Entrevista tomada del The Miami Herald
Uno de los músicos más famosos e importantes de Cuba, Silvio Rodríguez, de 63 años, compone sus letras poéticas y canciones tiernas de amor que le han ganado la simpatía de millones de personas, incluso, aunque su política revolucionaria lo ha convertido en una figura polarizante para muchos exiliados. En su más reciente álbum, Segunda Cita (compromiso de retorno) del 2009, y, en recientes declaraciones, Rodríguez parece cuestionar el sistema que siempre ha defendido. La primera gira del cantante en los EE.UU. en 30 años se inició el 4 de junio con un concierto en el Carnegie Hall de Nueva York, pero la venta de entradas han sido lentas para su último concierto el miércoles en Orlando. Respondió por correo electrónico a las preguntas.
J. Levin: En Sea Señora Ud. canta “A desencanto, opóngase deseo. Superen la erre de revolución.” Desencanto con que? Deseo de que? Si uno supera la ‘erre’ en revolución, deja “evolución’. Quiere Ud. decir que Cuba debe evolucionar? Como, exactamente?
S. Rodriguez: Ese desencanto viene sobre todo de la realidad económica de Cuba. A mi juicio Cuba debe evolucionar económica y políticamente. Económicamente con medidas para que los ciudadanos vuelvan a ver el trabajo como el camino hacia un bienestar posible. Políticamente superando muchos lastres que hemos heredado de la guerra fría, tanto en la política interna como en la política exterior. En Cuba he hablado con más detalle sobre algunas medidas que haría falta tomar.
J. Levin: El mundo ha cambiado enormemente en los 50 anos desde la Revolución. Piensa Ud. que Cuba ha cambiado con el mundo, en la manera que debe?
S. Rodríguez: En algunos aspectos Cuba está adelantada al mundo, mucho más al mundo semejante a ella, o sea el tercer mundo. Basta ver los índices de educación, salud pública y seguridad social reconocidos por organizaciones internacionales prestigiosas, no políticas. En otros casos el bloqueo ha implicado fuertes limitaciones para el país. Esto se refleja mucho en las comunicaciones, acceso a Internet y a otras tecnologías. En mi sector, comprar un micrófono puede ser una odisea para un estudio de grabación, cuando no un imposible.
J. Levin: Para miles de fanáticos musicales en America Latina y mas allá, Ud es, primero, un músico y compositor fantástico. Pero para muchos Cubanos exiliados, y tal vez para muchos Cubanos en la isla, su importancia como un artista es inseparable con su posición y pensamientos políticos. Le frustra esta situación? Que puede decir sobre eso?
S. Rodríguez: Me doy cuenta de que se me juzga con más exigencia que a otros por el nivel de compromiso que he tenido. Quizá hubiera andado más ligero sin esa impedimenta, pero a estas alturas es como parte de mi equipaje. En una situación tan polarizada como la cubana es muy lamentable la ausencia de matices. Creo que los extremismos impiden que nos entendamos mejor. En eso juegan su papel no sólo los principios sino también los intereses.
J. Levin: Como es cantar en los EE.UU. después de 30 anos? Particularmente, como es tocar en un teatro histórico como Carnegie Hall?
S. Rodríguez: En los Estados Unidos tengo que hacer exactamente lo mismo que hago en cualquier parte: ensayar, probar sonido, ver que la maquinaria del concierto funcione correctamente. El Carnegie Hall es un teatro muy bueno sobre todo para música de conciertos, orquestas de cuerdas, agrupaciones de cámara y cosas así. Creo que nuestros técnicos lograron un buen sonido y nos sentimos bien. Pero fue el público, el entusiasmo de la gente lo que lo completó. Ha sido muy estimulante el gran calor humano que hemos recibido en todos los conciertos en los Estados Unidos.
J. Levin: En que aspectos de la Revolución Ud. cree todavía, y piensa que deben continuar? Cuales piensa deben cambiar?
S. Rodríguez: Todo lo que ha significado beneficio para las mayorías debiera continuar, incluso ampliarse. Todo lo que no ha funcionado debiera mejorarse, aunque haya que empezar de cero. Hay conceptos equivocados desde hace muchos años, como que cualquier iniciativa privada es diabólica. Yo creo que lo que hay que limitar es la explotación a los semejantes y la ambición de monopolizar. Nuestra soberanía la considero sagrada y todo lo que atente contra ella lo rechazo tajantemente.
J. Levin: Piensa que el gobierno de Cuba escucha y considera seriamente lo que dicen sus músicos y artistas?
S. Rodríguez: Cabría preguntarse qué gobierno del mundo escucha lo que dicen sus músicos y artistas. A mi me consta que a diversos niveles, incluso en la Asamblea nacional del Poder Popular, hay músicos y artistas que al menos tienen la oportunidad de pronunciarse. El último Congreso de la UNEAC fue un testimonio ejemplarmente crítico de las deficiencias de nuestra educación.
