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General: ¡¡VIVA LA PASIONARIA!!
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De: Margarita (Mensaje original) |
Enviado: 08/10/2010 20:55 |
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LA CARMEN DE STALIN
LA CARMEN
STALIN
Su singularidad iconográfica oculta una nulidad intelectual casi absoluta. Fue la adaptación celtibérica del estalinismo. Estuvo a punto de meterse a monja. En el 68 suscribió una tibia crítica a la invasión de Checoslovaquia. Apoyó con entusiasmo las masacres de los demócratas alemanes, húngaros o checos.
El Mundo, 8 de marzo de 1998
Su singularidad iconográfica oculta una nulidad intelectual casi absoluta. Fue la adaptación celtibérica del estalinismo. Estuvo a punto de meterse a monja. En el 68 suscribió una tibia crítica a la invasión de Checoslovaquia. Apoyó con entusiasmo las masacres de los demócratas alemanes, húngaros o checos.
Dolores Ibárruri es la española más fotografiada de nuestra Historia, su nombre es más conocido que el de cualquier mujer realmente importante en la cultura o la política del siglo XX, ha tenido la veneración de una parte de nuestro pueblo y concitado el odio de otra parte mucho mayor. Pero casi nada de lo que se le atribuye, bueno o malo, es propiamente suyo. Su singularidad iconográfica oculta una nulidad intelectual casi absoluta: no hay un libro, un artículo, una sola frase que, de ser buenos, sean suyos, y que, de ser suyos, sean buenos. Como gran sacerdotisa de la iglesia marxista-leninista, fue vulgar hasta en la sumisión con que siguió las directrices del más genocida de los movimientos políticos contemporáneos: el comunismo de la época de Stalin, en el que interpreta un papel de poco guión y mucha cámara. La Pasionaria, como se le conoció siempre, es la carátula hispánica del dogma estalinista; una imagen clásica y sombría, elegante y arrogante, derrotada y noble, convencional en el fondo, de lo español para extranjeros. Si la Carmen de Merinée fue una popularísima españolada para la pequeña burgesía occidental, Pasionaria fue una representación del antifascismo mediterráneo para la izquierda de todo el mundo. Dolores Ibárruri es la Carmen de Stalin, una rebelde de lo más obediente. Nació en Gallarta (Mizcaya) en 1895, de familia minera y carlista. Comenzó su andadura política por vía matrimonial, al casarse con un minero socialista llamado Julián Ruiz, con el que adquirió ciertos rudimentos de marxismo. No pasó hambre de niña, como se ha dicho, y su formación escolar hasta los 15 años fue buena para la época. El ambiente familiar, las lecturas piadosas y su fortísimo carácter favorecieron una devoción religiosa que la levó a las puertas del convento. Pero, leyendas aparte, no pasó de ahí. Ayudó a su marido en la Huelga Revolucionaria de 1917, lo acompañó en la escisión procumunista del PSOE en 1919 y entró en el PCE y en el Comité Provincial de Vizcaya en 1920. Tras unos cuantos años de penalidades y aventuras en los que tuvo cinco hijos: Ester, Rubén, Amagoya, Azucena y Amaya (éstas trillizas, de las que murió Amagoya al poco de nacer y Azucena a los dos años), fue afirmando su vocación política y encauzándola a través del periodismo de partido. El Minero Vizcaíno y La Lucha de Clases fueron los escaparates del pseudónimo Pasionaria, que eligió ella misma porque su primer artículo salió durante la Semana de Pasión de 1918. Su carrera fue lenta, condicionada por el carácter minúsculo y sectario del comunismo español. Después del empujón inicial del marido, su padrino político fue José Bullejos. Por él entró en el Comité Central en 1929, pero en 1932, la troika Bullejos-Adame-Trilla cayó por pretender cierta autonomía con respecto a Moscú. Dolores Ibárruri, tras un amago de respaldo, traicionó a Bullejos y lo injurió ritualmente. Nunca más se rebeló en serio contra la URSS. Así sobrevivió en la dirección del PCE