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Respuesta  Mensaje 1 de 4 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 24/11/2010 14:52
  Jorge Altamira
 
 
 
El derrumbe financiero internacional alcanzó su punto más alto en septiembre de 2008, cuando el gobierno de Bush dejó caer al banco de inversión Lehman Brothers -con activos por 650 mil millones de dólares-. Esa decisión, una ofrenda a su rival Goldman Sachs y a la concentración del negocio bancario, paralizó el crédito mundial y congeló el comercio internacional.

El mismo monto suman, ahora, los vencimientos de los tres principales bancos de Irlanda -un país cuyo producto interno es de poco más de 180 mil millones de dólares. Estaríamos asistiendo, por lo tanto, al equivalente de un Lehman Brothers en Europa. Es obvio que quienes han dicho que la ‘recuperación’ está en pleno desarrollo estaban mirando otro planeta. Lo mismo cabe para quienes la bancarrota capitalista les suena como una caracterización un poco subida de tono. Pero a seis meses de la convocatoria de acreedores de Grecia, es claro que la quiebra de Irlanda vuelve a poner a la Unión Europea al borde de la bancarrota. Grecia misma no ha podido cumplir con las metas que le fueron impuestas en su rescate: su déficit fiscal ha crecido en relación con el PBI, que entretanto cayó un 5% y desencadenó una desocupación oficial del 12% y una real del 20%; o sea que el rescate agravó la crisis griega y la puso más cerca de la declaración de insolvencia. Portugal, por su lado, admite sin ambigüedades que su situación financiera está al límite y que podría pedir un retiro ‘transitorio’ del euro, o la emisión de una moneda local paralela. De acuerdo con el comentarista económico Ambrose Pritchard, la deuda total de Irlanda (pública y privada) es del 330% del PBI y su déficit de cuentas externas del 12% del PBI, mientras que los bancos portugueses dependen del financiamiento interno para el 40% de sus activos. En todo caso, los especuladores internacionales han llevado la sobretasa de interés que paga Portugal a los 800 puntos. Un retiro de Portugal del euro se llevaría puesta a España -su principal acreedor. Italia, a su vez, que se ufana de su política de rigor fiscal, no tiene condiciones de suscribir un rescate a Irlanda -la gota de agua que acabaría con las aventuras de Berlusconi, que es acusado por la gran industria por falta de socorro estatal. Irlanda, la víctima en esta ocasión, no podría de ninguna manera rescatar a sus grandes bancos, en los cuales ya metió 60 mil millones de euros, incurriendo, para 2010, en un déficit fiscal del 32% de su producto -un porcentaje jamás visto, salvo en guerras mundiales, y una deuda pública del 150%. El Tesoro irlandés se encuentra, por lo tanto, quebrado, precisamente en el momento en que debe honrar las garantías totales que estableció, a fines de aquel mismo 2008, para los grandes bancos locales; por eso la sobretasa de interés de su deuda se acerca a los mil puntos. El otro afectado es el Banco Central Europeo, que ha destinado a los bancos irlandeses la tercera parte de todos los euros emitidos para socorrer a la banca europea. A Irlanda se le acabó la cuerda; por eso la UE ha decidido forzarla a aceptar un rescate, que esta vez tendrá el aporte de una nación extra euro -Gran Bretaña, lo que no había ocurrido con Grecia. Las razones no son difíciles de imaginar: los bancos celtas le deben a los bancos británicos casi 200 mil millones de dólares, y aún más que eso a Alemania. La tinta de la cesación de pagos de Islandia, votada por un 90% de los electores en un referendo, aún está muy fresca como para que los ingleses miren para otro lado. Cuatrocientos años de rebelión contra los terratenientes anglo-escoceses, primero, y contra el capital financiero británico, después, constituyen, en el caso de Irlanda, una tradición de independencia que podría deparar sorpresas.

A Dios rogando

La crisis de las deudas pública y bancaria de Irlanda fue precipitada por una declaración Angela Merkel, la "cancillera" de Alemania (así llama Chávez a las ministras de exteriores), apoyada por el francés Sarkozy, a favor de que los rescates de deuda incorporen una quita de capital a los acreedores privados. Aunque el conjunto de la propuesta era prevenir los defaults -autorizando a los acreedores a imponer cambios a la política económica existente en caso de semejante riesgo-, fue interpretada, en el contexto de la crisis irlandesa, como una posible penalización a los acreedores. La intención de Merkel era clara: imponer un rescate en sus propios términos. La Comisión Europea le ha ofrecido a Irlanda un rescate de su deuda pública y de los bancos -en este último caso en forma directa, no a través del gobierno de Irlanda. Es claro que se pretende imponer un comité de vigilancia con mayores prerrogativas que el que opera en Grecia. Por lo pronto, Alemania exige que Irlanda abandone su condición de ‘paraíso fiscal’, o sea que los capitales operan con bajísimos impuestos en su competencia financiera. Es de suponer que el propósito es más amplio: quedarse con las hipotecas y, en su defecto, con las propiedades inmobiliarias cuyos impagos han provocado el derrumbe bancario irlandés, e incluso quedarse con los propios bancos. El gobierno irlandés ha resistido esta intervención, que supondría colocar la legislación financiera y el sistema financiero bajo la tutela de Estados extranjeros. La capitulación es, sin embargo, inminente. Como quiera que la condición de ‘paraíso fiscal’ fue impuesta, en Irlanda, para servir a la competencia de los fondos financieros anglo-norteamericanos en la Unión Europea y en la zona euro, el planteo tedesco-francés implica el desmontaje de esa zona de privilegio y una expresión de la guerra financiera de Alemania y Francia versus Estados Unidos e Inglaterra. El secretario del Tesoro norteamericano urgió a la Comisión Europea a rescatar a Irlanda, pero no avaló los términos del rescate dictados por Alemania.

