañana recibo una llamada del servicio de Migración para que me presentara urgente. Una coronela me dio mi pasaporte, y en un momento me dice 'no se vaya que también le tengo que dar su permiso de salida'. Fue muy amable ella. a mí se me caían las lágrimas. Después me fui a la embajada argentina.
¿Cuándo fue la última vez que vio a Fidel y a Raúl Castro ?
A Raúl jamás lo he visto porque él estaba en el ámbito militar y a Fidel sólo lo veía en el ámbito del Centro (neurológico). La vez que yo hablé con él le dije : "Comandante, yo nunca le he pedido nada pero hay un problema aquí con convertir esto en un centro para extranjeros". Y él me dijo: "No, no lo acepte, esto es para cubanos", y yo le dije que pensaba lo mismo, pero yo lo que le pedía es que me ayudara porque yo tenía superiores, ministros. Eso fue en el 93.
¿Es cierto que Chacho Jaroslavsky (el fallecido dirigente radical, que se atendió en el CIREN) le regaló miles de dólares y que usted lo repartió y le trajo problemas ?
Fueron 10.000. Jaroslavsky me quería mucho porque yo lo mejoré bastante. Y me dice que me quería dar un regalo. Fue en la casa donde se alojaba y con mucho secreto me dio un sobre blanco. Tenía una pila de billetes. Y yo le digo 'usted está jugando conmigo' y la esposa me insistió. Entonces le dije que había que ponerlo en un fondo común. Los empleados que no trabajaban con camas de extranjeros no recibían propina. Les compramos ropa, zapatos, jabones, shampú, aceite y los fuimos poniendo en javitas (bolsas). Lo que sobró lo donamos al partido (comunista) de una región afectada por un huracán. Cuando las autoridades de la provincia se enteraron, no te imaginas lo que pasó y nos acusaron de fomentar prácticas capitalistas.
¿Qué dice el padre de su hijo de todo esto ?
Nada. El no tiene nada que ver con esto. Es un profesor universitario al que yo no quiero meter en esto. El fue mi primer esposo, y nos separamos cuando mi hijo era un bebé.
Como te pones a decir que magnanima revolucion cuando la revolucion lo unico que ha traido es esclavismo incondicional, Cuba es un pais que contradice todo lo que es la jurisprudencia internacional, Cuba es un pais donde los diputados son unanimes, pero son unanimes por decreto, no porque asi lo sientan, y la junta del consejo popular es una burla a los derechos humanos, la gente que sabe de leyes es la que debe de gobernar, no el populacho, el populacho no tiene capacidad para nada, lo de Cuba no es dictadura del pueblo, es pseudomonarquia para el pueblo, hay muchas intrigas en ese gobierno, ese gobierno se deja llevar por intrigas, es un gobierno novelesco, es un pais de purgas, se pone y se quita a dirigentes en forma arbitraria, es un teje y maneje
Tú modo de pensar es obtuso, mi posicion es imparcial, dices que defiendo lo indefendible, los derechos humanos se defienden, los derechos humanos son universales, tú dices que la revolucion es magnánima con Hilda Molina, yo no lo pienso asi, yo no soy cubano ni soy estadounidense, soy un ser humano
“Toda persona tiene derecho a salir de cualquier país, incluso del propio, y a regresar a su país”. El Artículo 13 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos que encabeza este texto, es poco polémico y generalmente respetado. Los ciudadanos de cualquier región del orbe, contando sólo con su pasaporte y el dinero necesario para el pasaje, viajan libremente por razones de trabajo, estudio, recreación, etc. Nadie los controla, nadie los persigue, y los gobiernos no confiscan sus propiedades. Así pude constatarlo cuando cumplí en África, lo que aquí llaman Misión Médica Internacionalista. En la lejana provincia argelina de Mostaganem, los jóvenes enfermeros de un humilde hospital, ahorraban durante meses para disfrutar sus vacaciones en Francia, sin rendir cuentas a ninguna autoridad. Pero como toda regla tiene excepciones, este derecho es pública e impunemente
No respnderé a la respuesta a este mensaje, si no quieres no contestes, no acostumbro lavar cerebros, yo se que ningun pais respeta los derechos humanos, pero eso no me quita lo anticastrista, no apoyo a los yanquis, se puede ser anticastrista sin necesidad de ser yanquista
No respnderé a la respuesta a este mensaje, si no quieres no contestes, no acostumbro lavar cerebros, yo se que ningun pais respeta los derechos humanos, pero eso no me quita lo anticastrista, no apoyo a los yanquis, se puede ser anticastrista sin necesidad de ser yanquista
LOS ORGANISMOS DE DERECHOS HUMANOS DE ARGENTINA REPUDIAMOS LAS DECLARACIONES DE HILDA MOLINA Y LA DECLARAMOS PERSONA NO GRATA PARA EL PUEBLO ARGENTINO
Los organismos de derechos humanos, personalidades e integrantes de este amplio movimiento tan importante en Argentina repudiamos las declaraciones de la contrarrevolucionaria cubana Hilda Molina, que está de visita en nuestro país.
