Internacional

Assange espera en la cárcel el juicio de extradición

 

Julian Assange, el fundador de Wikileaks, ha dormido esta noche en prisión, después de que ayer por la mañana fuera detenido por Scotland Yard y luego un juez le negara la libertad condicional bajo fianza. Seguirá en esa situación al menos hasta que el martes se celebre la primera vista del proceso de extradición, solicitado por las autoridades suecas en relación a cuatro delitos sexuales denunciados por dos mujeres de Estocolmo. La fiscalía sueca ha insistido en que el proceso «no se debe a presiones políticas de ningún tipo» y nada tiene que ver con las filtraciones de documentos secretos promovidas por el antiguo «hacker» australiano.

Wikileaks anunció que la detención no va a paralizar la publicación de sus filtraciones. «Estamos en el documento 301 y hay 250.000 documentos secretos», declaró Mark Stephens, el abogado de Assange. La «bestia negra» de Estados Unidos ya había advertido de que si algo le pasaba a él, se activaría automáticamente un dispositivo que descifraría todos los documentos, que ya han sido enviados a más de 100.000 personas con ciertos fragmentos velados.

Kristinn Hrafnsson, portavoz de la controvertida página «web», que está operando a través de sitios prestados en internet dado el cerco al que está siendo sometida, indicó que de momento no hará falta activar esa emergencia y que Wikileaks seguirá haciendo público cada día parte del contenido. «Wikileaks sigue operativa», proclamó.

La detención de Assange se produjo cuando este se personó a las 9.30 de la mañana en una comisaría de Londres. Se entregaba después de que el día anterior la Policía británica comunicara a su abogado que había recibido la euroorden de detención dictada por Suecia a través de Interpol. El «hacker» australiano dejó la serie de escondites del área de Londres que ha estado utilizando los últimos meses y se entregó a la Policía.

Tras varias horas en comisaría fue trasladado a los juzgados de Westminster, que deben examinar la causa de la extradición. Allí, el juez Howard Riddle se negó a dejarlo en libertad bajo fianza, por entender que había riesgo de fuga o de que fuera agredido por «personas inestables». Diversos famosos británicos, como el cineasta Ken Loach y la adinerada Jemima Khan, se ofrecieron a pagar la fianza. Seguidores del australiano se concentraron frente al juzgado clamando por la libertad de expresión.

«Vamos a batallar la extradición», advirtió Stephens, mostrando el deseo de prolongar el proceso con apelaciones, lo que podría demorarlo meses. El abogado ya dejó entrever parte de su estrategia de defensa, al denunciar que si Assange fuera extraditado a Suecia, esta luego lo extraditaría a EE.UU., donde se está analizando el cargo que podría levantarse contra él. El departamento de Estado norteamericano indicó que no se descarta esa solicitud, aunque eso era aún prematuro. Pero la fiscal sueca, Marianne Ny, consideró absurda esa posibilidad. «No he emitido una orden de arresto europea para que sea extraditado a EE.UU.», declaró.

La abogada Gemma Lindfield, representante de Suecia en el proceso abierto en Londres, precisó ante el juez Riddle los delitos que se atribuyen a Assange, de acuerdo con las denuncias presentadas el pasado 20 de agosto por la profesora universitaria Anna Ardin y la artista Sofia Wilén, ambas militantes feministas y simpatizantes del Partido Pirata.

De acuerdo con Lindfield, una mujer identificada como Miss A había acusado al australiano de «coerción ilegal» por haber utilizado su cuerpo para inmvolizarla con intención sexual. También mantiene que la «acosó sexualmente» al practicar sexo sin preservativo en contra de su expreso deseo de que utilizara uno. A ello se añade un tercer delito, atribuido cuatro días después, por haberla «acosado deliberamente de una manera dirigida a violar su integridad sexual».

El último cargo es de Miss W. Le acusa de haber mantenido relaciones sexuales sin preservativo, mientras dormía en su casa de Estocolmo.