Los movimientos políticos y financieros en torno a la bancarrota de Irlanda dejan al desnudo las tendencias que operan a la desintegración del euro. Es cierto que los llamados rescates son un negocio para los rescatistas, no para los rescatados, porque el dinero que prestan rinde tasas de interés elevadas, cuyo eventual retorno implica una transferencia de ingresos de los países rescatados a los rescatistas. Pero esto es un negocio para los Estados rescatistas dentro de ciertos límites; su extensión a otros países o prolongación en el tiempo sería fatal. Por otro lado, cada operación de rescate plantea una lucha de intereses que enfrenta a capitales e incluso a Estados, o sea a enfrentamientos políticos. Lo más significativo, sin embargo, es que la tendencia a imponer un protectorado germano a distintos Estados europeos es irrealizable a mediano plazo sin provocar rebeliones y hasta guerras -lo que, en su defecto, podría llevar a un desmantelamiento del euro por iniciativa alemana, lo cual devolvería a Alemania una libertad completa de acción, claro está que en alianza con una potencia extra europea-China (el principal mercado de Alemania) o Japón. La crisis de las últimas semanas pone en evidencia una guerra política, cuyo eje son Estados Unidos y China.

QE2

La sigla de arriba no es una fórmula química ni un ‘password’, sino la denominación del segundo plan de compra de títulos de la deuda pública de Estados Unidos por parte del Banco Central de ese país, que, todo sumado, alcanza a cerca del billón de dólares. La mayor parte de los comentaristas interpretó la medida como un intento, por un lado, de devaluar el dólar y ganar ventajas en el comercio exterior y, por el otro, de mejorar los precios de los bonos del Tesoro y bajar aún más su tasa de interés de mercado. Sin embargo, después del anuncio, el dólar se revalorizó, los precios de los títulos cayeron y las Bolsas se hundieron en otro martes negro. Es que en el medio había metido la cola la crisis de la deuda irlandesa, la correspondiente salida de capitales de Europa y la devaluación del euro. En este punto, se podría decir que la señora Merkel eligió un momento oportuno para detonar el derrumbe de Irlanda y desatar la depreciación del euro y la revalorización del dólar.

Pero más allá de esta ‘guerra de monedas’, lo cierto es que la deuda más explosiva es la norteamericana, catorce billones de dólares (más de un ciento por ciento del PBI) y que casi un 40% de ella se encuentra en manos de China, Japón y Alemania. Además, está la deuda de estados y municipios, por unos cinco billones de dólares, que en muchos casos ha debido ser rescatada para que no cayera en default. La compra de deuda pública por parte del Banco Central es, por eso, antes que nada, una operación de rescate, lo que se demuestra precisamente en el hecho de que no opera comprando títulos o bonos al gobierno, sino a los tenedores privados de ellos. Pero el rescate de la deuda con emisión perjudica al tenedor externo de esa deuda, porque ella desvaloriza al dólar ante otras monedas. El derrumbe del martes último en los mercados de acciones y de deuda pública marca los límites del Banco Central para defender la deuda norteamericana.

Esa emisión, asimismo, exporta la crisis norteamericana hacia el resto del mundo, porque sirve para la especulación en otros países con financiamiento de costo casi nulo. En consecuencia, países como Brasil, Corea del Sur o China han visto el desarrollo de una burbuja especulativa en el consumo, inmobiliaria o bancaria, que está atada por un hilo al ingreso de dólares. Si como ha ocurrido esta semana, el dólar, en lugar de debilitarse, sube y las tasas norteamericanas aumentan en lugar de caer, los especuladores se apurarán a deshacerse de sus inversiones financieras en el exterior y a provocar una fuga de capitales que podría derribar el edificio especulativo así montado.

En forma inversa, una crisis especulativa en los mercados receptores de dólares podría producir el mismo resultado, que es lo que ha ocurrido con la crisis irlandesa. Pero no sólo. El aumento de las tasas de interés en China en este período -también para frenar la especulación inmobiliaria y el alza de precios- provocó una fuga de los capitales que especulan con materias primas, de las cuales China es la mayor demandante. El derrumbe del precio de la soja, de mantenerse, pondrá fin a la ‘euforia’ económica de Brasil, Argentina y aun del sector agrícola norteamericano. En definitiva, la nueva emisión de dólares programada en Estados Unidos no tiene la capacidad para reactivar su economía, sino que responde a un intento de salvataje parcial de la deuda pública norteamericana y a un default de esa deuda en el caso de los tenedores extranjeros, por la víade la devaluación del dólar.

