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General: La trotska
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De: residente (Mensaje original) |
Enviado: 24/01/2010 22:51 |
NOBO, HAY CUESTIONES QUE SOLO ENTIENDE QUIEN LAS PADECE, ESTAS CRIATURAS SALIERON DE CUBA Y ATERRIZARON EN YANQUILANDIA , SOLO EL ODIO LOS GUIA, EL ODIO Y EL TEMOR A VER ARREBATADOS SUS PRIVILEGIOS INSIGNIFICANTES. NOSOTROS LE PROVOCAMOS ESE TEMOR CADA VEZ QUE AGITAMOS EL ROJO. PERO NOSOTROS CONSTRUIMOS SOBRE BASES INFINITAMENTE MAS FUERTES, SOBRE LAGRIMAS DE DOLOR,AMOR POR NUESTROS PUEBLOS, REACCIÓN ANTE LA INJUSTICIA, SOLIDARIDAD, LUCHA Y MAS LUCHA, LO CONSEGUIREMOS SIN DUDA, LA DECADENCIA NO ES NUESTRA .SOMOS EL FUTURO DE LATINOAMERICA.
MATI
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SE ACABÓ EL MARXISMO | | |
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Mati pretende saber mas de Cuba que los mismos cubanos que se criaron en Cuba, eso si que es ridiculo |
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De: Matilda |
Enviado: 24/01/2010 23:47 |
jajaja, el pez por la boca............No eso que dices es absolutamente falso, jamás pretendería saber más que.....LOS CUBANOS, de hecho ,ellos son mis fuentes primarias de donde he aprendido mucho sobre Cuba, cierto, dije LOS CUBANOS. Y por cierto tú tampoco eres uno.
mati
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De: Matilda |
Enviado: 24/01/2010 23:54 |
Vigencia de la teoría de la Revolución Permanente
La condición para sacar a los países ex-coloniales y
subdesarrollados de su atraso secular, en la época actual de dominación
imperialista, es la consumación de las tareas democrático-nacionales no
resueltas: como la unificación nacional y liberación de la dominación
imperialista, plenos derechos democráticos para la población y las
minorías nacionales oprimidas, la reforma agraria, un desarrollo
industrial y cultural avanzado, un sistema de transporte moderno y
eficiente, la separación de la religión del Estado, entre otras.
Pero
la burguesía nacional de estos países está totalmente incapacitada para
culminar estas tareas al haber llegado demasiado tarde a la cita de la
historia y estar su propio desarrollo sofocado por la presencia de un
puñado de potencias imperialistas que dominan el mercado mundial a
través de empresas multinacionales. Además, las burguesías nacionales,
resultantes de la fusión de la vieja oligarquía terrateniente con la
burguesía financiera e industrial, están vinculadas al capital
monopolista imperialista por diferentes vías, a menudo enlazadas entre
sí: como suministradoras de materias primas y bienes semielaborados a
los países imperialistas y multinacionales extranjeras, participando en
negocios comunes con empresas extranjeras, o actuando como agente de
los negocios imperialistas en el país.
Por eso, las tareas democrático-nacionales inconclusas sólo pueden
ser terminadas por la clase obrera en el poder a través de la
revolución socialista y sus organismos democráticos de poder (soviets),
con el apoyo del campesinado pobre y demás clases populares oprimidas
de la sociedad. Al expropiar el capital extranjero y a la gran
burguesía nacional, la clase obrera podría comenzar a resolverse los
acuciantes problemas que ahogan a la sociedad, por medio de la
planificación democrática de la economía y el desarrollo de las fuerzas
productivas.
Aunque pueden existir contradicciones y rivalidades de intereses
entre el imperialismo y la burguesía nacional de un país capitalista
atrasado, la experiencia histórica demuestra que la burguesía nacional
teme más a las clases oprimidas de su país que a su rival imperialista,
una vez que las masas trabajadoras son movilizadas y puestas en pie por
el conflicto desatado con el imperialismo. Por eso, la burguesía
nacional termina traicionando a las masas populares, indefectiblemente,
para volverse a cobijar bajo el ala de su amo imperialista.
La teoría de la revolución permanente, por lo tanto, considera como
falsas y enemigas de los intereses de la clase obrera y del pueblo
pobre las teorías de colaboración de clases, como la teoría reformista
de las dos etapas (“primero unámonos con la burguesía progresista para
alcanzar la liberación nacional y la democracia, y luego lucharemos por
el socialismo”) que tantas derrotas y sufrimientos ha traído a las
masas trabajadoras de nuestro continente, y más allá.
La teoría de la Revolución Permanente contiene otra implicación
transcendental: la revolución socialista triunfante en un país de
capitalismo atrasado, para no perecer aislada o degenerar
burocráticamente, debe encontrar un eco en los países de su entorno a
través de un proceso revolucionario internacional que culmine en los
países capitalistas más desarrollados, quienes también enfrentarían
contradicciones de clase agudas como resultado de la crisis general del
capitalismo.
