Impresiones de Cuba
El héroe es el pueblo
Por Carmen R. Desde La Habana para Socialismo o Barbarie
Durante un mes he podido recorrer Cuba. No me alojé en los hoteles del turismo de lujo. Fui de ciudad en ciudad, en casas particulares. Esto permite conversar con mucha gente. Y al ser de Venezuela –país del Caribe y amigo de Cuba–, entraban en confianza.
Las cubanas son las heroínas ignoradas de la revolución
El derrumbe de la Unión Soviética provocó un largo período de carencias de todo lo imaginable, el “período especial”.. Cuba sólo producía caña de azúcar. El resto venía de los países mal llamados “socialistas”. Ahora se producen alimentos, pero son insuficientes. Algunos dicen que el “período especial” dura ya 17 años.
La gran preocupación es la alimentación. Resolver dos comidas diarias es la tarea heroica de las mujeres, sobre todo cuando tienen hijos o nietos. Ellas son las heroínas invisibles. Entre las placas conmemorativas de los héroes de la revolución, casi todos hombres, no vimos ninguna dedicada al heroísmo de la mujer cubana que debe alimentar una familia. A pesar de eso, nos da la impresión de que son las más autónomas de América Latina. Nos decían: “Si me fastidia mi marido lo boto. Total yo trabajo y me la averiguo para conseguir lo que falta”.
Fuimos testigos del trajinar diario para comprar los alimentos, de la falta de alimentos básicos en la dieta del cubano, de lo monótono del menú, siempre arroz, frijoles, bananos. A veces jamón, cerdo y pollo. Muchos niños ya no conocen carne de res. La leche sólo se distribuye a los niños hasta los 7 años, ancianos y enfermos. El detergente para la ropa resulta también carísimo y debe comprarse en CUCs [1]. Un CUC es igual a 25 pesos cubanos. El salario de un obrero es de alrededor de 280 pesos cubanos, y el paquete más pequeño de detergente cuesta 1 CUC. Hasta un café “puro” es un lujo.
Una profesora de letras jubilada nos confiaba que llevar ropa limpia no era fácil, que rara vez usaba los únicos zapatos de vestir que tenía, para no gastarlos y que hacía meses que deseaba ardientemente comerse una lata de sardinas.
Una gran parte de la población, mulatos o negros en su mayoría, no tiene acceso a esos dólares-CUC. ¡Varias veces nos advirtieron que nos cuidáramos de los negros! Hay muy pocos “dirigentes” negros. La revolución cubana no logró erradicar el racismo, ni el sexismo, a pesar de los progresos en educación, salud, cultura etc. Tienen que sobrevivir con su salario y las ventajas que pueden obtener en su puestos de trabajo. Un ejemplo: si son trabajadores de un matadero, llevan carne para sus familias o la venden a sus vecinos. La carne de res va sólo a hospitales, hoteles y restaurantes para turistas.
Los que reciben dólares de sus familiares en el exterior o alquilan habitaciones a turistas pagan impuestos, pero llevan un nivel de vida muy superior al resto de la población trabajadora. Tienen aparatos de música y hasta computadoras. Estuve en un hogar donde había empleadas domesticas. Es la nueva desigualdad.
Vimos personas sin techo en La Habana. Hay “solares” donde se hacinan familias en cuartos. Son las pensiones o casas de vecindad, como se conocen en otros países. En Santiago y La Habana faltan muchísimas viviendas.
El transporte es un vía crucis. Sufrí la experiencia de esperar una “guagua” más de una hora y media para ir de un barrio a otro de la Habana. Los autobuses siempre están repletos de gente muy limpia y educada. Ahora están llegando unos buses chinos. Vienen con indicaciones de las rutas y la publicidad de origen, ilegibles a menos que se hable chino. Son vehículos usados. El cubano trabajador o estudiante debe caminar mucho. Por eso tienen cuerpos delgados, prácticamente no hay obesos.
Para viajar a las provincias, hay que reservar pasajes con meses de anticipación. Hay buses especiales para turistas y para los cubanos que puedan pagar en CUCs, donde se viaja en mejores condiciones que los vehículos para los cubanos “pobres”. Un joven pasó cinco días para ir de la Isla de la Juventud a Santiago para ver a su madre, grave en un hospital.
Actualmente, en los bancos, supermercados, oficinas de atención al público, permiten la climatización sólo unas horas al día. Los trabajadores están allí con uniforme, en salas de vidrio. Las mujeres deben usar medias de vestir, con una temperatura externa de 35º. Se debe ahorrar combustible. Hay quien asegura que el gobierno debe vender el petróleo que llega de Venezuela para obtener divisas.
Varios jóvenes nos pidieron las gorras que usábamos. Les dimos las medias que teníamos puestas a uno que insistió mucho. Con frecuencia las mujeres nos pedían una franela (camiseta) o un pantalón usado. La ropa nueva también se vende en CUCs y a un precio bastante caro hasta para un europeo. Las tiendas en pesos cubanos venden ropa ya usada, que viene de algún país del norte. La única ropa nueva en pesos cubanos eran los uniformes escolares.