G20

En este contexto, el fracaso de la reunión del Grupo de los 20, en referencia a los países designados para supervisar la crisis mundial, ha sido la antesala de una guerra política. No ha habido acuerdo en ‘rebalancear’ la economía mundial, es decir en repartir los costos de los rescates del capital. Ese ‘reequilibrio’ deberá alcanzarse mediante pruebas de fuerza, incluso militares, como lo advierten las amenazas contra Irán o las disputas en el mar de China. Europa y China enfrentan, por ahora, más que el resto de los Estados, una tendencia a la rebelión popular -incluso en Irlanda, donde 25 mil estudiantes chocaron con la policía contra el aumento de las tarifas de las matrículas. Europa es una encrucijada de tendencias disolventes: la presión de Asia y Estados Unidos; el desequilibrio de la estructura política y económica de la UE y de la zona del euro; el ascenso de las luchas. La orientación política dominante -austeridad social, rescate del capital- es la línea de resistencia que ha encontrado para neutralizar esa presión especial de fuerzas y, en especial, la de la clase obrera. En el cuarto año de la crisis mundial, todos los Estados se encuentran lidiando con el tema del rescate del capital. Irlanda es ejemplar en este aspecto, porque el paquete de ‘ayuda’ que le ofrece la Comisión Europea viene a ocupar el lugar de los fondos que el BCE no puede seguir aportando. En Estados Unidos, desde antes del reciente triunfo electoral de los republicanos, se ha reforzado la presión hacia la austeridad fiscal, que tiene que ver, en definitiva, con el temor al derrumbe de la deuda pública y a la descalificación del dólar en el mercado mundial. La derrota de Obama, banalizada por muchos como algo frecuente en elecciones de medio término, señala la velocidad con que la crisis ha agotado la expectativa ‘reformista’ en menos de dos años. Los derrumbes financieros de la última semana, en especial el de las materias primas, pone de manifiesto la volatilidad de las economías de Sudamérica y desmiente su alegada fortaleza. A un plazo relativamente corto, Sudamérica volverá a ocupar un puesto destacado en la bancarrota mundial.

La crisis mundial se transforma en guerra política a tres bandas
 
 


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Respuesta  Mensaje 2 de 4 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 24/11/2010 16:08

La crisis del euro

La desconfianza en la deuda de España marca un máximo histórico

La prima de riesgo marca un récord en 235 puntos básicos.- Los inversores trasladan el foco de la preocupación desde Dublín hacia Lisboa y Madrid y mantienen las ventas de sus bonos.- El Ibex vuelve a desplomarse

EL PAÍS  23/11/

 
 
 

Ni un día de alivio en la crisis. A cada escalón que suben las autoridades para intentar superar los problemas, el mercado y el acoso de los especuladores les empujan dos peldaños hacia abajo. Hoy, sin ninguna señal nueva sobre cuándo llegará el fin de la crisis y con el foco de atención desplazado desde Dublín, cuyo Gobierno se tambalea tras solicitar el rescate de sus socios, hacia Lisboa y Madrid por el temor a un contagio, los inversores han prorrogado, por segunda jornada consecutiva, el castigo contra los valores que tienen la "marca España". Por su culpa, las ventas masivas en el mercado secundario de deuda de títulos españoles han provocado que la prima de riesgo haya subido hasta los 235 puntos básicos, lo que supone un nuevo récord desde que el país entró en el euro en 1999. En las Bolsas, el Ibex se ha dado un nuevo batacazo con una caída del 3% por los mismos motivos.

La prima de riesgo es el mejor termómetro de la confianza de los inversores en un país y equivale al sobreprecio que debe pagar un determinado Estado frente a los bonos alemanes, de referencia por su estabilidad, por colocar sus bonos y superar las dudas de los inversores. Además, también es un factor clave para determinar el coste que deben afrontar las entidades financieras del país en cuestión, en este caso España, para captar los fondos con los que dar créditos. Y si a los bancos les resulta más caro financiarse, subirán el tipo que cobran a las familias y empresas españolas por prestarles dinero. Asimismo, es una espiral que se retroalimenta: aparecen las dudas, y a más incertidumbre, una prima más alta. Y a mayor prima, más le cuesta al Tesoro emitir en el mercado primario de deuda soberana, restringido a los Estados. Y así hasta el infinito o hasta que alguien ataje de raíz todas las dudas.