hasta su muerte en 1989, pocos meses antes de la caída del Muro. Pasionaria fue publicista eficaz y mitinera notable dentro del género tremendista, pero la II República tenía oradores formidables y en las Cortes a las que llegó en febrero del 36 el nivel parlamentario de los comunistas era bajísimo. Aunque no había muchas mujeres dedicadas a la política, La Pasionaria era superada en prestigio y popularidad dentro de la izquierda por Victoria Kent, Margarita Nelken o Federica Montseny. Al fracasar parcialmente el Alzamiento del 18 de julio y convertirse en Guerra Civil, el PCE va tomando importancia en función de la presencia soviética, previo pago del oro del Banco de España. Pero son Negrín y Alvarez del Vayo los hombres de Moscú en el Gobierno. Los ministros Hernández y Uribe, José Díaz, secretario general del PCE, y la muy fotografiada Dolores simplemente obedecen al hombre de Stalin, Palmiro Togliatti, escoltado siempre por el búlgaro Stepanov y el húngaro Erno Gerö. La gran historia de amor y rencor de La Pasionaria comenzó entonces, en plena Guerra Civil, cuando en 1937 se enamoró de Francisco Antón, guapo mozo pero de nulo nivel intelectual y político al que Dolores Ibárruri convirtió en super-comisario político, por el que se enfrentó con Indalecio Prieto para que no fuera a pelear al frente y al que promocionó hasta la cúpula del Partido Comunista de España (PCE). Terminada la guerra, fue atrapado en Francia por los nazis, pero La Pasionaria consiguió que Stalin se lo reclamara a Hitler y volviera a sus brazos en Moscú. Mantuvieron relaciones durante una década. Pero cuando Dolores pasaba de 50 él no tenía 40, y además ella tuvo problemas de salud y se separaron. Por aquel entonces, Francisco Antón se había enamorado en Francia de una chica muy joven y muy guapa, tuvieron familia -una hija nació subnormal- y pareció que, simplemente, su historia había terminado. ¡Sí, sí, terminar! Cuando fracasaron las guerrillas del todo, Pasionaria siguió siempre con su táctica habitual de culpar a alguien de haber hecho mal lo que ella había pensado bien. Todas las purgas del PCE, encabezadas finalmente por Pasionaria, son iguales. Alguien es un obstáculo, por listo o por tonto. La dirección, con Dolores al frente, carga contra él. Si los rusos no lo respaldan, lo aplastan. Si ella se da cuenta de que la URSS puede no estar de acuerdo, pacta en secreto con los rebeldes y carga contra sus compañeros de la víspera. Así una y otra vez. El golpe más asombroso lo dio en 1956, cuando Uribe, su mano derecha, se dispone a terminar con la disidencia calculada de Carrillo y Claudín. Santiago Carrillo acaba siendo la mano derecha de Dolores y Uribe es condenado por el «culto a la personalidad» de Dolores y rematado por el objeto de culto. Aplauso unánime. Pero la venganza contra Antón fue algo especial. Primero lo hizo culpable, junto a Santiago Carrillo , del fracaso del Partido en el interior. Carrillo defendió a Antón pero, viendo que nada detendría a Dolores, traicionó a su compañero de París y pasó a acusarlo de las peores fechorías. Llamado a Moscú, Antón acepta su derrota y suscribe una humillante autocrítica. Dolores no está satisfecha. Quiere que se le acuse de más delitos. Antón se arrastra y se acusa de todo. No es suficiente. En Checoslovaquia tiene que trabajar hasta 20 horas diarias, con su joven esposa que no puede atender a la hijita subnormal, pero la antigua amante es implacable. Cuando Antón ha reconocido hasta el número de sus víctimas en el partido durante años, es cuando Dolores revela para sorpresa de todos algo que sólo podía conocer por su intimidad con él: que su padre pertenecía a un organismo policial. Vuelta a confesar y arrastrarse. Y para rematarlo del todo -pues eso acarreaba la liquidación física-, Dolores lo acusa finalmente de ser un agente extranjero. Todo esto se hace en la cúpula del PCE, sin que se entere la base. Nadie