Pese a los esfuerzos de los médicos por evitarlo, la lamentable muerte de Orlando Zapata ha agitado a una oposición no acostumbrada a llevar hasta el final sus pulsos al gobierno pero sobre todo carente de mártires.
Atrás quedan en el recuerdo aquellas huelgas de hambre en las que se comía a escondidas, o incluso se pasaba por la batidora trozos de carne para hacerlos aparentar por zumo ante los medios de prensa, esos mismos que lo hacían son los que hoy le lloran, porque en un país sin torturas ni muertes extrajudiciales, necesitaban un mártir en el que arroparse y llevaron a Zapata hasta al desfiladero para mostrarlo como trofeo colectivo.
En huelga de hambre por un teléfono
En diciembre Zapata comenzó una huelga de hambre pidiendo unas mejoras carcelarias, como tener una cocina y un teléfono personal en su celda, cosas que no se tienen en ningún centro penitenciario del mundo y para ello hizo un pulso que no podía ganar.
Reacciones
Entre las reacciones al fallecimiento se han realizado denuncias de supuestas detenciones a lo largo del día, para evitar que los opositores puedan llegar a Banes, ciudad donde se realizará el entierro, entra en contradicción con que Martha Beatriz Roque, miembro del grupo de los 75 y con una licencia extrapenal por motivos de salud, partió desde La Habana hacia Banes en un microbús en compañía de una decena de Damas de Blanco y Vladimiro Roca. Roque incluso aseguró telefónicamente al diario El País que no habían tenido problemas de movilidad o que se les hubiese impedido viajar afirmando que se encontraban de camino al lugar.
Los grupos anticastristas reciben más de 40 millones de dólares de los presupuestos de Estados Unidos, pero luego sus reivindicaciones tienen nula repercusión social en Cuba y en el ámbito internacional son obviadas por los mandatarios, llegando incluso a no ser invitados desde hace tiempo a la propia Sina.
Prueba que la oposición clásica tiene cada vez menos credibilidad es que el apoyo cada vez es mayor a la llamada ciberdisidencia que tiene a la bloggera cubana Yoani Sánchez como máxima estrella, la cual no ha desaprovechado la ocasión para hacer una moviola del caso con declaraciones de la madre del fallecido en su blog.
Raúl Castro lamenta
El presidente de Cuba, Raúl Castro, lamentó la muerte del preso cubano y aseguró que este hecho es el resultado de la relación con Estados Unidos, afirmando que en la isla “no existen torturados”.
“No existen torturados, no hubo torturados, no hubo ejecución. Eso sucede en la base de Guantánamo”, afirmó Raúl al ser consultado por la prensa durante un acto celebrado en el Puerto de Mariel, que contó con la participación de su homólogo brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, de visita en la isla.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
A veces lo bueno parece malo y lo malo bueno. No todo la brilla es oro dedico un dicho popular.
Zapata ha muerto por el capitalismo, por el sueño de ver entrar al capitalismo a CUBA. Zapata ha muerto por el sueño de un sistema social que en Latinoamérica ha dejada hambre y dolor.
Duele la muerte de un ser humano, pero más duele saber que murió por uno de los sistemas más crueles, miserable y salvaje que el ser humano haya conocido. Murió por la causa de una de las miserias más grades de la humanidad, el criminal capitalismo.
A MI ME GUSTARÍA SABER DE QUE CARAJO VIVE UD SI...¿ NO ES DEL SISTEMA CAPITALISTA ? ME RIO DE SU HIPOCRESÍA .DE LA DEL GOBIERNO CUBANO Y DE LA DE MATILDA . JA JA JA . NO CONVENCEN A NADIE .
«Hoy, 25 de febrero, lo
enterramos». Lo gritaba Reyna, la madre desesperada. La cadena SER de
Cataluña la entrevistaba. Era como una fiera herida. «Fue un asesinato
premeditado», gemía y denunciaba. Ella era una mujer negra y humilde,
como su hijo, un simple albañil que quería ser libre. Reyna quiso
llevar a su hijo en brazos hasta el cementerio, acompañada por unos
cuantos amigos consternados, todos demócratas de la oposición. No pudo.
