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General: Los 10 más codiciosos de 2009
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De: Matilda (Mensaje original) |
Enviado: 16/01/2010 14:11 |
Los 10 más codiciosos de 2009 ( saludos liberales,je)
Too Much
¿Quiénes
se merecen aparecer este año en la lista de nuestras celebridades más
codiciosas? De hecho podríamos elegir a diez eminencias de la avaricia
de entre el personal de cualquier gran banco de Wall Street. Pero, ¿por
qué perderse toda la diversión?
¿Ha sido alguna vez tan fácil
elegir a las diez personas más codiciosas del año? No lo creo. Este año
podríamos completar la lista entera sólo con banqueros de Goldman
Sachs, o de JPMorgan Chase, o cualquier otro de los gigantes de Wall
Street. Todos ellos ejecutivos de gimnasio vestidos de tiburones
ochenteros, que prendieron la mecha que hizo volar por los aires la
economía global para luego procurarse, después de recibir miles de
millones en rescates financieros, pagas y extras de cuantías
astronómicas –y todo ello en un momento en el que, en casi la mitad de
nuestros Estados, alrededor de una cuarta parte de los niños
estadounidenses sobreviven gracias a las cartillas de comida–.
Eso
sí es avaricia. Pero no es esa toda la historia. Los más codiciosos de
la Gran Recesión no sólo se sientan en Wall Street. Ocupan los sillones
del poder a lo largo de toda la economía de EEUU. Así que, en este
último ranking anual de la avaricia, hemos tratado de repasar todo ese
panorama.
¿De dónde viene toda esa codicia? Los seres humanos
hemos convivido desde siempre con la avaricia, pero los niveles de
codicia varían enormemente entre un u otro momento histórico, y entre
una u otra sociedad.
Así pues, ¿qué determina en qué sociedades
van a hospedarse los campeones de la codicia y la avaricia? En una
palabra: la desigualdad. Cuanto más se concentra la riqueza, más crece
la codicia. Los EEUU siguen siendo el país desarrollado con mayores
desigualdades. Este próximo año, nos tememos, volveremos a tener una
magnífica cosecha de avariciosos.
10: Richard Anderson
Las
aerolíneas estadounidenses han venido operando, la mayoría de ellas,
bajo el radar de los medios de comunicación desde que los grandes
bancos del país pasaron a estado de alerta, y eso de hecho ya le viene
bien al director ejecutivo de Delta, Richard Anderson.
Delta,
ahora la mayor compañía aérea del mundo, ha estado recompensando muy
generosamente a Anderson desde el mismo día en que se convirtió en su
máximo ejecutivo, en septiembre de 2007. Pero si ustedes han estado
atentos últimamente, se preguntarán porqué. Delta, después de todo,
perdió 8.900 millones de dólares en 2008. Y en 2009 junto con otros
operadores norteamericanos, como la International Air Transport
Association, posiblemente acaben perdiendo en conjunto otros 1.000
millones.
Los pasajeros sí están notando esos números rojos.
Delta y otros operadores han venido recortando el número de asientos,
una estrategia que busca, según el Orlando Sentinel, “permitirles subir
los precios de los billetes más a menudo”. Y también están estrujando a
los pasajeros cobrándoles por las maletas. El pasado agosto, las tasas
por equipaje que cobraban llegaron a los 20 dólares para la primera
maleta y 30 para la segunda.
Mientras tanto, Anderson y su
familia no sólo vuelan gratis con Delta. La compañía también paga los
impuestos correspondientes a sus billetes y muchas cosas más.
Para
aceptar el puesto de jefe de Delta, hace 28 meses, Anderson se llevó 8
millones y medio de dólares en acciones. Siete meses después, otros 3,4
millones. Y seis meses después de eso, para celebrar la fusión de Delta
y Northwest, más opciones de compra de acciones de Delta, por valor de
7,3 millones, junto con más acciones valoradas en 6,1 millones.
Con
todas esas recompensas, Anderson debe estar dedicando todas y cada una
de las horas del día a relanzar Delta, ¿no? Bueno, casi todas sus
horas. Anderson ha estado dedicando parte de su precioso tiempo
trabajando en la junta directiva de Medtronic, una empresa de
tecnología sanitaria. En 2009, la buena gente de Medtronic le va a
pagar 188.000 dólares por sus servicios directivos.