puede preguntar por qué, si Pasionaria sabía que era un hijo de policía y un agente capitalista, se calló durante tantos años, mientras dormía con él. Pero Líster, Uribe, Carrillo y demás estaban dispuestos a liquidar a Antón. Lo salvó la muerte de Stalin. Vázquez Montalbán ve en esta historia el feminismo de Dolores. De su marido, exiliado, sólo se acordó en 1977, para un reportaje. ¡Tuvo suerte! De la guerra se recuerdan sus fotos. No cuando trabajó para derribar a Largo Caballero y luego a Prieto, cuando pidió públicamente, y obtuvo, la ilegalización del POUM, con el encarcelamiento de su dirección, la tortura y asesinato de Nin y la calumnia póstuma. Preconizó la resistencia a ultranza contra Franco, como quería Stalin, aunque ella huyó por avión con la dirección del Partido sin haber facilitado un éxodo menos horrible ni preparado una mínima estructura de resitencia. Inmediatamente después, ensalzó el pacto nazi-soviético y glosó el reparto y represión de Polonia entre Stalin y Hitler. Algunos se lo recordaron cuando murió su hijo Rubén en Stalingrado. Pero ella siguió apoyando con entusiasmo las masacres de los demócratas alemanes, checos o húngaros por la policía y el ejército soviéticos. En el 68 suscribió la tibia crítica carrillista a la invasión de Checoslovaquia, aunque el PCE nunca rompió con la URRS. Exiliada de lujo en Moscú, nada hizo imprevisible o que pusiera en riesgo sus prebendas. Volvió convertida en mito a España en 1977 y presidió la Mesa de Edad de las primeras Cortes democráticas. ¡Suprema ironía! Sus alabanzas a Stalin y a la represión comunista en medio mundo darían para un libro tan grueso como repetitivo. Su carrera y su vida son bastante banales, salvo para los mitómanos impenitentes, pero resultó fotogénica hasta el final.
http://www.segundarepublica.com/index.php?id=37&opcion=2
NO VIVE ESTÁ CRIANDO MALVAS
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Cataplasma, menos inexactitudes y menos mentiras y comentarios absolutamente tendenciosos y faltos de objetividad.
La Pasionaria fue stalinista cuando casi todos los comunistas menos los trotskistas lo eran, porque consideraban a Stalin un héroe en el que creían. Después cambiaron, y de ese cambio hace mucho tiempo y hacía mucho tiempo cuando la gran Dolores Ibárruri murió.
Precisamente se hablaba del PCE como el partido "eurocomunista", una especie de comunismo de otro tipo, que buscaba la vía democrática al socialismo, dentro de la legalidad y con un socialismo compatible con el pluripartidismo, estilo Allende en Chile. Claro, el capital nunca va a aceptar eso porque defiende sólo sus intereses y se orina en la democracia.
El Enano y yo consideramos que fue precisamente la blandenguería del partido dirigido por Carrillo, y al que pertenecía la Pasionaria ya más que nada como "vieja gloria", fue lo que hizo posible el engendro de "democracia" coronada y (¿post?)franquista que tenemos ahora.
Pero bien, aquí dejo algunas cosas sobre la ilustrísima Dolores Ibárruri, la Pasionaria, ante la que el doctor Cataplasma debería descubrirse y lavarse bien la boca antes de pronunciar su nombre.
Cuando se cumplen 19 años de su fallecimiento quiero traer aquí a una de las mujeres más combativas y de conviccion más fuerte que ha dado la izquierda española, todo un mito del siglo XX.
Dolores Ibárruri Gómez, llamada La Pasionaria (9 de diciembre de 1895 – 12 de noviembre de 1989), fue una histórica dirigente del Partido Comunista de España.
Nació en Gallarta (Abanto y Ciérvana, Vizcaya) en el seno de una familia minera y carlista. El ambiente familiar, las lecturas piadosas y su fortísimo carácter favorecieron una devoción religiosa que la llevó a las puertas del convento. Su formación escolar hasta los 15 años fue buena para la época. Comenzó estudios de magisterio, pero abandonó la carrera para trabajar en un taller como costurera. Después, trabajó como sirvienta.
