Zapatero podía haber empezado por su propio Gobierno a la hora de reducir gastos porque sobran ministerios, sobran asesores, sobra incompetencia.
Podía haber seguido por las subvenciones y fondos públicos para los sindicatos, los partidos políticos, los cineastas cuyas películas casi nadie ve, las asociaciones de la llamada memoria histórica, la Alianza de Civilizaciones, y para los regímenes dictatoriales, corruptos y populistas como Cuba.
Sin embargo, ZP ha preferido recortar a los más débiles: a las mujeres madres quitándoles el cheque bebé, y a los pensionistas. Y todo cuando tenemos cinco millones de parados (al quitar el maquillaje de las cifras del Gobierno), cientos de miles de familias con todos sus miembros sin trabajo, más IVA a partir del próximo 1 de julio. La gran farsa ha terminado.
El mismo Zapatero que hasta hace pocas semanas vociferaba que jamás recortaría derechos, condena de un plumazo a millones de familias españolas a ser más pobres y dependientes, y a cientos de miles de mujeres las obliga a renunciar a ser madres o a entrar en los sangrientos abortorios porque no pueden mantener a sus hijos.