La policía política lo impidió. Siempre la policía política
intimidando, castigando, escarmentando a la sociedad para que obedezca
en silencio. Son los perros que cuidan al rebaño.
¡Pobres madres! Hace unas semanas
había muerte en Cuba otra como ella, pero más vieja y blanca, Gloria
Amaya. Tuvo tres hijos presos. A uno de ellos, Ariel Sigler Amaya, lo
están matando por rebelde, como le sucedió a Orlando Zapata Tamayo.
Entró en la cárcel pesando 90 kilos. Hoy pesa 50 y está en una silla de
ruedas. Me dice su hermano que le queda poco. A doña Gloria, que era
una ancianita frágil y diminuta, la policía política le rompió dos
costillas de una patada en el pecho. Había protestado porque
maltrataban a su hijo, preso político, y casi la matan a ella. Desde el
suelo, retorcida de dolor, siguió pidiendo por su hijo. Y dice Raúl
Castro que en Cuba no se tortura. ¡Mentiroso!.
La muerte de Zapata Tamayo tiene
tres consecuencias internas graves para la dictadura de los hermanos
Castro. Para los demócratas de la oposición, dentro del país, ese
sacrificio refuerza el compromiso de lucha. Tal vez es un rasgo de
nuestra cultura: la lealtad a los que dieron la vida no se traiciona
nunca. Pero la sangre de Orlando tiene otro efecto interno. Avergüenza
a los comunistas. Los desmoraliza y debilita. Los coloca en el bando de
los asesinos. Hace unos años, cuando la policía política exterminó,
ahogándolas, a 32 personas que intentaban huir del país a bordo de un
barco llamado “13 de marzo”, la mayor parte mujeres y niños, hubo
muchos militantes que abandonaron el Partido llenos de asco. Eso era
demasiado.
Fuera del país, este nuevo crimen
galvaniza a los exiliados tras una causa justa. El día en que murió
Orlando, la noticia de mayor divulgación en Twitter fue ésa. Una ola de
cólera y solidaridad recorrió a una comunidad dispersa que,
descendientes incluidos, se acerca a los tres millones. Los periódicos
del mundo entero le dieron las primeras páginas a la triste información
llegada de La Habana. Muchos telediarios comenzaron sus transmisiones
contando, consternados, lo que había sucedido. La imagen de la
dictadura cayó por los suelos estrepitosamente y ese estruendo, claro,
tuvo una honda repercusión política: se espera que el canciller español
Miguel Ángel Moratinos le ponga fin a su absurda campaña dedicada a
tratar de demoler la posición común de la Unión Europea frente a la
dictadura cubana.
Jamás se ha visto mayor terquedad
en la defensa de una causa innoble que la de Moratinos por beneficiar a
la tiranía de los Castro.
El aparato cubano de difamación,
por supuesto, ya prepara su contraataque. Uno de sus peones menores
comenzó por decir que quienes condenaban esta muerte horrenda vertían
lágrimas de cocodrilo. Otros dirán que Zapata Tamayo era un delincuente
o un terrorista al servicio de la CIA. Carecen del menor vestigio de
decencia. Dicen cualquier cosa. Pero la verdad inocultable es otra:
como gritó, llorando, su madre Reyna, a Orlando lo asesinaron
premeditadamente por pedir libertad para él y para su pueblo. Su
ejemplo gravitará mucho tiempo en la historia de Cuba.
A veces lo bueno parece malo y lo malo bueno. No todo lo que brilla es oro dice un dicho popular.
Zapata ha muerto por el capitalismo, por el sueño de ver entrar al capitalismo a CUBA. Zapata ha muerto por el sueño de un sistema social que en Latinoamérica ha dejada hambre y dolor.
Duele la muerte de un ser humano, pero más duele saber que murió por uno de lossistemas más crueles, miserable y salvaje que el ser humano haya conocido. Murió por la causa de una de las miserias más grandes de la humanidad, el criminal capitalismo.
