Esta semana se cumplen 51 años de la llegada al poder de Fidel
Castro en Cuba. Es medio siglo de duración de un régimen totalitario
que controla toda la vida de los isleños.
Esta dictadura que según cifras internacionales ha costado la vida a
unos 8.500 cubanos (con una población de 11 millones), tiene hoy a
centenares de personas encarceladas por cometer el delito de ser
“disidentes”.
¿Hasta cuando seguirán gobernando los hermanos Castro y sus
secuaces? No lo sabemos, pero quiera Dios que sea por poco tiempo más.
Mientras tanto las democracias del mundo tienen el deber de seguir
presionando para lograr una verdadera apertura democrática que
reemplace las parodias de elecciones que cada cierto tiempo aparecen
con un 99% de apoyo al dictador.
Eso si, creo que la presión debe ser también democrática, con ideas
y apoyo a los disidentes y no con un bloqueo que a los únicos que
afecta es a los más pobres. Fidel y compañía siguen gozando de sus
enormes privilegios.
Algunos amigos PS me reclaman por que transmito tanto contra Cuba y
contra Chávez y no somos tan insistentes con China por ejemplo. Bueno,
creo que el régimen de China tampoco es democrático y que la opresión
que ejerce sobre su pueblo y por ejemplo sobre el Tibet no son
aceptables. El tema es que Cuba además de todo es un país
latinoamericano y que por décadas trató de exportar su revolución hacia
el resto del continente dejando una estela de muerte y sangre que
lamentablemente incluyo centenares de veces a Chile. Recordemos que
hasta hace pocos años siguieron interviniendo descaradamente cuando
dieron refugio al frentista fugado Hernández Norambuena (asesino de
Jaime Gúzman) a quién ocultaron de la justicia chilena.
Lamentablemente en nuestro país hay personas como don Belisario
Velasco (que se hizo rico con Cuba) y como el PS y PC que rechazan solo
a las dictaduras de derecha, con una doble moral execrable, que
pretenden que juguemos a que en Cuba hay democracia.
Por esto creo que la señora Presidenta no puede pretender partir a
Cuba y saludar al barbón, pasear por el malecón y regresar así no más.
Bachelet no puede ser tan inconsecuente como para pasear por Cuba y
regresar a poner la primera piedra del instituto de derechos humanos en
Santiago.
Que no asistiera a la inauguración del memorial de Guzman ya fue
impresentable, no reunirse con la disidencia cubana sería inaceptable.
Ojo que la chiva es que en Cuba el protocolo no incluye las reuniones
de los visitantes con estos grupos, pero si eso es obvio, y una clara
muestra de lo podrido que está su sistema, el tema es que no podemos
caer en esa burda exigencia.
Puede que yo sea majadero con el tema, pero es que si seguimos el
jueguito, el pueblo cubano va a estar 51 años mas subyugado a un puñado
de miserables que les roban día a día su libertad. Por eso y mucho
más, este lunes propondré a la Comisión Política del partido que se
pronuncie claramente con una solicitud expresa a la mandataria para que
pida y concrete una reunión con la disidencia.