Científicos: El regreso a la Argentina prometida

Diego Feroldi, Ximena Pastorino y Martín Acreche, tres de los 786 científicos argentinos repatriados.

No hay nada más ingrato en la vida de un argentino que sentirse forzado a dejar el país para cumplir los sueños de progreso. Tal vez, la histórica sucesión de crisis económica-política y social que la Argentina viene acumulando desde los años ‘70, la constante persecución ideológica de la última dictadura militar o las reiteradas falta de respuestas en materia educativa, hayan sido motivos suficientes para que miles de compatriotas tuvieran que abandonar su tierra, resignando a la familia, el barrio, los amigos y hasta las costumbres regionales en procura de un trabajo digno, una educación superior o para adquirir una mejor calidad de vida lejos de casa.

El campo de la ciencia ha sido una de las carreras más castigadas en la historia argentina para comprender semejante desarraigo. La tristemente recordada “Noche de los Bastones Largos” (1966), falta de inversión estatal para desarrollar proyectos a largo plazo, los sueldos deshilachados, los insumos que tardan una eternidad en llegar y el insuficiente nivel de estudio doctoral han sido las principales causas para que muchos investigadores se olviden por un tiempo del país y piensen que hay un futuro promisorio en el exterior.

Pero la situación se revirtió tras la crisis del 2001. Los lazos afectivos nunca se cortaron y más allá de sus capacidades y del nivel de vida afuera, 786 científicos y tecnólogos de alto grado decidieron regresar definitivamente a la Argentina -desde el año 2004- y volver a apostar en el país en materia científica.

Todo se debe al Programa RAICES (Red de Argentinos Investigadores y Científicos en el Exterior), un plan elaborado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, cuya Ley 26.421 -sancionada en noviembre de 2008- fue declarada política de Estado para repatriar a científicos e investigadores que residen en el exterior y desean volver al país, además de fomentar la vinculación entre los científicos residentes en la Argentina con aquellos que viven en otras tierras. 

Básicamente, el programa tiene diferentes líneas de acción según el perfil de los postulantes: becas de reinserción laboral, trabajo en el país, difusión de CV en empresas, coordinación de grupos de trabajos desde el exterior con instituciones locales, o para dictar cursos y seminarios en todo el territorio argentino.

Ahora, aquellos profesionales en actividad que cuentan con un doctorado o posdoctorado y con dos años de residencia como mínimo en el exterior, tienen la posibilidad de radicarse nuevamente en la Argentina. Reciben pasajes de regreso y ayuda económica para mudanzas y traslados en los primeros meses hasta conseguir un hogar dónde instalarse.

Además, los científicos tienen la posibilidad de conseguir un trabajo o beca en una entidad pública (CONICET) o privada, también cuentan con fondos especiales para realizar investigaciones de principio a fin, incluyendo insumos, sueldo, presupuesto y personal a cargo, algo que no estaba contemplado en épocas pasadas.  

Los números del regreso

En lo que va del año, el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva contabilizó 360 proyectos de investigación bilateral conjunta en ejecución con instituciones de 20 países.

Según cifras oficiales, alrededor de 6.000 científicos trabajan en el exterior, de los cuales, 4.700 están registrados en RAICES, con un promedio de 120 argentinos repatriados por año.

“El presupuesto aumentó un 500 por ciento. Lo salarios también tuvieron un aumento significativo, pero lo más importante es la cantidad de vacantes que se abrieron para becarios e investigadores, a razón de 1.500 por año”, agrega Agueda Menvielle, directora Nacional de Relaciones Internacionales del Ministerio y mentora del Programa RAICES.

Sin embargo, Menvielle es consciente que no todos los científicos pretenden regresar por los puestos que ocupan en el exterior.  “Esa no es la idea del plan porque algunos tienen puestos altamente jerárquicos, como en la NASA o en el centro de investigaciones Max Planck Society de Alemania, que cuenta con 35 premios Nobel en vida. En la Argentina no hay un lugar equivalente para incorporarlos. Sin embargo, pueden vincularse dando cursos, seminarios  o encabezar desde el exterior un equipo de investigación con científicos radicados en el país mediante el subsidio César  Milstein, del Programa RAICES”.

