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General: MIGUEL HERNANDEZ, ESTETICAY ÉTICA O LUCHA POLITICA .
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Respuesta  Mensaje 1 de 3 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 13/11/2010 12:09
  Ramón Pedregal Casanova
 
 
 
¿El arte es fondo y forma? ¿El arte es estética y ética? Y lo que vemos es que la hegemonía del pensamiento burgués, reaccionario, ha impuesto una ética antisocial, individualista, que promueve el primitivismo animal, el egoísmo, la idea antihumanista, conservadora, sometedora, promueve la obediencia y el miedo, la corrupción de la conciencia, el entreguismo, y por tanto arruina la idea de cambio, de mejora, de descubrimiento y superación de las diferencias de clase, de género, de raza, y lo hace con una estética antigua, a veces, pero también otras de apariencia moderna.

 

Entonces, cuando se tiene conciencia social, cuando se sabe la verdad ¿cómo soportar la mentira cuando la mentira tiene rango de moral?

Hablar de Miguel Hernández es hablar de estética y de ética, de ética, eso que no quieren decir los falsarios de Miguel. Hablar de Miguel Hernández es hablar de poesía, de compromiso con el arte, que viva en los trabajadores para cambiar el mundo, es por tanto, hablar de la lucha del Partido Comunista de España, es hablar de cultura y, por tanto, es hablar de revolución, es hablar de la República, de la Democracia, y como consecuencia es hablar de antifranquismo y de antimonarquía.

Sobre esto Pablo Neruda escribió el poema titulado “A Miguel Hernández, asesinado en los presidios de España”, y en él dice: “No estoy solo desde que has muerto. Estoy con los que te buscan. // Estoy con los que un día llegarán a vengarte. // Tu reconocerás mis pasos entre aquellos // que se despeñarán sobre el pecho de España // aplastando a Caín para que nos devuelva // los rostros enterrados. // Que sepan los que te mataron que pagarán con sangre. // Que sepan los que te dieron tormento que me verán un día. // Que sepan los malditos que hoy incluyen tu nombre // en sus libros, los Dámasos, los Gerardos, los hijos // de perra, silenciosos cómplices del verdugo, // que no será borrado tu martirio, y tu muerte // caerá sobre toda su luna de cobardes”. Así escribió Pablo Neruda de su y nuestro querido Miguel y de sus y nuestros enemigos.

La gran virtud de la obra literaria, como ha escrito Juan Eduardo Zúñiga y que aquí podemos aplicar a lo escrito por Miguel Hernández, es que “es un mensaje aclarador de conciencias que pone íntima luz en senderos subterráneos o en el gran camino real por donde avanza la cabalgata colectiva”.

Miguel Hernández no queda sujeto por los acontecimientos, no los escribe sin más, Miguel Hernández quiere que el efecto, la impresión que plasman deje ver lo oculto, las causas, la motivación, el carácter de esos hechos y a quién corresponden. Los términos empleados en su poesía, una vez engarzados, no hablan de esa generalidad a que nos dirige la burguesía que denomina “lo humano”, la escritura de Miguel Hernández nos habla de la realidad de la lucha de clases, de las responsabilidades en lo que ocurre a los trabajadores, de quiénes son los corruptores de conciencias en definitiva, de que los acontecimientos vienen con remite, y agita, y señala a los ladrones y criminales sociales, y levanta ideas que están en lucha con el enemigo de clase; permitid que lea un poema de Miguel indicador de todo lo dicho, su título es “Sonreídme”:

