Por si llega el olvido
El río del olvido, algunas veces,
agosta su caudal. Vívidamente
se muestra ante los ojos el pasado,
no queda más opción que hacerle frente.
Puede ser que se cubra de agua mansa,
de momentos de paz que, dulcemente,
asoman sin dolor a la memoria,
ajenos al fragor de la corriente.
Otras veces, en cambio, bajan bravas
las aguas del olvido. Van cubriendo
de bruma todo aquello que vivimos,
lo que fuimos quizá, nuestros recuerdos.
Da miedo no ser más que un libro en blanco,
que el tiempo borre cruel lo que queremos.
Mas si acaso el olvido amenazara
con sepultar tu nombre entre sus cienos,
no va a lograr matar estas palabras,
¡nunca podrá arrancarte de estos versos!