Algunas ancianas también piden limosna en el viejo centro de la Habana. Vimos ancianos trabajando, como vigilantes, o empleados en los museos. Pareciera que la jubilación es voluntaria. Muchos prefieren seguir trabajando para comer en el comedor de trabajadores, recibir mayor salario o por otras ventajas de sus organismos.
Los hospitales han desmejorado, no hay suficientes medicinas. Se debe esperar meses para obtener lentes adaptados a la vista. Nos dicen que los médicos cubanos ya no tienen mística, que lo que quieren es irse al extranjero en alguna “misión” que les permita comprar aparatos, ropa y enseres.
Sin embargo los cubanos son amables, tocan música y ríen en las calles. Conversan sentados frente de sus casas. Se ayudan unos a otros, comparten lo que tienen para comer.
Con el paso de los días tuvimos la sensación de que, a pesar de todos los problemas, había algo en el ambiente que iba tranquilizando, olvidábamos el stress de los países capitalistas. Hay una sensación de seguridad, de que nada malo nos puede pasar. Debe ser por que no se sabe de violencia física, ni de robos, ni agresiones, o por la ausencia de propaganda capitalista, que en los otros países mina la tranquilidad de la población. O que podemos contar con la solidaridad de los que nos rodean. Cuba todavía no es un mundo hostil como el de los países capitalistas, no se ha instaurado todavía la extrema competencia entre trabajadores, ni el “sálvese quien pueda”.
Todo esto puede explicar el buen humor de las cubanas y cubanos.
Solidaridad femenina
Dimos unos 5 CUC a una trabajadora, para que comprara jugos pasteurizados a su madre enferma. Cien cc de jugo cuesta 1 CUC. Pocos trabajadores tienen una licuadora. Además hay pocas frutas y son caras. Por lo tanto hay que olvidarse de los jugos naturales. Solamente los vimos en los hoteles turísticos.
La trabajadora estaba con sus vecinas, nos lo agradeció sinceramente diciendo “las jineteras son muy solidarias”. Jineteras son los que venden sexo a los turistas. Hay también jóvenes adolescentes varones y heterosexuales que se venden por unos 50 euros a hombres que los solicitan.
La policía persigue a los jineteros y jineteras, sobre todo si son mujeres de tez morena. Unos policías nos pidieron el carnet de identidad en una playa y nos preguntó si estábamos casados. Es porque estábamos con un europeo. En el bar de un hotel nos negaron la entrada porque éramos mujeres solas.
Difícil acceso a Internet y poca información escrita
La mayoría de las noticias llegan a los cubanos a través de conversaciones con los que llegan a la isla. Encontramos muchos cubanos que pensaban que en Venezuela, Chávez había expropiado la tierra y los patronos, que no había delincuencia, que los hospitales funcionaban. Cuando les explicábamos que Venezuela era un país capitalista, que Chávez defendía a los patronos y que había corrupción, nos decían que había que tener paciencia, que era porque Chávez no había llegado al gobierno por las armas. Para ellos Chávez es un gran aliado y casi un héroe.
Pocos cubanos tienen acceso a Internet, aunque sí se puede enviar y recibir correos, pero sin ficheros adjuntos. El acceso a Internet lo tienen principalmente los “dirigentes” y militares, parte de los profesores universitarios y algunos técnicos e ingenieros en computación. Los turistas y extranjeros residentes tienen acceso a Internet, pero a un precio muy alto y con funcionamiento muy lento.
Los diarios son Gramma y Juventud Rebelde. El Trabajador es semanal. Hay también periódicos regionales y un semanario económico. Tienen muy pocas noticias. Hablan principalmente de las actividades oficiales, los proyectos del gobierno y sus logros. Hay también denuncias de corrupción de los trabajadores de más baja “jerarquía”, que no hacen bien su trabajo o que roban allí algo.
En Gramma apareció un articulo donde los empleados del correo protestaban contra el pago por “resultados”. Recibirían un pago mayor que el usual pero a partir de una meta inalcanzable. Habían aceptado el plan, sin conocer ese detalle. El artículo finaliza diciendo que hay que seguir con el pago por resultados, a pesar de los “inconvenientes”.
En las terminales de buses se ven letreros donde incitan al trabajador a la “eficiencia”, se habla de “calidad total”, “rendimiento”, etc.
Hay una campaña de denuncia de la “vagancia”. Es decir, de los desempleados, que sobreviven con el cuaderno que les da el estado: unas 3 libras de arroz, caraotas (frijoles negros), café mezclado, un jabón al mes etc. Tratan de vender algunos alimentos en la calle, hacen de taxistas “clandestinos” etc.
Socialismo, capitalismo, Honduras e independencia de EEUU
En el “periodo especial” se comenzaron a montar empresas mixtas. Estuvimos un día en un hotel administrado por una cadena española. Era caro y de peor calidad que los hoteles turísticos del estado. También vimos uno que otro cartel de compañías europeas como Alcatel y Elf. La refinería con PDVSA (empresa petrolera del estado venezolano) ya esta funcionando.
Nos da la impresión que el monopolio estatal continúa en la mayor parte de la economía. No vimos ni siquiera vendedores de cerveza o comida en las playas. El estado controla esta actividad. Vimos una larga cola de personas que buscaban un permiso para vender algo en el Carnaval de Santiago. Nos decía un joven que trabaja en el sector turístico que no era rentable, porque no se permitía la libre iniciativa de los trabajadores. Hasta organizar un baile necesita la autorización del gobierno de La Habana. Además, el número de turistas había bajado debido a la crisis en Europa y a la gripe H5N1. En la carretera vimos campesinos vendiendo su propia producción en CUCs.
Unos trabajadores del hotel hablaban del “comunismo” como del error más grave que ha hecho la humanidad. Confunden lo que era la Unión Soviética con el verdadero socialismo. Una joven estudiante de psicología también nos confesó que ya estaba harta del “socialismo”, que había que probar el capitalismo. ¡Si supiera lo que sufren los trabajadores en el mundo capitalista!
La gente sabe que el problema es que es que todo se decide arriba. Pero no imaginan ni nadie les dice cómo pudiera ser de otra manera.
Un profesor con que hablamos estaba convencido que habría restauración del capitalismo: “cuando desaparezcan los Castro, va a estallar una guerra entre los dirigentes.” Le parecía que el proyecto de Raúl de capitalismo a la China no es viable, porque los cubanos quieren más libertad.
Un cuadro del Partido Comunista nos explicaba la razón por la que practicaba la palería, una religión semejante al vudú haitiano: “Cada dirigente del partido tiene su muerto que lo protege, porque hay una guerra de todos contra todos en las cúpulas.”
Pero los viejos que habían vivido el proceso revolucionario no creen que se volverá al capitalismo: “el pueblo cubano ha soportado peores días en los años 90, y no se volvió al capitalismo, somos revolucionarios”, dicen. Pero muchos jóvenes no dicen lo mismo o tienen una gran confusión.
Sin embargo, en la cabeza de la gente encontramos muchas contradicciones. A pesar de la poca información del exterior (que llega al punto que muchos creen que en el capitalismo estarían mejor), el tema de Honduras ha llegado a la gente.
Oí decir que Fidel y Chávez deberían enviar tropas y que están dispuestos a ir a pelear con el pueblo hondureño. Y eso lo decían incluso algunos que tenían críticas. También que eso de Zelaya era un teatro ridículo, lo del vuelo y la ida a la frontera.
Me pareció que la gente, aunque tenga muchas críticas al gobierno y esté en contra del “socialismo” que presenta el régimen, también están en contra de Estados Unidos. Están por la independencia de Cuba. Sólo encontré una familia que me dijo que querían a los norteamericanos.
Lo que se dice, pero no se escribe
Los libros son quizás los más baratos de Latinoamérica. La mayoría valen menos de un dólar. En contraste con el bajo precio de los libros, los cuadernos y útiles para escribir se venden en dólares.
Hay también alguna revistas con buenos análisis de la situación. Asimismo los artistas “protestan” pero no abiertamente. Vimos un afiche con las letras del alfabeto, faltaban la N y la O. Es que el pueblo cubano no puede decir NO, a las órdenes de los dirigentes. Oímos también a niños recitar este poema crítico:
“Tiene el leopardo un abrigo “en su monte seco y pardo “¿Será jinetero el leopardo? “Porque en Cuba no hay abrigo”
Un trabajador nos contó un chiste que refleja bien lo que deben sentir muchos cubanos. Se trata de un hombre muerto de hambre que se encuentra cerca de Fidel. El hombre le pide comida. Fidel lo llama y le pregunta que quiere. El hombre le dice que tiene hambre. Fidel manda que le sirvan medio litro de agua. El hombre lo bebe. Fidel le pregunta de nuevo que quiere. El hombre le dice de nuevo que tiene hambre. Fidel manda que le sirvan otro medio litro de agua. El hombre lo bebe. Fidel le pregunta si tiene hambre. El hombre le dice que esta lleno. Fidel le dice: “Ves que tu no tenías hambre. Tu lo que tenías era sed.”
Este chiste resume el principal problema de la revolución cubana. Todo lo deciden los dirigentes. Los trabajadores deben repetir el lema: “¡Comandante en jefe, ordene”, como reza un afiche gigantesco a la entrada de La Habana.
En el Museo de la Clandestinidad de Santiago, dedicado a los héroes de la Revolución Cubana, hay un pequeño espacio donde el mártir Frank País habla de la clase obrera. La cita dice: “Pero ocurre que nos olvidamos de la importancia de los obreros. Estos son los que bien administrados y dirigidos derrocarán al régimen de Batista”.[2] Como el chiste anterior, es una muestra de lo que falta en Cuba, que los trabajadores dirijan y administren su revolución.
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