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General: las opciones de Cuba .... y su respuesta al articulo.
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De: talitacumi (Missatge original) |
Enviat: 31/08/2009 21:17 |
Las opciones de Cuba
Guillermo Almeyra
L
a revolución cubana está en el momento más difícil de su historia. En primer lugar, por el contexto internacional, ya que la crisis actual del capitalismo se prolongará al menos durante dos años más, e incluso una leve recuperación significará mayores precios de los alimentos y del petróleo (que Cuba importa), sin que este último suba demasiado (lo cual reducirá las posibilidades de que la ayuda venezolana aumente). Al mismo tiempo, el gravísimo calentamiento global volverá a provocar devastadores huracanes y sequías, con graves daños para todos los países del Caribe.
La evolución de la política estadunidense en América Latina (el Departamento de Estado y el Pentágono detrás del golpe en Honduras, la IV Flota como espada de Damocles sobre la región, las siete bases en Colombia que amenazan directamente a Cuba, Venezuela, Ecuador y Brasil, son algunos ejemplos) revela también que en el forcejeo interno en el establishment de Estados Unidos las intenciones y actitudes de Obama, por supuesto, pesan menos, mucho menos que los intereses del capital financiero y el carácter imperialista del gobierno. Cuba, por lo tanto, no podrá disminuir sus esfuerzos en el campo de la preparación de su defensa, precisamente cuando tiene menos recursos que nunca para responder a las necesidades del consumo y del bienestar de la población.
En segundo lugar, la juventud, sobre todo urbana, sólo conoció la crisis y los “periodos especiales” y, para peor, en ellos tuvo que ver el contraste brutal entre su vida austera y difícil y la del consumismo desenfrenado de los turistas. No vivió el periodo prerrevolucionario, sabe cuán terrible fue el error de creer que la burocracia soviética sería eterna y que con ella se podía contar, y el costo de haberla tomado como modelo, y no tiene objetivos ni una utopía que le marque el camino, El gobierno cubano se apoya entonces en un consenso negativo, o sea, en la decisión de la inmensa mayoría de los cubanos, estén o no de acuerdo con la política oficial, de que Cuba no será un nuevo Puerto Rico ni una estrella más en la bandera estadunidense. Eso no es poco, pero es insuficiente para despertar las energías y la mística necesarias para encarar un proyecto cuyos frutos se verán sólo a medio y largo plazos y exige, por lo tanto, temple, paciencia, participación creativa, no “arreglarse” ni vivir al día.
Porque Cuba no puede depender de la exportación de talentos, de médicos y educadores, ni de la importación de combustible, sobre todo cuando el gobierno amigo de Venezuela está en la mira de Washington. Debe asegurar su producción de alimentos de calidad y variados y una distribución eficaz, en plazo corto, por razones incluso de seguridad política interna, como sabe el gobierno cubano. Ahora bien, una producción agrícola eficiente requiere gente con conocimientos –que no se improvisa– e incentivos que compensen la dureza del impacto inicial con tierras deterioradas e invadidas por las malezas espinosas; requiere insumos y maquinarias elementales –pues no bastan la azada y el machete–, semillas, agua. O sea, inversiones y un sistema de extensión agrícola e, incluso, como experiencia de choque, un acuerdo con China para instalar en algunas regiones de Cuba colonias modelo de campesinos sin tierra chinos y cubanos, para irradiar un ejemplo. Pero no basta con producir: hay que distribuir eficientemente y barato los alimentos que se requieren más urgentemente, algunos de los cuales, como la carne o los lácteos, deben tener un precio suficientemente remunerativo para el productor, pues su producción exige inversiones y tiempo. Lenin salvó a su país con la “nueva política económica” , o sea, con una política de mercado sobre todo en el campo y en el comercio, y con la producción de ropas, implementos y herramientas para el nuevo mercado campesino. ¿Cuánto cuesta al país un turismo que tenderá a aportar menos divisas en los próximos años e irá hacia países más baratos y con escasas normas legales y morales? En vez de financiar a las grandes cadenas hoteleras y de convertir a la hotelería en un comprador privilegiado de bienes y alimentos, ¿no se podría ahorrar algo en ese rubro para financiar la producción nacional y organizar una distribución más justa y equitativa de los alimentos y servicios?
