Anatomía de un eurodesastre
De
hecho, en términos económicos, el corazón de la crisis está en España,
que es un país mucho más grande. Y los problemas de España no son el
resultado de una irresponsabilidad fiscal.
Paul Krugman |
Sin Permiso |
Hoy a las 9:34 | 103 lecturas
Buena
parte de la cobertura mediática de los problemas de la eurozona se ha
centrado en Grecia, lo que es comprensible: Grecia está contra las
cuerdas, más que cualquier otro país. Pero la economía griega es muy
pequeña. De hecho, en términos económicos, el corazón de la crisis está
en España, que es un país mucho más grande. Y, tal como he tratado de
señalar en numerosos posts, los problemas de España no son, pese a lo
que podamos haber leído, el resultado de una irresponsabilidad fiscal.
Bien al contrario, los problemas de España ponen de manifiesto los
“shocks asimétricos” que tienen lugar dentro de la eurozona, shocks que
siempre hemos sabido que constituían un problema, pero que han
resultado ser un problema aun mayor que el que los euroescépticos
temían.
Así que pensé que
podría ser útil explicar, a partir de un puñado de gráficos, cómo se
metió España en la situación actual (toda la información que manejo
procede de la base de datos del FMI “World Economic Outlook Database").
En la historia que voy a contar hay cierta simplicidad clásica
-prácticamente se trata de un ejemplo de manual-; desgraciadamente,
millones de personas están sufriendo sus consecuencias.
La
historia empieza con la burbuja inmobiliaria. En España, al igual que
en otros varios países, incluido el nuestro, los precios de los bienes
raíces se dispararon a partir del año 2000. Esto llevó a masivas
entradas de capital. De este modo, en Europa, mientras que Alemania
lograbaun enorme superávit por cuenta corriente, España y otros países
periféricos sufrían un déficit enorme. Presento a continuación la
comparación del saldo por cuenta corriente como porcentaje del PIB de
Alemania y de España entre 2000 y 2009:
Estas
enormes entradas de capital produjeron el clásico problema de las
transferencias: elevaron la demanda de bienes y servicios españoles, lo
que llevó a España a una inflación substancialmente superior a la de
Alemania y a la de otros países con superávit. A continuación se ofrece
una comparación de los deflactores del PIB (recuérdese que ambos países
se encuentran en el euro, de modo que la diferencia refleja un aumento
de los precios relativos españoles):
Pero
entonces la burbuja estalló, lo que dejó a España con una demanda
interior muy reducida -y bien poco competitiva en el seno de la zona
euro, como consecuencia del aumento de sus precios y costes laborales.
Si España hubiese tenido su propia moneda, ésta se hubiese podido
apreciar durante la burbuja inmobiliaria, para depreciarse tras el fin
de la misma. Pero, habida cuenta de que ni la tenía ni la tiene, España
parece hoy estar condenada a sufrir años de acusada deflación y de
altos índices de paro.
¿Qué
papel juegan los déficits presupuestarios en todo esto? La situación
presupuestaria española gozaba de muy buen aspecto durante los años del
boom. Ahora se enfrenta a enormes déficits, pero esto es una
consecuencia, y no la causa, de la crisis: la renta ha caído en picado
y el gobierno ha gastado mucho dinero tratando de paliar el paro.
Veámoslo en este gráfico, en el que se muestra el saldo presupuestario
como porcentaje del PIB de los dos países considerados:
Así
pues, ¿de quién es la culpa de todo eso? De nadie, en un sentido. En
otro sentido, la élite de la política europea debe cargar con la
responsabilidad: ella empujó con firmeza hacia la moneda única,
desatendiendo advertencias que señalaban que exactamente este tipo de
cosas podían suceder (aunque, como decía, ni siquiera los
euroescépticos imaginaron en algún momento que las cosas podrían ir tan
mal).
¿Estoy haciendo, pues, un
llamamiento al desmantelamiento del euro? No: los costes de deshacer el
desaguisado serían inmensos y altamente perjudiciales. Creo que Europa
se encuentra ahora atrapada en su propia creación -el euro-, y necesita
avanzar tan rápido como sea posible hacia el tipo de integración fiscal
y de los mercados laborales que haría de tal creación una opción algo
más factible.
Pero ¡ay! ¡Menudo desastre!
Paul Krugman fue Premio Nobel de economía en 2008
Traducción para www.sinpermiso.info: David Casassas