Es altamente vergonzosa la actitud de los derechistas cubanos que hablan de asesinato de un hombre que ignorantemente es auto suicido como un fanático del capitalismo.Si es un asesinato hay un culpable, no, pero entonces hay que buscar los culpables en Miami, que son los atizan la rebelión en CUBA contra la Revolución del pueblo.
¿Qué un día podrán lograr sus cochinos propósitos de meter capitalismo en CUBA?¡Si lo logran después los cubanos se van a arrepentir y lloraran lagrimas de sangre, de cocodrilos mojados, como hacenhoy!
SI LOS CUBANOS PUDIERAN VOTAR LIBREMENTE SIN MIEDO A REPRESALIAS , EL CASTRISMO EN CUBA NO DURARIA NI UN MINUTO . PERO CLARO , ¿ QUIEN SE PUEDE EXPRESAR LIBREMENTE EN CUBA ? . LA RESPUESTA ES OBVIA :
BIOGRAFÍA DE ORLANDO ZAPATA El periodista Joan Antoni Guerrero resume en su blog la biografía de Orlando Zapata Tamayo.
MORIR POR LA PATRIA ES VIVIR
A continuación lo reproducimos de manera íntegra.
Orlando Zapata Tamayo, de 43 años de edad, nació el 15 de mayo de 1967. Natural de Santiago de Cuba era albañil y plomero. Su oposición pacífica al régimen la llevaba a cabo en el seno del Movimiento Alternativa Republicana. Según personas que conocían su activismo, se había enfrentado a nueve juicios sumarios, en estos momentos cumplía una pena de 36 años, después de ser encarcelado en el marco de la Primavera Negra del 2003, operación represiva de la dictadura castrista contra 75 disidentes.
Estuvo recluido en la prisión de máxima seguridad de Guanajay, en Ciudad de la Habana, después de haber sido detenido en la vía pública el 6 de diciembre del 2002 por agentes de la policía política cubana, acusado por el supuesto delito de Desacato. Fue excarcelado el 7 de marzo del 2003, sólo para ser detenido nuevamente el día 20 del mismo mes en la Calle Humboldt #157 e/ O y P, en el barrio del Vedado, donde participaba en un ayuno junto a Martha Beatriz Roque Cabello y cuatro personas más, a favor de Oscar Elías Biscet González y demás presos políticos.
Fue enjuiciado el 18 de mayo de 2004 y condenado a 3 años de prisión.
Cumplía su condena en la penitenciaría de Guanajay en provincia Habana, hasta que el 15 de enero del 2005 fue trasladado para la prisión Taco-Taco, en la provincia de Pinar del Río.
En la prisión Kilo 8, en Camagüey, donde estaba últimamente empezó una huelga de hambre el 2 de diciembre del 2009 que acabó con su vida hoy 23 de febrero del 2010. En este tiempo, la dictadura ha aplicado medidas de presión como dejarle 18 días sin agua lo que agravó su situación y le provocó fallos en un riñón, señaló un disidente.
Su madre, Reina Tamayo, estuvo durante los últimos días de vida de su hijo denunciando que la situación la ha desencadenado la tiranía por lo que considera que ésta no ha sido una muerte natural sino más bien un asesinato.
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Los tres asesinatos de Orlando Zapata Tamayo Tras 85 días de huelga de hambre, murió el preso político cubano Orlando Zapata Tamayo. Murió asesinado tres veces en pocas horas
Por Haroldo Dilla, Desde Santo Domingo
Nunca conocí en vida a Orlando Zapata Tamayo. Sólo he visto de él una foto colocada de mil maneras en internet. Posiblemente nunca hubiera conocido que existía si no fuera porque decidió hacer una huelga de hambre por razones que aún no conozco bien y murió en su empeño.
