A la OEA le salió competencia. La Unión de América Latina y el Caribe, como podría llamarse la nueva instancia regional que derivará del Grupo de Río y que reúne a 33 países -excluye explícitamente a EEUU y Canadá-, está pronta a tomar forma en la Riviera Maya de México, hasta donde han llegado los cancilleres y jefes de Estado para, entre otras cosas, redefinir la integración de este bloque en la globalización, resolver algunos conflictos de sus socios y establecer un plan de ayuda a Haití. No es una cumbre más, ésta tiene un sello fundacional.

La secretaría pro témpore de la instancia multilateral será asumida por la Presidenta de Chile, Michelle Bachelet, pero el proceso será conducido desde el 11 de marzo por el debutante Presidente derechista Sebastián Piñera.

El magnate chileno es identificado en el concierto latinoamericano como un aliado de EEUU y cercano a las posiciones del Presidente colombiano Álvaro Uribe, uno de los gobernantes que concentra los más duros conflictos de la región.

En el Hotel Grand Velas Riviera Maya, el debate de los gobernantes del Grupo de Río y los quince del Caribe estará centrado en la transformación de este mecanismo de consulta y concertación política en una nueva Unión Latinoamericana, paralela a la OEA y sin la presencia de EEUU y Canadá, en la búsqueda de lograr una mayor gravitación en la ONU y en sus relaciones con los países del norte y la Unión Europea. La meta es ambiciosa.

“Es un ejercicio de gran trascendencia que pretende poner en una sola sintonía sistematizada una agenda de trabajo para la región en su conjunto por primera vez”, dijo esta semana la ministra de Relaciones Exteriores de México, Patricia Espinosa, al explicar los objetivos de la cita que partió ayer sábado con el trabajo de los cancilleres y que reunirá a los gobernantes mañana y el martes para adoptar las resoluciones finales.

Por cierto, en las cancillerías de los países involucrados hay dudas sobre la iniciativa. La propia Cancillería mexicana admitió que hay opiniones que alertan sobre la conveniencia de estructurar un bloque que podría ser visto “con reservas” por Washington.

Pero es una idea mayoritaria que éste es el momento más propicio, luego que el propio Presidente Barack Obama declarara que EEUU debe establecer una nueva relación con América Latina, postergada en la agenda de George Bush que priorizó por la “guerra contra el terrorismo”.

Durante este fin de semana y encerrados en el hotel, los cancilleres negociaban la declaración en que serán delineados los pasos del proceso de transformación del Grupo de Río, creado en 1986 en Río de Janeiro por ocho países y cuyo antecedente inmediato era el Grupo de Contadora” formado en 1983 para buscar la paz en Centroamérica, que en ese momento era asolada por guerras civiles en Nicaragua, El Salvador y Guatemala. La declaración final llevará el sugerente título de Cumbre de la Unidad.

A la Cumbre en la Riviera Maya llegarán los gobernantes y representantes de Argentina, Belice, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Cuba, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Guayana, Haití, Honduras, Jamaica, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Uruguay y Venezuela, así como la Comunidad del Caribe o Caricom, integrada a su vez por 27 países de la región.

El único Mandatario que no fue invitado a la cita es el Presidente de Honduras Porfirio Lobo, cuyo país fue suspendido de la OEA el año pasado, luego del golpe de Estado de junio que derrocó a Manuel Zelaya.

Un lugar destacado en la agenda de la Cumbre de Cancún será ocupado por la reconstrucción de Haití, que el pasado 12 de enero sufrió un devastador terremoto que dejó 210 mil muertos, más de 300 mil heridos y 3 millones de personas sin casas.

Según un informe del BID difundido el martes, la reconstrucción del país antillano tendrá un costo estimado entre 8 mil 100 y 14 mil millones de dólares, ya que el daño provocado por el sismo es superior al 100 por ciento de su PIB.

EEUU, que envió más de 20 mil soldados a Haití -y de paso despertó las inquietudes de los países latinoamericanos-, anunció que enviará un máximo de 379 millones de dólares en ayuda.

La preocupación regional va en aumento ante el temor de una fragmentación en Haití. Por eso Brasil tomó la iniciativa de generar mecanismos para canalizar la ayuda para la reconstrucción.

Con esa misión vino a Chile la semana pasada el canciller brasileño Celso Amorim, para conseguir el apoyo de la Presidenta Michelle Bachelet a la idea e incluso ofrecerle la posibilidad de encabezar la iniciativa a nivel regional.

Para ello, Amorim también se reunió con Sebastián Piñera, con quien acordó llevar adelante el plan que supone la cooperación para la reconstrucción de una decena de edificios fiscales y así dar sustento al funcionamiento del Estado.

En Cancún, y tal como lo hizo hace diez días en Quito en la Cumbre de Unasur, el Presidente haitiano René Préval hará una exposición de la catástrofe que vive su país y volverá a pedir la condonación de su deuda externa, que suma 890 millones de dólares, de los cuales los países desarrollados anunciaron la moratoria de sólo 290 millones.

La Cumbre de Cancún debería abordar, a solicitud del canciller venezolano Nicolás Maduro, y con el apoyo de Cuba, la tensión que ha producido la instalación de siete bases militares estadounidenses en territorio colombiano.

El conflicto se arrastra desde hace un año, cuando EEUU y Colombia ampliaron sus pactos de cooperación militar para la lucha contra el narcotráfico y las guerrillas, pero que Venezuela, Ecuador y Bolivia consideraron como una amenaza.

El gobierno argentino, en tanto, a través de su canciller Jorge Taiana, adelantó que ha solicitado formalmente la inclusión en la agenda la creciente tensión que vive con Gran Bretaña, luego que este último país europeo anunciara que iniciará la explotación de pozos petrolíferos submarinos en las costas de Islas Malvinas.

Buenos Aires, que reclama soberanía sobre las islas y que incluso la llevó a una guerra con Gran Bretaña en 1982, dispuso un control en el tránsito de embarcaciones hacia las Malvinas, el que ha sido desestimado por los británicos, para quienes su soberanía en las islas “está fuera de cuestión”.

El debate sobre este punto en Cancún es preliminar al de la ONU, donde Argentina desea radicar este conflicto.

El vicecanciller mexicano, Salvador Beltrán, a pocas horas de iniciarse la cumbre recordó que la agenda es abierta, por lo que también podría haber un nuevo pronunciamiento contra el bloqueo comercial de EEUU a Cuba, así como un espacio para debatir sobre las migraciones, a petición de Paraguay.

En círculos diplomáticos se daba por hecho que los presidentes Rafael Correa, de Ecuador, y Álvaro Uribe, de Colombia, tendrían una reunión bilateral para acordar el restablecimiento de relaciones entre ambos países, rotas hace un año cuando tropas colombianas ingresaron a territorio ecuatoriano para atacar una base de la guerrilla de las FARC.

El anfitrión de la cumbre, el Presidente mexicano Felipe Calderón, en tanto, tiene previsto un discurso inaugural en el que enfatizará la necesidad de concitar una voz única ante la Cumbre sobre el Cambio Climático de noviembre próximo, que se realizará en el mismo hotel donde esta semana nacerá una nueva Unión Latinoamericana