Inició su andadura política por vía matrimonial, al casarse en 1916 con un minero socialista llamado Julián Ruiz, con el que adquirió ciertos rudimentos de marxismo y de quien se separó tras diez años de suplicio matrimonial. Militó primero en las Juventudes Socialistas, que posteriormente crearían el Partido Comunista Español (1920), el cual se integraría en el Partido Comunista de España (1921).
Ayudó a su marido en la Huelga general de 1917. Estando integrada en la agrupación socialista de Somorrostro, lo acompañó en la escisión procomunista del PSOE en 1919 desde la que, en 1920, participó en la fundación del Partido Comunista Español, entrando en el Comité Provincial de Vizcaya.
En 1918, utilizó por primera vez el pseudónimo Pasionaria para un artículo publicado en la prensa obrera y titulado El Minero Vizcaíno.[1]
En 1919, impresionada por el triunfo de la Revolución Bolchevique en Rusia, Dolores Ibárruri participó -junto con la agrupación socialista de Somorrostro, de la que era miembro- en la escisión del PSOE que dio lugar al nacimiento del Partido Comunista de España (PCE) en 1921. Desde el comienzo ocupó puestos de responsabilidad dentro del Partido, siendo detenida en numerosas ocasiones. Llegó a formar parte de su Comité Central en 1930 y al año siguiente se presentó a las elecciones a Cortes Constituyentes, siendo derrotada su candidatura. En 1931 se trasladó a Madrid para trabajar en la redacción del periódico del Partido, Mundo Obrero. En 1933 fue presidenta de la recién fundada Unión de Mujeres Antifascistas.
Tras años de penalidades y aventuras tuvo seis hijos: Ester (1916-1919), Rubén (1921-1942), Amagoya, Azucena y Amaya[2] (estas últimas trillizas nacidas en 1923, de las que Amagoya murió al poco de nacer y Azucena a los dos años) y Eva (1928; murió a los tres meses). Fue afirmando su vocación política y encauzándola a través del periodismo de partido. El Minero Vizcaíno y La Lucha de Clases fueron los escaparates del pseudónimo Pasionaria, que eligió ella misma porque su primer artículo salió durante la Semana de Pasión de 1918.
Fue encarcelada varias veces debido a sus fuertes y punzantes discursos y a su activa militancia en las manifestaciones comunistas. Poco tiempo después se destacó en el Congreso de los Diputados de la II República como diputada del Partido Comunista por Asturias.
En las elecciones de febrero de 1936 fue elegida diputada por Asturias. Figura relevante durante la Guerra Civil, fue elegida Vicepresidenta de las Cortes Republicanas en 1937. Durante este período se convirtió en un mito para una parte de España, siendo famosa por sus arengas en favor de la causa republicana. Suyo fue el lema «¡No pasarán!», acuñado durante la defensa de Madrid. Se opuso a la capitulación del coronel Casado. En un mitin en Valencia en 1938 pronunció la polémica frase «Más vale condenar a cien inocentes a que se absuelva a un solo culpable», en referencia al proceso del POUM. Tras finalizar la Guerra Civil española, se exilió en la URSS, donde perecería su único hijo varón Rubén Ruiz Ibárruri durante los combates por la estación central de Stalingrado.
Tras la muerte de José Díaz, fue escogida Secretaria General del PCE clandestino en 1942, aunque su relevancia fue decreciendo en los años siguientes. En 1960 presentó su dimisión, para pasar a ocupar el cargo de Presidenta del partido. La sustituyó en sus funciones Santiago Carrillo.
Fue miembro del Secretariado de la Internacional Comunista junto a Georgi Dimitrov, Palmiro Togliatti y Maurice Thorez, entre otros.
Manifestó su acuerdo con Moscú con ocasión de los diversos cismas dentro del movimiento comunista internacional. Sin embargo, sus viejas convicciones estalinistas no le impidieron condenar la invasión de Checoslovaquia en 1968.
Tras la muerte del General Franco y durante la transición democrática volvió a España en 1977 y fue elegida de nuevo diputada por Asturias en las primeras elecciones democráticas, aunque su papel como política fue ya más simbólico que real. Murió en Madrid en 1989 y fue enterrada en el recinto civil del Cementerio de La Almudena de Madrid.
En 1962 había publicado sus memorias: El único camino.