9: George David/Marie Douglas-David
Esta
poderosa pareja llegó a los titulares el pasado marzo, debido al
desagradable juicio de su divorcio. Nosotros tratamos de discernir cuál
de los dos era más avaricioso/a, pero no lo logramos. Ahí va el porqué.
George
David, de 67 años y anterior director ejecutivo de United Technologies,
una de las grandes contratistas con defensa, tiene un impecable
expediente de codicia. Durante los cuatro años que siguieron a los
ataques del 11-S, David se llevó a casa las mayores pagas de entre
todos los directivos del sector de la defensa, unos 200 millones de
dólares en total, incluyendo los 88,3 millones en 2004 que le
convirtieron en el director ejecutivo mejor pagado del año.
Según
el informe Executive Excess de 2006 del Institute for Policy Studies,
que analiza los pagos a directores ejecutivos, los contribuyentes
aportan directamente 1/3 de los ingresos corrientes anuales de United
Technologies.
Pero George encontró a su igual en avaricia. Marie
Douglas-David, banquera de inversión en Wall Street antes de que se
casara con George en 2002, firmó un contrato prenupcial antes del día
de su boda según el cuál le corresponderían 20.000 dólares a la semana
en caso de romperse el matrimonio, algo razonablemente posible dados
los 30 años de diferencia entre los cónyuges.
Y efectivamente la
pareja se separó el año pasado, y esta pasada primavera acudieron a
los juzgados después de que Marie interpusiera una demanda para ampliar
el acuerdo prenupcial. Pedía 53.000 a la semana. Marie necesitaba más
efectivo, según sus abogados, para cubrir sus gastos básicos. Entre
ellos: “4.500 dólares a la semana para ropa, 8.000 para viajes, y 1.500
para comer fuera”.
8: Steve Wynn
El pasado febrero
el rey de la industria del juego de Las Vegas, Steve Wynn, anunció un
recorte generalizado en las nóminas y los salarios por hora de todos
los empleados de su imperio del ocio. El montante total ahorrado por
Wynn Resorts: entre 75 y 100 millones de dólares.
En noviembre
Wynn Resorts anunció en cambio el pago de un dividendo especial de 4
dólares por acción. El coste total para Wynn Resorts del pago de ese
dividendo: 492 millones de dólares. Parte de ese dividendo que
corresponde a Steve Gin por las acciones que él tiene: 88,6 millones.
Wynn
de momento está el número 141 en la lista Forbes de las 400 personas
más ricas de los EEUU. Pero su fortuna de hecho menguó unos 900
millones el año pasado, hasta solamente los 2.300 millones de dólares.
Una familia estadounidense normal, según las cifras del Census Bureau,
tendría que trabajar casi 18.000 años para ganar esos 900 millones.
Pero
Wynn, que está siempre en forma, no se ha dedicado a lloriquear en sus
martinis por la pérdida de casi mil millones de dólares. Al contrario,
decidió dar la bienvenida al año nuevo de 2009 surcando el Caribe en su
mega yate de 183 pies, para luego pasar unos maravillosos días de
invierno dando de qué hablar a la prensa del corazón en la Riviera y
los Alpes.
7: Robert Rubin
Hacia 1997, el entonces
Secretario del Tesoro Robert Rubin se ganó la admiración a lo largo de
todo el planeta por sus esfuerzos para atajar la crisis financiera
asiática. “Arreglada” una crisis, Rubin se dedicó a preparar la
siguiente: negociando el acuerdo de 1999 que ponía fin a la más
importante legislación sobre el sector financiero que en su momento se
había puesto en marcha con las reformas del New Deal.
Dicha
reforma, la Ley Glass-Steagall, básicamente impedía que los bancos de
inversión especulasen con los bancos comerciales y las compañías de
seguros que recibían los depósitos de ahorradores y asegurados. La Ley
Glass-Steagall se había ido debilitando a lo largo de los años, pero a
finales del pasado siglo todavía tenía suficiente peso para impedir que
Citicorp completase una fusión con la aseguradora Travelers Group.
Citi,
el mayor banco de los EEUU, y Travelers necesitaban que la Ley
Glass-Steagall fuese revocada. Y Rubin cumplió. Gracias a sus contactos
y su credibilidad, señala el director de Public Citizen,
Robert Weissman, fueron clave para acelerar el trámite en el Congreso,
y allanaron el camino para el consiguiente frenesí que se desató en
Wall Street y acabó destrozando la economía estadounidense.
