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General: LUMUMBA ... 50 años... hizo que Africa empezara a rugir ...
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Respuesta  Mensaje 1 de 2 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 18/01/2011 13:23
  José Naranjo
Guin Guin Bali

 

El 17 de enero de 1961, hace hoy cincuenta años, Patrice Lumumba era asesinado en el Congo. Su vida y su muerte, orquestada por Estados Unidos y ejecutada por Bélgica, se han convertido en un símbolo de la resistencia al neocolonialismo. Sin embargo, medio siglo después, su familia sigue luchando para que se haga justicia.Patrice Émery Lumumba nació el 2 de julio de 1925 en Sankuru, una región del centro de la República Democrática del Congo (RDC) cuando este país estaba aún bajo la dominación belga. Tras formarse en distintas escuelas y trabajar para una sociedad minera, su vocación política le llevó, a los veinte años, a ejercer como periodista, desarrollando esta tarea en Leopoldville (la actual Kinshasa) y Stanleyville (la actual Kisangani).

En 1958, con motivo de la Exposición Universal, es invitado junto a otros congoleños a visitar Bruselas. Allí, se siente horrorizado por la mirada occidental sobre África y, más en concreto, por la imagen denigrante que se muestra de los congoleños. A su regreso, funda el Movimiento Nacional Congolés (MNC), con el que participa en la Conferencia Panafricana de Accra organizada por el gran líder africano Kwame Nkrumah.

Tras algunos enfrentamientos con las autoridades belgas, el 30 de junio de 1960 Bruselas concede la independencia al Congo y Patrice Lumumba es designado primer ministro congolés a las órdenes del presidente Joseph Kasavubu. Sin embargo, como ocurriera en otros países, la potencia colonial no parece dispuesta a irse sin dejarlo todo bien atado y las maniobras de desestabilización al nuevo gobierno de coalición en el que participa el MNC, claramente nacionalista y anticolonial, se suceden.

El Ejército, rebautizado como Ejército Colonial del Congo, sigue manteniendo a personas afines al poder colonial entre sus altos mandos, lo que genera una revuelta entre los soldados; cuando se van, los funcionarios belgas se llevan hasta los aparatos de teléfono y las compañías mineras belgas maniobran para mantener a sus próximos en el poder en las regiones donde estaban operando. Y Bélgica contaba con el apoyo de EEUU para llevar a cabo sus planes en el Congo.

La provincia minera de Katanga, dirigida por Moïse Kapenda Tschombe, se declara independiente con el apoyo belga, interesada en los yacimientos. Entonces y ante las maniobras de Bruselas y estadounidenses, Lumumba pide ayuda a la URSS, que envía asesores y agentes militares al Congo. Y Lumumba, sin saberlo, firma su sentencia de muerte.

En septiembre, el presidente Kasavubu destituye a Lumumba, pero éste decide mantenerse en el cargo, lo que genera una grave crisis entre ambos. El día 14 de septiembre de 1960, el oficial Joseph Desiré Mobutu, que había sido designado comandante en jefe del Ejército por el propio Lumumba, da un golpe de estado orquestado por la CIA y ordena el arresto domiciliario del primer ministro, manteniendo en el cargo al presidente Kasavubu.

Sin embargo, Lumumba se escapa e intenta huir hacia Stanleyville, donde cuenta con más apoyos, para intentar reorganizar sus fuerzas. Pero es arrestado de nuevo por los hombres de Mobutu, que le golpean y torturan salvajemente ante los ojos de las fuerzas de la ONU, que deciden no intervenir. Finalmente, el 17 de enero de 1961 es trasladado a Katanga, la provincia separatista, donde es ejecutado esa misma tarde junto a algunos de sus colaboradores.

DETALLES DEL CRIMEN

En los últimos años se han ido conociendo algunos detalles de este crimen. Por ejemplo, que en agosto de 1960, dos meses después de la independencia del Congo, el presidente estadounidense Dwight Eisenhower ordenó el asesinato de Lumumba y que uno de los agentes encargados de esta tarea fue Frank Carlucci, quien había sido designado subsecretario de la Embajada norteamericana en Leopoldville y quien, con el tiempo, llegó a ser secretario de Estado durante la Presidencia de Ronald Reagan.

También se ha sabido que, días antes de su arresto por los hombres de Mobutu, el ministro belga de Asuntos Africanos ordenó a los líderes separatistas de Katanga la eliminación de Lumumba. De hecho, las torturas a las que fue sometido se hicieron bajo la presencia de soldados belgas. Y su ejecución se llevó a cabo por un pelotón dirigido por un oficial belga.

La muerte de Patrice Lumumba supuso una gran conmoción en el Congo, hasta el punto de que pocos años después, en 1966, uno de los responsables de su asesinato, el general Mobutu, ya como presidente del país, tuvo que rehabilitar su figura y nombrarlo héroe nacional.

