La extradición el domingo a Estados Unidos del ex gobernador mexicano
Mario Villanueva Madrid por cargos de narcotráfico y lavado de dinero,
podría arrojar luces en una corte de Nueva York sobre una relación que
en su momento fue una pesadilla para el gobierno de Cuba: los vínculos
de Villanueva con el ex canciller cubano Roberto Robaina.
Robaina fue defenestrado en 1999 y expulsado del Partido Comunista tres años después
tras reconocer que recibió $25,000 de Villanueva para remodelar oficinas del gobierno
cubano y mantener otros vínculos con el entonces gobernador del estado de Quintana Roo.
Villanueva por su parte admitió la relación con Cuba.
"Posiblemente la parte anecdótica de esa relación saldría a flote'' en
un eventual juicio, dijo a El Nuevo Herald el periodista mexicano José
Antonio Callejo Anzures, quien escribió un libro sobre la vida de
Villanueva, pero quien aclaró que no tiene evidencia de una relación
criminal entre ambos personajes.
Callejo explicó que Robaina y Villanueva "trabaron una amistad personal y cercana''
que se nutrió de visitas que el canciller hacía a Chetumal, capital de Quintana Roo, en la
costa suroeste de México.
"En esa época Villanueva ya tenía mala fama'', agregó el autor del libro De Cancún a
Almoloya: el imperio roto de Mario Villanueva, publicado en México en el 2003.
Según Callejo, algunas investigaciones oficiales apuntaban a que Villanueva, alias El
Chueco, utilizó a Cuba como escondite cuando las autoridades federales de México empezaron
su persecución en 1999.
"En cuanto a Robaina, lo despidieron y lo pusieron a recoger la caca de
las palomas de los bustos de La Habana'', agregó Callejo aludiendo a un
empleo que le fue asignado al ex canciller en una dependencia oficial a
cargo del mantenimiento de monumentos en la capital.
Villanueva es el segundo ex funcionario de más alto rango extraditado de América Latina
a Estados Unidos después del hombre fuerte de Panamá, el general Manuel Antonio Noriega,
enviado en 1989.
De ir a juicio, el caso de Villanueva no sólo ofrecería detalles sobre
su relación con Cuba sino también de la presunta complicidad de los
sistemas financieros de Estados Unidos y México en las operaciones de
lavado de dinero descritas en las 36 páginas de la acusación.
En lo que algunos analistas interpretaron como una
anticipación estratégica a un nuevo escándalo sobre vínculos de Cuba
con el narcotráfico, el gobierno de la isla expulsó en el 2002 a
Robaina del Partido Comunista en forma deshonrosa, no sin antes
proyectar un video de dos horas con su prontuario.
Presentado durante una sesión extraordinaria del Comité Central en agosto de ese año,
el video aseguró que Robaina aceptó dinero en efectivo y cheques de Villanueva, así como
de dos firmas extranjeras acreditadas en Cuba, para la reparación de la cancillería cubana
y la embajada de la isla en México. También se le acusó de utilizar el jet particular de
Villanueva en viajes oficiales por el Caribe.
No se conocen acusaciones formales contra Robaina en Cuba y el gobierno
no ha revelado los nombres de las empresas involucradas.
En su momento, el columnista y escritor cubano Carlos Alberto Montaner comentó que
Robaina fue "políticamente fusilado'' dos veces.
En mayo de 1999 "se le enterró sin honores en ese enorme panteón de las no-personas en
el que Castro coloca a quienes pierden su divina predilección'', escribió Montaner.