«¿El cable submarino entre Cuba y Venezuela traerá algún kilobyte para blogueros alternativos?», se preguntaba una escéptica Yoani Sánchez este jueves en Twitter. Tanto la bloguera disidente como sus colegas Luis Felipe Rojas y Orlando Luis Pardo (los tres están en la plataforma bloguera «Voces cubanas») ponen en duda que el ciudadano corriente pueda acceder a internet en la isla cuando el nuevo cable de fibra óptica comience a funcionar a mediados de 2011.
REUTERS
«Granma», el órgano oficial del Partido Comunista, ya advertía el miércoles que el cable submarino entre los dos países aliados no significará una ampliación del acceso a la red que tanto reclaman los cubanos. Según el diario oficial, las operaciones con fibra óptica permitirán multiplicar por tres mil la capacidad de conexión de Cuba con el exterior, pero matizaba que «la socialización del servicio dependerá más de buscar en las reservas de eficiencia que de la ampliación de la red». La instalación del cable entre Cuba, Venezuela y Jamaica comenzará el próximo enero, según informa Efe.
Los cubanos que no trabajan en determinadas instituciones o no ocupan ciertos cargos deben recurrir a servidores extranjeros para tener su propia página web, según denuncian los tres blogueros a ABC. «Tener una web en un servidor nacional es un "privilegio" sólo accesible a instituciones probadas desde el punto de vista ideológico», apunta la autora del blog «Generación Y». Es decir, organismos como la Unión de Jóvenes Comunistas o la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.
Orlando Luis Pardo, autor del fotoblog «Boring home utopics» y del blog «Lunes de post-revolución», explica que mientras los ciudadanos corrientes no puedan contratar una cuenta de internet con la telefónica estatal Etecsa, el nuevo cable de fibra óptica submarino «será algo secundario y seguirá el "apartheid" informativo que sufren los cubanos de a pie».
Luis Felipe Rojas, el bloguero de «Cruzar las alambradas», cree que «habrá más restricciones aunque aumente la capacidad de navegación». Residente en Holguín, Rojas denuncia la existencia de un solo cibercafé de acceso libre para las cinco provincias orientales, el del hotel Meliá de Santiago de Cuba. «Una hora en uno de sus seis ordenadores cuesta ocho dólares y la conexión es muy lenta», precisa. El bloguero disidente no confia en la próxima apertura de cibercafés o de cuentas de internet, ni en que terminen las restricciones al contratar una línea telefónica particular. Tampoco ve muchos lugares en los que se vendan ordenadores.
Mercado negro
Tanto Pardo como Sánchez alertan, además, sobre la proliferación de cuentas de internet en el mercado negro.
Aunque la mayoría de los cubanos siga sin internet a pesar de este avance técnico, Yoani Sánchez está convencida de que el régimen comunista «va a perder el argumento» que expone cada vez que le reclaman ese derecho: que Washington no permite a Cuba acceder a los cables de fibra óptica que rodean la isla, uno de ellos a sólo 32 kilómetros de La Habana. Desde 1996 el país caribeño llega a la red a través de un enlace por satélite. «Quedará al descubierto que en Cuba no hay voluntad política para que los ciudadanos accedamos masiva y libremente a internet», advierte la bloguera cubana.
7 comentarios