En junio de 2005 se celebró el XVII Congreso del Partido. Dolores Ibárruri fue elegida Presidenta de Honor a Perpetuidad.
Algunas citas de sus discursos, como «Más vale morir de pie que vivir de rodillas» (frase original de Emiliano Zapata, popularizada por ella) o su «¡No pasarán!» (frase original de Petain en Verdún), forman ya parte del imaginario colectivo de toda la Humanidad. Su papel de símbolo popular la convirtió en protagonista de poemas y canciones de Pablo Neruda, Rafael Alberti, Ana Belén y del vals peruano La Pasionaria (compuesto por Alejandro Ayarza) entre otros
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LA CARMEN DE STALIN
LA CARMEN
STALIN
Su singularidad iconográfica oculta una nulidad intelectual casi absoluta. Fue la adaptación celtibérica del estalinismo. Estuvo a punto de meterse a monja. En el 68 suscribió una tibia crítica a la invasión de Checoslovaquia. Apoyó con entusiasmo las masacres de los demócratas alemanes, húngaros o checos.
El Mundo, 8 de marzo de 1998
Su singularidad iconográfica oculta una nulidad intelectual casi absoluta. Fue la adaptación celtibérica del estalinismo. Estuvo a punto de meterse a monja. En el 68 suscribió una tibia crítica a la invasión de Checoslovaquia. Apoyó con entusiasmo las masacres de los demócratas alemanes, húngaros o checos.
Dolores Ibárruri es la española más fotografiada de nuestra Historia, su nombre es más conocido que el de cualquier mujer realmente importante en la cultura o la política del siglo XX, ha tenido la veneración de una parte de nuestro pueblo y concitado el odio de otra parte mucho mayor. Pero casi nada de lo que se le atribuye, bueno o malo, es propiamente suyo. Su singularidad iconográfica oculta una nulidad intelectual casi absoluta: no hay un libro, un artículo, una sola frase que, de ser buenos, sean suyos, y que, de ser suyos, sean buenos. Como gran sacerdotisa de la iglesia marxista-leninista, fue vulgar hasta en la sumisión con que siguió las directrices del más genocida de los movimientos políticos contemporáneos: el comunismo de la época de Stalin, en el que interpreta un papel de poco guión y mucha cámara. La Pasionaria, como se le conoció siempre, es la carátula hispánica del dogma estalinista; una imagen clásica y sombría, elegante y arrogante, derrotada y noble, convencional en el fondo, de lo español para extranjeros. Si la Carmen de Merinée fue una popularísima españolada para la pequeña burgesía occidental, Pasionaria fue una representación del antifascismo mediterráneo para la izquierda de todo el mundo. Dolores Ibárruri es la Carmen de Stalin, una rebelde de lo más obediente. Nació en Gallarta (Mizcaya) en 1895, de familia minera y carlista. Comenzó su andadura política por vía matrimonial, al casarse con un minero socialista llamado Julián Ruiz, con el que adquirió ciertos rudimentos de marxismo. No pasó hambre de niña, como se ha dicho, y su formación escolar hasta los 15 años fue buena para la época. El ambiente familiar, las lecturas piadosas y su fortísimo carácter favorecieron una devoción religiosa que la levó a las puertas del convento. Pero, leyendas aparte, no pasó de ahí. Ayudó a su marido en la Huelga Revolucionaria de 1917, lo acompañó en la escisión procumunista del PSOE en 1919 y entró en el PCE y en el Comité Provincial de Vizcaya en 1920. Tras unos cuantos años de penalidades y aventuras en los que tuvo cinco hijos: Ester, Rubén, Amagoya, Azucena y Amaya (éstas trillizas, de las que murió Amagoya al poco de nacer y Azucena a los dos años), fue afirmando su vocación política y encauzándola a través del periodismo de partido. El Minero Vizcaíno y La Lucha de Clases fueron los escaparates del pseudónimo Pasionaria, que eligió ella misma porque su primer artículo salió durante la Semana de Pasión de 1918. Su carrera fue lenta, condicionada por el carácter minúsculo y sectario del comunismo español. Después del empujón inicial del marido, su padrino político fue José Bullejos. Por él entró en