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General: EL CUENTO DE NUNCA ACABAR
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Respuesta  Mensaje 1 de 1 en el tema 
De: cubanet201  (Mensaje original) Enviado: 06/01/2011 16:55
Desde Cuba en defensa de la Libertad
El cuento de nunca acabar
Las predicciones de los babalaos parecen
obra de los Castro, y no de dioses

 
 
Por Gina Montaner
¿A quiénes consultaron los sacerdotes cubanos de la religión yoruba a la hora de dar a conocer las predicciones de 2011? ¿A Ochún y Oggún o a los hermanos Castro? Me temo que los pronósticos de los babalaos han sido obra de este dúo inmortal y no de las deidades.
 
Justo cuando los oficiantes de la santería aseguraron que la palabra de orden para el nuevo año será "reorganización" y el mantra a repetir es el de "cambio", el Gobierno dio luz verde a la eliminación de 500,000 puestos estatales. En el colmo de la ironía, el cubo de agua helada no lo dejó caer un torvo ministro, sino la Central de Trabajadores Cubanos (CTC), el único sindicato que opera en el país.
 
En cualquier democracia de Occidente la noticia de que el 25% de los funcionarios se queda de patitas en la calle provocaría la movilización de los trabajadores. La Iglesia, siempre pendiente de su rebaño, habría clamado justicia frente a un proceso que por lo pronto suprimirá 146,000 empleos, dejando a su libre albedrío a unos 351,000 burócratas. La prensa y la televisión habrían aireado un encendido debate nacional en torno al colosal desastre administrativo y, sin duda, en unas elecciones habrían perdido estrepitosamente a causa de una pésima gestión por la que están pagando al menos medio millón de personas.
 
Un mundo al revés
Pero otra historia bien diferente es la de Cuba, donde el sindicato oficialista es una marioneta de la dictadura y la jerarquía eclesiástica (¿será que siempre están con Dios y con el Diablo?) ha alabado la necesidad de estos despidos draconianos. Para qué hablar de la autonomía de los medios en una sociedad en la que los blogueros son perseguidos. O de la falta de alternancia política. Simplemente a los cubanos se les ha atragantado el Año Nuevo no con confeti, sino con la amarga certeza de que los han arrojado a la piscina sin proveerles unos manguitos en caso de que no sepan nadar.
 
Es evidente que en Cuba urgen reformas económicas porque desde que Fidel Castro y sus hombres impusieron el comunismo allá por el pleistoceno, en la isla sólo ha reinado una creciente miseria acompañada de una feroz represión para sostener lo indefendible. Pero este anuncio es un desahucio para quienes se han formado bajo un sistema estatizado que les proporcionaba un triste puesto de trabajo, una educación pasada por el adoctrinamiento, una deficiente salud pública y unos pocos alimentos que poner a la mesa. Todo de ínfima calidad y a cambio de la privación de libertad; como en un régimen carcelario que te encierra pero no te deja morir.
 
Al cabo de más de cincuenta años de fracasos sucesivos, Ochún no lanza una maldición contra el castrismo, sino que bendice unas medidas que no habría planteado el más pragmático de los neoliberales. A la intemperie y bajo el aguacero, los cubanos deben abrirse paso en una suerte de comunismo adulterado por vestigios de capitalismo sin una hoja de ruta a mano para montar empresas, ser dueños de una propiedad o generar riqueza. Hoy son trabajadores por cuenta propia pero mañana, como ha ocurrido en el pasado, les podrían arrebatar sus humildes barberías, fondas o puestos de viandas. Siempre con el miedo a cuestas. Expuestos a lo peor de dos mundos.
 
De aquella revolución sólo quedan los desechos de una cruel tiranía apuntalada por una lisiada economía de mercado. Ya digo. Con un desempleo masivo como el que han apadrinado los santeros, España o Francia arderían. Pero Cuba es otro cuento. El de nunca acabar.
 
 
FUENTE
 


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