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General: El individualismo vence al comunismo
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De: residente (Mensaje original) |
Enviado: 18/11/2010 20:40 |
El individualismo vence al comunismo
El individualismo es la posición moral, filosofía política, ideología, o punto de vista social que enfatiza "la dignidad moral del individuo".[1] Los individualistas promueven el ejercicio de los objetivos y los deseos propios y en tanto la independencia y la autosuficiencia[2] mientras se oponen a la mayoría de las intervenciones externas sobre las opciones personales, sean estas sociales, estatales,[3] o de cualquier otro tipo de grupo o institución.[2] [3]
El individualismo hace del individuo su centro[1] y en tanto comienza "con la premisa fundamental de que el individuo humano es de importancia primaria en la lucha por la liberación. Los derechos humanos y la libertad son la substancia de estas teorías. El liberalismo, el existencialismo y el anarquismo son ejemplos de movimientos que toman al individuo humano como unidad central de analisis."[4]
También ha sido usado como término denotando "La cualidad de ser un individuo; una peculiaridad"[2] El individualismo es también asociado con intereses y estilos de vida artisticos y bohemios donde existe una tendencia hacia la autocreación y la experimentacion en tanto opuesta o elusiva de la tradición o las opiniones y comportamientos populares o de masas[2] [5] y en tanto con una posición filosófico-ética humanista.[6] [7]
[editar] El individuo
El término "Individuo" identifica a aquello que no se puede dividir. Un individuo es una unidad elemental de un sistema mayor o más complejo. Respecto de dicho sistema no tiene sentido algo menor que un individuo. Por ejemplo, respecto de una sociedad humana no tiene sentido algo menor que una persona.
En la palabra individuo si bien algunas veces significa "una persona", más frecuentemente designa cualquier cosa numéricamente singular. "Individuo", en cuanto elemento del vocabulario filosófico es un término muy usado que se suele encontrar en compañía de "particular" (de hecho muchas veces se trata como sinónimo de particular, aunque uno se pregunta si los particulares abstractos se pueden contar como individuos) y así se usa en contraposición con "universal".
El individuo es una unidad, cada quien es un ser diferente que posee inteligencia.
[editar] Individualismo metodológico
El individualismo metodológico es un método ampliamente utilizado en las ciencias sociales, sostiene que todos los fenómenos sociales -estructura y cambios- son en principio explicables por elementos individuales, es decir por las propiedades de los individuos, como pueden ser sus metas, sus creencias y sus acciones. Sus defensores lo ven como una filosofía-método destinada a la explicación y comprensión amplia de la evolución de toda la sociedad como el agregado de las decisiones de los particulares. En principio es un reduccionismo, es decir una reducción de la explicación de todas las grandes entidades con referencias en las más pequeñas.
El individualismo metodológico niega que una colectividad sea un organismo autónomo que toma decisiones, y exige que las ciencias sociales fundamenten sus teorías en la acción individual. Esta idea también ha sido utilizado para atacar, entre otras ideas, al historicismo, el funcionalismo estructuralista, el 'sociologismo' o creencia que las funciones de la clase social, los roles de género, o la etnia como factores determinantes del comportamiento individual.[8]
http://es.wikipedia.org/wiki/Individualismo
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De: albi |
Enviado: 18/11/2010 22:58 |
Afecto o ayuda es trabajo en beneficio de otro
A partir de las dos listas de ayuda y afecto, les preguntamos a los alumnos qué tienen en común todos estos actos. Aunque esta pregunta es realmente difícil, con un poco de ayuda por nuestra parte, alguien suele responder: "requieren esfuerzo" o algo parecido.
Efectivamente, nos damos cuenta que ayudar siempre significa realizar un esfuerzo en beneficio de otra persona. No se puede ayudar telepáticamente o simplemente con la intención. No nos sirve de nada que cientos o miles de personas quieran ayudarnos si ninguna de ellas hace el más mínimo esfuerzo para nosotros.
Si utilizamos un término más adecuado para expresar esta cuestión, diremos que ayudar es realizar un trabajo en beneficio de otro. El concepto de trabajo se utiliza en física para designar cualquier hecho que signifique una transferencia de energía de un sistema a otro. Cuando ayudamos a otra persona, o a otro ser vivo, lo hacemos consumiendo una cantidad de nuestra energía (de ahí el esfuerzo) que transferimos, en parte, a la otra persona (de ahí su beneficio).
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Es muy importante puntualizar que no toda transferencia de trabajo entre dos seres vivos es afecto. Para destruir a un ser vivo también hay que hacer trabajo sobre él, pero esta clase de trabajo no es afecto puesto que no beneficia a quien lo recibe.
Es decir, sólo es afecto aquel trabajo realizado sobre otro ser vivo que aumenta sus probabilidades de supervivencia.
Todo acto de ayuda implica una pérdida de energía en quien ayuda y una ganancia de energía en quien recibe la ayuda. Esta pérdida y ganancia respectivas se manifiestan en una disminución y un aumento respectivo de las probabilidades de supervivencia de cada uno. Así, sólo proporcionamos afecto cuando consumimos parte de nuestra energía y disminuye nuestra probabilidad de supervivencia, mientras que el otro (el que recibe nuestro afecto) experimenta un aumento de su energía y de su probabilidad de supervivencia.
El beneficio obtenido por el receptor de afecto se compensa con el perjuicio que sufre quien lo proporciona. En la naturaleza nada es gratuito y el afecto, como un hecho de la naturaleza (trabajo), no escapa a esta terrible ecuación. Esta es la verdadera razón por la que existen tantos problemas en las relaciones afectivas. Si el afecto fuera algo espiritual (no-material) no existiría ningún problema para que todo el mundo pudiera disfrutarlo sin límites. Pero la experiencia cotidiana nos enseña amargamente que el afecto es muy escaso en las relaciones humanas y la razón no es otra que el afecto es simple y llanamente una transferencia física y real de energía, trabajo y vida, y que tal transferencia está sujeta a todos los límites impuestos por las leyes de la naturaleza.
De ahí que muchas personas adultas no puedan ofrecer afecto a los demás, debido a que su capacidad de trabajo, de resolver problemas, de enfrentarse a las dificultades, etc., son muy escasas y ni siquiera cubren sus propias necesidades.
