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General: Los condenados de la Tierra
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De: Marthola (Mensaje original) |
Enviado: 17/01/2011 16:28 |
Si un observador extra galáctico visitara la Tierra con la misión de elaborar un informe para su planeta sobre el desarrollo de la vida inteligente por estos lares, y tuviera a bien aterrizar en un barrio residencial francés, o en una avenida fastuosa de Miami, o en el patio de una mansión de Punta del Este, seguramente se enfrentaría a un dilema intelectual mayor: escribir –o cualesquiera que sea el método de registrar sus observaciones– sobre su experiencia inmediata y relatar con minuciosidad el lujo, la abundancia y la calidad de vida de un aparente paraíso en el universo, o describir la desolación, la miseria, y el terror que tiene que subyacer a semejante despilfarro.
En cada cuerpo bronceado por el sol esteño que consume agua Evian y se pasea en vehículos descapotables de ciento cincuenta mil dólares, en la psicodelia de las luminarias miamenses, en las mansiones de veinte dormitorios donde viven dos adultos, dos niños y dieciséis mascotas en París, si nuestro marciano fuera un tipo medianamente perspicaz, observaría los ríos de sudor y de sangre, la multitud de famélicos cubiertos por las moscas, los ejércitos criminales ejecutando gente en lugares remotos, vería, en suma, la colosal dimensión del infierno concreto y escribiría un memo interplanetario, posiblemente titulado Haití.
Porque después de todo, no hay mucho más que dos posiciones filosóficas fundamentales, las de aquellos que cuando observan las fiestas del consumo, la riqueza, la acumulación de propiedad y el derroche, se les cae la baba y ven éxito, progreso y superación, y las de quienes cuando observan exactamente lo mismo ven la contracara de miseria, ignorancia y abandono que lo permite.
Por eso no coincido con todos los que han dicho por estos días que la comunidad internacional o, con mayor precisión, el mundo rico se ha olvidado de Haití a un año del terremoto devastador que mató casi 300.000 personas, porque apenas ha enviado el diez por ciento de la ayuda comprometida para la reconstrucción; por el contrario, el mundo rico es uno y uno solo con Haití, es necesariamente Haití como revés indisociable de la trama, y todos los excluidos del capital. Sin Haití, y las miserias del África y las Antillas francófonas, todo el poderío económico de Francia no existiría y la base de semejante éxito puede ocultarse por consideraciones estéticas, pero no se olvida nunca.
Haití es el infierno sobre la Tierra porque fue escenario de la primera revolución negra victoriosa y los dueños del mundo ni olvidan ni perdonarán eso y se lo han cobrado con brutalidad por más de doscientos años, y se lo seguirán cobrando hasta el juicio final que, si lo dirige la Iglesia lo tienen completamente amortizado, como bien debería recordarnos la extinta y canonizada Teresa de Calcuta que, como buena agente vaticana, visitara Haití en 1981, prodigándose en elogios al genocida Duvallier.
Al noroeste de Haití se extiende por tan sólo setenta kilómetros el Paso de los Vientos, la entrada a la corriente circular y al suicidio eólico del Mar de los Sargazos, que separa el Cabo San Nicolás en el extremo occidental de La Española, de la Punta de Maisí en Cuba. Setenta kilómetros que habría que navegar en una embarcación hemingwayniana cavilando sobre la significación histórica de lo que se transita.
Porque el Paso de los Vientos es de muchas formas un túnel expuesto que atraviesa la arquitectura dimensional de la especie humana, uniendo o separando dos universos paralelos, dos destinos posibles para “los condenados de la Tierra”, como escribiera Franz Fanon. De un lado, la isla donde triunfó la rebeldía, del otro, la isla donde se concentraron las venganzas, luego que Dessalines declaró la independencia de Haití y echó a los franceses el 1 de enero de 1804, precisamente el mismo día pero 155 años antes del triunfo de la Revolución Cubana.
Mientras la prensa mundial y el pensamiento dominante se empeña constantemente en denunciar a Cuba por no renunciar a su derecho a construir el socialismo y le dedica infinidad de editoriales a demostrar los desgraciado que es vivir en un país donde no se puede ni se alienta a acceder a los bienes de consumo que ofrece el sistema mundo contemporáneo, apenas registra la existencia del vecino calvario, salvo en efemérides y como una curiosidad de ensañamiento bíblico de la naturaleza.