A modo de ejemplo de esta teoría, hoy, la prima española, también llamada riesgo país, ha ido aumentado su repunte tras el mal resultado de una subasta del Tesoro a corto plazo, con lo que a media tarde subía 27 puntos básicos. Con este incremento, muy superior al registrado en toda la jornada de ayer, lo que deja constancia de hacia donde se dirigen ahora las preocupaciones de los inversores, la prima ha superado los 235 puntos básicos, con lo que marca un nuevo máximo intradía. De acabar así la sesión, lo más seguro, superará el anterior récord al cierre que ostenta España desde que entró en el euro, alcanzado en junio en los 221 puntos básicos. Esto supone tirar por la borda toda la mejora que consiguió España con las pruebas de resistencia a la banca a finales de julio. Tras los test de estrés, la prima llegó a bajar a 140 puntos básicos.

Siguiendo con los hitos históricos de la crisis, el escaso apetito por comprar deuda española se ha traducido en un repunte de la rentabilidad de sus bonos de 10 años, los que sirven de referencia, hasta el 4,9%, lo que también supone un nuevo récord tras superar el anterior máximo alcanzado en junio en plena tormenta griega (4,88%). Otro indicador que está en sus niveles más altos desde el inicio de las turbulencias en los mercados de deuda, a principios de 2010, son los seguros contra un eventual impago, los llamados CDS y cuyo mercado está considerado como un campo ideal para la especulación. Hoy han rebasado los 282 puntos básicos. No obstante, se mantiene lejos del nivel que, por ejemplo, se paga para defenderse contra un impago de Portugal, cuyos CDS se pagan a 457 puntos básicos por su condición de posible nueva víctima de la crisis.

Más correctivo para el resto de países

Siguiendo con el resto de países con problemas de déficit y deuda y bajo presión en los mercados, la prima de Portugal aumentaba a media tarde 27 puntos básicos, mucho más que lo que subió ayer, hasta los 435. Su récord, de hace unas semanas, está en 459. En el caso de Irlanda, ya con rescate pero atravesando una grave crisis política, su riesgo país avanzaba con fuerza hasta los 44 puntos básicos, con lo que roza los 590. A mediados de este mes llegó a tocar los 646 puntos básicos. Incluso Grecia, que ayer sufrió un serio correctivo por el retraso de la aprobación del tercer tramo de la ayuda comprometida por la UE y el FMI que, finalmente, ha tenido lugar hoy, cambiaba la tendencia de primera hora a la baja y veía subir su prima hasta los 927 puntos básicos, nueve más que ayer pero aún por debajo del máximo de 965 que alcanzó antes del verano.

En los mercados de renta variable, donde también ha condicionado la sesión el conflicto entre las dos Coreas, sobre todo en Nueva York, las Bolsas han dado continuidad a los descensos de ayer. El selectivo español Ibex 35 ha vuelto a ser el más castigado de entre los parqués importantes del Viejo Continente por el mayor peso que los bancos tienen en él. Aunque los demás le seguían a la zaga.

Al cierre, la Bolsa española ha perdido un 3,05%, con lo que sigue alejándose de la cota psicológica de los 10.000 puntos y mañana abrirá en 9.691 enteros. Destacan los recortes del 4,73% del Santander y del 3,9% del BBVA. En el resto de Europa y con Wall Street cediendo más de un 1,5%, los recortes han ido desde el 1,46% de Londres al 1,5% de Fráncfort o el 2,3% de París. Milán se ha dejado un 2,02%. En Dublín, la Bolsa ha caído un 2,7%, en Lisboa un 1,8% y en Atenas un 0,8%. En cuanto al euro, la moneda común también ha mantenido los descensos de los últimos días y ha acabado la jornada en 1,34 dólares, dos por debajo del nivel con el que cerró el viernes.

 


Respuesta  Mensaje 3 de 4 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 25/11/2010 16:10
  Dean Baker
 
Hunden a Irlanda
Arruinada por los rescatadores
 
 
Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
 
Cuando un bombero o un equipo médico realizan un rescate, lo normal es que a la persona le vaya mejor. Esto no está tan claro cuando los rescatadores son el Banco Central Europeo (BCE) o el FMI.

Irlanda tiene actualmente una tasa de desempleo del 14,1%. Como resultado de las condiciones del rescate que requerirá más recortes en los gastos del gobierno y subida de los impuestos, es casi seguro que la tasa de desempleo aumentará. El pueblo irlandés probablemente se preguntará cómo le iría a su economía si no la hubieran rescatado.

El dolor infligido a Irlanda por el BCE/FMI es totalmente innecesario. Si el BCE se comprometiera a otorgar préstamos a tasas bajas de interés, algo que está totalmente dentro de sus posibilidades, Irlanda no tendría un serio problema presupuestario. Su inmenso déficit pronosticado proviene sobre todo de la combinación de altos costes de intereses sobre su deuda y del resultado de operar a niveles de producción económica que están muy por debajo del pleno empleo; dos resultados por los que se puede culpar en gran parte al BCE.