Volver para quedarse

Nunca es tarde para pegar la vuelta. Al menos es lo que reflejan los siguientes tres casos de jóvenes científicos menores de 40 años. Ellos decidieron volver al país para siempre, para realizar los mismos trabajos de investigación que hacían en el exterior.

Diego Feroldi se recibió de ingeniero electrónico en 2001 en la Universidad de Rosario. Tiene un  doctorado en la Universidad Politécnica de Cataluña en España sobre automatización avanzada y robótica. Trabajó en el Instituto de Robótica e Informática Industrial de Barcelona desde 2004 hasta 2009, cuando volvió. Actualmente, es profesor adjunto en el Departamento de Ciencias de la Computación de la Universidad de Rosario e investigador asistente del CONICET, en el Centro Internacional Franco Argentino de Ciencias de la Información y de Sistemas (CIFASIS).

“Volví al país porque cumplí mi objetivo, que fue recibirme en el exterior mediante una beca. Ahora, gracias al programa RAICES, puedo seguir desarrollando en Rosario los mismos proyectos que tenía en España. Incluso acá estoy con toda mi familia que tanto extrañaba, confiesa este científico de 37 años y especialista en control de procesos, pilas de combustible, gestión de energía, eficiencia energética y energías renovables.

El Dr. Martín Acreche es ingeniero agrónomo recibido en la Universidad Nacional de Salta. En 2007, realizó un posgrado en la  Universitat de Lleida (España) y dos años más tarde obtuvo el doctorado en la misma institución. Investiga la ecofisiología vegetal, el mejoramiento genético vegetal y la gestión ambiental. A fines del año pasado volvió al país para trabajar en el INTA Famaillá de Tucumán, para hacer una investigación sobre la caña de azúcar.

Casado con otra científica, este investigador de 34 años tiene una hija española y su deseo de volver se transformó en realidad a través de RAICES: “La familia tira mucho y más cuando estás tan lejos. Por eso decidimos volver. Ahora cuento con los recursos necesarios para trabajar en Argentina. Prefiero hacer las cosas acá ya que hay más becas, más puestos de trabajo y mayor formación de posgrado” señala Acreche.

La Dra. Ximena Pastorino es Bióloga recibida en la UBA. Trabajó en los Estados Unidos durante cinco años, hasta el 2009. En la actualidad esta científica de 40 años se desempeña en el INTA aunque tiene una licencia especial de descanso.

“Me fui en el 2001 porque no tenía opciones para trabajar acá como científica. Trabajé en Intrinsic Life Sciencie, una gran empresa de biotecnología con sede en San Diego. La decisión de volver es algo que siempre estuvo en nuestro proyecto con mi esposo Tomás Falzone, que es biólogo como yo y está trabajando con una beca de reinserción del Conicet.

“No es fácil trabajar afuera. Siempre me pareció difícil volver. Cuando mejor estábamos allá, más nos planteábamos la posibilidad de regresar a la Argentina. Por eso no lo dudamos cuando apareció el plan de repatriación, y no nos arrepentimos”, manifiesta Pastorino, madre de Julieta (1 año) y Camila (3 años), que nació en los Estados Unidos. 

El regreso definitivo ya es posible, sólo falta tener la convicción de volver a las fuentes, reencontrarse con los afectos y aportar toda la experiencia y conocimientos adquiridos en el exterior.

Bernardo Houssay, Luis Federico Leloir y César Milstein convirtieron a la Argentina en el país con mayor cantidad de premios Nobel de Ciencia de Latinoamérica. Los científicos repatriados entendieron el mensaje que su casa los necesita y cerraron definitivamente la canilla del exilio de cerebros.

Links de interés
Ley 26.421
Programa RAICES
Estadísticas de científicos repatriados (hasta noviembre de 2009)
Los 3 argentinos ganadores del Premio Nobel en Ciencia