“Vengo muy satisfecho de librarme // de la serpiente de las múltiples cúpulas, // la serpiente escamada de casullas y cálices; su cola puso en mi boca acíbar, sus anillos verdugos // reprimieron y malaventuraron la nudosa sangre de mi corazón. // Vengo muy dolorido de aquel infierno de incensarios locos, // de aquella boba gloria: sonreídme. // Sonreídme, que voy // adonde estáis vosotros los de siempre, // los que cubrís de espigas y racimos la boca del que nos escupe, // los que conmigo en surcos, andamios, fraguas, hornos, // os arrancáis la corona del sudor a diario. // Me libré de los templos, sonreídme, donde me consumía con tristeza de lámpara // encerrado en el poco aire de los sagrarios; // salté al monte de donde procedo, // a las viñas donde halla tanta hermana mi sangre, // a vuestra compañía de relativo barro. // Agrupo mi hambre, mis penas y estas cicatrices // que llevo de tratar piedras y hachas, // a vuestras hambres, vuestras penas y vuestra herrada carne, // porque para calmar nuestra desesperación de toros castigados // habremos de agruparnos oceánicamente. // Nubes tempestuosas de herramientas // para un cielo de manos vengativas // nos es preciso. Ya relampaguean // las hachas y las hoces con su metal crispado, ya truenan los martillos y los mazos // sobre los pensamientos de los que nos han hecho // burros de carga y bueyes de labor. // Salta el capitalista de su cochino lujo, huyen los arzobispos de sus mitras obscenas, // los notarios y los registradores de la propiedad // caen aplastados bajo furiosos protocolos, // los curas se deciden a ser hombres, // y abierta ya la jaula donde actúa de león // queda el oro en la más espantosa miseria. // En vuestros puños quiero ver rayos contrayéndose, // quiero ver a la cólera tirándose de las cejas, // la cólera me nubla todas las cosas dentro del corazón // sintiendo el martillazo del hambre en el ombligo, // viendo a mi hermana helarse mientras lava la ropa, // viendo a mi madre siempre en ayuno forzoso, // viéndoos en este estado capaz de impacientar // a los mismos corderos que jamás se impacientan.// Habrá que ver la tierra estercolada // con las injustas sangres, // habrá que ver la media vuelta fiera // de la hoz ajustándose a las nucas, // habrá que verlo todo noblemente impasibles, // habrá que hacerlo todo sufriendo un poco menos de lo que ahora sufrimos bajo el hambre, // que nos hace alargar las inocentes manos animales // hacia el robo y el crimen salvadores”.

Así lo dejó escrito Miguel Hernández, al que se quiere ocultar. Nunca en la historia de la Humanidad ha habido un conjunto de ideas que haya sido capaz de reunir a más gente como las ideas que defendía Miguel Hernández, las ideas comunistas, y tampoco en la Historia de la Humanidad los representantes de la Antigüedad, del pasado sometedor de las clases trabajadoras, se han unido tanto para perseguir y aplastar a quienes portaban esas ideas libertadoras de la esclavitud humana. De ahí que cuando la Revolución Rusa triunfó y la clase obrera conoció la posibilidad de cambio social, el conjunto de los gobiernos burgueses y aristocráticos pusieron todos los medios para reprimir, contener y aplastar cualquier nuevo intento de movilización por un mundo en el que se impusiese la justicia social; y el primer lugar en el que pusieron en práctica visiblemente su propósito fue en España, tenían conciencia del peligro para su orden explotador de lo que representaba la Revolución Rusa, y abrieron una etapa en la Historia en la que combatieron a sangre y fuego las ideas que organizaban nuestras fuerzas libertadoras. Miguel Hernández es la voz prigenia, superadora de todas las batallas que nos han dado, es la voz transformadora, republicana y por tanto antimonárquica y anticapitalista.

Si hoy Miguel Hernández estuviese entre nosotros, militaría en todos los frentes en los que estamos: en el comunismo, en la Unidad Cívica por la República, en el Foro por la Memoria, en los sindicatos obreros, colaboraría con las organizaciones de mujeres, participaría con las organizaciones de movimiento social, estaría con todas las organizaciones que defienden una sociedad en la revolución. Podemos estar orgullosos de su legado.

Ramón Pedregal Casanova es autor de “Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios”, editado por la Fundación Domingo Malagón y Asociación Foro por la Memoria (asociacion.foroporlamemoria@yahoo.es)"

Rubén

Miguel Hernández, estética y ética o lucha política
 
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 3 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 13/11/2010 13:35
Abr
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El compromiso social y político de Miguel Hernández. Salvador Ramallos Ros

Salvador Ramallos RosLa vida y la obra de Miguel Hernández están caracterizadas por su compromiso social y político que de forma gradual, irá aumentando conforme se sucedieron en la década de los años 30 tanto situaciones personales del autor como hechos históricos en España.