Vale la pena recordar que el gobierno de Irlanda era un modelo de probidad fiscal antes de la catástrofe económica. Había producido grandes superávit presupuestarios fiscales antes del comienzo de la crisis. El problema de Irlanda no consistía ciertamente en gastos fuera de control del gobierno, sino en un sistema bancario temerario que alimentó una inmensa burbuja inmobiliaria. Los magos económicos del BCE y del FMI o no pudieron ver la burbuja o pensaron que no valía la pena mencionarla.

El hecho de que ni el BCE ni el FMI tomasen medidas para controlar la burbuja antes de la crisis no ha hecho que esas instituciones financieras internacionales muestren timidez para usar ahora mano dura al imponer condiciones. El plan es imponer una extrema austeridad, que llevará a que gran parte de la fuerza laboral de Irlanda sufra desempleo durante años como resultado del fracaso de sus banqueros y del BCE.

Aunque a menudo se afirma que esas instituciones no son políticas, sólo alguien clínicamente muerto podría creerlo. La decisión de hacer que los trabajadores de Irlanda, junto con los trabajadores de España, Portugal, Letonia y otros sitios, paguen por la temeridad de los banqueros de sus países es totalmente política. No existe un imperativo económico que diga que los trabajadores tengan que pagar, es una decisión política impuesta por el BCE y el FMI.

Debería ser una gran señal de advertencia para los progresistas, y de hecho para cualquiera que crea en la democracia. Si el BCE impone condiciones a un paquete de rescate será muy difícil que un gobierno elegido en Irlanda cambie esas condiciones. En otras palabras, los temas que podrán decidir los votantes irlandeses serán probablemente de una importancia trivial en relación con las condiciones que serán impuestas por el BCE.

No existe un argumento serio a favor de que no se pueda responsabilizar a un banco central. Aunque nadie espera o quiere que los parlamentos micro-administren la política monetaria, el BCE y otros bancos centrales deberían ser claramente responsables ante los órganos elegidos. Sería interesante ver cómo pueden justificar sus planes para someter a Irlanda y a otros países a un desempleo de dos dígitos durante años.

El otro punto que hay que considerar es que incluso un país relativamente pequeño como Irlanda tiene opciones. Concretamente podría salirse del euro y cesar el pago de la deuda. No es la mejor opción de principio, pero frente a la alternativa de un desempleo indefinido de dos dígitos, el abandono del euro y el cese de los pagos parecen mucho más atractivos.

El BCE y el FMI insistirán en que es el camino al desastre, pero su credibilidad al respecto es casi nula. Hay un precedente obvio. En 2001, el FMI presionó a Argentina para que impusiera medidas de austeridad cada vez más duras. Como Irlanda, Argentina también había sido un modelo para las huestes neoliberales antes de que tuviera dificultades.

Pero el FMI puede cambiar rápidamente. Su programa de austeridad redujo el PIB en casi un 10% y llevó la tasa de desempleo hasta muy arriba de los dos dígitos. Pero a finales de 2001 fue políticamente imposible que el gobierno argentino aceptara más austeridad. Como resultado, rompió el vínculo supuestamente inquebrantable entre su moneda y el dólar y cesó los pagos de su deuda.

El efecto inmediato fue que la economía empeoró, pero al llegar la segunda mitad de 2002 la economía volvió a crecer. Fue el comienzo de cinco años y medio de continuo crecimiento, hasta que la crisis económica mundial terminó por tener su efecto en 2009.

Mientras tanto el FMI hizo todo lo posible para sabotear a Argentina, que llegó a ser conocida como la “palabra A”. Incluso utilizó pronósticos engañosos que consistentemente subestimaron el crecimiento de Argentina esperando debilitar la confianza.

Irlanda debería estudiar las lecciones de Argentina. La ruptura con el euro tendría consecuencias, pero cada vez parece más probable que el dolor de la ruptura sea menor que el dolor de no hacerlo. Además, la simple mención del tema probablemente hará que el BCE y el FMI adopten una posición más moderada. Lo que deben comprender el pueblo de Irlanda y de todos los países es que si juegan según las reglas de los banqueros saldrán perdiendo.


Respuesta  Mensaje 4 de 4 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 07/12/2010 20:09
  Enviado: 07/12/2010 15:06
 
 
 
 

El debate sobre la crisis económica se ha centrado en los síntomas: rescates, la corrupción en Wall Street, el colapso de los precios de la vivienda, un nivel de paro intratable, la política monetaria de la Reserva Federal… Pero para mucha gente se ha silenciado socialmente la causa misma de la enfermedad: una perniciosa concentración de riqueza. Se oye muy poco el aplastante argumento de que es de hecho la concentración de riqueza la causa última de esta persistente crisis, porque a los pocos milisegundos de haberlo dicho en un foro público saltan ya por todos lados los gritos de "¡Socialista!, ¡Socialista!". Un ejército de idiotizados locutores de derecha llenan las ondas radiofónicas de funestas advertencias sobre el creciente peligro comunista que es la redistribución de riqueza; Rick Santelli se despacha en la CNBC; y los del Tea Party se dedican a pisotearnos (figuradamente… o a veces literalmente).