J. Levin: Piensa que el pueblo de Cuba escucha y considera seriamente lo que dicen sus músicos y artistas? Que importancia tienen los músicos de Cuba para los cubanos?
S. Rodríguez: Los músicos cubanos son como sacerdotes de una liturgia cotidiana. Músicos como Juan Formell, Adalberto Álvarez o David Calzado son semidioses de nuestra cultura. La gente los quiere porque entran a la vida personal de cada ciudadano a través del ritmo y el decir callejero. Ellos y otros como ellos son bien atendidos porque su música late muy acoplada al sentimiento popular.
J. Levin: Puede describir como la música y artistas musicales de los EE.UU. influyeron su música?
S. Rodríguez: El cine fue lo primero que me llegó, en la década de los 50, cuando las partituras musicales de las películas se podían cantar. En esos años se fundieron en mi cabeza las bandas sonoras de Hollywood con sones y boleros que se oían por la calle y con la trova que cantaba mi familia. Era una época en que escuchabas por la radio a Elvis Presley y a los cinco minutos a Benny Moré.
J. Levin: Como combina Ud. esas influencias con sus influencias y identidad artística como cubano?
S. Rodríguez: El cubano es mestizo y muchas cosas nuestras son resultado de las mezclas. Es una naturaleza que pienso que nos hace vitales y progresivos, lo que se ve en nuestra música, porque las alianzas culturales enriquecen, expanden las identidades.
J. Levin: Han cambiado las cosas que le inspiran como compositor?
S. Rodríguez: Lo anecdótico puede diversificarse con eventualidades como la tecnología, pero las esencias no suelen cambiar mucho. En eso el arte se parece a la vida.
J. Levin: Han habido fuertes actos de protesta en Cuba en los últimos meses. Un prisionero murió en una huelga de hambre, y otros prisioneros políticos ahora hacen huelgas de hambre. Las Damas de Blanco seguirán con sus protestas, aunque las habían atacado violentamente. Que piensa de la determinación de esta gente de protestar, a todo costo incluyendo violencia y muerte?
S. Rodríguez: Lo he dicho en Cuba: respeto a quien decide inmolarse por lo que cree, aunque preferiría que no fuera necesario semejante sacrificio. También he dicho en Cuba, y ahora lo repito aquí, que vería con gratitud si mi madre o mi esposa lucharan por mi libertad. No apruebo acto alguno de violencia contra quienes no usan la violencia. Entiéndase que no me posiciono políticamente con los opositores, pero reconozco su derecho a opinar diferente y a ser consecuentes. Aunque debo aclarar que me indigna que la potencia más grande de la Historia les pase millones de dólares anuales para ayudarles a destruir la sociedad que ha elegido la mayoría de los cubanos.
J. Levin: Por cincuenta años, tanto los Estados Unidos como Cuba rehúsan a cambiar sus políticas. El uno le pide al otro que cambie primero. Los Estados Unidos se niegan a levantar el embargo si Cuba no cambia su sistema electoral, libere prisioneros políticos etcétera. Que dice Ud. sobre esta situación?
S. Rodríguez: Pienso que no se debe condicionar una relación a que el otro renuncie a sí mismo. No es respetuoso, parece una propuesta de capitulación. Hay demasiados elementos de guerra fría en esa fórmula. Si nos guiamos por ese tono, parecería que no hay la más mínima consideración hacia Cuba, sino sólo aquello de salirse a toda costa con la suya. Yo no le veo otra solución al diferendo que el respeto mutuo. Me parece que lo primero que debería suceder es el levantamiento del bloqueo. Cuando eso pase todo va a cambiar.
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Qué clase de crédito creíble puede tener Silvio para opinar sobre el sistema Cubano y los problemas de la tragedia Cubana?. Desgraciadament e los periodistas, en busca de protagonismo, caen en situaciones verdaderamente lamentables. Quien es Silvio?. Silvio es UN MILLONARIO beneficiado por el régimen castrista por una situación netamente política, que vive en un país supuestamente de OBREROS Y CAMPESINOS, devenidos en semi pordioseros colectivos gracias al gran desastre del Castrismo. Nadie, desde la posición de Silvio, y es lo que los periodistas deberían hacerle ver (Su absoluta inmoralidad), puede opinar sobre la sociedad cubana con verdadera imparcialidad moral para hacerlo. Silvio es un gran compositor de canciones en su género y un mediocre cantante, nada más que eso. De sociedad y política, no tiene absolutamente nada que decirnos. Baste señalar que………………………la última vez que canto en Santiago de Cuba (en cinco años) lo hizo en “función cerrada” a un costo de 25.00 “Chavitos” la entrada……… Eso es moral?. Absolutamente no…………………..Silvio Rodríguez es un inmoral, nadie debe dudarlo y así es como debe ser visto y tratado……….muchos, muchísimos cubanos de la Isla tienen ese criterio. Yo tambien