Así, la imposibilidad de sobrevivir por sí mismo se contrarresta recibiendo energía y vida de otros congéneres, quienes "pagan", sufren y acarrean los costes de tal ayuda. La ayuda es una necesidad primaria en los humanos pero debemos comprender, aclarar y puntualizar que dicha ayuda no es gratuita sino que requiere unos costes físicos y reales. No se ayuda con la intención, con el deseo, con el pensamiento: se ayuda con la acción, es decir, con actos físicos.
Y si bien es cierto que podemos ayudar a nuestros congéneres sin poner en serio riesgo nuestra salud y supervivencia, también es cierto que si tal ayuda no se realiza con cautela y bajo una estricta contabilidad, puede suceder muy fácilmente (como de hecho sucede) que los balances entre la ayuda recibida y la proporcionada sean muy desequilibrados, conduciendo a graves perjuicios en la salud humana.
Es de suma importancia comprender bien este punto ya que de él se desprenden importantes consecuencias para la salud humana. De hecho, la biopsicología puede considerarse como la economía del afecto, el análisis y la contabilidad de las transferencias afectivas en nuestras relaciones humanas y de las consecuencias que en nuestra salud y bienestar conllevan.
Como consecuencia, la falta de afecto causa enfermedad y la muerte.
Si somos capaces de comprender y apreciar el hecho de que el afecto (ayuda) es una necesidad primaria de todo ser humano, entonces la consecuencia inmediata y directa es que sin afecto o sin una suficiente cantidad, el ser humano enferma y muere. Es más, si un ser humano tiene cubiertas todas sus necesidades primarias excepto la afectiva, entonces, su enfermedad y su muerte están causadas por la falta de afecto.
Hoy en día, en las sociedades modernas, vivimos perplejos ante los asombrosos hechos que afectan a nuestra salud. Aún poseyendo la mejor asistencia médica, la mejor alimentación posible, un nivel económico envidiable, etc., muchas personas sufren enfermedad y muerte tempranamente. Los médicos no encuentran ninguna explicación razonable y, en su falta, apelan a factores ambiguos y no demostrables. Dicen, por ejemplo, que fumar provoca cáncer, pero todos conocemos algunos fumadores empedernidos que han llegado a la vejez sin ningún problema. La "psicosis" por encontrar factores de riesgo nos ha llevado al punto de que todo es un riesgo. Esta situación no revela otra cosa que la imposibilidad de encontrar la verdadera causa de tales problemas de salud.
Lo que la biopsicología ha sido capaz de despejar es que nuestra salud no sólo depende de nuestras "buenas" relaciones con los virus y bacterias que tratan de aprovechar nuestra energía en su beneficio sino que también depende de nuestras "buenas" relaciones con nuestros congéneres que, también, tratan de aprovechar nuestra energía en su beneficio. Y esto es así no por maldad sino por necesidad, puesto que cada uno de nosotros no podría sobrevivir sin recibir ayuda (energía) de sus congéneres, es decir, sin su afecto.
Esta consecuencia lógica, que ahora vamos a explicar, nos enfrenta ante un grave problema cultural, de valores éticos, hasta ahora nunca visto. En general, cuando alguien escucha por primera vez esta afirmación, experimenta una intensa reacción de repulsa ante esta posibilidad. Los historiadores de la ciencia saben muy bien que la aceptación de nuevas teorías depende, no sólo de su viabilidad racional, sino, también, de las reacciones emocionales que provoca. Muchos avances científicos se han visto retrasados debido a que provocaron reacciones emocionales negativas en la comunidad científica. Decimos esto, porque estamos ante un caso de este tipo y debemos pedir al lector que trate de separar sus emociones, del análisis objetivo de los hechos que discutimos. La aparente barbaridad de la conclusión a la que llegamos, puede impedir comprender los hechos que se discuten y, en última instancia, juzgar con imparcialidad nuestro razonamiento y los hechos que lo confirman.
Nuestro punto de partida ha sido llegar a establecer que el afecto es una necesidad primaria para el ser humano, al igual que el calor, el oxigeno y el alimento. Esto significa que, para sobrevivir, todo ser humano necesita, como mínimo estos cuatro elementos. La falta de alguno de ellos acarrea inevitablemente la enfermedad y la muerte.
Por lo que respecta al calor, el oxigeno y el alimento, no tenemos dudas de que esto es así. Su falta nos producirá inevitablemente la enfermedad y la muerte, pero, ¿ocurre lo mismo con el afecto?
Antes, ya hemos discutido lo que le pasaría a un recién nacido si le negásemos cualquier tipo de ayuda, excepto el suministro de calor, oxigeno y alimento. Primero se enfermaría y luego moriría. Pero ¿le ocurriría lo mismo a un adulto? Imaginemos que dejamos sólo a un adulto, con suficiente calor, oxigeno y alimento. Es evidente que podría sobrevivir durante un cierto tiempo o, incluso, durante un largo periodo de tiempo. Los hermitaños son un buen ejemplo de ello y se conocen algunos casos de individuos que han sobrevivido escondidos durante mucho tiempo.
Ahora bien, debemos reconocer que si un adulto es capaz de sobrevivir sin afecto (ayuda) durante bastante tiempo es porque en su infancia ha recibido una gran cantidad de ayuda. Sólo sobrevivirán los adultos que estén bien preparados para esta experiencia, es decir, que dispongan de los conocimientos y habilidades que son imprescindibles para afrontar una vida en solitario. No todos estamos preparados para ser hermitaños o para vivir escondidos durante un largo periodo de tiempo.
¿De dónde han surgido estos conocimientos y esta preparación para la vida en solitario? Evidentemente, de otras personas. Un hermitaño ha aprendido de otros aquello que le será necesario para sobrevivir casi aisladamente. Es decir, uno puede llegar a ser hermitaño sólo con la ayuda de los demás.
Nuestra supervivencia individual depende de una fina y delicada red de ayuda y afecto. Cada uno de nosotros somos receptores y donantes de afecto, tejiendo una red de relaciones afectivas.