Pero la gente que más ruido hace no son los archirricos que controlan la riqueza; son en realidad miembros de una red laberíntica de mercenarios, que actúan como un cuerpo de elite de guardaespaldas mediáticos para quienes acaparan toda la riqueza. Los ultrarricos de verdad son los colegas que aparecen en la lista Forbes de los más ricos; gente como Charles y David Koch, cada uno de los cuales con más de 21.500 millones de dólares en su haber, quienes además crean múltiples estratos de respetables organizaciones, como el Americans for Prosperity, para así hacer no sólo socialmente aceptable su tremenda acumulación de riqueza, sino convertirla en el nirvana del debate político. Los Koch celebran una vez al año reuniones secretas con sus colegas ultrarricos, donde comparten el rosario de sus penas y confabulan para lograr que se mantengan los recortes de impuestos a los ricos de Bush, no vaya a ser que se conviertan en el número 6 de la lista Forbes en lugar del 5. Y ello mientras 43 millones de sus compatriotas estadounidenses viven por debajo del umbral de la pobreza, incluyendo a uno de cada cinco niños.

David Barber, profesor asociado de Historia Americana en la Universidad de Tennessee, no teme a la algarabía de esa conspiración de acaparadores de riqueza, y escribe sin tapujos sobre los peligros de la concentración de la misma. Respondiendo a una pregunta por email de la semana pasada, el Dr. Barber comentaba:

"La fantásticamente sesgada distribución de riqueza de la sociedad americana sigue siendo uno de los principales problemas estructurales que subyacen a esta crisis. El 1% más rico de los americanos ostenta alrededor del 40% de la riqueza del país (excluyendo la propiedad de viviendas), en esta que es la más opulenta sociedad que ha visto jamás la historia. Por otro lado, el 60% más pobre de los americanos tienen sólo un 1% de la riqueza total del país. Mantener los recortes de impuestos de Bush simplemente perpetúa parte de la contradicción que nos llevó a la presente situación de crisis económica mundial".

Las estadísticas que cita el Dr. Barber provienen de un estudio llevado a cabo por Edward N. Wolff para el Levy Economics Institute del Bard College en marzo de 2010. Otros hallazgos del mencionado estudio son los siguientes:

El 1% más rico se hizo con 1/3 del total de las ganancias generadas por la riqueza en forma de bienes comerciables durante el periodo 1983 – 2007. El siguiente 4% recibió alrededor de otro tercio del total de ganancias y el siguiente 15% aproximadamente un quinto de las mismas, de modo que el quintil más rico de la distribución se llevó un 89% de todo el aumento de riqueza producido, mientras que el restante 80% de gente se quedó con sólo el 11%.

En 2007, el 1% más rico de los hogares era propietario del 38% de todos los activos bursátiles; el 5% más rico, del 69%; y el 10% más rico, del 81%.

Las deudas fueron de hecho el componente más equitativamente distribuido en los balances de las familias, con el 90% más pobre de ellas soportando el 73% de todo el endeudamiento.

La concentración de riqueza en demasiadas pocas manos mientras el resto de la población carga con demasiadas deudas como para poder comprar los bienes y servicios que producen las empresas, de las que además los más ricos ostentan el 81% de las acciones y por lo tanto de su capital, es simplemente reproducir las condiciones que llevaron al Crack de 1929 y pusieron en marcha la Gran Depresión (el sistema de la Seguridad Social nació a raíz de esa debacle. Ahora los ultra ricos esperan poder poner las zarpas sobre los fondos que el resto del 90% más pobre de la población destina a la Seguridad Social, para así hacer subir el precio de las acciones y beneficiar a ese restante 10% más rico. Cualquier acción que posponga hoy el inevitable proceso de una mayor redistribución de la riqueza, como pueda ser privatizar la Seguridad Social o mantener los recortes impositivos de Bush, simplemente va a acelerar la producción de daños económicos hasta que sea la deflación la que devore la riqueza de los que están en los quintiles más altos).

En su libro "The Worldly Philosophers" (Filósofos Mundanos), Robert Heilbroner explica la situación que llevó a la Gran Depresión de los años treinta:

"El torrente de renta nacional era sin duda impresionante en cuanto a su volumen total, pero cuando uno rastreaba el camino de los millones de arroyos que lo componían se hacía evidente que la nación como un todo se beneficiaba de ello de forma muy desigual. Unas 24.000 familias en la cúspide de la pirámide social recibían un flujo de renta tres veces mayor que el de los 6 millones de familias aplastados debajo – el ingreso medio de las familias más afortunadas era de 630 veces el ingreso medio de las familias en la base de la pirámide… y luego estaba el hecho de que el americano medio había utilizado su prosperidad de una forma suicida; se había hipotecado hasta las cejas, había multiplicado peligrosamente sus recursos a través de las compras a plazos, y finalmente había sellado su destino comprando con avidez fantásticas cantidades de acciones – se estima que unos 300 millones de ellas – y no con sus fondos, sino en el margen, es decir con dinero prestado".

