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De: Matilda (Mensaje original) |
Enviado: 25/01/2010 13:56 |
Enviamos médicos y no soldados, una reflexión de Fidel Castro Ruz
inSurGente.-
"(...) De conformidad con la posición pública formulada por Cuba,
personal médico de otras nacionalidades, como españoles, mexicanos,
colombianos y de otros países, laboró arduamente junto a nuestros
médicos en instalaciones que habíamos improvisado. Organizaciones como
la OPS y países amigos como Venezuela y de otras naciones suministraron
medicamentos y variados recursos. Una ausencia total de protagonismo y
chovinismo caracterizó la conducta intachable de los profesionales
cubanos y sus dirigentes. (...)" Hagan clic en "Leer más" para acceder
al texto íntegro.
Enviamos médicos y no soldados
por Fidel Castro Ruz
En
la reflexión del 14 de enero, dos días después de la catástrofe de
Haití que destruyó ese hermano y vecino país, escribí: "Cuba, a pesar
de ser un país pobre y bloqueado, desde hace años viene cooperando con
el pueblo haitiano. Alrededor de 400 médicos y especialistas de la
salud prestan cooperación gratuita al pueblo haitiano. En 127 de las
137 comunas del país laboran todos los días nuestros médicos. Por otro
lado, no menos de 400 jóvenes haitianos se han formado como médicos en
nuestra Patria. Trabajarán ahora con el refuerzo de médicos nuestros
que viajaron ayer para salvar vidas en esta crítica situación. Pueden
movilizarse, por lo tanto, sin especial esfuerzo, hasta mil médicos y
especialistas de la salud que ya están casi todos allí y dispuestos a
cooperar con cualquier otro Estado que desee salvar vidas haitianas y
rehabilitar heridos."
"La situación es difícil -nos comunicó la jefa de la Brigada Médica Cubana- pero hemos comenzado ya a salvar vidas."
Hora
tras hora, de día y de noche, en las pocas instalaciones que quedaron
en pie, en casas de campaña o en parques y lugares abiertos, por temor
de la población a nuevos temblores, los profesionales cubanos de la
salud comenzaron a laborar sin descanso.
La situación era más
grave que lo imaginado inicialmente. Decenas de miles de heridos
clamaban por auxilio en las calles de Puerto Príncipe, y un número
incalculable de personas yacían, vivas o muertas, bajo las ruinas de
barro o adobe con que habían sido construidas las viviendas de la
inmensa mayoría de la población. Edificios, incluso más sólidos, se
derrumbaron. Fue necesario además localizar, en medio de los barrios
destruidos, a los médicos haitianos graduados de la ELAM, muchos de los
cuales fueron afectados directa o indirectamente por la tragedia.
Funcionarios
de Naciones Unidas quedaron atrapados en varios de sus albergues y se
perdieron decenas de vidas, incluidos varios de los jefes de la
MINUSTAH, una fuerza de Naciones Unidas, y se desconocía el destino de
cientos de otros miembros de su personal.
El Palacio
Presidencial de Haití se derrumbó. Muchas instalaciones públicas,
incluso varias de carácter hospitalario, quedaron en ruinas.
La
catástrofe conmovió al mundo, que pudo presenciar lo que estaba
ocurriendo a través de las imágenes de los principales canales
internacionales de televisión. De todas partes, los gobiernos
anunciaron el envío de expertos en rescate, alimentos, medicinas,
equipos y otros recursos.
De conformidad con la posición pública
formulada por Cuba, personal médico de otras nacionalidades, como
españoles, mexicanos, colombianos y de otros países, laboró arduamente
junto a nuestros médicos en instalaciones que habíamos improvisado.
Organizaciones como la OPS y países amigos como Venezuela y de otras
naciones suministraron medicamentos y variados recursos. Una ausencia
total de protagonismo y chovinismo caracterizó la conducta intachable
de los profesionales cubanos y sus dirigentes.
