La otra historia de Alicia en el país de las maravillas
Fotos por Lázaro Quero Almenares.
Escrito por Ángel del Toro Fonseca Martes 06 de Abril de 2010 08:05
(Para Radio Grito de Baire)
Este fin de semana, Alicia saltó de su mundo paradisíaco en el País de las Maravillas creado por Lewis Carroll, y cayó en medio de otro paraíso tan objetivo que entonces tuvo que creer en la realidad de los sueños. Las historias fantásticas publicadas en 1865 en Inglaterra y Estados Unidos, salieron a la superficie hace solo horas en este abril del 2010, para bien de los pequeños cubanos, que hoy disfrutan del amor y la esperanza.
Cientos de pequeños personajes de los cuentos de hadas disfrazados de conejos, ratones sabios y duendes tontos, tortugas, hadas madrinas, títeres famosos, soldaditos de plomo y bailarinas, se dieron cita en el centro urbano de la ciudad de Contramaestre a 890 kilómetros de La Habana, y celebraron con insospechada iniciativa, las fiestas de carnaval por el 4 de abril, en el aniversario 49 de la creación de la Unión de Pioneros de Cuba (UPC).
Lo curioso de este nuevo mundo que Alicia contempló durante horas bajo el sol, sin que ningún pequeño la descubriera; es que contaba con personajes de carne y hueso que bailaban, cantaban, interpretaban difíciles papeles de animalillos de fábulas centenarias y demostraban una alegría sin límites ante las miradas sorprendidas de los mayores.
El “carnavalito”, como se denominó a esta fiesta del domingo 4 de abril, se preparó con el concurso e iniciativa de los padres de los pequeños educandos de Contramaestre, sus maestros, profesores e instructores artísticos y el apoyo de las autoridades educacionales de la cultura y el gobierno en la ciudad, con la humildad propia de quienes reconocen que los niños son hoy la verdadera esperanza de Cuba.
Alicia pudo caminar las calles, saborear golosinas y dulces, sudar de lo lindo en la plaza de la localidad durante el espectáculo resumen y detenerse a pensar profundamente bajo la sombra de un cocotero, si valía la pena volver al túnel de sus sueños o quedarse en este mundo real donde todo era tan lindo, tan verídico y al mismo tiempo tan sincero y espontáneo.
Finalmente consideró más útil volver a su mundo para contar a su hermana; la misma del final de la historia de Lewis Carroll; que en una parte del mundo existía una pequeña isla llamada Cuba, que se estremecía con las danzas de los niños, y donde la risa corría como ríos por las calles; y la epidemia de la alegría contagiaba el corazón de cualquier persona que la visitaba. Entonces, no valía la pena sumergirse en el laberinto de los sueños y sí vivir una aventura en Cuba, el verdadero país de las maravillas.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo)