Si hubiese que explicar el éxito económico de Estados Unidos con una palabra, esa palabra sería educación. En el siglo XIX, EE UU iba por delante en educación básica universal. Luego, a medida que otros países seguían el ejemplo, la revolución de la educación secundaria de principios del siglo XX nos llevó a otro nivel completamente nuevo. Y en los años posteriores a la II Guerra Mundial, EE UU afianzó su posición destacada en la educación superior.
Por Paul Krugman (*) - New York Times
Pero eso era entonces. El desarrollo de la educación estadounidense significó, primordialmente, el desarrollo de la educación pública; y durante los últimos 30 años, nuestra escena política ha estado dominada por la opinión de que todo gasto gubernamental es un despilfarro de los dólares de los contribuyentes. La educación, como uno de los principales componentes del gasto público, se ha resentido inevitablemente.
Hasta ahora, las consecuencias del descuido educativo han sido graduales: una lenta erosión de la posición relativa de EE UU. Pero las cosas están a punto de ponerse mucho peor, ahora que la crisis económica (sus consecuencias agravadas por culpa de ese comportamiento que es pan para hoy y hambre para mañana y que pasa por responsabilidad fiscal en Washington) va a asestar un duro golpe a la educación en todos los sentidos.
Respecto a esa erosión: últimamente ha habido un aluvión de informes sobre las amenazas a las que se enfrenta la posición predominante de las universidades de élite estadounidenses. De lo que no se ha informado en la misma medida, al menos por lo que yo he visto, es de nuestro relativo declive según baremos más corrientes. Estados Unidos, que solía estar a la vanguardia de la educación de los jóvenes, poco a poco ha ido quedando rezagado respecto a otros países avanzados.
Sospecho que la mayoría de la gente todavía tiene en la cabeza esa imagen de EE UU como la gran tierra de la educación universitaria, única en la medida en que la enseñanza superior se ofrece a la población en general. Antes esa imagen se correspondía con la realidad. Pero hoy día, los jóvenes estadounidenses tienen unas probabilidades considerablemente menores de licenciarse en la Universidad que los jóvenes de muchos otros países. De hecho, tenemos una tasa de licenciados universitarios que está ligeramente por debajo de la media de todas las economías desarrolladas.
Incluso sin las consecuencias de la crisis actual, habría motivos más que suficientes para esperar que bajásemos todavía más en esa clasificación, aunque sólo sea por lo difícil que les resulta a quienes disponen de recursos económicos limitados el seguir estudiando. En EE UU, con su débil colchón de seguridad social y su escasez de becas, es mucho más probable que los estudiantes trabajen a tiempo parcial mientras asisten a clase que sus homólogos, por ejemplo, franceses. No es de extrañar, teniendo en cuenta las presiones económicas, que los jóvenes estadounidenses también tengan menos probabilidades de permanecer en la facultad, y más probabilidades de convertirse en trabajadores a tiempo completo en vez de estudiar.
Pero la crisis ha añadido una pega adicional a nuestro chirriante sistema educativo. Según la Oficina de Estadística Laboral, la economía de EE UU perdió 273.000 puestos de trabajo el mes pasado. De esos puestos perdidos, 29.000 pertenecían al sector de la educación estatal y local, lo que hace que las pérdidas totales de los últimos cinco meses en esa categoría asciendan a 143.000 puestos de trabajo. Puede que eso no parezca mucho, pero la educación es uno de esos sectores que deberían, y normalmente así es, seguir creciendo incluso durante una recesión. Puede que los mercados tengan problemas, pero ése no es motivo para que dejemos de formar a nuestros hijos. Sin embargo, eso es justamente lo que estamos haciendo.
Lo que está pasando no tiene ningún misterio: la educación es, principalmente, responsabilidad del Estado y de los Gobiernos locales, que se encuentran en una situación fiscal muy mala. Una ayuda federal adecuada podría haber supuesto una gran diferencia. Pero aunque se ha proporcionado algo de ayuda, sólo ha cubierto una pequeña parte del déficit. Eso se debe en parte a que, allá por febrero, los senadores centristas insistieron en eliminar gran parte de esa ayuda de la Ley de Reinversión y Recuperación de EE UU, también conocida como paquete de estímulo económico.