Rubin,
formado al calor de Goldman Sachs antes de pasar al Tesoro, volvería
luego a formar parte del nuevo Citigroup salido de la fusión, en
calidad de asesor al más alto nivel. Citi, apostando fuerte por las subprime,
terminaría por acabar perdiendo unos 65.000 millones de dólares durante
la etapa de Rubin, hasta que en enero pasado Rubin finalmente renunció
a sus funciones en Citi.
Al final, Rubin se embolsó 126 millones
de dólares en efectivo y acciones por sus servicios prestados a Citi.
Pero curiosamente parece que considera sus años en el banco como algo
parecido a un servicio público. Así en una entrevista cuando dejaba el
puesto decía que: “Considero que no ha habido ni un solo año en el que
hubiese podido irme a algún otro lado y hacer más”.
6: Andrew Hall
Si
usted fuese Andrew Hall, el comerciante más famoso del mundo, no le
importaría en absoluto lo que la gente pensase. Hall mantuvo una
batalla de 4 años – contra sus vecinos en Southport, uno de los pueblos
más pijos de Connecticut – para mantener una estatua de hormigón de 80
pies de largo instalada en su césped.
Los vecinos ganaron y Hall
tuvo que quitar el engendro de hormigón. Pero rápidamente lo reemplazó
con dos chabacanas esculturas de coches como salidos de un cómic.
Hall
puede permitirse tener montones de esculturas. En 2008 se llevó unos
100 millones de dólares jugando con futuros sobre petróleo y otras
mercancías – después de haber ganado aproximadamente otros 250 millones
durante los anteriores 5 años – y este año espera llevarse otros 100
millones.
Pero su patrón, Citigroup, no lo tenía tan claro.
Citi, en ese momento, se encontraba recién rescatado por 45.000
millones de dólares de los contribuyentes, y pagarle 100 millones a
Hall, el jefe de la filial de Citi para el negocio de las mercancías,
habría provocado un auténtico desastre en la imagen del banco, y
también en la de la administración Obama, de paso.
Pero a Hall
no le importó. Exigió su comisión, y Citi acabó vendiendo la filial de
Hall, a precio de coste, para terminar con el pesado de Hall.
Aunque
esta historia, no lo duden, tiene un final feliz para Hall, Citi y el
zar de la caja federal, Kenneth Feinberg. Hall va a llevarse sus 100
millones, pero no hasta el próximo año. Ese aplazamiento permite a Citi
sostener que no le ha pagado absolutamente nada a Hall en 2009, y
además las cuentas de Citi reflejan que este año se han pagado
aproximadamente 100 millones menos que el anterior.
Este
malabarismo contable es el que ha maquillado en 2009 la nómina de los
altos ejecutivos para las siete grandes entidades encuadradas en los
planes de rescate financiero, y ha permitido a Feinberg declarar que
las presiones desde su departamento han logrado, “de media”, reducir
los pagos en efectivo a los ejecutivos de esas siete entidades en un
impresionante – y totalmente engañoso – 90 por ciento.
5: John Chambers
A
principios de este año, con todos los legisladores devanándose los
sesos para dar con la forma de limitar los sueldos de los directores
ejecutivos, un grupo de empresas de alto nivel de Nueva York convocó un
“Grupo de Trabajo sobre Remuneración de Directivos” para mostrar cómo
las propias compañías podían lavar su ropa sucia.
El informe
final de este grupo de trabajo, que salió este otoño, pedía a las
empresas que se comprometiesen a unas remuneraciones para los altos
ejecutivos que fuesen “justas” y “claramente en consonancia con su
desempeño real”. Entre la primera media docena de empresas que se
comprometían a ello: Cisco, el gigante de las comunicaciones en
Internet.
Unos días más tarde, un expediente federal reveló que
Cisco iba a pagar “pluses discrecionales” a sus cinco directivos de más
alto rango, correspondientes al año fiscal que terminó el pasado julio.
¿Por qué “discrecionales”? La empresa no podía darles los habituales
pluses para ejecutivos porqué ninguno de los cinco había cumplido con
sus objetivos de rendimiento.
Cisco sostiene que esos cinco
altos ejecutivos ofrecieron un “sólido desempeño financiero” mientras
que tuvieron que hacer frente a “duros retos económicos”. Nada más
lejos de la realidad. Cisco ha echado a unos 1.500 trabajadores desde
que la economía se volvió tan desafiante. En cambio el director
ejecutivo de Cisco John Chambers se ha embolsado él solito 232,7
millones de dólares durante los últimos 5 años.