Es decir, decidió hacer uso del único recurso que le queda a un recluso —la vida— y exponerla para dar una batalla moral ante el estado cubano. Este tipo de hecho no es nuevo. Recuerdo, por ejemplo, que en 1981 un grupo de jóvenes del IRA apelaron al mismo recurso contra la conservadora Margaret Thatcher, y diez murieron. Entonces el Granma contaba cada día los pormenores de las huelgas de hambre y cuando moría algún joven lo reseñaba en primera plana, para consternación e indignación de sus lectores, entre ellos yo. Esta vez, el Granma no ha dicho nada, porque esta vez el Granma es parte de la maquinaria que asesinó tres veces a Orlando Zapata Tamayo.
En resumen, no sé exactamente quién era Orlando Zapata Tamayo. Los partes de la disidencia indican que se trataba de un obrero negro de 43 años que fue encarcelado por participar en varias acciones pacíficas no permitidas por el gobierno cubano —entre ellas, el Proyecto Varela que buscaba recoger firmas para promover una reforma constitucional en el parlamento cubano— y que mantuvo una posición vertical en la prisión, lo que le valió maltratos y el alargamiento de su condena de tres años iniciales a una cifra que he leído iba de 25 a 36 años. Según el gobierno cubano y sus relacionistas públicos, cubanos y extranjeros, se trataba de un delincuente común con una hoja de delitos baratos fomentada desde que tenía 22 años, y que posteriormente decidió enrolarse en la disidencia para continuar su carrera delictiva. Es decir, que la víctima pasó de robar carteras a promover un cambio constitucional y exponerse a altas penas de prisión.
En realidad, los argumentos del gobierno cubano me resultan muy dudosos. No entiendo cómo un ladrón vulgar de carteras puede pasar de improviso a promover un cambio constitucional exponiéndose de paso a largas condenas de cárcel. Tampoco, cómo un delincuente común y, además, oportunista, se deja morir de hambre, durante un largo proceso en que tuvo 85 días para arrepentirse. Y si estaba preso por los delitos que mencionan, me parece extraña la tremenda cantidad de años que establecía la condena. Tampoco puedo explicarme cómo es posible que alguien se suicide por conseguir, dice el gobierno, un teléfono y una cocina para su celda, aunque fuese una cocina similar a la que tenía Fidel Castro en el presidio de Isla de Pinos cuando fue encarcelado por la bárbara tiranía de Batista por asaltar un cuartel militar en 1953. Es evidente que tantos años sin una opinión pública crítica ha reblandecido el sentido común de los propagandistas del gobierno cubano.
Y, finalmente, dudo de lo que dice el gobierno cubano, porque si algo conozco bien es cómo la élite cubana es capaz de manipular la información, mentir e intoxicar a la opinión pública en un país donde no hay fuentes alternativas de comunicación, para conseguir cualquiera de sus objetivos. Es lo que convirtió súbitamente en 1989 a un héroe nacional en un corrupto, aburguesado y abusador, digno del fusilamiento; o a un brillante canciller que era capaz de interpretar como nadie el pensamiento del Comandante en Jefe (cualidad insuperable en una monarquía faraónica) en una soez sabandija envilecida por las mieles del poder.
De cualquier manera, para los fines de lo que quiero decir ahora, no me interesa saber quién era Orlando Zapata Tamayo, ni por qué estaba preso. No tengo dudas de que el gobierno cubano nuevamente ha sacrificado la vida de un cubano para dar una demostración de firmeza represiva ante la oposición. Que el gobierno cubano ha permitido la muerte de un recluso. Y que, por consiguiente, el gobierno cubano ha cometido una acción criminal. Cuando el gobierno cubano decidió utilizar al presidiario fallecido como caso prueba para sus forcejeos políticos, decretó su asesinato: el primer asesinato.
No es un hecho inédito en Cuba. La naturaleza autoritaria del sistema político cubano incluye entre sus arbitrariedades el uso de casos para producir respuestas ejemplarizantes de cara a espectadores hostiles o poco confiables. Fue lo que sucedió cuando fueron ejecutados los implicados en la Causa 1 de 1989, una pandilla de rateros desaforados pero que legalmente no merecían el fusilamiento. O en 2003, cuando fueron fusilados tres jóvenes, también negros, por intentar secuestrar una lancha para emigrar a Estados Unidos. Los fusilaron 72 horas después de sus apresamientos, en un juicio sumario propio de capitanes generales, sin siquiera permitir una despedida familiar. Y ahora esta muerte consentida que envía un mensaje muy claro a la oposición y al posible surgimiento de otros huelguistas.