Cuando afirmamos que la falta de afecto es causa de enfermedad y de muerte, no estamos afirmando algo distinto de lo que hemos constatado al principio, a saber, que el ser humano no puede sobrevivir sin la ayuda de sus congéneres.
Para comprender que ambas afirmaciones son idénticas, aunque una nos parezca lógica y la otra una barbaridad, vamos a plantear los argumentos que permiten derivar la una de la otra.
En el gráfico 1 se expresa, de un modo geométrico, el hecho de que los seres humanos, a diferencia de los osos, por ejemplo, no podemos sobrevivir por nosotros mismos. Es decir, que los individuos humanos no tenemos la capacidad de realizar todo el trabajo necesario para lograr nuestra propia supervivencia.
Gráfico 1. Capacidad de trabajo individual en relación al umbral de supervivencia.
Para ello, introducimos el concepto de umbral de supervivencia que definimos como la mínima cantidad de trabajo que es necesario realizar para que un individuo pueda sobrevivir. Ningún ser vivo puede sobrevivir sin efectuar una cierta cantidad de trabajo. Trabajo para alimentarse, para respirar, para defenderse, etc.
En el gráfico se representa el hecho de que los humanos, tomados individualmente, no somos capaces, por nosotros mismos, de realizar todo el trabajo que es necesario para sobrevivir, es decir, que en la más completa soledad no somos capaces de llegar al umbral de supervivencia. Lo mismo podemos decir de todas las especies sociales, las hormigas, los delfines, los chimpancés, los pingüinos, las hienas, etc., aunque cada especie tiene distintas capacidades de trabajo.
Por el contrario, los osos adultos sí son capaces de sobrevivir por si mismos, de forma independiente. Los osos adultos tienen la capacidad de realizar el suficiente trabajo que les permite sobrevivir. Todas las especies asociales se caracterizan por este hecho. Los mosquitos, los tiburones, los guepardos, las lechuzas, los orangutanes, etc., pueden sobrevivir en estado adulto por si mismos.
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En el gráfico 2 introducimos el concepto de ayuda necesaria para sobrevivir. Si los seres humanos no podemos sobrevivir por nosotros mismos, significa que necesitamos la ayuda de los demás para sobrevivir. Esta ayuda la recibimos en forma de trabajo que otros realizan para lograr nuestra supervivencia (la ayuda o trabajo recibido lo denominamos 'afecto recibido').
Así, sumando el trabajo individual más el trabajo recibido en forma de ayuda de nuestros congéneres, los seres humanos podemos sobrevivir, es decir, superar el umbral de supervivencia.
Cuando decimos que el afecto es una necesidad primaria, estamos afirmando que el afecto es la ayuda que necesitamos para superar nuestro umbral de supervivencia. De este modo, la supervivencia de la especie humana se fundamenta en sus relaciones sociales. Los sistemas de organización social, los grupos, la familia, las organizaciones, las comunidades, los estados, son los mecanismos por los cuales los seres humanos intercambiamos intensamente la ayuda que, como individuos, necesitamos para sobrevivir. Fuera de la red social, desconectados de toda ayuda, somos incapaces de sobrevivir. En otras palabras, la sociabilidad es una característica indisociable del individuo humano. Todo en el ser humano depende de sus relaciones sociales y tratar de comprender al ser humano sin considerarlas es una empresa inútil y un simple ejercicio estético.
La sociabilidad no se puede ignorar porque es el medio por el cual intercambiamos un recurso esencial para nuestra supervivencia: el afecto (ayuda para la supervivencia de otro).
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Por lo tanto, ¿qué puede ocurrir si un individuo no recibe suficiente ayuda de sus congéneres? Esta situación se representa en el gráfico 3. Puede muy bien ocurrir que, por la razón que sea, un individuo no reciba suficiente ayuda, es decir, que la suma de su trabajo más la ayuda recibida sea inferior a su umbral de supervivencia.
En este caso, no sobrevivirá, es decir, morirá. Aunque sea terrible, no podemos ignorar este hecho, ya que se deriva directamente de nuestra necesidad de recibir ayuda. Aún nos parece más terrible si expresamos este hecho diciendo que si un individuo no recibe suficiente afecto, entonces morirá. Pero debemos darnos cuenta de que es, precisamente, el carácter terrible de este hecho el que fundamenta nuestra intuición ancestral de que el afecto es algo esencial para el ser humano: es tan esencial que su falta nos produce la muerte.
Esta constatación nos lleva a un primer análisis. Cuando un ser humano muere, nos deberemos preguntar si esta muerte ha podido ser causada por una falta importante de afecto. Ahora sabemos que un déficit afectivo importante causa la muerte de un ser humano, pero lo que no sabemos es si todas las muertes están causadas por este motivo. Por tanto, una muerte puede estar causada por un déficit afectivo severo o por otras causas y nuestra intervención, como psicólogos, será determinar si, en cada caso, la causa ha sido por un déficit afectivo o no.
Pero la muerte es una situación extrema, la más extrema de todas. Antes de morir, generalmente un ser vivo pasa por diferentes estadios de enfermedad, cada vez más graves. Es decir, que entre la vida (salud) y la muerte, existe un espacio intermedio que denominamos 'enfermedad'.
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Esto nos permite introducir un nuevo concepto, el de umbral de salud, y que definimos como el límite por encima del cual un ser vivo no está enfermo. Por supuesto, ningún ser vivo está libre completamente de alguna clase de enfermedad, por leve que sea.
Entre el umbral de salud y el umbral de supervivencia existe toda una zona que comúnmente denominamos por 'enfermedad'. La enfermedad es todo estado entre la salud y la muerte.
Para que un organismo goce de buena salud es necesario que realice una gran cantidad de trabajo. Ya hemos visto que, en el caso de los humanos, como en el de todas las especies sociales, cada individuo no tiene la capacidad para desarrollar el suficiente trabajo que le permita llegar al umbral de supervivencia. Necesita, para ello, la ayuda de sus congéneres (en forma de trabajo) para sobrevivir. Pero, a pesar de que reciba la suficiente ayuda que le permita superar el umbral de supervivencia, puede que esta ayuda no sea suficiente para alcanzar el umbral de salud.
En otras palabras, el afecto (o trabajo en beneficio de la supervivencia de otro) no sólo determina la supervivencia de los individuos de especies sociales sino, también, su calidad de vida, es decir, el grado con que padecerá enfermedades de cualquier tipo.
Decimos, pues, que el déficit afectivo (o falta de afecto suficiente para vivir) es, necesariamente, como hemos visto, causa de enfermedades de todo tipo. Para vivir hay que trabajar, y esto significa que hay que resolver un gran número de problemas y presiones que acechan y ponen en peligro nuestra supervivencia. Nadie puede escapar a estas tareas. Los humanos hemos evolucionado hacia formas de vida altamente sociales, lo que implica que cada individuo es incapaz, por sí mismo, de resolver la mayoría de sus problemas de supervivencia. Nuestra vida depende, nos guste o no, de la ayuda de nuestros congéneres. De ahí que, según sea la ayuda recibida, nuestra vida puede ser más corta o más larga, llena de penalidades y enfermedades o gozar de buena salud y desarrollo, etc.
Este es un hecho esencial para comprender el devenir de todo ser humano, sobretodo en lo que respecta a su salud y desarrollo. Ignorar este hecho nos mantiene en la más completa oscuridad frente a los graves problemas de salud humana que la medicina no puede resolver, por mucho que quiera y por mucho dinero que se invierta.
Mientras ignoremos lo que ocurre alrededor del enfermo, cuales son sus relaciones afectivas, quien le ayuda y a quien ayuda, es decir, mientras no tratemos de evaluar (contabilizar), aunque sea toscamente, la carga de trabajo cerebral en beneficio de otros que el enfermo ha tenido que soportar, no comprenderemos el origen real de su enfermedad. Por ejemplo, ante un caso de cáncer de pulmón, los médicos nos dirán que ha sido causado por el tabaco y los psicólogos tradicionales nos dirán que el tabaquismo ha sido causado por el estrés. Todo esto es cierto, pero inútil, porque no apunta a la causa real de la enfermedad. ¿Cual ha sido la causa del tabaco y del estrés? Si investigamos un poco las relaciones afectivas del enfermo, descubriremos un claro déficit afectivo, es decir, o bien poca ayuda recibida o un exceso de ayuda proporcionada.
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Las necesidades afectivas no son iguales en todas las edades del individuo. Por intuición, sabemos que los niños necesitan mucho más afecto que los adultos. Esto es debido a que la capacidad de trabajo de los niños es mucho menor que la de los adultos aunque muchos adultos no llegan a desarrollarse lo suficiente y quedan con una capacidad de trabajo muy disminuida.
Como puede apreciarse en el gráfico, es en la infancia y la vejez donde más afecto se requiere para sobrevivir y para mantener un nivel de salud adecuada. Por el contrario, la mayor capacidad de trabajo de los adultos hace que requieran menos afecto o incluso puedan prescindir de él si su desarrollo en la infancia ha sido adecuado. De hecho, las necesidades de afecto de los hijos y de los viejos son cubiertas por los excedentes de los adultos, cuando estos existen.
En realidad, es tan alta la falta de capacidad afectiva, de desarrollo cerebral en las sociedades modernas, que una gran parte de los adultos necesitan afecto (ayuda) de los demás para poder sobrevivir. Mientras sigamos idolatrando lo que llamamos el "cuerpo" y despreciemos lo que llamamos la "mente" (que no es otra cosa que el cerebro, es decir, una parte también de nuestro cuerpo) nuestra capacidad afectiva seguirá siendo tan escasa como hasta ahora, causando enormes problemas y enfermedades por doquier. Quizás si comprendemos por fin la sentencia griega de que la salud de nuestro cuerpo depende de la salud de nuestra mente (y no al revés) empezaremos a ganar en capacidad afectiva y a reducir la enorme incidencia de las enfermedades que nos amenazan.
El gran desarrollo social impulsado por la Revolución Industrial ha introducido un nuevo elemento dentro de la economía afectiva de los seres humanos. Nos referimos a todas las formas de ayuda social desarrolladas prácticamente durante el siglo XX. El crecimiento social ha obligado al desarrollo de sistema de cooperación y de ayuda capaces de reducir, aunque no de eliminar, los déficits afectivos de la población.
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Un individuo de una sociedad moderna recibe una gran cantidad de ayuda proveniente de diversos organismos sociales (seguridad social, policía, bomberos, hospitales públicos, escuelas publicas, justicia, etc.). Existe una gran cantidad de organizaciones cuya finalidad es la de proporcionar ayuda a los miembros de la sociedad. Este es un hecho realmente nuevo en nuestra historia, puesto que hace sólo doscientos años casi no existían. Antes, una persona sólo podía sobrevivir gracias a la ayuda proporcionada por los miembros de su familia y nada más. Ahora, afortunadamente, disponemos, además, de la ayuda de nuestra sociedad. Si distinguimos, por tanto, la ayuda recibida de familiares, amigos, etc. (que seguiremos denominando 'afecto') de la ayuda recibida de las instituciones públicas (ayuda o protección social), podemos apreciar como las necesidades afectivas se han reducido mucho en las sociedades modernas, aunque no han desaparecido.
Pero a pesar de los grandes avances, seguimos necesitando afecto para vivir, sobretodo los niños y la gente mayor. La ayuda social que recibe un niño no es ni mucho menos suficiente para que pueda desarrollarse adecuadamente. Sin el trabajo de los padres los niños no pueden alcanzar un grado de autonomía, de capacidad de trabajo suficiente para conseguir reproducirse con éxito. La ayuda social no es despreciable pero es insuficiente.
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El origen de los déficits afectivos reside en los adultos. Puesto que el afecto es trabajo, es decir, energía, las necesidades afectivas de niños y viejos sólo pueden cubrirse con los excedentes de los adultos.
El problema aparece cuando los adultos no disponen de excedentes e, incluso, necesitan ellos mismos de apoyo y ayuda.