En el año 2000,
Cisco reinó brevemente al ser la empresa más grande del mundo, medido
según el valor total de sus acciones. Luego vino el estallido de la
burbuja de las punto.com, pero Chambers pudo deshacerse de un
montón de sus acciones antes de que la burbuja colapsara, y se aseguró
un beneficio extra de 156 millones de dólares.
El conserje que
limpiaba ese año las oficinas de los ejecutivos de Cisco, según el San
Jose Mercury News de ese momento, tendría que haber trabajado 8.653
años para ganar lo que Chambers había conseguido en sólo uno.
4: Rupert Murdoch
Los
milmillonarios nunca descansan. Ni dejan tampoco que sus activos
descansen. Veamos por ejemplo el magnate de los medios de comunicación
Rupert Murdoch. Hace tres años, Murdoch aflojó unos 30 millones de
dólares para hacerse con un yate de 183 pies al que llamó Rosehearty. Y
por lo que parece está disfrutando de su inversión: los “caza
millonarios” le han visto de vacaciones furtivas con el actor Mel
Gibson y su amiguete Billy Joel.
¿Pero que hacen los
milmillonarios cuando no pueden dar con ninguna vetusta celebridad que
les acompañe a bordo? Pues alquilan sus yates, según el Superyacht
World, discretamente claro, a través de agencias charter que nunca
revelan quién es el auténtico propietario del barco.
Pero
algunas veces esa identidad sí sale a la luz. El Rosehearty de
Murdoch, según ha revelado un periodista del mundo de los negocios, se
alquila por casi 300.000 dólares a la semana. El servicio del
“excepcionalmente solícito personal” de Murdoch viene incluido en el
precio.
Y hablando de tarifas, Murdoch ha lanzado una cruzada
para forzar a los internautas a pagar por los artículos de prensa que
leen online. El motivo: sus ganancias directas de News Corp. – la base
de su imperio mediático – cayeron un 14% hasta sólo los 27,5 millones.
3: Mark Hurd
La
tinta de las impresoras, señalaba un analista financiero del ámbito de
la alta tecnología, “cada una de sus gotas cuesta más que las de
cualquier perfume caro”. Mark Hurd, director ejecutivo de
Hewlett-Packard desde 2005, no lo querría de otra forma.
HP,
bajo dirección de Hurd, se ha ocupado de estrujar al máximo las
ganancias que vienen de la gallina de los huevos de oro de los
cartuchos de tinta. El año pasado, HP subió los precios de la tinta el
doble de lo que subió la inflación. Según informaba SmartMoney el
pasado junio, el típico cartucho de 30 dólares cuesta de hecho sólo 3
fabricarlo.
Hurd parece que disfruta tanto recortando salarios y
puestos de trabajo como subiendo los precios. En mayo, echó a 6.000
trabajadores de HP a la calle y rebajó las nóminas de los
supervivientes entre un 5 y un 15 por ciento.
Y de hecho Hurd se
rebajó él mismo un 20% su sueldo en 2009. Pero en 2008 su “sueldo” sólo
comprendía 1,45 millones de los 26,04 millones de dólares que recibió
Hurd en efectivo. Además se llevó otros 7,9 millones en nuevas
acciones, y se sacó otros 10,1 millones vendiendo opciones de compra
que le habían pagado en años anteriores.
El reinado de Hurt como
director ejecutivo de HP ya ha visto como, por el momento, unos 40.000
trabajadores han perdido su trabajo.
2: Richard Scott
Mike
Snow, un directivo regional del ámbito de la sanidad, a principios de
este mes recordaba esa noche de hace 12 años en la que el director
ejecutivo de Columbia/HCA Healthcare Corp., Richard Scott, que era
entonces su jefe, le confesó a él y al resto de los altos directivos de
la empresa que el FBI acababa de registrar la oficina que tenían en El
Paso.
Scott, desafiante, sostuvo que la acusación del gobierno
no tenía fundamento. Mike Snow y sus colegas aplaudieron con gallardía.
Recuerda Snow: “Como muchos otros, esa noche yo también creí en los
cantos de sirena”.
Pero el gobierno federal siguió adelante y
acusó a los cargos más importantes de Columbia/HCA por “estafar a
Medicare a la vez que pagaban sobornos e incentivos a los médicos para
que mandasen a los pacientes a sus hospitales”. La empresa acabó
declarándose culpable de 14 cargos y pagando 1.700 millones de dólares
en multas e indemnizaciones.