Así, la revolución que comienza en un país atrasado aislado y
culmina en la revolución socialista mundial adquiere un desarrollo
ininterrumpido, permanente; de ahí el nombre de Revolución Permanente
que León Trotsky le dio a esta teoría, adoptando una expresión acuñada
por Marx después de la fracasada revolución alemana de 1848.
El triunfo de la revolución socialista en la Rusia de 1917 confirmó
brillantemente la perspectiva de Trotsky y la validez científica de la
teoría de la Revolución Permanente. La revolución triunfó en un país
muy atrasado y expropió a los capitalistas y terratenientes rusos y
extranjeros, y desató la revolución en Europa y gran parte de Asia.
Lamentablemente, la ausencia de partidos revolucionarios de masas con
direcciones a la altura de las tareas que la Historia requería frustró
el triunfo de la revolución socialista fuera de Rusia, que quedó
aislada, lo cual preparó las condiciones para la posterior degeneración
burocrática y totalitaria de la revolución soviética.
De una manera distorsionada, la teoría de la Revolución Permanente
encontró su expresión en China, Cuba y otros países donde el
capitalismo fue derrocado, aunque no por la acción dirigente de la
clase obrera sino por ejércitos guerrilleros con una base campesina, lo
que junto a la presión de la burocracia estalinista de la URSS,
favorecieron la aparición de deformaciones burocráticas en la
revolución.
Más actualmente, el hecho quela Revolución Bolivariana en Venezuela
haya puesto en discusión su carácter socialista, si bien aún dista de
estar completada, subraya la tendencia socialista inherente a cualquier
revolución en la época moderna.
http://www.marxist.com/trotsky-y-lucha-antiimperialista-america-latina.htm
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De: Matilda |
Enviado: 24/01/2010 23:55 |
Trotsky en Latinoamérica
Trotsky arribó a México en enero de 1937 procedente de Noruega. En
su exilio mexicano, Trotsky pudo prestar una atención concreta a los
problemas de la revolución latinoamericana. Él mismo lo admitió cuando
desembarcó en el puerto mexicano de Tampico: “Quiero estudiar
exhaustivamente la situación de México y de América Latina, ya que es
muy poco lo que sé al respecto”[1].
Pero el interés de Trotsky por América Latina a fines de los años 30
del siglo pasado, se asentaba en sólidas bases objetivas y subjetivas.
Desde el punto de vista político subjetivo, a mediados de los años 30, la Liga Comunista Internacional[2]
contaba con grupos en muchos países latinoamericanos: México, Brasil,
Chile, Cuba, Argentina, Puerto Rico, Bolivia, Uruguay, Colombia,
Venezuela, Costa Rica y Panamá; que atravesaban diferentes etapas de
desarrollo, siendo los más importantes los de Brasil, Chile y Cuba. En
estos dos últimos países, los trotskistas llegaron a superar en número
de militantes, durante algún tiempo, a los partidos comunistas
oficiales.
En el plano objetivo, América Latina había conocido un cierto
desarrollo industrial desde comienzos del siglo XX, y más
aceleradamente a partir de la Primera Guerra Mundial, que dio lugar al
nacimiento de un proletariado joven y muy combativo que había
protagonizado grandes luchas y había sido sometido también a
represiones sangrientas feroces por parte de la clase dominante y las
empresas extranjeras asentadas en sus países.
Latinoamérica jugaba ya un papel muy importante en el suministro de
materias primas (petróleo, caucho, estaño, manganeso, níquel, carne,
trigo, etc.) y en la generación de un mercado para las mercancías de
los países imperialistas; pero, además, emergía como un área
estratégica y diplomática de gran importancia para estas potencias
imperialistas en la antesala de la 2ª Guerra Mundial, cuyo estallido
era inminente.
Casi todos los países latinoamericanos entraban en la categoría de
países atrasados, con un campesinado pobre numeroso y relaciones
semifeudales en el campo, combinado con un cierto desarrollo industrial
en las ciudades más importantes.
Incluso países como Argentina, Uruguay o Chile, que tenían el mayor
desarrollo industrial del continente, con una población
mayoritariamente urbana y un campesinado poco numeroso, y cuyas tareas
democrático-nacionales habían sido resueltas en un grado mayor que las
de los demás países latinoamericanos, no podían ocultar su humillante
dependencia del capital extranjero y de la diplomacia imperialista.
Consecuentemente con este análisis, la Liga Comunista Internacional
ya había establecido las tareas y el programa general para los
marxistas revolucionarios de America Latina. Así, en junio de 1934, la
LCI publicaba una importante declaración con el título: “La guerra y la
Cuarta Internacional”, en uno de cuyos apartados establecía:
“Sud y Centroamérica sólo podrán liquidar el atraso y la esclavitud
uniendo sus estados en una única y poderosa federación. Pero no será la
atrasada burguesía sudamericana, agencia totalmente venal del
imperialismo extranjero, quien cumplirá esta tarea, sino el joven
proletariado sudamericano, llamado a dirigir a las masas oprimidas. Por
lo tanto, la consigna que debe guiar la lucha contra la violencia y las
intrigas del imperialismo mundial y contra la sangrienta dominación de
las camarillas compradoras nativas es Por los estados unidos soviéticos de Sud y Centroamérica”. (La guerra y la cuarta Internacional, 10 de junio 1934).