el Comité Central en 1929, pero en 1932, la troika Bullejos-Adame-Trilla cayó por pretender cierta autonomía con respecto a Moscú. Dolores Ibárruri, tras un amago de respaldo, traicionó a Bullejos y lo injurió ritualmente. Nunca más se rebeló en serio contra la URSS. Así sobrevivió en la dirección del PCE hasta su muerte en 1989, pocos meses antes de la caída del Muro. Pasionaria fue publicista eficaz y mitinera notable dentro del género tremendista, pero la II República tenía oradores formidables y en las Cortes a las que llegó en febrero del 36 el nivel parlamentario de los comunistas era bajísimo. Aunque no había muchas mujeres dedicadas a la política, La Pasionaria era superada en prestigio y popularidad dentro de la izquierda por Victoria Kent, Margarita Nelken o Federica Montseny. Al fracasar parcialmente el Alzamiento del 18 de julio y convertirse en Guerra Civil, el PCE va tomando importancia en función de la presencia soviética, previo pago del oro del Banco de España. Pero son Negrín y Alvarez del Vayo los hombres de Moscú en el Gobierno. Los ministros Hernández y Uribe, José Díaz, secretario general del PCE, y la muy fotografiada Dolores simplemente obedecen al hombre de Stalin, Palmiro Togliatti, escoltado siempre por el búlgaro Stepanov y el húngaro Erno Gerö. La gran historia de amor y rencor de La Pasionaria comenzó entonces, en plena Guerra Civil, cuando en 1937 se enamoró de Francisco Antón, guapo mozo pero de nulo nivel intelectual y político al que Dolores Ibárruri convirtió en super-comisario político, por el que se enfrentó con Indalecio Prieto para que no fuera a pelear al frente y al que promocionó hasta la cúpula del Partido Comunista de España (PCE). Terminada la guerra, fue atrapado en Francia por los nazis, pero La Pasionaria consiguió que Stalin se lo reclamara a Hitler y volviera a sus brazos en Moscú. Mantuvieron relaciones durante una década. Pero cuando Dolores pasaba de 50 él no tenía 40, y además ella tuvo problemas de salud y se separaron. Por aquel entonces, Francisco Antón se había enamorado en Francia de una chica muy joven y muy guapa, tuvieron familia -una hija nació subnormal- y pareció que, simplemente, su historia había terminado. ¡Sí, sí, terminar! Cuando fracasaron las guerrillas del todo, Pasionaria siguió siempre con su táctica habitual de culpar a alguien de haber hecho mal lo que ella había pensado bien. Todas las purgas del PCE, encabezadas finalmente por Pasionaria, son iguales. Alguien es un obstáculo, por listo o por tonto. La dirección, con Dolores al frente, carga contra él. Si los rusos no lo respaldan, lo aplastan. Si ella se da cuenta de que la URSS puede no estar de acuerdo, pacta en secreto con los rebeldes y carga contra sus compañeros de la víspera. Así una y otra vez. El golpe más asombroso lo dio en 1956, cuando Uribe, su mano derecha, se dispone a terminar con la disidencia calculada de Carrillo y Claudín. Santiago Carrillo acaba siendo la mano derecha de Dolores y Uribe es condenado por el «culto a la personalidad» de Dolores y rematado por el objeto de culto. Aplauso unánime. Pero la venganza contra Antón fue algo especial. Primero lo hizo culpable, junto a Santiago Carrillo , del fracaso del Partido en el interior. Carrillo defendió a Antón pero, viendo que nada detendría a Dolores, traicionó a su compañero de París y pasó a acusarlo de las peores fechorías. Llamado a Moscú, Antón acepta su derrota y suscribe una humillante autocrítica. Dolores no está satisfecha. Quiere que se le acuse de más delitos. Antón se arrastra y se acusa de todo. No es suficiente. En Checoslovaquia tiene que trabajar hasta 20 horas diarias, con su joven esposa que no puede atender a la hijita subnormal, pero la antigua amante es implacable. Cuando Antón ha reconocido hasta el número de sus víctimas en el partido durante años, es cuando Dolores revela para sorpresa de todos algo que sólo podía conocer por su intimidad con él: que su padre pertenecía a un organismo policial. Vuelta