Logró salir de la isla gracias a una infinidad de cartas que envió a Raúl Castro, en las que explicó que su madre, de 90 años, estaba internada y grave en Buenos Aires.
Buenos Aires. La disidente cubana Hilda Molina negó hoy aquí haber tenido una relación amorosa con el ex presidente Fidel Castro, a quien calificó como el "verdugo" de su familia por negarle el permiso para salir de la isla durante 15 años.
"No fui la mujer de Fidel Castro, todas esas versiones son falsas, no tuve privilegios en Cuba", afirmó la médica en rueda de prensa, 10 horas después de arribar a Buenos Aires, a donde acudió para reunirse con su madre, su hijo, su nuera y dos nietos.
Sostuvo que el líder de la Revolución Cubana "ha sido el verdugo de mi familia, le deseo que mejore lo que pueda en su ideología, le deseo la mayor paz del mundo, eso sería bueno para el mundo".
La neurocirujana consideró que "el señor Castro quiere a su familia y eso es bueno, porque los dirigidos nos sentimos mejor cuando quien nos dirige se parece más a los seres humanos. No tengo nada que perdonarle, no tengo un ápice de rencor".
Molina reconoció, sin embargo, que carga con un "luto eterno" porque por haber seguido al régimen castrista, se perdió momentos importantes de su maternidad, y por haberlo criticado, no pudo disfrutar los primeros años de sus nietos argentinos.
Explicó que logró salir de la isla caribeña gracias a una infinidad de cartas que le envió al actual presidente cubano Raúl Castro, hermano y sucesor de Fidel, en las que le explicó que su madre, de 90 años, estaba internada gravemente enferma en Buenos Aires.
"El gobierno diferenció entre una situación política y humanitaria. Mi mamá tiene una insuficiencia cardiaca, tiene una salud muy precaria, estoy preocupada, la vi tan viejita, tan frágil. no creo que la vida de ella sea tan extensa", lamentó.
La médica aclaró que pese a sus críticas al gobierno cubano, de ninguna manera plantea actos de subversión, sino una lucha para exigir que se respeten derechos humanos elementales en la isla.
"Ojalá que pronto los cubanos no tengamos que pedirle permiso a nadie para salir y entrar del país, sólo así seríamos personas normales, como se hace en el mundo entero", enfatizó.
Molina dijo que nunca entendió por qué el gobierno de La Habana le negaba el permiso de salida, ya que, aseguró, no tenía ningún secreto que pusiera en peligro a Castro.
La fundadora del Centro Internacional de Restauración Neurológica de Cuba fue diputada a la Asamblea Nacional del Poder Popular y militante del Partido Comunista cubano, pero hace 15 años renunció a sus cargos en oposición al gobierno castrista.
Desde entonces, Molina solicitó permiso para viajar a Argentina con el fin de poder visitar a su hijo, quien es un reconocido neurocirujano y se radicó en el país sudamericano después de casarse con una ciudadana argentina.
El gobierno cubano siempre rechazó los trámites de Molina con el argumento de que su cerebro era patrimonio del país, pero ella y su familia realizaron una intensa campaña internacional para apelar a razones humanitarias que justificaran el viaje.
El caso fue aprovechado por los críticos de Castro para denunciar violaciones a los derechos humanos en Cuba y tensó la relación bilateral con Argentina.
El conflicto comenzó a resolverse el año pasado, ya que en mayo pudo viajar la madre de Molina, Hilda Morejón Serantes, quien a sus 89 años salió por primera vez de la isla para conocer a sus dos bisnietos.