Lo absoluto en la esfera filosófica es aquello que no está sujeto a nada y, por tanto, según nuestro credo acerca de la realidad del mundo sólo dos de sus incontables cualidades, la indivisibilidad y la dinámica cíclica, adquieren este vocablo como adjetivo.
Realidad del mundo que envuelve, contiene y trasciende una totalidad indivisible donde sus incontables elementos constituyentes se mantienen en una perenne dinámica interactiva donde cada uno de ellos adquiere su documento de identidad a través de unos singulares rangos de sus ritmos naturales de vida que abarcan un inconmensurable espectro que va desde la hondura ocupada por el poseedor del mínimo minimorum ajetreo hasta la cúspide habitada por el dueño del máximo maximorum zarandeo.
Inscrito en esta panorámica concebimos al proceso cognoscitivo teórico como una capacidad exclusiva de los seres humanos que ha surgido en virtud de la actividad práctica mediante la cual se han establecido unas interacciones con los componentes del entorno medio ambiental en aras de la transformación no sólo de los integrantes de ambos conjuntos, sino también de los entes, fenómenos y procesos implícitos en dicha faena. Quehacer éste cuya naturaleza permanente le genera a los fisgones la percepción de una realidad que se encuentra en una perenne transformación que adquiere una cualidad pintarrajeada de verdad absoluta.
Aún cuando están inmersos en ese escenario en permanente transformación, el limitado rango de la sensibilidad de los sentidos de los miembros de la congregación humana nos lleva a percibir la quietud de aquellos entes, fenómenos o procesos cuyos ritmos vivenciales están más allá de las fronteras de nuestro umbral sensorial. Perciben así, los investigadores, la existencia de lo dinámico y lo estático que, entre otras cosas, dio nacimiento a la biología como rama de las ciencias naturales que tiene como objeto de estudio de los seres vivos y, más específicamente, su origen, evolución, génesis, nutrición, morfogénesis, reproducción, patogenia, etc. Especialidad ésta que hace obvia la clasificación de los elementos constituyentes del mundo en vivos y muertos. Es válido imaginarnos, entonces, que la expansión del número de ramas del conocimiento generó la creación de los dúos de categorizaciones contrastantes que, al generalizarse, se convirtió paulatinamente en un método para solventar los grandes escollos que, tal como sucede en las faenas de pesca en inmensos reservorios de aguas turbulentas, se presentan en el proceso de aprehensión de los entes, fenómenos y procesos envueltos por un mundo indivisible y dinámico.
A medida que hemos venido inventando extensiones para nuestros sentidos, se ha ampliado el rango sensorial y, en consecuencia, se ha incrementado la cantidad de los entes, fenómenos y procesos clasificados como dinámicos. Asimismo, la expansión del caudal de conocimientos ha ido engrosando los diccionarios que reseñan los innumerables sinónimos y antónimos con los cuales se atestigua la utilización de aspectos, factores, influjos, etc., opuestos y complementarios, en el proceso cognoscitivo de la realidad del mundo.
Ahora bien, los incontables avances científicos, técnicos y tecnológicos que han sido fruto de esta supuesta naturaleza dual de un mundo que es indivisible, ha aterrizado en la actual preponderancia del incongruente cientifismo en virtud del cual sólo existe aquello que puede ser percibido cuantitativamente. Cientifismo de donde surge la visión mecanicista que tiene a la máquina como el referente del mundo.
La consistencia y coherencia de los precedentes aportes cognoscitivos nos lleva de la mano, como militantes del enfoque de campo unificado, hasta la atalaya que nos posibilita la confección de una visión global del mundo que no sólo abarque todas las ciencias físicas sino que también incorpore el conocimiento filosófico, psicológico y trascendental, ya que el fruto de su enlace cumple con los requerimientos de dicha perspectiva en lo concerniente a la necesidad de alcanzar un paradigma trascendente fundado en la formulación gradual de una red de conceptos y modelos vinculados y conciliados entre sí y sin que ninguno de ellos sea más fundamental que los demás.
Una totalidad inmersa en un escenario donde existen incontables campos de fuerzas que, en similitud con el virtual campo magnético terrestre, está constituido por las polaridades opuestas y complementarias de cuyos influjos nacen las perennes interacciones de los innumerables componentes diversos que envuelve, contiene y trasciende: he aquí nuestra panorámica global del mundo que abarca una cuantiosa gama de ilimitados espectros de estímulos sensoriales cuya permanente expansión se forja mediante la creación de instrumentos que en última instancia se transforman en amplificadores de nuestras capacidades cognitivas teóricas y prácticas.