En 2002, el gobierno belga reconoció su responsabilidad en este asesinato de una manera un tanto vaga, porque sigue negándose a investigar en profundidad lo sucedido y a reparar a los familiares de Lumumba. De hecho, sus hijos han emprendido una cruzada judicial y presentaron en 2010 una denuncia contra doce ciudadanos belgas, policías, militares y funcionarios, a quienes les acusan haber participado en el crimen de manera directa.

El asesinato de Lumumba está directamente relacionado con el imperialismo y el neocolonialismo de las potencias occidentales que siempre han pretendido hacer y deshacer en África a su antojo. Su muerte se convirtió en un símbolo de la resistencia frente a estos poderes extranjeros, pero sus discursos y sus palabras aún son recordados y han servido de inspiración a muchos africanos.

Poco antes de morir, en enero de 1961, Patrice Lumumba escribió una carta a su mujer en la que incluyó una frase que se ha repetido desde entonces una y otra vez y que se ha convertido en parte de su legado y que hoy, 50 años después, sigue vigente: "Ninguna brutalidad, maltrato o tortura me ha doblegado, porque prefiero morir con la cabeza en alto, con la fe inquebrantable y una profunda confianza en el futuro de mi país, a vivir sometido y pisoteando principios sagrados. Un día la historia nos juzgará, pero no será la historia según Bruselas, París, Washington o la ONU sino la de los países emancipados del colonialismo y sus títeres".

Para saber más, el sociólogo e historiador flamenco Ludo de Witte publicó en 2002 un desgarrador libro titulado El asesinato de Lumumba, editado en español por Editorial Crítica. Y en 2001, el director haitiano Raoul Peck rodó una película titulada Lumumba en la que arroja nueva luz sobre este crimen.

Fuente: http://www.guinguinbali.com/index.php?lang=es&mod=news&task=view_news&cat=3&id=1407



Medio siglo del asesinato de Patrice Lumumba, un símbolo de la resistencia al neocolonialismo
Lumumba, 50 años después

 


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De: Ruben1919 Enviado: 19/01/2011 15:41
  Daniele Barbieri
 
Lumumba, el africano que miraba a Rousseau
 
 
Traducido del italiano para Rebelión por Franco Munini
 

Tuvieron que pasar 42 años para que Bélgica reconociera que detrás del asesinato de Patricio Lumumba hubo «algunos elementos del gobierno de entonces». El 17 de enero se cumplen 50 años exactos de su muerte. Será recordado en muchas ciudades del Congo (una lleva hoy su nombre: Lumumbashi), así como en otras parte de África. Aún hoy su historia tiene mucho que contarnos pues el colonialismo y los saqueos del Tercer Mundo nunca cesaron, sólo cambiaron rostro y métodos.

El Congo no es un país pobre, como le hemos oído decir recientemente a un periodista italiano que quizás lo confundía con el pequeño Togo o con Gabón; es uno de los países más ricos del mundo en recursos naturales. Se definió como «un escándalo geológico»: diamantes, recursos vegetales, oro, uranio (justo el que se usó para las primeras bombas atómicas), cobre, cobalto, radio, zinc, hasta el coltán que, si bien los profanos nunca lo hayan oído, mueve hoy sectores importantes de la economía global y causa guerras con millones de muertos.

Fue un gran negocio para el rey Leopoldo de Bélgica tener el Congo como «posesión personal». En el cruce del 1800 al 1900 suman más de diez millones –casi la mitad de la población- los congoleños muertos como esclavos recolectando caucho o en la represión de las revueltas. A uno de los escritores más famosos del mundo, Mark Twain, se le hizo difícil encontrar editores para su Soliloquio del Rey Leopoldo, una durísima acusación. Es 1905. Tres años antes sale El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, que cierra con la famosa frase de Kurz: «Exterminen a esas bestias», sintetizando la misión civilizadora de la «raza» blanca. El término genocidio aún no existe, pero es a la masacre sistemática de aquellos «no humanos» a lo que se refiere Kurz.

Las acusaciones internacionales contra Leopoldo lo obligan a retroceder, o mejor a un juego de prestidigitación: renuncia a «su» posesión para cederla a Bélgica. Los genocidios continúan. Cuando nace Patricio Lumumba (el 2 de julio de 1925) las «bestias» congoleñas no tienen derecho alguno. En 1950, sólo 1.500 personas de 14 millones se consideran «evolucionadas», es decir, tienen un librito en el cual se les reconoce una especie de derechos, aún no completos. El joven Lumumba se forma en Rousseau, pero también en Jaques Maritain y en las voces del orgullo africano como Senghor. Empieza a visualizar un «Congo unido en una África unida» y ésta será luego una de sus consignas.