Cuba, al igual
que lo ha hecho en situaciones similares, como cuando el Huracán
Katrina causó grandes estragos en la ciudad de Nueva Orleáns y puso en
peligro la vida de miles de norteamericanos, ofreció el envío de una
brigada médica completa para cooperar con el pueblo de Estados Unidos,
un país que, como se conoce, posee inmensos recursos, pero lo que se
necesitaba en ese instante eran médicos entrenados y equipados para
salvar vidas. Por su ubicación geográfica, más de mil médicos de la
Brigada "Henry Reeve" estaban organizados y listos con los medicamentos
y equipos pertinentes para partir a cualquier hora del día o de la
noche hacia esa ciudad norteamericana. Por nuestra mente no pasó
siquiera la idea de que el Presidente de esa nación rechazara la oferta
y permitiera que un número de norteamericanos que podían salvarse
perdieran la vida. El error de ese Gobierno tal vez consistió en su
incapacidad para comprender que el pueblo de Cuba no ve en el pueblo
norteamericano un enemigo, ni como culpable de las agresiones que ha
sufrido nuestra Patria.
Tampoco aquel Gobierno fue capaz de
comprender que nuestro país no necesita mendigar favores o perdones de
quienes durante medio siglo han tratado inútilmente de ponernos de
rodillas.
Nuestro país, igualmente en el caso de Haití, accedió
de inmediato a las solicitudes de sobrevuelo en la región oriental de
Cuba y a otras facilidades que requerían las autoridades de Estados
Unidos para prestar asistencia lo más rápidamente posible a los
ciudadanos norteamericanos y haitianos afectados por el terremoto.
Estas
normas han caracterizado la conducta ética de nuestro pueblo que, unido
a su ecuanimidad y firmeza, han sido los rasgos permanentes de nuestra
política exterior. Eso lo conocen bien cuantos han sido adversarios
nuestros en la esfera internacional.
Cuba defenderá firmemente
el criterio de que la tragedia que ha tenido lugar en Haití, la nación
más pobre del hemisferio occidental, constituye un reto a los países
más ricos y poderosos de la comunidad internacional.
Haití es un
producto neto del sistema colonial, capitalista imperialista impuesto
al mundo. Tanto la esclavitud en Haití como su ulterior pobreza fueron
impuestas desde el exterior. El terrible sismo se produce después de la
Cumbre de Copenhague, donde fueron pisoteados los derechos más
elementales de 192 Estados que forman parte de la Organización de
Naciones Unidas.
Tras la tragedia, se ha desatado en Haití una
competencia por la adopción precipitada e ilegal de niños y niñas, que
obligó a que la UNICEF tomara medidas preventivas contra el desarraigo
de muchos niños, que despojaría a familiares allegados de tales
derechos.
El número de víctimas mortales sobrepasa ya las cien
mil personas. Una elevada cifra de ciudadanos ha perdido brazos o
piernas, o ha sufrido fracturas que requieren rehabilitación para el
trabajo o el desenvolvimiento de sus vidas.
El 80% del país debe
ser reconstruido y crear una economía suficientemente desarrollada para
satisfacer las necesidades en la medida de sus capacidades productivas.
La reconstrucción de Europa o Japón, a partir de la capacidad
productiva y el nivel técnico de la población, era una tarea
relativamente sencilla en comparación con el esfuerzo a realizar en
Haití. Allí, como en gran parte de África y en otras áreas del Tercer
Mundo, es indispensable crear las condiciones para un desarrollo
sostenible. En solo 40 años la humanidad tendrá más de 9 mil millones
de habitantes, y enfrenta el reto de un cambio climático que los
científicos aceptan como una realidad inevitable.
En medio de la
tragedia haitiana, sin que nadie sepa cómo y por qué, miles de soldados
de las unidades de infantería de marina de Estados Unidos, tropas
aerotransportadas de la 82 División y otras fuerzas militares han
ocupado el territorio de Haití. Peor aún, ni la Organización de
Naciones Unidas, ni el Gobierno de Estados Unidos han ofrecido una
explicación a la opinión pública mundial de estos movimientos de
fuerzas.