Miguel Hernández nace en una familia humilde que vive del campo y en la que recibe una educación católica. En su orientación literaria jugó un papel muy importante su amigo Ramón Sijé, que junto la citada educación religiosa le llevaron a una tendencia literaria clasista, es decir, a una obra marcada por una ferviente fe religiosa, como vemos en el hecho de que su primera obra de teatro fuera un auto sacramental. En ésta primera época, Miguel Hernández se caracteriza por una actitud conservadora y conformista, expresando que la manera de llegar a Dios es a través del trabajo, y critica las acciones revolucionarias campesinas y obreras.  Esta tendencia queda reflejada en su poesía en las obras “Perito en Lunas”, en “Imagen de tus huellas” y sobre todo en los poemas sueltos que escribe hasta la primera mitad de la década de los 30. Éstos son poemas con temas clásicos tratados de éste modo, como son la naturaleza, la muerte, el amor y el odio, temas que vemos en poemas como “Lagarto, mosca, grillo…” o en “Un carnívoro cuchillo”

 

Pero con la llegada de la República, esta tendencia conservadora empieza a cambiar. Miguel Hernández comienza a pensar en el más débil, en el obrero, y busca una mejor calidad de vida del más débil a través de la alfabetización, de la enseñanza. Este es el primer compromiso social de Miguel Hernández, que mantendrá hasta su muerte. Buscará llegar al obrero y culturizarlo a través de una poesía sencilla, de modo que éste lo entienda y piense sobre su vida. Es una poesía dirigida, como el propio Hernández indica,  “para la inmensa mayoría”[1]; será a partir de éste momento cuando comience la poesía social del poeta. Este cambio de mentalidad se verá muy influenciado por la crisis religiosa que sufre en este momento. Esta época de tránsito la veremos reflejada en la obra “El rayo que no cesa”, siendo el mejor ejemplo el poema suelto “Sonreídme”, donde el autor se aparta de las creencias religiosas[2] a las que ha estado sujeto desde su juventud.

Ya con posterioridad a influencia de Alberti y Neruda, jugará un papel muy importante en la evolución  política de Miguel Hernández, que, impulsado por los hechos que acontecen a la segunda mitad de los años 30, pasará a una actitud en la que busca defender y dignificar al hombre del campo, buscando concienciarlo de sus derechos y alentarle a conseguirlos. En ésta actitud el origen humilde y campesino de Miguel Hernández jugará un papel muy importante, utilizando incluso en su poesía experiencias para denunciar la situación del hombre del campo. Es precisamente en éste momento y sumido en el contexto histórico, cuando comienza el compromiso político de Miguel Hernández.  Compromiso en el que Miguel Hernández no busca poder o un cargo político, sino conseguir la dignidad de los más débiles a través de la denuncia social por medio de la poesía.

En el momento en el que estalla la Guerra Civil, el poeta se decanta por el bando republicano, que es el que se identifica con los pobres. Miguel Hernández consideraba su poesía como arma para conseguir esa dignificación del más débil, por lo que elaborará una poesía de guerra, es decir, de aliento y propaganda a su causa. Por lo tanto vemos que su mayor compromiso político y social tiene dos detonantes: uno personal,  como es la amistad de otros autores como Neruda o Alberti, y otro  histórico, que es el comienzo de la Guerra Civil. Sus dos obras más significativas en el aspecto social y político pertenecen a ésta época: “Vientos del pueblo” y “El hombre acecha”. La primera se escribe a comienzos de la guerra, y la segunda a finales, por lo que son dos obras con una actitud muy diferente por parte del autor. Es la poesía “impura”, alejada de las vanguardias y asentada en el surrealismo.