La repudiamos porque ha calumniado a la causa de derechos humanos. En el reportaje concedido a Jorge Fontevecchia, de Perfil, Hilda Molina ofendió a las Madres, Abuelas de Plaza de Mayo y todos los organismos humanitarios, al afirmar: “Ellas sufrieron la persecución de una dictadura, y sin embargo reverencian otras dictaduras, como la que hay en Cuba, que es una dictadura de izquierda, mientras que la que hubo acá fue de derecha. Sé que no iban a hacer nada porque el que reverencia tanto a aquella dictadura demoniza a quienes pensamos diferente”.
Al considerar “una dictadura” a la revolución cubana e igualarla con la dictadura fascista de Videla y Massera, también ofende a todos los argentinos que sufrimos el terrorismo de Estado aquí y que, en cambio, consideramos que Cuba es un país digno, soberano, solidario, con nueva democracia, salud y educación para 11 millones de habitantes.
Allí aparece la segunda injerencia de Molina en los asuntos de Argentina, pues luego de ser recibida por la presidenta Cristina Fernández el 16 de junio, declaró que “le pidió que insista por más libertad en Cuba”. Resulta que ahora esta contrarrevolucionaria se da el lujo de ser recibida por el máximo nivel del Poder Ejecutivo y presionarlo para que incurra en injerencia en los asuntos políticos de la Patria de José Martí. Esta locura pondría en riesgo la excelente relación bilateral.
Al actuar de ese modo, Molina demuestra que no es una dulce “abuelita de Heidi” como la han pintado los medios monopolistas amigos del imperio, sino una mercenaria que actúa a favor del bloqueo estadounidense contra su propio país. Y que está a las órdenes de alguna oficina del Departamento de Estado, que paga sueldos a estos personajes en la Sección de Intereses de Norteamérica (SINA) en La Habana.
Los abajo firmantes repudiamos las expresiones de Molina y la declaramos persona no grata para el pueblo argentino. Le solicitamos al canciller Jorge Taiana que cite inmediata y formalmente a esta anticubana y le informe que ante la próxima actitud de injerencia en los asuntos internos de Argentina será expulsada del país.
FIRMAN: Sergio Ortiz, ex preso político, titular de la Comisión de Homenaje a los Desaparecidos y querellante en causas de DD HH; Irma Molina, integrante de Abuelas de Plaza de Mayo; Gonzalo Pedano, Comisión de Homenaje a los Desaparecidos y colaborador de Abuelas de Plaza de Mayo; Liliana Mazea, abogada, querellante en causas de DD HH y sec. Gral. de Fidela (Fundación Investigaciones y Defensa Legal Argentina); Marcelo Molina, sindicalista del gremio judicial de Córdoba, hermano de la detenida-desaparecida Lucía Molina; Claudia Fernández, Comisión de Homenaje a los Desaparecidos, Capital Federal; Pablo Kirschbaum, ex secretario de Derechos Humanos de la Conadu Histórica; Elena Rivero, ex exiliada, integrante del movimiento de Derechos Humanos de Salta; Roberto Marmolejo, ex preso político y querellante en las causas de DD HH en Mendoza; Adriana Vega, suegra de desaparecido Legajo 1560 del Nunca Más.