¿Por qué no consultar a la población sobre sus necesidades y sobre cuáles son las propuestas que tiene para resolverlas? ¿Por qué dejar todo en manos del aparato estatal, o sea, de una burocracia y de una tecnocracia cuyas intenciones nadie discute pero que tienen otra percepción que la gente común, y tender a resolver las cosas de modo administrativo, utilizando la mano de obra militar, y no movilizando la energía y la creatividad de los trabajadores? ¿Por qué no hacer asambleas populares para la producción y la mejora de la vida, donde la gente discuta, proponga, resuelva, directamente? Si el congreso del partido ha sido postergado, confirmando una vez más que el partido no tiene vida propia y no controla al Estado sino que depende de un puñado de dirigentes de éste, ¿por qué no convertir la conferencia extraordinaria en una discusión abierta, libre, propositiva, ampliada a los trabajadores en sus lugares de trabajo? La opción tecnoburocrática es una opción falsa. No se construye el socialismo sin la participación consciente del pueblo cubano. Cuba está en una emergencia y sólo saldrá de ella con la participación y la voluntad de todos los trabajadores e intelectuales.
1 de agosto de 2009
Por Orlando Cruz Capote
Hace unos poco días leí un artículo del camarada Guillermo Almeyra en Rebelión, y me dio la impresión que estábamos en los últimos momentos del proceso revolucionario cubano.
Como hemos vivido -todo el pueblo cubano- tiempos muy difíciles y complejos no encuentro razón alguna para que estos instantes históricos sean los más complicados y que nos lleven a una hecatombe sin remedio. Una mirada a la geopolítica mundial y regional actual nos da mucha razón para aseverar que es así. Otra es el desarrollo y crecimiento material y espiritual -no lineal, es cierto- que el país ha venido sosteniendo contra viento y marea -si hablamos de ciclones y penetraciones del mar-, y si tenemos en cuenta el terrible y genocida bloqueo de los EE.UU., que ha sido secundado por muchos países ricos del norte geopolítico.
Aunque el Imperio del Potomac continúa con su política agresiva, no obstante Cuba se ha mantenido firme y no ha realizado concesiones a su soberanía e independencia nacionales así como a su derecho a la autodeterminación. Aunque hemos perdido algunos niveles de equidad e igualdad social -debido al derrumbe del campo socialista y la URSS, el propio bloqueo e insuficiencias nuestras- hemos evitado una política de choque al estilo neoliberal que deteriore a los sectores más pobres de nuestra población.
Esa actitud ha sido reconocida por muchos, inclusive nuestros adversarios. Pero hay indicios de que el mundo está cambiando y que el único país que no ofrece una mínima expresión de transformación es el que administran la Casa Blanca. Incluso son la rara excepción de no acatar el mandato de la OEA, del Grupo de Río y otras organizaciones de Nuestra América. ¡Estados Unidos está aislado en su política anticubana! Todos los demás pueblos y gobiernos tienen relaciones con Cuba: cuando sea restituida la democracia legítima de Zelaya en Honduras esperamos que esas relaciones se normalicen otra vez.
Tenemos por primera vez en la historia de la Revolución, una diversificación del comercio y de los créditos como nunca antes. Tenemos a China Popular, a Rusia, Venezuela, Brasil y otros tantos más que nos han permitido evitar la dependencia hacia un solo país y un solo mercado. La Unión Europea, a pesar de sus veleidades y ambigüedades, comercia con Cuba y trata de mantener un diálogo constructivo con el gobierno cubano. Y si no se avanza con el bloque, se han realizado pasos positivos a nivel bilateral con algunos países.