Esto ocurre cuando un adulto no ha podido desarrollar suficientemente sus capacidades cerebrales debido, por supuesto, a no haber recibido suficiente ayuda en su desarrollo. Aunque aparentemente parezca un adulto, aunque su desarrollo muscular sea el adecuado, su cerebro tiene muy poca capacidad de adaptación, de trabajo, de procesamiento. Ante los problemas busca refugio y apoyo en los que le rodean y carece de toda capacidad para ayudar a resolver los problemas de sus hijos. Si en su desarrollo no ha adquirido suficientes habilidades y capacidades de trabajo para resolver los problemas de la vida, siempre necesitará obtener afecto de los demás, de su familia, amigos, etc., además de la ayuda social que reciba. Entonces, el déficit afectivo que él sufrió se hereda a sus hijos.
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De: albi |
Enviado: 18/11/2010 22:59 |
Resumen:
Aunque parece una perogrullada, lo cierto es que el ser humano no puede sobrevivir sin la ayuda de los demás. Durante nuestra infancia dependemos críticamente de la ayuda que recibamos. Más o menos ayuda recibida determinará irreversiblemente nuestro desarrollo en el futuro. Es decir, que la ayuda es una necesidad primaria de los seres humanos. Y hemos visto que esta clase de ayuda es la que denominamos comúnmente como afecto.
El afecto no es una entelequia espiritual ni angelical, sino la ayuda que necesitamos para poder sobrevivir. Y esta ayuda no es gratuita ni está disponible libremente puesto que ayudar significa realizar un trabajo en beneficio de otro ser vivo, es decir, ceder parte de la propia energía a otro ser vivo. Así, cuando prestamos afecto a otra persona trabajamos en su beneficio y no en el nuestro, perdemos energía en su favor.
En consecuencia, las capacidades afectivas de cada uno están estrictamente limitadas por la energía disponible, por la capacidad efectiva (no afectiva) de realizar trabajo, de resolver problemas. Uno quisiera inundar de afecto a todo el planeta pero la verdad es que no puede, no disponemos de la energía ni la capacidad para lograrlo. Queremos querer mucho pero podemos querer muy poco.
En cualquier caso, se quiera mucho o poco, siempre todo acto de afecto, de amor, de cariño, de ayuda significa una pérdida de energía para quien lo proporciona. Y esta es la razón por la cual un desequilibrio en las relaciones afectivas conduce inevitablemente a la enfermedad y la muerte.
El hecho que la biopsicología pone de relieve es que todas las enfermedades cuyo origen médico se desconoce (cáncer, infarto, hipertensión, etc.) no se producen espontáneamente ni tienen su origen en el propio enfermo sino que están causadas por agentes biológicos externos que no hemos sido capaces de ver debido a que son las personas como tu y yo. Lo difícil del descubrimiento de Pasteur fue la pequeñez de los agentes biológicos causantes de las enfermedades (bacterias). Lo difícil del descubrimiento de la biopsicología es que somos nosotros mismos quienes causamos la enfermedad de nuestros congéneres.
Unos padres con mucha necesidad de ayuda acaban causando la enfermedad de sus hijos puesto que no pueden evitar utilizar a sus hijos como fuente de ayuda, un esposo/a con mucha necesidad de ayuda acaba causando la enfermedad de su esposa/o por la misma razón, etc. Por la experiencia que hemos recogido hasta el momento, son precisamente las relaciones afectivas duraderas e intensas las que están en el origen de las enfermedades y la muerte de la mayoría de las personas en las sociedades modernas.
Y la razón principal es que la capacidad de ayuda es muy escasa, puesto que aún no se han inventado máquinas capaces de sustituir al trabajo cerebral. Para resolver los problemas de la vida sólo contamos con nuestro cerebro y si su desarrollo ha sido escaso (que es lo más frecuente) necesitamos mucha ayuda de los cerebros de las personas que nos rodean. Nuestro impulso de supervivencia nos conduce a desarrollar estrategias capaces de lograr que los demás nos presten su ayuda cerebral. Y cuando nuestra necesidad es muy alta y dependemos de la ayuda de muy pocas personas, tarde o temprano dichas personas enfermarán.
Ya sabemos que aceptar estos hechos es muy desagradable, puesto que nos hace a todos responsables (en un sentido científico, no moral) de las enfermedades de los que nos rodean. Nos enfrentamos, como siempre, al mismo problema. ¿Preferimos la verdad dolorosa o la mentira bondadosa? Evidentemente, que cada uno opte por lo que más prefiera. Pero si alguien tiene verdadero interés en prevenir la aparición de cualquier tipo de enfermedad o de contribuir a superar una enfermedad existente (junto con los tratamientos médicos pertinentes), que se tome en serio estos hechos a pesar de que sean realmente crueles.
La enorme complejidad de las relaciones afectivas nos impide hacer aquí una exposición más extensa. En realidad, este tema es, o debería ser, el objeto central de la psicología. Dicho de otro modo, la psicología, desarrollada como una ciencia biológica, se ocupa fundamentalmente de las relaciones afectivas en tanto que inciden directamente sobre la salud de los seres humanos. Así que, considérense estas líneas como un breve esbozo muy elemental, cuyo fin es introducir al lector en los conceptos básicos de la biopsicología. En la medida de nuestras posibilidades, iremos exponiendo con más detalle este nuevo enfoque en el futuro. |
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De: albi |
Enviado: 18/11/2010 23:20 |
Publicado el 19 Mayo, 2008 por Hernán Montecinos
Por: Magda Zulena Trujillo Rodríguez Fuente: revista “Espéculo”, N° 38
Universidad del Tolima – Colombia (mztr@hotmail.com)
La vida cotidiana: “un mundo feliz”.
Resumen: El presente artículo analiza en la obra del autor inglés Aldous Huxley Un mudo feliz, como se plantea la utopía de una nueva cotidianidad, en una actitud crítica y propositiva frente a la crisis del proyecto moderno.
El siglo XX es sin duda el siglo de la desesperanza. Pensadores, artistas, filósofos y en general los intelectuales mostrarán a través de su obra la decepción ante un mundo prometido que en últimas se reveló como una pesadilla. El sueño de la razón emancipadora [1] propuesto por la modernidad dejó una terrible sensación de fracaso, pues sus más grandes fundamentos: el progreso, la ciencia y la tecnología como medios para lograr el bienestar, terminaron por convertirse en dos grandes monstruos destructores de la humanidad.