La junta directiva de Columbia/HCA,
entonces la mayor cadena de hospitales privados del país, decidió echar
a la calle a Scott, pero educadamente claro. Se marchó con una
indemnización en forma de acciones a 10 dólares, un paquete valorado
globalmente en unos 300 millones de dólares.
Esta pasada
primavera Richard Scott irrumpió de nuevo en los telediarios,
revelándose como uno de los principales responsables del primer envite
que los medios lanzaron para demonizar la reforma sanitaria de la
administración Obama.
Si el presidente Obama logra salirse con
la suya, nos advertía Scott en un anuncio pagado por la campaña
multimillonaria que ha lanzado, los burócratas van a “decidir qué
tratamientos recibe usted, qué medicamentos toma, e incluso qué médicos
le atienden”.
Los anuncios de Scott van a preparar el tono
maniqueo que le interesa para el debate sobre sanidad pública que habrá
este año, y además ayudarán a dejar a decenas de millones de
estadounidenses sin cobertura médica alguna, una situación que dicho
sea de paso nunca ha preocupado lo más mínimo a Scott, originariamente
un abogado especializado en pleitos corporativos.
Como solía
decir el propio Scott en sus días de director ejecutivo: “¿Tenemos la
obligación de proveer de atención sanitaria a todo el mundo? ¿Dónde
trazamos la línea? ¿O es que un restaurante cualquiera debe estar
obligado a dar de comer al primero que se presente?”
1: Larry Ellison
Larry
Ellison ya apareció en nuestra lista de “los más codiciosos” del año
pasado. Y puede que siga apareciendo cada año, ya que nadie más
personifica mejor que él, sea personal o profesionalmente, el
narcisismo, la arrogancia y la frialdad que separa a las personas
solamente codiciosas de las auténticamente corroídas por la avaricia.
En
2008 Ellison, el director ejecutivo de la empresa de software Oracle,
impugnó los 166,3 millones de impuestos estatales que tenía que pagar
en el norte de California. La comisión de revisión de apelaciones le
concedió un reintegro impositivo de 3 millones de dólares, mediante una
resolución que va a costar al sistema escolar local unos 250.000
dólares al año, el coste de emplear y disponer de 3 profesores.
Ellison,
que dispone de una fortuna personal de 27.000 millones de dólares, pasó
buena parte de 2009 sin escatimar gasto alguno para construir un velero
lo bastante rápido para ganar la próxima America’s Cup, la competición
náutica más importante del mundo. Su nuevo velero tiene pues un mástil
de 10 millones de dólares, “de 180 pies de alto y con velas lo bastante
grandes para cubrir el interior de un campo de béisbol”. Unos 30
diseñadores e ingenieros pasaron 130.000 horas construyendo el navío.
Para
mayor diversión acuática, Ellison se lanza a los mares en su mega yate
de 453 pies, el Rising Sun, un barco sobre el que es copropietario
junto con el magnate de Hollywood David Geffen. Este barquito de 5
pisos contiene 82 habitaciones y una pista de baloncesto que se utiliza
también como plataforma de aterrizaje para helicópteros. El coste de
fabricación en 2004: 200 millones de dólares.
Respecto a los
negocios, Ellison se esforzó todo lo que pudo en 2009 para mejorar los
557 millones que se embolsó en 2008 como director ejecutivo de Oracle.
Su fórmula mágica: Ellison es un “fusionador” en serie. Compra
empresas, se queda con los clientes y echa a los trabajadores. Su
último festín en 2009: la Sun Microsystems de Silicon Valley.
La
fusión con Sun, según creen los analistas, casi con toda seguridad
conllevará la eliminación de más puestos de trabajo que los 5.000 que
se perdieron cuando Oracle compró a su rival, PeopleSoft.
¿Y
hemos mencionado los dividendos? Oracle anunció esta pasada primavera
que iba a pagar su primer dividendo. Esa decisión, según estimó la
CNBC, significaba un desembolso trimestral de 57,5 millones para
Ellison en mayo, junto con otros 230 millones en pagos a lo largo de
los siguientes 12 meses.
En 2009, el viejo chiste de Silicon
Valley seguía siendo cierto: “¿Cuál es la diferencia entre Dios y Larry
Ellison? Pues que Dios no cree que él sea Larry Ellison”.
Sam Pizzigatti edita Too Much, la revista electrónica semanal sobre los excesos y la desigualdad.
Traducción para www.sinpermiso.info: Xavier Fontcuberta i Estrada
Fuente: http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3002
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