Es verdad que la crisis capitalista estructural actual nos va a golpear a todos, también que el paso de los tres ciclones en el 2008 hizo grandes estragos en la Isla, y que nuestras reservas están muy apretadas. Pero, ¿por qué dudar del esfuerzo de nuestro gobierno y pueblo por dar un viraje en la autosuficiencia alimentaria y en el desarrollo industrial, educacional y cultural del país? ¿Por qué parte de la izquierda mundial debería tener incertidumbres de que otra vez la Revolución Cubana saldrá adelante, no obstante realizar grandes sacrificios?
Todos saben, incluso en el Pentágono, que una aventura militar contra Cuba sería costosísima, que sería esa “guerra infinita” de la que tanto han hablado y que nunca podrían vencernos y que sería la última que desarrollen. Que la solidaridad internacional sería enorme, pero que nuestra solidez defensiva propia es suficiente para destrozar a los marines si intentan hollar el suelo cubano. Y ese cálculo lo tienen realizado muy bien, con sus ganancias y pérdidas. Y a decir verdad no les cuadra, porque saldrían perdiendo. Morirían más soldados norteamericanos en un intento de desembarco en Cuba que en toda su historia bélica. Que la cercanía del Verde Caimán sería un problema para los corredores aéreos, que siempre seremos la Llave del Golfo, que solo estamos a 90 millas de sus costas, etc. Y que conste que Cuba nunca ha sido y nunca lo será un peligro de seguridad nacional para los EE.UU., pero que si osarán invadirnos o agredirnos
por aire, mar y tierra le daríamos una respuesta muy asimétrica en el terreno militar. Y ese, el súper-ejército norteamericano, nunca ha estado preparado para vencer una lucha popular prolongada, una guerra irregular incansable. Una mirada a Afganistán e Irak sería suficiente para cualquier analista militar y político.
¿El camarada Almeyra conoce bien a mi país? ¿Por qué duda de la juventud cubana? ¿Sabe lo que significa el heroísmo trascendental de un pueblo? ¿Lo diferencia del cotidiano y de los estados de opinión -muy críticos- que siempre han existido entre las masas populares, porque la Revolución nos enseño a criticar y a no ser conformistas? ¿Sabe que la Revolución Cubana es un proceso en permanente estado de subversión, que somos una utopía en construcción constante, que nada es definitorio y que luchamos por ir hacia un perfeccionamiento renovador, aunque algunos nos acusen de inmovilismo e inercia. ¿Y que tampoco queremos ser perfectos, porque el día que pensemos que lo somos, nos suicidamos como nación, nacionalidad y socialismo, esa autocomplacencia que es antagónica a los revolucionarios verdaderos?
¿Conoce el camarada Almeyra de nuestras tradiciones históricas y culturales y cómo las mismas se han convertido en una brújula y fortaleza del socialismo que construimos con miles de dificultades? ¿Comprende Ud. que las conquistas alcanzadas por la revolución Cubana nadie se las puede arrancar al pueblo de un plumazo?
En uno de sus párrafos Ud. escribe “[...] ¿Por qué no consultar a la población sobre sus necesidades y sobre cuáles son las propuestas que tiene para resolverlas? ¿Por qué dejar todo en manos del aparato estatal, o sea, de una burocracia y de una tecnocracia cuyas intenciones nadie discute pero que tienen otra percepción que la gente común, y tender a resolver las cosas de modo administrativo, utilizando la mano de obra militar, y no movilizando la energía y la creatividad de los trabajadores? ¿Por qué no hacer asambleas populares para la producción y la mejora de la vida, donde la gente discuta, proponga, resuelva, directamente? Si el congreso del partido ha sido postergado, confirmando una vez más que el partido no tiene vida propia y no controla al Estado sino que depende de un puñado de dirigentes de éste, ¿por qué no convertir la conferencia extraordinaria en una discusión abierta, libre, propositiva, ampliada a los trabajadores en sus lugares de trabajo? La opción tecnoburocrática es una opción falsa. No se construye el socialismo sin la participación consciente del pueblo cubano. Cuba está en una emergencia y sólo saldrá de ella con la participación y la voluntad de todos los trabajadores e intelectuales.