Como consecuencia de ello, la educación va a convertirse en picadillo. Y los profesores despedidos sólo son una parte de la historia. Todavía más importante es la forma en que estamos cerrando oportunidades. Por ejemplo, The Chronicle of Higher Education informaba hace poco de la grave situación de los estudiantes de los colegios universitarios de California. Durante generaciones, los estudiantes con talento procedentes de familias con pocos recursos han usado estos colegios como trampolín para las universidades públicas estatales. Pero ante la crisis presupuestaria del Estado, esas universidades se han visto obligadas a cerrar las puertas a los posibles estudiantes que iban a pasar por ellas este año. Una consecuencia, casi con seguridad, será el perjuicio de por vida para las perspectivas de muchos estudiantes (y un enorme e injustificado desperdicio de capacidades humanas).
Así que, ¿qué debemos hacer? Antes que nada, el Congreso tiene que redimirse de los pecados de febrero y aprobar otra gran ronda de ayuda para los Gobiernos estatales. No tenemos que llamarlo estímulo, pero sería una forma muy eficaz de crear o salvar miles de empleos. Y sería, al mismo tiempo, una inversión en nuestro futuro. Más allá de eso, tenemos que despertarnos y darnos cuenta de que una de las claves del éxito histórico de nuestro país es ahora un activo que se deprecia con el tiempo. La educación hizo grande a EE UU; descuidar la educación puede cambiar el proceso.
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(*) Paul Krugman es profesor de Economía en la Universidad de Princeton y premio Nobel de Economía 2008.
Eran medio borricos, pero mas borricos serian entonces los que les han dado los premios Nobel en Economia, Medicina y demas premios que han obtenido.. Hasta el de la paz...
Asi es el capitalismo, no como el socialismo que hace universitarios con el cerebro bien amplio pero vestidos con harapos y medio ambrientos, con muchos conocimientos pero con una mentalidad de pobreza que da tristeza.
Y es que en el socialismo no hay ricos ni pobres, TODOS son pobres....
Y es que en el socialismo no hay ricos ni pobres, TODOS son pobres....
En el socialismo no hay ricos y pobres, y es cierto, lo que hay se comparte, y si el ejemplo es Cuba, yo no sé si todos son pobres o ricos, eso es lo de menos, lo que no hay es explotadores, no hay en el socialismo explotación del hombre por el hombre.
Por supuesto, cuando nombro a Cuba, no estoy hablando de un país socialista, hablo de un país en donde se está intentando construir el socialismo muy a pesar de la dictadura del capital que intenta por todos los médios impedirlo, a traves de sus marionetas.
De todos modos y bajo cualquier circunstancia, es preferible ser modesto e instruído , al menos no sucede como en el capitalismo donde solo los ricos se pueden pagar educación de nível y aún así son incultos.
Documental denuncia explotación de trabajadores cubanos en isla de Curazao
Trailer del documental
Miami, 3 abr (EFE).- La situación de abuso y explotación que vivió un centenar de trabajadores cubanos enviados por el gobierno de Cuba a la isla de Curazao centra el documental de denuncia "Cubriendo Cuba 6: CURAZAO", que se exhibe hoy en Miami (Florida).
La cinta recoge el testimonio de dos de los trabajadores, el trato humillante que recibieron muchos de ellos, obligados a trabajar hasta quince horas diarias en los astilleros del puerto, reparando barcos, por un salario mensual equivalente a 16 dólares.
Se trata de un caso de "explotación de los obreros cubanos por el régimen castrista", señaló a Efe Agustín Blázquez, director y productor del documental que ofrece imágenes "rodadas clandestinamente" en los astilleros de esta isla de las Antillas holandesas.
Con subtítulos en inglés y español, el documental está dirigido principalmente al público anglo de EE.UU., "un público muy mal informado" sobre la realidad cubana y su "tragedia", explicó Blázquez.