Así se leen editoriales sumamente estúpidos y se escuchan comentarios imbéciles casi todos los días hablando del salario de un cubano medio en relación al dólar, y se ignora olímpica e inmoralmente la devastación de la miseria creole. ¿Es que puede existir mayor contraste? Un país sin analfabetos, con la mayor tasa de universitarios del tercer mundo, que acaba de difundir un producto terapéutico totalmente recombinante contra el cáncer de pulmón, entre centenares de logros científicos que lo ubican como una potencia mundial de la biotecnología, que cerró el año 2010 con una mortalidad infantil de 4,5 por cada mil nacidos vivos, llegando al borde del límite teórico, y discutiendo en asambleas la forma de mejorar su sistema económico y social, con la tierra arrasada de su nación vecina, con el ochenta por ciento de la gente viviendo en la indigencia, sin educación pública, y con un millón de personas sin techo, donde el hambre y el cólera se expanden como un reguero de pólvora ante la mirada impávida de un mundo dedicado a un conferencismo insustancial, mientras la gente se muere a raudales sin la más mínima asistencia.
Y así estarían muriendo solos de toda soledad los hermanos haitianos, si no estuvieran ahí para evitarlo las brigadas médicas de internacionalistas cubanos, con más de mil doscientos médicos haciéndose cargo de la mayor parte de los enfermos ante el silencio de la prensa mundial que lo oculta, y los seiscientos médicos haitianos recibidos en Cuba, constituyendo el mayor contingente médico de nacionales, formados de manera completa y absolutamente en la Escuela Latinoamericana de Medicina. Y así estarían sin educación los pobres haitianos, si no estuvieran los maestros cubanos alfabetizando y asumiendo la educación del pueblo, mientras el mundo habla de las visitas de Clinton y amplifica los lamentos de cuanto burócrata internacional se pasea por Puerto Príncipe.
Puede que Cuba se caiga a pedazos, como dice Pepe, pero esos pedazos están demostrando que en el tercer mundo, y más aún en el Caribe, ningún otro sistema ha logrado más en la preservación de la vida, la expansión de la educación, el abatimiento de la mortalidad infantil, el desarrollo de la ciencia y el conocimiento, la lucha contra el tráfico de drogas y la violencia, y la incorporación de la solidaridad con todo, hasta con lo que no se tiene, como forma de vida. Esos pedazos, aunque se empeñe en ignorarlo la prensa mundial, esos gloriosos e invictos pedazos están peleando solos en mitad del infierno. Esos pedazos están salvando a Haití.
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Cuba : un régimen esclavista Elizabeth Burgos
Miércoles, 3 de marzo de 2010
La acusación de siete médicos cubanos y un enfermero de haber sido sometidos a través del sistema de Barrio Adentro a un régimen de esclavitud, tiene 51 años de antecedentes castristas y un largo pasado de practica de “esclavos alquilados”, dentro de la persistencia de ese régimen de explotación del ser humano.
Un gesto sin precedentes acaba de realizar un grupo de médicos cubanos al interponer una demanda ante un tribunal federal de Miami contra Cuba, Venezuela y la empresa estatal venezolana PDVSA, bajo la acusación de haberlos sometido a un régimen de “esclavitud moderna” durante la estadía que realizaron como miembros del operativo “Barrio Adentro”, según la terminología que, tras la abolición de la esclavitud, se le ha dado a la persistencia de ese régimen de explotación.
El gesto de los cubanos revela la existencia de un delito de lesa humanidad del cual regímenes, tanto aquellos identificados con el castrismo, como otros que no lo son, se benefician. El sistema de esclavitud es implementado por La Habana con un doble objetivo : ejercer el proselitismo político utilizando a los médicos como agentes difusores de la ideología castrista, al mismo tiempo que la exportación de esta “fuerza de trabajo”, le procuran a la economía moribunda cubana una entrada de divisas extranjeras para su sobrevivencia, en particular, poder cancelar a Estados Unidos, primer proveedor de alimentos de la isla, los envíos al ser recibidos, pese al tan mentado embargo Demás está decir que ante la violación flagrante de la ley que prohíbe la esclavitud, sindicatos, y organizaciones de derechos humanos, han permanecido indiferentes.
La esclavitud moderna que practica la Cuba “revolucionaria”, consiste en el alquiler por el gobierno de Cuba a otros Estados, o a empresas extranjeras afincadas en Cuba, de profesionales o de mano de obra, por los cuales el Estado cubano devenga divisas. Los profesionales no tienen contacto ni con las empresas ni con los Estados que los emplean; el gobierno cubano es la entidad jurídica encargada de negociar los contratos y a percibir las sumas producto del trabajo de los profesionales cubanos, a los que se les adjudica una suma muy reducida en relación a lo que devenga el gobierno cubano. A aquellos que trabajan para empresas extranjeras en el propio territorio cubano, el estipendio se les paga en moneda nacional, mientras que el gobierno cobra en divisas extranjeras. A aquellos que son enviados al extranjero, se les adjudica una módica suma en divisas.