Y entonces, excúseme camarada Almeyra, en estas líneas impropias de un revolucionario, de una persona que se las puede tildar de izquierda hay mucha falta de respeto y de ética. Porque en Cuba siempre ha habido procesos de consulta con la población -80 mil asambleas de trabajadores se hicieron cuando el derrumbe del campo socialista en los años 90-, y en estos momentos se están preparando ese intercambio con el pueblo para la Conferencia Nacional del PCC y luego para su VI Congreso. ¿No leyó bien el discurso del Presidente de Estado y Ministros de Cuba, el compañero Raúl Castro? ¿Por qué repite como un papagayo esas sandeces acerca del partido comunista cubano que tanto denigran las fuerzas más reaccionarias de la derecha y los conversos de la izquierda? ¿Por qué se arroga el derecho de denominar a la dirección revolucionaria -y el pueblo que son una misma cosa- de ser tecno-burocrática y de no estar viviendo en la realidad de toda la población?
Mire, no quiero hacer más larga mi exposición. Porque me da la impresión que nos está atacando de mala fe, aunque su discurso parece sugerirnos pasos, porque se le ha salido un tufillo de odio hacia el proceso socialista cubano, y de paso hacia el venezolano porque afirma que nos dejarán solos y sin petróleo.
¿Cree Ud. en lo que escribe, camarada Almeyra? Si es así, está a un paso de cambiar su chaleco de revolucionario y usar un traje de corte burgués y entonces nuestro diálogo tomaría el rumbo de la confrontación. No se desconsuele y se desmerengue y asuma aquella máxima gramsciana -tomada Román Rolland- de que al pesimismo de la inteligencia debemos imponer le optimismo de la voluntad.
En Cuba no se le teme a la IV Flota, a las bases militares instaladas en Colombia, ni siquiera a la de Guantánamo, a las amenazas de agresión e intervención contra ella misma y contra cualquier país del hemisferio. Quizás ese sería el momento histórico de unirnos de una vez y para siempre y dar la sangre de todos por uno solo de los agredidos.
No se olvide de eso, camarada Almeyra. Aún Bolívar y Martí tienen mucho que hacer en Nuestra América, y junto a ellos Sandino, el Ché y otros tantos próceres y mártires de nuestras gestas independentistas y de las incesantes luchas por la justicia social.
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Crítica a una crítica cubana
Guillermo Almeyra
E
n la última semana dos historiadores cubanos –Orlando Cruz y Felipe Pérez Cruz– han tratado de responder a mi artículo Las opciones de Cuba” , publicado en La Jornada. Me alegra mucho que tantos que pueden disponer de Internet en Cuba lean mi periódico y lo que escribo. Igualmente me satisface que el primero –quien recibió duras críticas de sus lectores– me diga “camarada” , y el segundo, “respetable profesor” , aunque ambos, despeñándose, al final de sus piezas literarias sugieran que estoy bajo la influencia del “liberalismo” , “la contrarrevolución” , “el anticomunismo y el antisovietismo” , y otros cocos polémicos.
Quiero, por eso, antes de responder a Felipe Cruz, hacer alguna observación. Desde los 13 años de edad (tengo 81) soy socialista, y marxista revolucionario militante desde los 19. Fui secretario del comité argentino de solidaridad con la revolución en Cuba (que fundé) ya en 1957, y estuve preso en una cárcel de alta seguridad por ese motivo. Desde entonces defiendo la revolución cubana, sin decir por eso “amén” a todas las posiciones del gobierno revolucionario. Aunque para algunos el calificativo de profesor sea peyorativo y sugiera “intelectual pantuflero que escribe desde un escritorio sin contacto con la gente” , puedo enorgullecerme de lo que enseñé, hice y hago en las aulas y, antes y ahora, no sólo como profesor, en el movimiento obrero y en la vida política y social de México y de Argentina, por no hablar de otros países.
