El hombre, de 64 años, alegó que encerró en un sótano a su esposa porque ella tenía una enfermedad mental agresiva. El hijo de la víctima sabía del encierro y podría enfrentar cargos penales.
La Policía de Brasil detuvo el miércoles a Joao Batista Groppo, de 64 años, un hombre que durante ocho años mantuvo encerrada en un sótano a su esposa, de 40 años, y en ese tiempo vivió con su amante.
Según explicó la inspectora policial Jaqueline Barcelos Coutinho, la mujer estuvo confinada en un sótano "sucio y oscuro", detrás de una reja de hierro cerrada con candado.
"Estaba recostada desnuda sobre el concreto dentro de un cubículo maloliente y húmedo, sin electricidad ni ventilación", relató Coutinho. "Estaba en una situación degradante, e incluso indigna para un animal", añadió.
María Furquim, una amiga de Groppo, también fue arrestada por complicidad, mientras que el hijo de la víctima a su vez podría enfrentar cargos penales, ya que él mismo confesó que sabía lo que su padre hacía, pero que fue incapaz de convencerlo para que liberara a su madre.
En su defensa, Groppo, quien se identificó como un consultor industrial retirado, alegó que encerró a su esposa desde el año 2003 porque ella tenía una enferma mental agresiva.
Sobre esto, la oficial de la Policía dijo que "es cierto que esta mujer tiene problemas psiquiátricos, pero definitivamente no es una persona agresiva".
El caso se desentrañó gracias a una denuncia anónima, informa Infobae.com.
La víctima, llamada Sebastiana, al parecer en buen estado físico, fue llevada a un hospital local, y después a la casa de su hijo en una ciudad cercana.
Groppo y su amante ahora enfrentan cargos de privar a alguien de la libertad mediante "encarcelamiento privado", y por ello podrían recibir hasta ocho años de prisión, explicó la autoridad.
Según AFP
Brasil es el país con más católicos del mundo: 74% de la población de cerca de 195 millones de habitantes dice profesar esa fe.