a confesar y arrastrarse. Y para rematarlo del todo -pues eso acarreaba la liquidación física-, Dolores lo acusa finalmente de ser un agente extranjero. Todo esto se hace en la cúpula del PCE, sin que se entere la base. Nadie puede preguntar por qué, si Pasionaria sabía que era un hijo de policía y un agente capitalista, se calló durante tantos años, mientras dormía con él. Pero Líster, Uribe, Carrillo y demás estaban dispuestos a liquidar a Antón. Lo salvó la muerte de Stalin. Vázquez Montalbán ve en esta historia el feminismo de Dolores. De su marido, exiliado, sólo se acordó en 1977, para un reportaje. ¡Tuvo suerte! De la guerra se recuerdan sus fotos. No cuando trabajó para derribar a Largo Caballero y luego a Prieto, cuando pidió públicamente, y obtuvo, la ilegalización del POUM, con el encarcelamiento de su dirección, la tortura y asesinato de Nin y la calumnia póstuma. Preconizó la resistencia a ultranza contra Franco, como quería Stalin, aunque ella huyó por avión con la dirección del Partido sin haber facilitado un éxodo menos horrible ni preparado una mínima estructura de resitencia. Inmediatamente después, ensalzó el pacto nazi-soviético y glosó el reparto y represión de Polonia entre Stalin y Hitler. Algunos se lo recordaron cuando murió su hijo Rubén en Stalingrado. Pero ella siguió apoyando con entusiasmo las masacres de los demócratas alemanes, checos o húngaros por la policía y el ejército soviéticos. En el 68 suscribió la tibia crítica carrillista a la invasión de Checoslovaquia, aunque el PCE nunca rompió con la URRS. Exiliada de lujo en Moscú, nada hizo imprevisible o que pusiera en riesgo sus prebendas. Volvió convertida en mito a España en 1977 y presidió la Mesa de Edad de las primeras Cortes democráticas. ¡Suprema ironía! Sus alabanzas a Stalin y a la represión comunista en medio mundo darían para un libro tan grueso como repetitivo. Su carrera y su vida son bastante banales, salvo para los mitómanos impenitentes, pero resultó fotogénica hasta el final.
http://www.segundarepublica.com/index.php?id=37&opcion=2
NO VIVE ESTÁ CRIANDO MALVAS
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Don Ignacio, la Niña Margarita, y otros visionarios republicanos/a como ella, son la vanguardia del desarrollo de vuestra Nación: ESPAÑA. Y vosotros sois sólo la apuesta por el atraso social y tecnológico, porque ninguna nación en el mundo es capaz de desarrollarse sin inversión social, y sin desarrollar al capital humano, que es su fuerza de trabajo. |
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YA LO VEREMOS EN LAS PRÓXIMAS ELECCIONES , QUIÉN GANA , QUIÉN GOBIERNA Y SI ESPAÑA ES LO QUE ES O SE TRANSFORMA EN REPÚBLICA JAJAJAJAJAJAJAAAAAA
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Al parásito del Rey deberían bajarlo de un hondazo.
España no puede seguir viviendo en ese retraso.
SALUDOS REVOLUCIONARIOS
(Gran Papiyo) |
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Se lo transmitiré de su parte a mis compatriotas Sr Paillo . A mi personalmente el Rey me la trae floja , yo creo en un sistema Presidencialista democrático , no republicano...
Donde la única REINA sea la libertad y donde el que valga y trabaje prospere y el PARÁSITO A BARRER LAS CALLES . |
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" Podeis marcharos orgullosos. Sois la historia , sois la leyenda, sois el ejemplo histórico de la solidaridad y de la universalidad de la democracia. No os olvidaremos ." Palabras de La Pasionaria en el acto de despedida de las brigadas internaciionalistas... hombres y mujeres del mundo entero que llegaron a España desde el 12 de Octubre de 1936 ( un día como hoy) impulsados por un ideal ... con un valor ejemplar ( no siendo militares )bien distinto al contingente de 30.000 soldados enviados por Mussolini para ayudar a los franquistas a masacrar al pueblo que representaba en ese momento la avanzada del mundo libertario.Ru . |
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