Sigo, por otra parte, de cerca y con pasión lo que pasa en Cuba y, por supuesto, en este mundo ligado por la cibernética no me faltan informaciones de primera mano. De modo que puedo pedir que no me atribuyan lo que no dije ni lo que no soy, por conveniencias polémicas. No ignoro las realizaciones de la revolución; no dije ni pienso que el país va fatalmente a una implosión (hablé, en cambio, de una crisis gravísima, que cualquier cubano responsable ve). No dije que el partido comunista sea igual a lo que era el soviético (creo que en él está lo mejor y también lo peor de la sociedad cubana; o sea, revolucionarios ejemplares y oportunistas, sectarios y trepadores). Y, sobre todo, jamás confundí el comunismo con el estalinismo, que es su negación; o el rechazo a la burocracia estalinista con el antisovietismo, porque ésta destruyó los soviets, el partido de Lenin y la III Internacional. Creo pues que la objetividad es un criterio básico para discutir (“Criterios sobre los comentarios de G. Almeyra” , subtitula mi crítico F. Cruz su artículo, casi cinco veces más largo que mi nota).
Debo agradecer también a F. Cruz que escribe mejor que su colega, a pesar de que dice responder a los “acertos” (con c, y por aserciones) de “cierto” comentarista (evidentemente conocido en el medio oficial) fijando “criterios” (¿oficialmente?) para encarar mis afirmaciones. Sin embargo, una cosa es la sintaxis (e incluso cierta pasión patriótica, y no solamente burocrática, que se entrevé) y otra la lógica elemental. Si, según mi crítico, en Cuba todo va del mejor modo posible y se hace todo lo que habría que hacer, ¿por qué los peligros de contrarrevolución burocrática que denunció Fidel y por qué la crisis y, en particular, la crisis moral, no de toda la juventud –jamás podría decir eso cuando me dirijo a lo mejor de ella– sino de una parte importante de los jóvenes urbanos?
En Bulgaria las votaciones llegaban a 99 por ciento (formalmente no había enfermos, ni opositores, ni nada), ¿pero representaban un buen termómetro social? La participación en Cuba de 96.89 por ciento en las elecciones ¿quiere decir que todos esos votantes están totalmente de acuerdo con todo? Hubo 14 mil 500 asambleas para postular a los candidatos a puestos representativos, pero ¿no hubo una preselección previa de ninguno por el partido y cualquiera puede presentarse como candidato? Los diputados, es cierto, pueden ser revocados por sus mandantes: ¿alguno acaso lo fue? ¿Lage y otros dirigentes fueron revocados por sus electores o por sus pares, o por la crítica de Fidel, que no tiene ningún cargo en el Estado?
En las asambleas sindicales, que son convocadas “para discutir el cumplimiento de los planes y aprobar el proyecto de presupuesto” , ¿se puede modificar el orden del día, incluir otros puntos críticos y propuestas, elegir delegados por resolución de las bases? En las asambleas en los centros de estudio, ¿es posible discutir y rechazar los programas y los métodos de enseñanza? Además, si el partido es tan democrático como mis críticos lo pintan, ¿por qué expulsó a Celia Hart, a pesar del voto unánime en contra de su célula? ¿No saben tampoco estos historiadores que el marxismo-leninismo –que el Estado quiere difundir– fue una invención aberrante de la burocracia soviética y que sería mejor enseñar la historia de las ideas socialistas y del movimiento obrero mundial? ¿O qué Mella fue expulsado y militó en México en la Oposición de Izquierda? ¿Tampoco saben que la idea de la infalibilidad del Papa pertenece a la Iglesia católica pero no al marxismo, y que si bien Fidel es un revolucionario y tiene grandes méritos, también ha cometido grandes errores? ¿Por qué tener fe, como religiosos, en la vieja generación revolucionaria cuando de lo que se trata es de preparar su relevo elevando el nivel de preparación y de participación política de los jóvenes y de los trabajadores?
