Por Javier Montenegro Naranjo, estudiante de periodismo
La Gran Caverna de Santo Tomás es una de las cuevas más bellas de Cuba, no solo por sus más de 45 kilómetros de galerías, también por los tesoros que posee en su interior. A pesar del deterioro que ha sufrido con el paso de los años y el descuido de sus visitantes, la gruta conserva hermosas formaciones como las helictitas.
Explorada por primera vez en 1954 por el Doctor Antonio Núñez Jiménez, en esta caverna se constituye la Escuela Nacional de Espeleología en 1984 y desde entonces es la base de estudios de los espeleólogos cubanos.