A la muerte física de Zapata sucedió un segundo asesinato: una avalancha de difamaciones organizada por el gobierno cubano. Utilizando para ello a algunos intelectuales devaluados del patio y a la red de voceros estalinistas que medran en la izquierda mundial, han dicho que la víctima era un preso común (culpable de exhibicionismo, de portar armas blancas, de cometer hurtos, de producir escándalos públicos e incluso de vender drogas a turistas), que exigía privilegios desmedidos para un presidiario, que atacaba a los guardias carcelarios, y hasta que era esquizofrénico y bipolar. De igual manera, no han escatimado esfuerzos para desnaturalizar el hecho, envolverlo en el conflicto Cuba-Estados Unidos y compararlo con no sé cuántas muertes que desgraciadamente ocurren en otras latitudes como Irak y Afganistán. Es decir, para sacar el crimen del escrutinio público en nombre de la defensa de una revolución socialista que hace ya mucho tiempo no es revolución y nunca fue socialista. Es otra técnica: inhibir a los sectores democráticos y de izquierda del planeta agitando el espantajo de la agresión imperialista, como si las muertes que ocurren en otros lugares, como si el bloque/embargo, como si una sola de las conquistas sociales que han ocurrido gracias a la acción del pueblo en el último medio siglo, como si uno solo de esos hechos pudiera justificar el crimen cometido contra Orlando Zapata Tamayo.
Y luego, Zapata Tamayo ha sido asesinado cuando el presidente/general Raúl Castro, haciendo un alarde del más procaz cinismo, lamentó públicamente la muerte de un presidiario a quien su gobierno dejó morir. Ha sido su tercer asesinato en unas pocas horas.
Para la izquierda, el crimen contra Orlando Zapata Tamayo es un reto. Nada aquí puede ser justificado, y sólo puede ser explicado como la reacción criminal y represiva de una élite autoritaria y decadente que pisotea cada día al socialismo hablando en su nombre, mientras prepara su propia conversión en una nueva burguesía. En la misma declaración en que impúdicamente lamentó la muerte de su víctima, el general/presidente Raúl Castro afirmó que estaba dispuesto a discutirlo todo con Estados Unidos.
Yo diría que también a negociarlo todo, a excepción claro está, de los propios poderes del Clan Castro y sus apoyos militares. Y para llegar a esa meta (tan prosaicamente contrarrevolucionaria) ¿qué importa Orlando Zapata Tamayo?
La patria no es el capitalismo. La experiencia nos ha mostrado que el capitalismo ni siquiera patria tiene. Orlando Zapata murió por el capitalismo, y vivirá para el capitalismo mientras CUBA no sea derrotada, dado que si CUBA se vuelve capitalista el tal Zapata será olvidado, como tantos Moros que murieron en España luchando en las filas franquistas.
Holassssssssss,para todos los seres humanos que,participan e este foro,para la Cotica y sus mucamas,una trompetilla.
Lo mas comico de la desidencia cubana,es,que se fabrican sus heroes de papel,uno por una computadora,otro por una casa para la hermana,el otro por un telefono,otros por un celular,no se como tienen la poca verguenza de decir que son disidentes,cuando lo que son son delincuentes vividores,se nota que ellos no pasan las necesidades de los haitianos,ni de miles de seres humanos que ven morir a sus hijos,por no tener un pedazo de pan que darle de comer,y los delincuentes que se hacen llamar disidentes,se dan el lujo de hacer huelgas de hambre,hasta por una intima para hacerse la paja mental.
Aqui de nuevo despues de dos meses,luchando por salvar vidas,de seres humanos que dieran cualquier cosa,por una plat de sopas,paara alimentar a sus hijos.