Una desinformación de la que el escritor y cineasta cubanoamericano responsabiliza a los medios estadounidenses y los intelectuales de izquierda de este país, empeñados en "silenciar" la auténtica magnitud de lo que sucede en Cuba.
"Pretendo concienciar al público y romper el cerco de censura" de los medios en torno a la "verdadera historia cubana", resaltó Blazquez, quien insistió en que "en este país se ha estado engañando miserablemente al público" sobre la realidad cubana.
"Da vergüenza que, después de casi cincuenta años de tiranía brutal en Cuba, la gente en este país no lo sepa", debido a que no son informados de forma veraz e independiente, aseveró.
El documental, el sexto de una serie dirigida por este cineasta, aborda la atmósfera de coacción y terror que viven los cubanos sometidos a la férula del castrismo "cuando prestan servicios en el exterior", apuntó.
Unos servicios por los que reciben una remuneración de la que se apropia prácticamente en su totalidad el gobierno cubano, añadió.
Uno de los aspectos más repugnantes de esta historia de explotación humana, prosigue Blázquez, son las deplorables condiciones de vida de los trabajadores cubanos en Curazao, obligados a vivir en "barracones como esclavos".
Según el cineasta, el gobierno cubano contrajo una deuda con Curazao que decidió saldar con el envío de "trabajadores esclavos" a esta isla antillana situada a unos 50 kilómetros de la costa occidental de Venezuela.
Para Blázquez no hay duda de que las "autoridades de Curazao" "tenían pleno conocimiento" de la situación en que se encontraban los operarios cubanos que trabajaban para la empresa (Curazao Drydock Company)" en la reparación de buques, algunos de bandera estadounidense.
Por lo que este trabajo, precisó, violaba además el embargo comercial impuesto por Estados Unidos contra Cuba.
Blázquez espera que el testimonio en la cinta de dos de los tres trabajadores portuarios cubanos que lograron escapar de los astilleros de Curazao golpee la conciencia del público estadounidense.
Se retira Fidel Castro… la explotación y miseria de los trabajadores cubanos continúa
Las portadas de los diarios de todo el mundo han anunciado la renuncia de Fidel Castro a la presidencia de Cuba. Los comentarios que se hacen expresan alegría, por parte de unos, y nostalgia por otros, pero sea cual sea el tono, ambas expresiones son extremos de toda una campaña que busca ampliar la confusión sobre el significado real del comunismo.
En la campaña iniciada sobre el "retiro" de Fidel, lo mismo los críticos del castrismo, como los apologistas no hacen sino remarcar que este personaje fue y es un representante del comunismo. De esta forma, gobiernos como el de EUA, y grupos de la "disidencia cubana" instalados en Miami, suponen que esto puede abrir una esperanza para que se genere un ablandamiento de la política cubana, aunque insisten que el verdadero cambio provendrá cuando se derrumbe el "comunismo" y regrese la democracia. Por otro lado gobiernos como el de Nicaragua y Venezuela, y junto a ellos una gran variedad de grupos estalinistas (que de forma convencional suelen presentarse como "marxistas leninistas") lanzan alabanzas a Fidel; y bien podemos suponer que no ha de tardar en que los trotskistas, aunque se dicen críticos del estalinismo y de la tesis contrarrevolucionaria del "socialismo en un solo país", llamen a la defensa del pretendido "Estado obrero degenerado" que suponen existe en Cuba...
Esta campaña empujada por la burguesía, principalmente a partir de su izquierda, le da vida al plantear la discusión sobre lo que sucederá en Cuba con la actual renuncia de Fidel Castro y su evidente muerte próxima. Esta polémica ha estado presente en la agenda del conjunto de las fuerzas imperialistas desde el derrumbe del bloque estalinista.