En esa medida, el individuo del siglo XX se encuentra en la paradoja de un mundo con grandes adelantos tecnológicos y científicos pero sumido en una grave depresión económica, social y política, reflejada en las múltiples guerras y en especial las dos mundiales, así como la profundización de la contradicción de clases, pues la concentración del capital se da en manos de unos pocos a expensas de muchos que se han quedado en la miseria, la reducción del ser humano como simple máquina útil para la producción y el advenimiento de los grandes sistemas Totalitarios. Al respecto, Steiner en su reflexión sobre la crisis de la modernidad afirma:
“De suerte que nos encontramos en una posición ambivalente e irónica respecto al dogma del progreso y respecto del fantástico bienestar que tantos de nosotros realmente gozamos en el Occidente tecnológico”. (Steiner; 1992:96)
Dichas ambivalencias e ironías presentes en la modernidad, son el punto de partida de la crítica a ésta, pues la desesperanza ha traído un sentimiento de rechazo pero a su vez de construcción, esta última (en algunos casos) ya no en sentido lineal y universal, sino mas bien particular y unas veces fragmentada; todo esto como resultado de una actitud nihilista o de duda constante a los grandes paradigmas de la modernidad, que ya no representan para muchos la salvación.
David Lyon en su estudio sobre la posmodernidad explica este sentimiento nihilista propuesto por Nietzsche de la siguiente manera: “Cuando la permanente actitud de duda de la razón moderna se aplica a la propia razón, el resultado es el nihilismo” (Lyon; 1996:27) El nihilismo es según Lyon, un antecedente importante del pensamiento posmoderno, al dudar constantemente de la razón y plantear la vacuidad de los valores que pregonaba la modernidad.
El nihilismo introduce una duda a la modernidad que deviene en crisis, la cual produjo en su momento una doble situación en la que el proyecto ilustrado genera una sensación de desesperanza frente a sus principales valores, pero además se da la oportunidad para replantear una sociedad moderna que resulta insufrible.
Como había mencionado al principio, el agotamiento de la modernidad, sus desesperanzas y replanteamiento son el material de referencia sobre el cual los pensadores y las pensadoras de la primera mitad del siglo XX realizan sus obras. En concordancia a esto la literatura europea apunta a través del tratamiento temático y la organización del material verbal a dilucidar sus perspectivas sobre la decadencia del proyecto moderno y las propuestas ante ésta.
En el marco de que he planteado hasta aquí, el siguiente escrito tiene como propósito estudiar la obra Un Mundo Feliz del escritor ingles Aldous Huxley, analizando como se ve la cotidianidad de los personajes en relación a su sociedad y como construyen una salida a la encrucijada dada por la critica a la modernidad, tratando de demostrar que tal postura es la búsqueda de una utopía que ansía la construcción de una nueva cotidianidad.
Para desarrollar dicho análisis, acudo al estudio sobre la vida cotidiana, que múltiples autores contemporáneos han venido desarrollando, cómo una actitud critica hacia el conjunto de actividades y actitudes internalizadas por las personas de un determinado sistema de producción y distribución en un momento histórico especifico. En esa medida, los estudios sobre la cotidianidad se convierten en una posible categoría de análisis para tratar de reflexionar críticamente, sobre los aspectos microsociales propios del ámbito privado que de una u otra forma eran dejados de lado por considerarse irrelevantes en comparación con el conocimiento de la vida publica y los aspectos de la estructura macrosocial. Por ello:
“La vida cotidiana es un ámbito acotado pero no aislado. Sólo en relación a la totalidad social y, específicamente, a la estructura de dominación puede ser aprehendida la significación de la vida diaria en tanto cara oculta de la vida social”. (Lechner; 1984: 57)
Por lo anterior, la división tajante entre ámbito publico y privado queda superada, al plantearse la relación existente e inseparable entre cada uno de uno de ellos, pues los procesos dados al interior de la vida cotidiana son producto de la estructura macrosocial en la que se halla, al igual que desde las actividades cotidianas se construye dicha estructura. Así, una definición inicial de vida cotidiana pude ser la siguiente:
“una cristalización de las contradicciones sociales que nos permiten explorar en la textura celular de la sociedad algunos elementos constitutivos de los procesos macrosociales”. (Lechner; 1984:59)
Teniendo presente la anterior definición, analizo en Un Mundo Feliz, las relaciones dadas en lo cotidiano por los individuos de los dos mundos recreados por Huxley, tomando las nociones de religión del día laborable y la pseudoconcreción expuesta por Karel Kosik, y por último, trato de explicar cual es la utopía propuesta por el autor.
La novela describe dos mundos totalmente opuestos en un tiempo futuro indefinido: el mundo de la técnica contra un mundo ‘salvaje’, cuyas mayores diferencias las define el grado de desarrollo de la ciencia y la tecnología, pues en el primero los instrumentos de producción se hallan en un nivel de adelanto máximo, mientras que en el segundo la ciencia y la técnica siguen estando en un nivel rudimentario. En consecuencia, los modos de vida, las actividades, los comportamientos y actitudes se concretan en cada mundo gracias al grado de maduración de la ciencia y tecnología, que igualmente ha definido un sistema político, económico y social para cada uno.
El mundo feliz, es el mundo donde la técnica y la ciencia ha llegado a un estado de desarrollo máximo en el cual los individuos no son solo comparadores sino elementos producidos en masa y condicionados biológica y sicológicamente para actuar de una determinada forma y realizar un determinado trabajo, con el fin de mantener un control total de la vida y por ende una estabilidad perpetua del sistema.
El condicionamiento biológico y sociológico se materializa a partir de las actividades comunes de los individuos , que en cierto modo entienden su conjunto de acciones dentro de los limites de la normalidad y de los cuales es imposible e inadmisible salir, de esta forma los valores inviolables e inquebrantables interiorizados por los personajes que viven en un mundo feliz son la felicidad producida por la falta de problemas reales, la irreflexión y los estímulos recibidos por el soma, al igual que la desintegración de la familia , la liberación sexual , el trabajo alienado y el consumo .