En ambas épocas, Wall Street dejó de ser un mecanismo para asignar capital a las buenas empresas y se convirtió en un sistema institucionalizado de transferencias de riqueza encubiertas. Los principales mecanismos esta vez han sido los falsos derivados emitidos a sabiendas; poner de acuerdo a grandes clientes institucionales para comprar a precios predeterminados el primer día de la emisión de un nuevo paquete de títulos (práctica conocida como laddering) – lo que hace que el precio parezca que se dispare y atrae así al pequeño inversor; amenazar con quitarle la comisión al corredor de bolsa (una penalización) si éste permitía que el pequeño inversor sacara beneficios de esa nueva emisión de títulos – la práctica era reconocida como irregular y se reservaba para los peces gordos. Cuando la euforia de las punto com se esfumó y quedó claro que se trataba de un timo, los pequeños inversores salieron en estampida. Wall Street, con la inestimable ayuda de la FED, se encargó de engrasar la que iba a ser la nueva burbuja – la vivienda – y diseñó derivados aún más complejos para transformar ese mercado en la gallina de los huevos de oro para Wall Street, y en un montón de ejecución de hipotecas para el resto de la gente.

El 21 de enero, el Tribunal Supremo decidió que las empresas pudiesen tener una asombrosa influencia financiera en nuestras elecciones (Citizens United contra la Comisión Electoral Federal), y los resultados de las elecciones intermedias del pasado 2 de noviembre deberían ser un claro mensaje de alerta. No hay ayuda en camino. La consecuencia última de esta concentración masiva de riqueza va a ser una deflación a largo plazo, miseria económica y varias futuras generaciones que nos van a ver como aquella desventurada sociedad que no pudo poner freno a la avariciosa maquinaria de Wall Street, por carecer de un plan para ello.

Los estadounidenses que se preocupan por ello no pueden seguir esperando a que nos rescaten los políticos. Cuando a un entregado servidor público como el senador Russ Feingold de Wisconsin se le ningunea sin paliativos, mientras que alguien ultra-financiado como el senador Rand Paul de Kentucky presta juramento para lo que ha dado en llamarse un mandato popular, el testigo para la salvación económica pasa a manos del individuo de a pie. Por ello a continuación ofrezco diez ideas para empezar con el primer paso destinado a privar de su sustento a la bestia de Wall Street. Y para ser clara con aquellos a punto de saltar sobre sus asientos al grito de "¡Socialista!", no estoy hablando de "redistribuir" la riqueza; estoy hablando de devolvérsela a quienes se les quitó de las manos mediante un mecanismo fraudulento de transferencia de riqueza.

(1) Acorte su hipoteca: el anterior juez del Tribunal Supremo Louis Brandeis lo resumió así: "Podemos tener democracia en este país, o podemos tener una gran concentración de riqueza en manos de unos pocos, pero no podemos tener ambas cosas". La bestia de Wall Street crece gracias a los intereses que pagamos por nuestras deudas, y los utiliza para contratar lobistas y financiar a políticos para que defiendan sus intereses, no los nuestros.

Según datos a 31 de marzo de 2009 de la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC, una agencia federal independiente creada por el Congreso de los EEUU para asegurar los depósitos bancarios – N. del T.), cuatro gigantes de Wall Street controlan el 35% de todos los depósitos bancarios asegurados y el 46% de los activos (aunque la calidad de dichos "activos" está sujeta a un importante debate). Esas empresas son: Bank of America Corporation, JPMorgan Chase & Co., Wells Fargo & Co. y Citigroup, Inc. Ello deja a las restantes 8.242 instituciones bancarias aseguradas por la FDIC repartiéndose lo que queda. Los depósitos nacionales totales fueron de 7,5 billones de dólares mientras que el total de activos era de 13,5 billones a marzo de 2009. Ello implica claramente una concentración de riqueza demasiado grande y en demasiadas pocas manos, como tristemente hemos comprobado al tener que acabar rescatando financieramente a esas cuatro entidades.

Así pues pida consejo a su contable o su asesor financiero para convertir su hipoteca a 30 años en una a 15 y así mover riqueza desde los bolsillos de los accionistas del banco a los suyos propios. Las tipos de interés no han estado nunca mejor para una jugada de este tipo. De media, durante la vida de su hipoteca se va a ahorrar decenas de miles de dólares en pago de intereses. Puede ver concretamente cuanto se va a ahorrar en su caso accediendo a la siguiente calculadora de hipotecas: www.bankrate.com (no estoy aconsejando ninguna de las hipotecas que se ofrecen en esa página web ya que no he podido investigar esa cuestión; solamente la menciono para usar su calculadora de hipotecas).

Y hable con sus hijos, antes de que se embarquen en una hipoteca, sobre la diferencia del interés a lo largo de la vida de la misma entre una a 30 años y una a 15. Enséñeles como usar esa calculadora de hipotecas.