Varios Gobiernos se quejan de que sus medios aéreos no
han podido aterrizar y transportar los recursos humanos y técnicos
enviados a Haití.
Diversos países anuncian, por su parte, el
envío adicional de soldados y equipos militares. Tales hechos, desde mi
punto de vista, contribuirían a caotizar y complicar la cooperación
internacional, ya de por sí compleja. Es necesario discutir seriamente
el tema y asignar a la Organización de Naciones Unidas el papel rector
que le corresponde en este delicado asunto.
Nuestro país cumple
una tarea estrictamente humanitaria. En la medida de sus posibilidades
contribuirá con los recursos humanos y materiales que estén a su
alcance. La voluntad de nuestro pueblo, orgulloso de sus médicos y
cooperantes en actividades vitales, es grande y estará a la altura de
las circunstancias.
Cualquier cooperación importante que se
ofrezca a nuestro país no será rechazada, pero su aceptación estará
subordinada por entero a la importancia y trascendencia de la ayuda que
se requiera de los recursos humanos de nuestra Patria.
Es justo
consignar que, hasta este instante, nuestros modestos medios aéreos y
los importantes recursos humanos que Cuba ha puesto a la disposición
del pueblo haitiano no han tenido dificultad alguna en llegar a su
destino.
¡Enviamos médicos y no soldados!
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De: Matilda |
Enviado: 26/01/2010 04:19 |
A ustedes? Sí bueno, gracias por la sinceridad, pero ya nos habíamos dado cuenta.
mati
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de Petras:
Por eso los marines entraron a proteger la propiedad de los ricos. Y cualquier pobre, cualquier persona con hambre con niños en la familia que se están muriendo de hambre, que trata de conseguir alguna comida en alguna tienda, ahora tiene que enfrentar a los marines y las balas que ya mataron e hirieron a algunos muertos de hambre protegiendo a los ricos. Frente a la catástrofe, la primer consideración es proteger los barrios ricos y los almacenes que están vendiendo la comida en el mercado negro.
Resi, soldados gringos protegiendo a los ricos y reprimiendo a los pobres que estan muriendo de hambre.
!Ese es tu democracias! jajjajaja
Eso mismo quieren ustedes para CUBA.
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Historias de esperanza en el USNS Comfort en medio de la tragedia de Haití
Pese a la tragedia que ha rodeado la crisis en Haití, la imagen de calles sembradas de decenas de miles de cadáveres y que la capital del asolado país se encuentra en ruinas, han tenido lugar algunos finales felices. Mike McCarthy, periodista de DPA, hizo un reportaje a bordo del buque hospital USNS Comfort en Haití.
Este fue el caso de Jean Beline, una mujer de 21 años de Puerto Príncipe que descansaba a bordo del USNS Comfort, un buque hospital de la Marina estadounidense cuya plataforma se encuentra a pocos minutos en helicóptero de la costa haitiana. Dijo a un reportero que la visitó el viernes que salió de su casa justo antes de que se produjese el terremoto el pasado 12 de enero, movida por una “premonición”.
Se quedó de pie fuera y miró cómo su casa se venía abajo. Beline, que se acercaba a la fase final de su embarazo, fue finalmente evacuada al USS Carl Vinson, un inmenso portaviones que llegó a las inmediaciones de Haití antes del Comfort. Dio a luz a un bebé cinco días después del temblor telúrico y decidió ponerle de nombre Vinson, no sólo por el significado especial del barco que le sirvió de lugar de nacimiento a su hijo. “Me gustó el nombre Vinson”, dijo a través de un traductor.
El Comfort llegó arribó en Haití hace unos días después de partir de su base naval en Baltimore, Maryland. La embarcación blanca con 1.000 camas lleva a bordo equipos médicos de tecnología punta y cuenta con una pista de aterrizaje para helicópteros. Es uno de los dos barcos de la Marina estadounidense diseñados para proporcionar asistencia médica desde el mar.