Igualmente, la desintegración familiar produce, una sustitución del canal para la reproducción del sistema, pues ya no es el padre o la madre quien enseña a sus hijos las costumbres, sino el estado mismo por medio de la manipulación genética y las sesiones de hipnopedia se encargan de transmitir el deber ser en esta sociedad, vislumbrando con esto la idea de que “la vida cotidiana es el ámbito de lo normal y natural” ”. (Lechner; 1984:49) , la cual es indiscutible; así es natural que los individuos se produzcan en laboratorios y es normal que no existe una madre y que las mujeres y los hombre se relacionen sexualmente sin ningún tipo de compromiso filial y temporal:
“La gente es feliz; tiene lo que desea y nunca desea lo que no puede obtener. Esta a gusto; esta a salvo; nunca está enferma; no teme a la muerte; ignora la pasión y la vejez; no hay padres y ni madres que estorben; no hay esposa; ni hijos; ni amores excesivamente fuertes” (Huxley, PÁG. 162.)
Otro aspecto importante a considerar, es la distribución del trabajo según castas sociales que son también delimitadas genéticamente al crear individuos para realizar determinados oficios. Cada casta tienen que realizar lo asignado, sin siquiera plantearse la discusión del porque, su deber es igualmente una vida cotidiana asimilada como normal.
Las particularidades de la relaciones sociales en el Mundo Feliz ocasiona una visión de la existencia vana e intrascendente, en la que se halla una total pasividad e inercia por parte de los particulares hacia su propia presencia en el mundo , en esa medida se habla de personajes sumidos en lo que Kosik denominó preocupación. La preocupación es llevada aquí a los extremos del vivir en el mundo practico y utilitario sin preguntarse el origen de sus acciones, por tanto “el hombre como preocupación no sólo esta arrojado en el mundo, que esta ya como realidad acabada, sino que se mueve en este mundo, que es creación del hombre, como un complejo de aparatos que él puede manejar sin necesidad de conocer su movimiento ni la verdad de su existencia” (Kosik; 1995:89). Vemos entonces en el Mundo Feliz personajes como preocupación que son en su totalidad autómatas en un mundo estático en el cual es imposible decidir el camino a seguir pues todo esta predispuesto y diseñado para que funcione perfectamente de determinada manera.
Unido a los individuos como preocupación se encuentra el desconocimiento de la historia, generando la noción del particular como ser irreflexivo, cuyo vida solo se reconoce en el aquí- ahora. Kosik denomino a este fenómeno como “religión del día laborable o cotidianidad enajenada” (Kosik;1995:96) , en la que los personajes solo reconocen el mundo de lo familiar, de lo cercano y por tanto no se piensan como seres producto de una sociedad y de un momento histórico. Todo lo anterior es manifestado por Mustafá Mond el interventor (quien en la escala social de el mundo feliz ocupa un lugar preponderante), en la conversación con Jhon el hombre traído de malpais: “Nuestros hombres están condicionados de modo que apenas puedan obrar de otro modo que como deban obrar” (Huxley, Pág. 162).
De otra manera la vida cotidiana en el Malpais se desenvuelve en el marco de un desarrollo de la técnica y la ciencia rudimentario, ocasionando que las relaciones entre individuos sean de tipo tradicional, marcadas por la visión mito poética del mundo, es decir que los personajes mantienen costumbres, actividades, modos de vida mediados por la mezcla de creencias religiosas indígenas y católicas.
Es así que en Malpais las costumbres asimiladas como “naturales o normales” son aquellas en las que la familia monogámica es el centro de la sociedad y las mujeres son encargadas de parir y cuidar la prole . Al igual que persisten rituales de iniciación de los jóvenes a la vida adulta y adoración a los antepasadas y al Dios cristiano. A diferencia de lo que pasa en el Mundo Feliz, en Malpais si son los padres los encargadas de transmitir los valores, creencias y tradiciones a sus hijos, los cuales las asumen e internalizan sin reflexionarla.
En la obra lo anterior se acentúa porque Huxley describe a un mundo donde a pesar de los siglos que han transcurrido desde la colonización pareciesen que la vida se hubiese detenido, y en esa medida las modos de relacionarse se conservaron tal cual se asimilaron en una época determinada: “Unos sesenta mil indios y mestizos…, absolutamente salvajes…conservan todavía sus repugnantes hábitos y costumbres… matrimonio…; …Familias…nada de condicionamiento… monstruosas supersticiones … Cristianismo, totemismo y adoración a los antepasados… lenguas muertas, como el Zuñí, el español… enfermedades infecciosas… sacerdotes…” (Huxley Pág. 85).
Por lo anterior, la vida cotidiana recreada en Malpais se constituye en cotidianidad enajenada, no en relación con el proceso de mecanización y automatización producido por las sociedades industrializadas, sino mas bien con el conjunto de acciones vinculadas al mundo de la pseudoconcreción o acciones que son tomadas como familiares y que están allí de forma “natural” sin que se reconozca que son producto de la acción social de los individuos.
Al respecto Kosik afirma que uno de los aspectos que pertenecen al mundo de la pseudoconcreción es: “el mundo de los objetos fijados, que dan la impresión de ser condiciones naturales, y no son inmediatamente reconocidos como resultado de la actividad de los hombres” (Kosik;1981:27). De esa forma el mundo de la pseudoconcreción en Malpais se da gracias a esa visión mito poética que liga el modo de vida con la acción divina, desconociendo a los individuos como generadores de la realidad en la que se hallan.
Así, el análisis de la vida cotidiana de un mundo feliz y Malpais revela en un primer momento, la critica hecha por Huxley a la modernización, donde la unión de la ciencia y la tecnología con el capitalismo se transfiguran en la pesadilla del Poder totalitario, las libertades desaparecen por completo y la humanidad se diluye al no dejar la posibilidad para pensar y transformar, pero además, Malpais también representa un terreno fallido de realización humana en cuanto conserva unas costumbres hibridas (cristianas e indígenas) que depura las que no conoce y las condena, las exilia . En ningún mundo Jhon encuentra posibilidades de ser y ante este panorama ¿cabria pensar en alguna visión de utopía propuesta por Huxley?