En la primera obra poética, Miguel Hernández toma una actitud luchadora y alentadora, con optimismo en la victoria y alentando a los obreros a luchar contra las personas que les aprisionan y explotan[3]. Miguel Hernández se siente pueblo, y como él, luchará desde las trincheras por sus derechos. Es una poesía comprometida con la búsqueda de la libertad, y que exalta la figura de la patria. Trata de transmitir valentía a los soldados, utilizando lo que él considera su mejor arma: la palabra. Los obreros podrán morir en la guerra, pero morirán con el valor que Miguel Hernández ha buscado desde un principio que consigan: la dignidad[4].
El poeta pasará a la figura plural, la figura del nosotros, con el fin de arengar a sus compañeros y los incite a luchar por los valores de la solidaridad. Para reflejar este compromiso social y político, Miguel Hernández empleará símbolos del obrero, como es el trabajo, la sangre o el sudor[5], y utilizará otros como el martillo para incitar a la lucha en busca de los valores comentados y, sobre todo, de la libertad del pueblo llano[6]. Utilizará una forma sencilla para llegar a todo el pueblo. Finalmente el poeta luchará por conseguir una España en la que todo el mundo tenga los mismos derechos para las siguientes generaciones y así lo dejará reflejado en ambas obras.

En la segunda obra citada, el poeta refleja una actitud pesimista y desalentadora, debido al momento en el que la escribe, ya en las últimas fases de la guerra. Lamenta el amor hacia la patria con la inminente derrota en la guerra[7]. En esta obra veremos la frustración del autor, expresando lo más íntimo de él mismo, de su identidad,  marcando el destino de la muerte por las consecuencias de la guerra. Pero Miguel Hernández mantendrá una pequeña esperanza en la victoria a través del amor a su país, intentando negar la derrota total[8].

Por lo tanto, vemos que el fuerte compromiso social de Miguel Hernández tiene, desde que abandona la motivación religiosa, una faceta cultural hacia el obrero. Mientras tanto, su compromiso político se une con su compromiso social, en la lucha por conseguir la dignidad, la libertad y los derechos de todos los trabajadores de España. Ambos compromisos, como hemos visto, están muy influenciados por los motivos personales del autor y sobre todo por los hechos políticos que caracterizan la época. "


Respuesta  Mensaje 3 de 3 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 18/11/2010 20:02
  Patricia Rivas
 
 
 
Repleto hasta la última localidad, el teatro del Centro Cultural de Valdebernardo, distrito de Vicálvaro, fue escenario el pasado 14 de noviembre de la representación de "Sino Sangriento", el "Homenaje a voz ahogada al poeta Miguel Hernández", que los presos políticos del penal de Burgos montaron en la clandestinidad con ocasión del 50 aniversario de su nacimiento, en 1960. Las sobresalientes interpretaciones del grupo de teatro Atrefu, que ha tenido la iniciativa y el coraje de montar esta obra medio siglo después, recuperándola para los escenarios, no dejaron indiferente a nadie. Son muy jóvenes, pero conviene ir tomando nota de sus nombres porque vienen a refrescar el panorama teatral español: Sara Solís, Raquel Casas, Irene Cabezas, Elena Verdú, Mariano Castellano, Rosa María Calvo, Susana González y Roberto Álvarez Nistal, quien además funge como director de este talentoso grupo de actores formado en Fuenlabrada.

Para las asociaciones de vecinos de Vicálvaro, la representación de "Sino Sangriento" suponía el colofón de una serie de actos de homenaje al poeta de Orihuela, que se han venido desarrollando en forma de páginas dedicadas en el periódico del distrito, premios del Festival de Cuento y Poesía, grafittis, etc.

La representación contó además con el aliciente de la participación del poeta Marcos Ana, amigo personal de Miguel Hernández y Rafael Alberti, quien dirigió "Sino Sangriento" en el penal de Burgos, en su representación original, y ha supervisado el montaje del grupo teatral Atrefu.

Fernando Macarro Castillo se rebautizó en la cárcel como Marcos Ana, tomando el nombre de su padre, fusilado durante la guerra, y el de su madre, quien fue encontrada sin vida en una de las zanjas que rodeaban la prisión de Burgos, a la que cayó mientras trataba de ver a su hijo, que acababa de recibir su segunda condena a muerte.

Antes de comenzar la representación, Marcos Ana dirigió unas palabras al abarrotado auditorio que, por su lucidez y su vibrante actualidad, merece la pena transcribir.