De esta manera, el carácter de la futura revolución latinoamericana
quedaba claramente establecido y se correspondía completamente con lo
planteado en las tesis de la Revolución Permanente. La burguesía
latinoamericana era caracterizada como atrasada y agente del
imperialismo, correspondiéndole al joven proletariado latinoamericano
la tarea doble de desembarazarse de la asfixia imperialista y de
terminar con la explotación de las burguesías nativa y extranjera,
mediante la toma del poder. Al mismo tiempo, rechazaba cualquier tipo
de salida “nacional” y abogaba por la unidad socialista (soviética) de
América Latina.
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De: Matilda |
Enviado: 24/01/2010 23:57 |
“Sud y Centroamérica sólo podrán liquidar el atraso y la esclavitud uniendo sus estados en una única y poderosa federación. Pero no será la atrasada burguesía sudamericana, agencia totalmente venal del imperialismo extranjero, quien cumplirá esta tarea, sino el joven proletariado sudamericano, llamado a dirigir a las masas oprimidas. Por lo tanto, la consigna que debe guiar la lucha contra la violencia y las intrigas del imperialismo mundial y contra la sangrienta dominación de las camarillas compradoras nativas es Por los estados unidos soviéticos de Sud y Centroamérica”. (La guerra y la cuarta Internacional, 10 de junio 1934).
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De: Matilda |
Enviado: 25/01/2010 00:02 |
“En los países industrialmente atrasados el capital extranjero juega un
rol decisivo. De ahí la relativa debilidad de la burguesía nacional en relación al proletariado nacional. Esto
crea condiciones especiales de poder estatal. El gobierno gira entre el
capital extranjero y el nacional, entre la relativamente débil
burguesía nacional y el relativamente poderoso proletariado. Esto le
da al gobierno un carácter bonapartista “sui generis”, de índole
particular. Se eleva, por así decirlo, por encima de las clases. En
realidad, puede gobernar o bien convirtiéndose en instrumento del
capitalismo extranjero y sometiendo al proletariado con las cadenas de
una dictadura policial, o maniobrando con el proletariado, llegando
incluso a hacerle concesiones, ganando de este modo la posibilidad de
disponer de cierta libertad en relación a los capitalistas extranjeros.
La actual política [del gobierno mexicano] se ubica en la segunda
alternativa; sus mayores conquistas son la expropiación de los
ferrocarriles y de las compañías petroleras”. (La industria nacionalizada y la administración obrera. 12 de mayo 1939).
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De: Matilda |
Enviado: 25/01/2010 00:03 |
“¿En qué sentido se puede calificar a Estados Unidos de ‘guardián de la
libertad’ de los mismos pueblos a los que explota? Solamente en el
sentido de que Estados Unidos está dispuesto a "defender" a los países
de América Latina de la dominación europea o japonesa. Pero cada uno de esos actos de ‘defensa’ implica la sumisión total del país "defendido" (Haya de la Torre y la democracia: ¿Un programa de lucha militante o de adaptación al imperialismo norteamericano? 9 noviembre 1938).
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De: Matilda |
Enviado: 25/01/2010 00:05 |
Lucha anti-imperialista y lucha de clases
Es necesario establecer algunas conclusiones de las posiciones
planteadas por León Trotsky sobre la realidad latinoamericana en los
años 30. Si bien es correcta su distinción, siguiendo a Lenin, entre
naciones opresoras y naciones oprimidas, en modo alguno esto significa
que los marxistas estemos obligados a dar apoyo, del tipo que sea, y bajo cualquier circunstancia,
a todos los gobiernos latinoamericanos o de cualquier país ex-colonial
que, circunstancialmente, entren en conflicto con el imperialismo, como
suelen hacer las sectas ultraizquierdistas. Lo que sí constituye una
política de principios es denunciar y combatir al imperialismo como
enemigo bajo cualquier circunstancia, pero dependerá
de factores concretos: como el carácter o la orientación de clase del
gobierno que colisiona con el imperialismo, su relación con las masas
oprimidas de su país, la situación concreta de la lucha de clases
dentro del país y en los países de su entorno, etc. lo que determinará
el grado de apoyo o de no apoyo de los marxistas a dichos gobiernos y,
por lo tanto, de las tácticas y consignas que debamos plantear en cada
caso concreto; incluida la de plantear una alternativa obrera
independiente a la de ambos contendientes. En definitiva, los
conflictos con el imperialismo y a lucha anti-imperialista en general,
como cualquier aspecto de la lucha y de las reivindicaciones
democrático-nacionales, están supeditados para los marxistas al interés
supremo de la lucha de la clase obrera para hacer avanzar la revolución
socialista, en cada país e internacionalmente.
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