Por último, el patriotismo antimperialista, en efecto, despierta energías y da una mística absolutamente necesarias. Pero de lo que se trata no es de construir sólo un país independiente sino de avanzar hacia la construcción de las bases del socialismo, que es sinónimo de internacionalismo en el análisis y en la acción, de democracia, de autogestión generalizada…
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De: residente (Mensaje original) |
Enviado: 31/08/2009 14:08 |
El Universal (Venezuela) - hace 14 horas
Leyes y libros En tanto, Cuba inicia un nuevo curso escolar aplicando transformaciones en ese sector emblemático destinadas a fortalecer la calidad ...
EFE
Juventud Rebelde critica censura mediática en Cuba
Almeida escribe desde la cárcel sobre descomposición de la revolución
Familia cubana observa los actos oficiales en la televisión nacional (AFP)
La Habana.- El diario estatal Juventud Rebelde arremetió contra "la enfermiza obsesión" de funcionarios y responsables que bajo el pretexto de "cuidar la imagen del país" censuran información, rechazan la crítica e impiden el análisis público de los problemas de Cuba.
"La enfermiza obsesión por cuidar 'la imagen' del país, del Ministerio, la empresa o el territorio" es "más recurrente que la preocupación por los propios desaguisados de la realidad", señaló el diario en inusual enfoque, enfatizó AFP.
Esa frecuente tendencia "en ocasiones es paranoia" por conservar puestos y cargos "cuando de lo que se trata es de mejorar la realidad", agregó.
Recordó que "el socialismo europeo desapareció porque extravió el visor de lo que realmente sucedía, y la brújula para rectificar la ruta. Esa lección no puede olvidarse".
Leyes y libros En tanto, Cuba inicia un nuevo curso escolar aplicando transformaciones en ese sector emblemático destinadas a fortalecer la calidad educacional e ideológica de los que garantizarán "la continuidad de la revolución", dijeron varios funcionarios del sector.
"La educación tiene una tarea gigantesca: garantizar la adecuada continuidad de la Revolución, porque los que hoy están en las aulas serán dentro de 25, 30 años los rectores de todas las actividades del país", dijo el vicepresidente José Ramón Fernández, a cargo de la Educación, en entrevista con el diario Juventud Rebelde.
Tras un cambio de ministro de Educación en abril de 2008 comenzó un proceso de cambios que incluye el retorno de los preuniversitarios a las ciudades, la enseñanza de la historia nacional desde 5º a 12º grados, incluyendo enseñanza técnica y profesional, así como también los exámenes de ingreso a las universidades.
En contraposición con los objetivos de preservar la revolución que contempla la nueva ley, Juan Juan Almeida, hijo del comandante y vicepresidente de Cuba Juan Almeida, relata la descomposición de la élite cubana en sus memorias, que publicará en septiembre la editorial Espuela de Plata, mientras que el Gobierno cubano le impide salir de la isla para reunirse con su familia y tratar su enfermedad, dijo Efe.
Memorias de un guerrillero cubano desconocido es el título de este libro cuya portada reproduce una foto de Juan Juan Almeida a la edad de cinco años sosteniendo un fusil de asalto, vestido de militar y acompañado por el actual presidente de Cuba, Raúl Castro, el cual se apoya en la vitrina de una maqueta del Granma, yate en el que desembarcó Fidel Castro para hacer su revolución.
Acusado de espionaje y de haber ayudado a escapar de la isla a cubanos durante el período en el que trabajó en México, acusaciones por las que nunca ha sido procesado, fue detenido cuando, el pasado 6 de mayo, trató de salir ilegalmente de Cuba.
http://www.eluniversal.com/2009/08/31/int_art_juventud-rebelde-cri_1545880.shtml
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