"Soy feliz de estar esta tarde con vosotros y agradezco el reconocimiento que hacéis de mi vida y mi obra. Quisiera recordar a esos héroes oscuros, anónimos, que han sufrido lo que yo. Yo soy un privilegiado, pese a haber pasado 23 años en la cárcel, dos penas de muerte y haber sufrido todas las violencias de la dictadura.

Deseo rendir homenaje a los hombres y mujeres sin nombre que lucharon por la democracia en España. La representación que vais a ver fue escrita por un grupo de presos en el penal de Burgos, en 1960. Lo hicimos protegidos por la seguridad de la noche, una seguridad un tanto incierta, en un escenario construido con mantas y sábanas, a voz ahogada, ante el temor de ser sorprendidos en cualquier momento por los carceleros. Era sobrecogedor ver a cientos de presos sentados en el suelo, mientras oíamos los pasos de los guardianes y los alertas de los centinelas. En un papel dminuto, enrollado en un tubo de pasta de dientes saqué el texto de este homenaje.

Miguel Hernández fue uno de los grandes representantes de la Generación del 36. No le dejaron siempre estar en primera línea como poeta. Luis Aragon decía que libros como La Capital de la Gloria, España en el Corazón o España, aparta de mí ese cáliz, habían alcanzado la gloria de la poesía épica española.

Miguel Hernández escribió a pie de guerra. A la luz de una vela en una tronera, en el rincón del patio de una prisión. No es justo que no se señale, con la estatura que tuvo.

Murió asesinado. Murió de franquismo en una cárcel de España. Lo dejaron morir de tisis.

Hoy se quiere presentar a Miguel Hernández como un hombre de la "poesía pura". Tratan de despojarle de su compromiso político y de su militancia comunista. Tratan de presentarle como un poeta en las nubes. En la exposición que sobre su persona realiza la Biblioteca Nacional puede verse su carnet del V Regimiento, del Partido Comunista de España.

La deuda del Gobierno con Miguel Hernández: anular su condena a muerte

Hace unos meses me llamó la Vicepresidenta del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega. Me dijo que iban a ir a Alicante a ofrecer a la nuera de Miguel Hernández y a su nieta una reivindicación moral, un escrito firmado por el Ministerio de Justicia.Yo acompañé a esa delegación, y quise decirle a nuestro Gobierno que todavía tiene cuentas pendientes: la anulación de la condena a muerte de Miguel Hernández y de todas las condenas contra los represaliados por la dictadura.

Tenemos presentada una querella al Tribunal Supremo para que se revise la causa de Miguel Hernández y se anule su condena a muerte. Esta obra que hicimos los presos políticos es una aportación. Tras el escenario había una banda de música. Elaboramos flautas con los palos de las escobas, y con ellas íbamos tocando "La Cucaracha", "La Marsellesa" o "La Internacional" en sucesivos momentos de la obra. Nuestras familias eran un puente entre nuestras cárceles y el mundo.

En mi libro he tratado de sorprender la realidad por el costado más humano, para que llegue al corazón de la gente.

Cuando llevaba 22 años encarcelado, me di cuenta de que me costaba recordar las cosas más sencillas de la vida. Antes volvía a la vida a través del sueño, pero llegó un momento en que la cárcel se impuso como la protaginista de mi vida y de mis noches.

Miguel Ángel Asturias me decía: cuando me pongo a escribir siempre tengo un diccionario de sinónimos. Cuando me sale una palabra demasiado sencilla la cambio por otra más inédita, para enriquecer la literatura. Yo he hecho justamente lo contrario.

Salí en libertad en 1961, pero no tenía tiempo de escribir. No podía sentirme libre mientras quedara un solo hermano mío encarcelado.

Me visitaban muchos nietos de abuelos fusilados, reunidos en la asociación "Memoria y Libertad". Me impresionó que la juventud de hoy no supiera lo que ha pasado en España. Escribí este libro para contribuir a la memoria histórica, para que lo que hemos vivido nosotros no sea posible nunca más.