La presencia del Comfort es una de las principales respuestas médicas en acción para asistir a los heridos. Organizaciones internacionales como Médicos Sin Fronteras coordinan las prestaciones médicas junto con Naciones Unidas y otros países. Israel ha ganado reconocimiento por instalar rápidamente un hospital de última generación en suelo haitiano.
Foto: AFP Photo
Foto: AFP Photo
Hay decenas de camas, doctores y enfermeras en la sección de tratamientos iniciales del Comfort a donde un equipo que opera en el interior de Haití traslada directamente a los pacientes tras realizar exámenes previos. En un área determinada del buque hospital los médicos deciden quién debe ser operado. Otros que reciben tratamiento son enviados a una de las cuatro plantas inferiores para reponerse en una cama.
El barco está equipado con 12 salas de operaciones y una unidad de cuidados intensivos para atender a todos los que han sido sometidos a operaciones de gran envergadura y cuya supervivencia pende de un hilo. Hasta ahora han muerto dos haitianos en el barco, dijo en una entrevista el comandante Bob Fetherson, el cirujano que dirige la unidad de operaciones.
A unos pasos de Fetherson yacía una niña de nueve años con quemaduras en su pierna derecha. El cirujano señaló que la niña será tratada antes de ser traslada por aire a un centro especializado en quemaduras en Puerto Rico, donde ya se encuentran otros pacientes.
Fetherson sostuvo que la herida más terrible que jamás ha visto fue una fractura abierta en el fémur que prestenba una mujer. El extremo del hueso que está unido a la rodilla y tiene la forma de una bola sobresalía por la parte de atrás de la pierna. Los doctores lo repararon con placas y tornillos y estuvo recuperándose bajo cuidados intensivos. Sin el tratamiento la mujer habría muerto con toda seguridad, afirmó.
Foto: AFP Photo
Foto: AFP Photo
Fracturas abiertas han sido la principal razón por la que a innumerables haitianos les han sido amputados miembros de su cuerpo. Atrapados bajo los escombros durante días las heridas se infectaron y la única forma de salvar a los pacientes era cercenar las partes del cuerpo afectadas. En sólo unos pocos días doctores del Comfort han llevado a cabo unas 20 amputaciones; “demasiadas”, lamentó Fetherson.
Los médicos en Haití hablan de cientos de amputaciones en los días después del terremoto. Pero con la llegada de más ayuda, la gente que podría haber muerto está siendo salvada, incluidas las víctimas de una serie de réplicas que continúan a sacudiendo la cansada nación.
Fetherson admitió que a veces le resulta difícil mantener sus emociones bajo control, ya que el estado de tantos de sus pacientes está entre los “peores” que jamás ha visto. Trató a un chico al que ya habían amputado el brazo derecho por debajo del codo y la pierna derecha por debajo de la rodilla. Contó que el joven hablaba perfectamente inglés y aspiraba a convertirse en ingeniero. Fetherson animó al chico de 21 años a no renunciar a sus sueños.
En ese momento no logró contener las lágrimas ya que el chico le recordaba a su hija que tiene la misma edad. Tuvo que ir al lavabo a enjugarse las lágrimas, un método con el que se logra hacer frente a las emociones y recuperar la serenidad.
Abajo en la unidad de pediatría decenas de niños yacen en camas recuperándose de su tratamiento. Como suele suceder con la mayoría de víctimas de un terremoto, presentan fracturas. Una enfermera bautizó las instalaciones de esa sección como “bebés y huesos rotos”. Un 40 por ciento de aquellos que son ingresados al Comfort son niños. Una niña de cinco años lloraba llamando a su madre cuando las enfermeras envolvían su pierna inzquierda con una funda para inmobilizar su fémur roto.
Foto: AFP Photo
Foto: AFP Photo
Con información de DPA
http://www.noticias24.com/actualidad/noticia/140710/historias-de-esperanza-en-el-usns-comfort-en-medio-de-la-tragedia-de-haiti/
http://debates.1talk.net/debates-general-f3/hospital-impresionante-t4295.htm
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De: Quico º |
Enviado: 26/01/2010 22:07 |
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