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General: Hubo un tiempo .... Konstantinov .-
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De: Ruben1919 (Mensaje original) |
Enviado: 18/11/2010 17:07 |
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Hubo un tiempo en que los hombres ignoraban en qué consistía la esencia de la vida. Las peculiaridades de los organismos vivos, que los diferencian tan extraordinariamente de la naturaleza inorgánica, sirvieron de pretexto a algunos pensadores para afirmar que la base de la vida es cierta «fuerza vital» inmaterial que dirige todos los procesos en los organismos vivos. En particular, los idealistas declararon que la transformación de la materia inorgánica en orgánica —que tiene lugar en los animales y las plantas— es resultado de la actividad de esa «fuerza vital». Pero las ciencias naturales demostraron que la esencia de la vida es un proceso material de metabolismo, que transcurre de una manera singular y está subordinado a las leyes de la conservación de la masa y la energía, las cuales actúan también en toda la naturaleza restante. [84]
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En otros tiempos se desconocía el origen del hombre. Y eso dio motivo a que se formulara la idea de que ciertas fuerzas inmateriales habían creado el hombre por medio de un «milagro». Sin embargo, llegó un momento en que se dio a este problema una solución auténticamente científica, que excluía la concepción religiosa sobre las fuerzas inmateriales y el misterioso mundo sobrenatural. Esa solución fue iniciada con la doctrina evolucionista de Carlos Darwin. Por su parte, el marxismo hizo una aportación decisiva al esclarecimiento de este problema, demostrando el papel que había desempeñado el trabajo para destacar al hombre del mundo animal.
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Los fenómenos de la conciencia se distinguen radicalmente, por su carácter, de todos los fenómenos materiales. Esta diferencia es aprovechada por los idealistas para declarar carente de base la idea de la unidad material del mundo. Pero como veremos en el capítulo siguiente, la conciencia, aun no siendo material, es producto suyo y no existe sin ella. Los fenómenos de la conciencia no forman ningún mundo singular que se encuentre fuera del mundo material, por encima de él e independiente de él. Y, por consiguiente, no rompen la unidad material del mundo. Lo único que hacen es demostrar cuán polifacética y completa es esta unidad, que incluye una gran variedad de formas de la materia en movimiento y una cantidad infinita de sus diversas cualidades y propiedades.
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La vida de la sociedad humana, su historia, la actividad de los hombres y el progreso social son declarados con frecuencia producto de las prescripciones de «la voluntad divina» o resultado de la acción de ciertas ideas, situadas, supuestamente, por encima de la realidad material y que predominan sobre esta última. El materialismo histórico ha probado la falsedad de esas opiniones, poniendo al desnudo las leyes objetivas y las causas materiales del desarrollo de la sociedad.
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Para argumentar la tesis que proclama la unidad del mundo tiene importancia decisiva establecer el carácter universal del nexo que existe entre todas las formas de la materia, cualitativamente diferentes, y de las correspondientes formas del movimiento. Este nexo de las diferentes formas de la materia y de las diferentes formas del movimiento ha existido, existe y existirá siempre y en todas partes. En el mundo jamás ha existido, existe ni existirá en parte alguna nada que no sea [85] materia en movimiento o que no haya sido engendrado por la materia en movimiento. En eso consiste precisamente la unidad del mundo.
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El mundo es material. Es único, eterno e infinito. Y el propio hombre, su producto superior en la Tierra, es una parte del gran todo denominado naturaleza.
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