Inicia su compromiso político, lo detienen por primera vez y en los primeros meses de 1958 se muda a la capital Leopoldville, hoy Kinshasa. Da vida al MNC (Movimiento Nacional Congoleño) que exige la independencia inmediata por medio de negociaciones pacíficas y el respeto a los derechos humanos. Lumumba es casi un desconocido cuando va a la Conferencia Panafricana de Accra, pero sale de ella como un líder. Puesto que Bélgica no presta atención, empiezan manifestaciones y revueltas en Congo. Se solicita la independencia antes de 1961 y se anuncia la «no colaboración» a ultranza. Las tropas belgas disparan: el resultado, centenares de muertos y Lumumba es condenado a seis meses de cárcel.

Finalmente se llega al voto el 22 de mayo de 1960. Lumumba resulta elegido y su movimiento conquista casi la tercera parte de los votos. El 30 de junio el rey Balduino declara la independencia del Congo y Lumumba es el jefe del gobierno. Ha afirmado en varias ocasiones no reconocerse en ninguno de los dos bloques, sino en el movimiento de los No Alineados.

Sin embargo las compañías mineras belgas, de acuerdo con la CIA (como consta en los documentos desclasificados estadounidenses) ya tienen preparada la secesión de Katanga, una de las regiones más ricas. La independencia del Congo se convierte en un elemento central del nuevo tablero internacional. El 14 de julio de 1960 la ONU solicita la retirada de las tropas belgas y confía a su secretario, Dag Hammarskjold, la tarea de cooperar con el gobierno congoleño. Mientras crece el caos y la CIA acelera sus acciones antes de la toma de posesión del nuevo presidente John Kennedy, de quien desconfían, Hammarskjold –después de algunos titubeos– se alinea con decisión a una real independencia del Congo. Pagará con su vida, como Lumumba, su honestidad. El asesinato de Lumumba se conoció un mes más tarde: las imágenes de ese hombre atado darán la vuelta al mundo. Sólo varios años después se conocerá que fueron los rebeldes, en complicidad con militares belgas, los que apalearon a Lumumba, lo remataron a golpes de bayoneta y disolvieron luego su cuerpo en ácido.

Algunos meses después le toca a Hammerskjold: el 18 de septiembre cae el avión que lo llevaba al Congo a una nueva conferencia de paz. Apenas en 1992 una investigación establecerá que hubo sabotaje, probablemente por agentes estadounidenses a cuenta de la Union Miniere belga.

No nos llegó mucho de lo que escribió Lumumba; algunas poesías y un par de discursos. Probablemente el del 30 de junio, día de la independencia, pronunciado frente al rey belga, fue el que le costó la vida: Balduino esperaba agradecimientos y humildad, y no que se le recordaran 80 años de «trabajo agotador a cambio de salarios de hambre», 80 años de «ironías, insultos y golpes porque éramos negros», 80 años de tiroteos, injusticias, opresión y explotación.

Tras la muerte de Lumumba –y la advertencia a la ONU– el Congo se precipita en el caos, luego –desde 1965– en una larga dictadura, la «cleptocracia» de Mobutu que en 32 años deparará grandes servicios (es decir, dinero) a Bélgica, Francia y USA mientras los congoleños empobrecen cada vez más.

Sólo al final de los 80 los reflectores de la prensa mundial vuelven a enfocar algunos instantes el Congo señalando dos guerras que descalabran al país y acaban involucrnado a medio continente; hay 4 millones de muertos y 16 millones más son víctimas de violaciones, hambrunas, enfermedades y desplazamientos (cifras de Amnistía Internacional). En el «corazón de las tinieblas» son los nuevos Kurz los que manejan los hilos. Los reportes de las Naciones Unidas (sólo parcialmente desvelados) señalan en la guerra por el coltán, financiada por las compañías occidentales, las verdaderas razones de esta tragedia que los medios prefieren no contar.

En 2006 regresa algo de paz al Congo y por fin se convocan elecciones, pero parece sólo una tregua: en las zonas mineras siguen los choques y sobre todo la explotación. El Congo es cada vez más pobre porque se saquean sin tregua sus riquezas.

Respecto al mea culpa antes citado por parte del gobierno belga, es importante señalar que se dio sólo por presión de la opinión pública, impactada primero por el film Lumumba (en Italia tuvo muy poca circulación) del director haitiano Raoul Peck, y luego por un libro de Ludo De Witte que, a partir de documentos desclasificados, ha establecido las responsabilidades de las compañías mineras y los poderes políticos de la época.

Franz Fanon, un gran intelectual caribeño de nacimiento y argelino por elección, había escrito: «si África se representara como una pistola, el gatillo estaría en el Congo». Una profecía que se tornó realidad para Lumumba y continúa pesando 50 años después.

Fuente: http://www.liberazione.it/news-file/Lumumba--l-africano-che-guardava-a-Rousseau---LIBERAZIONE-IT.htm



 
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