Han sido múltiples las definiciones de utopía aportadas a lo largo de la historia, Darko Suvin recoge varias de ellas en su estudio sobre el género literario de la utopía, para explicar su carácter, que se determina por un campo temático donde predomina la ficción y por ende un mundo alterno, distinto al del autor que se revela en algunos casos como un posible imposible. Así la utopía es: “La comunidad imaginaria donde las relaciones humanas se encuentran organizadas de un modo más perfecto que en la comunidad del autor”. (Suvin, 1984: 74)
De esta forma, a pesar de que en ninguno de los mundos Huxley ofrece una alternativa, es mas pareciese que se hablara mejor de una antiutopÍa , si existe una utopía como deseo de cambio de la vida cotidiana, esta se pone de manifiesto por medio de Jhon el salvaje quien se convierte en la voz del escritor al expresar el repudio y desilusión ante los dos mundos y al exteriorizar el anhelo de un mundo inexistente.
La utopía como lo imposible posible que se proyecta en el deseo de un lugar distinto al que rodea al personaje, se construye a través de la critica que Jhon hace a ese nuevo mundo al cual se ve enfrentado y al lugar salvaje donde jamás fue aceptado : por medio del rechazo a la insensibilidad y la automatización contrapone el dolor y la contradicción del ser humano, a la ciencia y la técnica como nuevos dioses el Dios cristiano, a la promiscuidad la monogamia y a la inexistencia de vínculos sentimentales la existencia de la familia.
Todas estas antítesis , dejan al descubierto el deseo de una vida cotidiana que mas que ser nueva trata de reorientarse a través de los principios religiosos cristianos, donde las acciones son pasos para recorrer el camino de la salvación, por ello Jhon anhela una familia en la que exista un control de la sexualidad y la mujer sea reservada para un solo hombre y su virtud resida en ser madre , atendiendo así a los mandamientos de la ley de dios: “no hacer actos impuros”, “no desear a la mujer del prójimo”, “honrar a padre y madre”, etc.
El mundo deseado por Jhon es la utopía o salida que propone Huxley ante la crisis del pensamiento moderno, pero es una salida en la que la vida cotidiana seria alienada al igual que en los otros dos mundos, ya que como dijera Heller en sus estudios sobre cotidianidad, cuando persisten los ámbitos morales específicos entre ellos el sexual es porque se enmarcan en las sociedades con propiedad privada, en las cuales las personas son objetos a poseer: “…el impulso de poseer desaparecerá del amor incluso para la medida de la sociedad sólo cuando el conjunto de los sentidos y los instintos de los hombres ya no éste concentrado en el impulso de poseer”.(Heller;1994:113)
Del mismo modo, la alienación se da por la dominación ejercida por lo religioso en la vida de los individuos, ocasionando la perpetuación de la pseudoconcreción en la que se cree que Dios ha hecho el mundo, desconociendo el papel histórico y social de los hombres y mujeres.
Para terminar, el estudio de la vida cotidiana en Un mundo feliz , nos introduce tácitamente a identificar la actitud critica frente a la modernidad y la salida que Huxley ofrece a ésta, cabe anotar que dichas salidas son el presupuesto de otra cotidianidad que se revela como otras tantas alienadas al no superar la visión ahistórica del individuo y al pensarse sujetos que no logran transformar continuamente las contradicciones que lo oprimen y lo condenan a hacer parte del engranaje social, donde es utilizado y limitado en sus capacidades.
Notas
[1] Aludo al nombre de la obra que pintara Goya a finales del siglo XVIII Cuando el sueño de la razón produce monstruos, para hacer una metáfora sobre el fracaso de la modernidad cuya bandera era la razón emancipadora.
BIBLIOGRAFIA
HELLER Agnes. “La heterogeneidad de la vida cotidiana”. En Sociología de la vida cotidiana. Ed. Península. Barcelona. 1994.
HUXLEY, Aldous. Un mundo feliz. Biblioteca de ciencia ficción. Ed Orbis. Barcelona. 1969.
KOSIK, Karel. “El mundo de la pseudoconcreción y su destrucción”. En Dialéctica de la Totalidad concreta. Ed. Grijalbo. México, Buenos Aires. 1967. 1981.
——. “Metafísica de la vida cotidiana”. En Dialéctica de lo concreto. Ed. Grijalbo. México. 1995
LYON, David. Posmodernidad. Ed, Alianza. Madrid. 1996.
STEINER, George. En el Castillo de Barba Azul. Ed. Gedisa. Barcelona. 1992. Pág. 96.
SUVIN, Darko. Metamorfosis de la ciencia ficción. Fondo de Cultura económica. México. 1984.
© Magda Zulena Trujillo Rodríguez 2008
Espéculo. Revista de estudios literarios. Universidad Complutense de Madrid
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Si no se pone la fuente se llama plagio
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De: albi |
Enviado: 19/11/2010 19:50 |
crisis de valores morales, culturales y políticos; en la pérdida de valores tradicionales de las comunidades humanas, a partir de la imposición de los valores de las empresas transnacionales. Se analizan las consecuencias de este fenómeno para la actividad médica: deterioro de los valores morales tradicionales producto de la privatización capitalista, consideración de que los valores tecnológicos están por encima de los valores éticos, énfasis en el carácter biologicista y curativo de la medicina, etc. Por todo ello, se necesitan profundos cambios sociales para revertir el patrón axiológico dominante
ver la fuente más arriba |
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De: albi |
Enviado: 19/11/2010 19:52 |
Fuente: tahoma |
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No entiendes, se debe de poner el enlace |
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De: albi |
Enviado: 19/11/2010 20:02 |
El individualismo es un efecto de la sociedad capitalista
el socialismo es un modelo de organización socioeconómica y política.
fuente : times new roman cursiva
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De: albi |
Enviado: 19/11/2010 20:05 |
comparar individualismo con marxismo, es como querer comparar un elefante con un colmillo de perro....¿ qué tendrá que ver?
fuente: book antigua |
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fuente : times new roman cursiva Estúpida |
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De: albi |
Enviado: 19/11/2010 20:11 |
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Lo opuesto a individualismo es comunismo, comunismo y marxismo son la misma mierda |
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Por eso el marxismo recluta tanta gente, por estúpidos que son los que creen en el marxismo |
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De: albi |
Enviado: 19/11/2010 20:15 |
Por eso el capitalismo recluta poca gente, por estúpidos que son los que creen en el capitalismo
fuente: century ghotic |
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