Sería extemporáneo oponerse en esta fase de la mundialización a la expatriación de profesionales hacia otros ámbitos del planeta, de lo que se trata es de revelar que el desplazamiento de los cubanos no es el resultado de una decisión individual, a la cual todo ser humano tiene derecho, sino que responde a la practica del régimen cubano de un sistema esclavista que se inserta en la tradición que reinó en la isla hasta que España decretó su abolición en 1880, reemplazándola por el sistema del Patronato. Una Real Orden de la Reina Regente María Cristina de 1886 suprime el sistema de Patronato que consistía en que “Los individuos que se hallaren inscritos como siervos en el censo ultimado en 1871 y continuare en servidumbre á la promulgación de esta ley, quedarán durante el tiempo que en ella se determina bajo el patronato de sus poseedores”, la supresión del Patronato, pone fin a la esclavitud en Cuba.
Podríamos situar el momento en que el castrismo reactivó el sistema derivado de la tradición esclavista, cuando pactó con la URSS el envío de miles de combatientes negros a participar en guerras africanas.
La presencia cubana en el África se puede resumir en un acuerdo suscrito al término del cual, Cuba colaboraba con el asentamiento del imperio soviético en el África proveyendo de combatientes negros a la ex Unión Soviética y ésta proveía a Cuba de armamento y de medios de subsistencia. Cuba operaba así un regreso de varios siglos, cuando la isla vivía de las partidas que le enviaba la Nueva España (México) a cambio de ejercer de centro de abastecimiento de la flota española y de cuartel de la corona española.
En la actualidad, el sistema cubano de esclavitud moderna, tiene rasgos de la primera fase del “mercado legal de brazos” , hoy ilegal en todo el mundo moderno, durante el cual el régimen de la esclavitud permitía al amo alquilar sus esclavos a cambio de obtener una remuneración directa por la labor que éstos ejercían. Por ejemplo, las esclavas negras eran alquiladas a burdeles cuando la flota española, procedente del Perú, llegaba a abastecerse en el puerto de La Habana.
El gran historiador cubano, Manuel Moreno Fraginals, -por cierto marxista, y pese a ello terminó su vida en el exilio-, en su monumental obra El Ingenio, considera que desde el siglo XVIII subsistió en los ingenios azucareros de Cuba, una mezcla de asalariado y esclavo; una yuxtaposición de ambos regimenes en el mismo sistema económico, y agrega, que existió otra categoría que no responde a ninguna categoría pura: la del esclavo alquilado. Y agrega que el esclavo alquilado estaba más cerca del trabajador asalariado que del esclavo y concluye que el esclavo en sí, la trata de negros, son fenómenos típicamente capitalistas, y que el esclavo cubano estaba dedicado casi exclusivamente a la producción de mercancías para el mercado mundial. Constata que Cuba tuvo un esclavismo con Factory Act, con reglamentaciones especificas que muchas veces eran más beneficiosas al esclavo que las leyes inglesas al asalariado.
Moreno Fraginals apunta que es “absurdo pensar” que los productores azucareros cubanos fueron esclavistas por una “actitud mental” contraria al progreso. Al contrario, la sacarocracia habanera estaba abierta al mundo y poseía una “honda conciencia burguesa”. Sencillamente, la producción de mercancías para el mercado mundial, le impuso las leyes inmanentes al mercado capitalista. Y concluye Moreno Fraginals, “fueron esclavistas porque carecieron de asalariados, porque la esclavitud fue la única solución posible a la inicial expansión azucarera.” Hoy si el socialismo castrista es esclavista, no es para convertir a Cuba en la primera potencia exportadora de riqueza alguna como lo fue entonces del azúcar – riqueza que en el siglo XIX se equiparaba al la del petróleo hoy – sino para paliar las consecuencias de su estrepitoso fracaso económico, que como decía Norberto Ceresole, -que pese a no compartir sus ideas se debe admitir que no siempre emitió falsedades-, el régimen de Castro lo único que ha logrado en materia económica, es exportar hambre, lo que, tal vez esplique la razón de su exclusión del reino de Chávez, pese a haber constituido el principal sedimento ideológico del caudillo que hoy rige el destino de Venezuela .
El sistema cubano actual, ni siquiera es comparable al del esclavo alquilado, porque si éste era comparable al trabajador asalariado, el sistema de control y de sujeción al cual están sometidos los cubanos destinados al sistema de esclavitud moderna, se asemeja más al del Patronato, sólo que éste perduraba durante los ochos años después de decretada la ley de abolición de la esclavitud y en la Cuba contemporánea, éste dura desde hace 51 años.
eburgos@orange.fr
http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/9039997.asp
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ESTE ES EL CAPITALISMO, RESI.
CLARO MARTHOLA, EL RESI, ES UN VULGAR MENTIROSO |
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ESTE ES EL CAPITALISMO, RESI.
CLARO MARTHOLA, EL RESI, ES UN VULGAR MENTIROSO
EL RESIDENTE, ES MENTIROSO, MENTIROSO, MENTIROSO. |
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