Lo que está más viva es la memoria de los vencedores, que está en los engranajes del Estado, que está en el Tribunal Supremo, que depende más del pasado que del presente. Hay jueces que formaban parte del Tribunal de Orden Público. Eso no quiere decir que nos lleve un espíritu de venganza. No se puede establecer un juicio salomónico. Lo que pasó en la zona republicana en los primeros meses fue producto de la tensión desatada por el pronunciamiento fascista y no formaba parte de la política del gobierno republicano. El otro bando se pasó 40 años matando: era el ideario del régimen franquista, arrancar de raíz cualquier asomo de idea diferente.

La venganza no es un ideal político. Lo único que queremos es que se reconozca a los hombres y mujeres que lucharon por la democracia en nuestro país.

Es capital que tomemos contacto con la juventud. Los veteranos hemos luchado mucho, tenemos cicatrices. Es necesario diferenciar entre las ideas y los instrumentos. Los instrumentos son los hombres, y son necesariamente imperfectos. La bondad de las ideas está ahí. Por eso sigo siendo comunista.

A veces los veteranos no somos capaces de encontrar el lenguaje para llegar a la juventud. Un día recibo una carta de una muchacha de Málaga, que ha aprobado el bachillerato y cuyos padres le han regalado mi libro. Me escribe diciéndome que a ella le inculcan que debe esforzarse por lograr su meta personal, pero que ella ha visto que nosotros luchábamos por un futuro para todos, y ella también quiere luchar por algo que vaya más allá de sí misma. Muchos jóvenes están esperando un mensaje que los ponga en línea y que les permita luchar por algo que vaya más allá de ellos mismos.

Al futuro no podemos ir solos

No he escrito el libro pensando sólo en los camaradas, sino en aquella gente que todavía no nos comprende.

Quería hacer la segunda presentación del libro en Burgos. Quedé sorprendido cuando el alcalde del PP, Aparicio, dijo que el homenaje a Marcos Ana lo hacia el Ayuntamiento. Me di cuenta de la amplitud que puede tener un mensaje. Hay matices en el pensamiento de la gente. Me regalaron 7 rosas rojas (los años en que estuve condenado a muerte, los más difíciles) y 14 rosas blancas, por los años que pasé preso en Burgos, ya sin que mi vida estuviese amenazada de muerte.

Tenemos que ser muy amplios. Al futuro no podemos ir solos.

Una vez en Cuba me encontré con el Che. Era un hombre austero. Me habían preparado una pequeña recepción en Santiago de Cuba. Algo modesto, pero era un momento muy difícil en el que la gente estaba pasando por muchas privaciones. El Che llegó y reprendió a los compañeros. Digo esto como ejemplo de que los comunistas tenemos que ser austeros y sencillos, sobre todo cuando estamos en el poder.

Los jóvenes están agrupados a su manera, porque no se fian de los partidos. La política es un circo. Requieren una ética distinta para hacer política. Están activos en los movimientos alternativos.

Hace falta tiempo para ser joven: soy un chaval de 90 años.

La solidaridad no sólo es una palabra hermosa. Antiguamente, los pueblos vivían lejos los unos de los otros. Pero hoy son muy cortos, terriblemente cortos, los caminos que unen lo que sucede en Afganistán con nuestras casas. Nadie puede sentirse seguro en su pequeña libertad si considera lejana la esclavitud de los demás.

Hay que dignificar la política, y por eso hay que exigir mucho a nuestros representantes,

Soy un chaval de 90 años. Sigo viviendo en una vorágine.

Yo salí libre a los 42 años. Llegué tarde a mi juventud. Pero, como dijo Pablo Picasso: "Hace falta tiempo, mucho tiempo, para ser joven".

Enlaces recomendados:

Marcos Ana: http://www.marcos-ana.com/?page_id=2

"Sino Sangriento", video resumen de la representación en el Ateneo Republicano de Fuenlabrada por el grupo Atrefu: http://www.youtube.com/watch?v=WfONU-0v8AE

Emocionante representación de "Sino Sangriento" en Vicálvaro (Madrid)
Marcos Ana: "Miguel Hernández murió de franquismo en una cárcel de España y el Gobierno tiene pendiente anular su condena a muerte"
 
 


 
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