Camilo Torres presente a 44 años de su caída en combate
Se
cumplen 44 años de la caída en combate del sacerdote colombiano Camilo
Torres, su visión del compromiso cristiano esta mas vigente que nunca.
Antonio González Ordóñez |
Para Kaos en la red |
14-2-2010 a las 14:25 | 194 lecturas | 1 comentario
camilo torres en la guerrilla del ELN
Hace
44 años la hermana república de Colombia estaba viviendo momentos
intensos en la historia. Había efervescencia de movimientos nuevos;
debates, reflexiones y polémicas que se manifestaban en experimentos
por sacudir injusticias acumuladas durante mucho tiempo, diríamos
durante varios siglos. Fue un momento del despertar de conciencias
semidormidas; un momento que sacudía también con mucha fuerza las
maneras tradicionales de comprender y vivir la fe cristiana.
Camilo
Torres fue un catalizador de ese momento. Su condición de sacerdote y
de sociólogo, su carisma personal, su lucidez intelectual y su
honestidad moral, le permitieron situarse en el corazón del conflicto.
Sacudió profundamente los textos preestablecidos por el orden burgués,
esos tejidos de dogmas explícitos e implícitos, conscientes e
inconscientes, mediante los cuales hemos aceptado e introyectado la
injusticia, la dominación y la opresión, en los registros jurídicos y
legales, en las costumbres sociales, en las estructuras económicas, en
la vida familiar, en las tradiciones religiosas, en general en la
cultura.
Transcurridos 44 años es el momento de
recordar que, Camilo interpeló y continúa interpelando a los que nos
llamamos cristianos, para invitarnos a descubrir cómo nuestra fe tiene
siempre el peligro de ser cooptada, manipulada y funcionalizada por los
mismos mecanismos generadores de la opresión.
La
muerte de Camilo Torres casi coincide con la clausura del Concilio
Vaticano II (en diciembre de 1965). Camilo obligó a la Iglesia
latinoamericana a poner en el primer plano de sus reflexiones el
problema de la injusticia. Esto se palpó en Medellín en 1968: Camilo
interpela apremiantemente desde su muerte violenta, situando los
interrogantes en los linderos de lo decisivo y de lo urgente.
El mensaje central de Camilo fue el resaltar de nuevo el amor
como la esencia del cristianismo, pero insistiendo en sus mensajes, sus
prácticas, sus gestos y sus símbolos, en que el amor no puede nunca
hacerse real en palabras sino en hechos.
Toda
la narración de su vida podríamos decir que fue una búsqueda dramática
de coherencia, tratando de lograr que el mundo de los valores se
confrontara y articulara con el mundo de la eficacia, como condición
ineludible para salvar la misma autenticidad de los valores.
Uno de los teólogos de la liberación afirmaría varios años después de Camilo que “la fe sin ideologías está muerta” (parodiaba así un versículo de la Carta de Santiago, donde se afirma que “la fe sin obras está muerta”.[Sant.
2,17]). Por eso una opción ideológica aparece allí como algo necesario
para hacer operativos los valores en los cuales se cree.
Recordar
a Camilo no es hacer un homenaje frívolo o formal a una personalidad
que clasificó para la historia como un verdadero ejemplo de entrega, el
cual está sembrado en el corazón del pueblo Latinoamericano. Recordarlo
es arriesgarse a ser nuevamente desgarrado y desestabilizado por sus
interpelaciones. Recordarlo no es confrontarse con un personaje, ni con
un amigo, ni siquiera con el líder de las propias simpatías. Recordarlo
es confrontarse con la historia, con la idea de humanidad que tenemos,
con el sentido y el valor de nuestras propias vidas y asumir el
compromiso de cambiar la sociedad aun a riesgo de la propia existencia.
Un
15 de febrero de 1965 hace 44 años cayo Camilo Torres uno de los
Fundadores del Ejercito de Liberación Nacional ELN colombiano, las
causas y razones de su lucha siguen intacticas en su país, su visión
del compromiso cristiano esta también vigente, en contraposición de una
jerarquía católica que se olvido de los desamparados y es servidora a
ultranza de la burguesía y el capital.