A mediados de los 90, cuando los efectos del derrumbe del bloque imperialista del Este agitaba las aguas imperialistas, abriéndose la impugnación del liderazgo de los EUA por las mismas fuerzas que habían sido sus fieles aliados mientras existía el peligro de la URSS, a lo que se añade el desmoronamiento de la economía cubana por la falta de los recursos que provenían del desplomado bloque, que alentaba los ánimos de las fuerzas imperialistas rivales a EUA por tomar en este país el relevo que la URSS había dejado vacante; y no era justamente por la importancia económica de la isla, sino que fue realizada con tal osadía con toda la intención de restar fuerza a los EUA, de forma que con ese marco la CCI en su XVI Congreso Internacional podía explicar: "... las tentativas de la burguesía francesa y española de promover una ‘transición democrática' en Cuba CON Castro y no SIN él como pretende el ‘Tío Sam" (Revista Internacional 82, 3er trimestre-1195).
En este sentido, si se realiza la discusión sobre lo que viene sin Fidel a la cabeza del gobierno, hay, ante todo, estar claros que lo que existe en Cuba (desde 1961 a la fecha) no tiene nada que ver con el comunismo. Los grupos estalinistas (desde el EPR, el PCM-ml, Machetearte, hasta En lucha) en todo momento aseguran que Cuba es un bastión del comunismo, entre tanto los grupos trotskistas, complementando la tarea de confusión, nos dicen que se trata de un "Estado obrero degenerado" [1]... pero, puntualizamos:
- En Cuba NO hubo revolución proletaria, sino un golpe de una minoría armada y apoyada por la burguesía de los EUA, y es hasta que en la disputa imperialista, la URSS logra la seducción del nuevo Estado cubano encabezado por Fidel Castro, que se declara de un día para otro como "comunista".
- Las políticas llevadas a cabo por el gobierno de Castro, aún cuando puedan ofrecer un salario indirecto a través de servicios educativos y médicos o subsidio a mercancías racionadas, los rangos de explotación son muy altos, como referente baste considerar que el salario directo promedio diario para 2008 es de 60 centavos de dólar, y la intensidad de las jornadas es cada vez mayor (incluso se les exige cumplir jornadas gratuitas), de manera que la pretendida protección a los trabajadores resaltada en sus carteles propagandísticos dentro de la isla, no son sino demagogia que puede ser desmentida por los miles de jóvenes y niños (tanto de sexo femenino como masculino) que son arrojados a la prostitución[2] para completar los ingresos necesarios que les permita recurrir al mercado negro y obtener mercancías de consumo básico que sólo disponen los personeros del gobierno.
- El capitalismo NUNCA fue eliminado en Cuba, las medidas de nacionalización y expropiación de tierras y fábricas, no eliminó las relaciones de producción capitalistas, lo único que hizo fue cambiar la forma jurídica de la propiedad (pasando a ser estatal), aparentando con ello que había un cambio, no obstante perdura el dominio del capital sobre el trabajo.
- La existencia de gobiernos de izquierda como el cubano, no valida la tesis estalinista del "socialismo en un solo país", por el contrario confirma que la emancipación de la clase obrera debe ser obra de ella misma, y cualquier expresión en la que su programa y su fuerza masiva no este presente, no serán sino groseros simulacros que no tiene más objetivo, por más que use un lenguaje radical, que el de perpetuar el dominio del capital.
En ese sentido la clase obrera debe tener claro que gobiernos como el de Castro o el de Chávez, no tienen nada que ver con sus intereses, son representaciones de la clase dominante y esta, mientras exista el capitalismo, requiere para sostener su dominio engendrar tiranos como Batista o Castro, como Calderón o Chávez... por eso no basta con quitar a un personaje para asegurar el cambio, la verdadera emancipación de la clase obrera requiere de la Revolución Comunista Mundial
El grupo trotskista LIT-CI, pretende dejar la desgastada cantaleta defensista del "Estado obrero" de Cuba, pero no hace sino repetir el mismo argumento aunque adornándolo con mayor confusión, al plantear que antes del derrumbe del bloque del Este si había tal "Estado obrero", pero la apertura del mercado cubano en los 90 "restauró" el capitalismo... nada se avanza cuando se iguala capitalismo de Estado con comunismo, y estalinismo con marxismo.
[2] El cinismo de Fidel Castro, es tan grande como el de cualquier otro burgués, dado que, en la década de los 90 reconoció el crecimiento de la prostitución, pero agregando que eran, las prostitutas cubanas, las más cultas del mundo.