(2) Piense localmente: plantéese mover su liquidez desde los grandes bancos de Wall Street que tienen puestos sus grilletes al Congreso, a su banco local cuando éste tenga asegurados sus depósitos en la FDIC (cuidando de no exceder el límite de la cuantía asegurable). Una buena aproximación es estructurar el vencimiento de sus inversiones para que coincida con los momentos en los que va a necesitar el dinero. De nuevo, consulte con su contable y/o su asesor financiero. Ello ayudará también a proveer de fondos para préstamos a los negocios de su municipio y al mercado de vivienda local.

(3) Empiece un negocio: no se preocupe por la posible llegada de una carta de despido; sea proactivo. Empiece un negocio por su cuenta. Hágalo bien haciendo lo correcto: ¿qué producto o servicio puede ofrecer que quiera y pueda permitirse un consumidor en dificultades? (Algunas ideas podrían ser: asesoría fiscal sobre deudas, cuidado infantil barato, asesoría sobre ejecución de hipotecas, si dispone de tierras agrícolas un negocio de fruta y vegetales recolectados por uno mismo, tiendas de segunda mano, arreglos domésticos en viviendas que se vendan, etc.).

(4) Invierta sabiamente: sea listo con el uso que le de a su plan 401(k) (uno de los sistemas de pensiones para asalariados más conocidos de EEUU – N. del T.). Invertirlo en el S&P 500 (el equivalente al IBEX 35 – N. del T.) es simplemente alimentar a la bestia; y la bestia va a usar su capital barato para contratar a lobistas, crear grupos de presión (llamados Political Action Committee) y alejarlo a usted de sus representantes políticos. Algunos planes 401(k) le permiten trasladar el 50% o más de los fondos a su propio fondo de pensiones una vez alcanzada cierta edad. Llame a su oficina de la Seguridad Social y averigüe qué opciones tiene. Hable con su contable y/o asesor financiero antes de tomar ninguna decisión. Puede incluso que le interese abrir su propia cuenta de ahorro en un banco local y comprar certificados de depósito asegurados como alternativa a poner más fondos en su plan 401(k).

(5) Acérquese a las cooperativas de crédito: ¿alguno de los miembros de su familia pertenece a una cooperativa de crédito? Es posible que le puedan abrir a usted también una cuenta. Si necesita utilizar una tarjeta de crédito, trate de conseguirla a través de la cooperativa de crédito a un precio razonable y luego deshágase de cualquier otra tarjeta que tenga que sea más cara. Es un escándalo que algunos de los bancos que necesitaron un rescate van a recibir el dinero de la Reserva Federal casi gratuitamente mientras están cobrando a los ciudadanos comisiones del 20% por sus tarjetas.

(6) No utilice tarjetas de crédito de compañías que abusen de usted: todas las siguientes tiene algo en común: Home Depot, Exxon Mobil, Shell, Macy's, Sears, Zales. Todas ellas dan crédito a sus clientes a través de una tarjeta de crédito de Citigroup. Con el uso de esas tarjetas 40 millones de clientes están ayudando a sostener a Citigroup y sus prácticas contrarias a los consumidores y la ciudadanía. Citigroup exige a sus trabajadores que renuncien por escrito a su derecho a acudir a los tribunales (ver el número 8 más abajo), y ha estafado seriamente a los inversores mediante prácticas fraudulentas.

(7) Ataques a las marcas: es bastante probable que los comerciantes de su localidad no tengan un grupo de presión y unos lobistas a las puertas del Congreso trabajando en contra de sus intereses, ¿no? Recompénseles con sus compras y castigue a las empresas del S&P 500 hasta que capten el mensaje: si quieres que respete tu marca, respeta tú mi derecho a la representación política.

(8) Devuelva los tribunales a los trabajadores: muchas de las grandes empresas obligan a sus trabajadores a renunciar por escrito a su derecho a acudir a los tribunales nacionales si quieren conseguir un empleo. Se llama arbitraje obligado y es un proceso terriblemente injusto que está además diseñado para favorecer a la empresa. Si acude a una entrevista de trabajo, pregunte si la empresa tiene ese tipo de política y en ese caso salga por donde ha entrado.

(9) Quéjese: no permitamos que prácticas encubiertas sigan sin conocerse. Escriba un informe detallado y diríjalo al organismo adecuado: el fiscal de distrito, la oficina del fiscal general, oficinas de protección al consumidor, etc. Y escriba una carta al editor del periódico local. Todo ello ayuda a prosperar a los buenos negocios y pone dificultades a los engañosos y fraudulentos.

(10) Sencillamente, diga no: a las fotografías desnudo, la radiación, la palpación genital… todo solamente para subir a un avión. No vuele. Estará luchando por los derechos civiles y dañando a Wall Street. Las empresas de bio-escáneres operan en Wall Street y sus banqueros ya esperan que la vigilancia policial en el interior del país va a ser su nueva gallina de los huevos de oro.

Pam Martens, veterana economista con larga experiencia en Wall Street,  es actualmente una analista económica independiente.

Fuente:
http://www.sinpermiso.info/textos/index.php?id=3766

rCR



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