Romance de Zapatero
En la casa palaciega
del Marqués de Zapatero
gran bullicio y barahúnda
alborota el gallinero,
pues hay mudanzas y cambios
en ayas y en mayordomos,
en edecanes y pajes,
en rabizas y maromos.
De la torre a los establos,
del salón a las letrinas,
mudan de sitio las bestias,
las plantas y las meninas.
Cambian de toca las dueñas,
cambian de culo las sillas,
de pesebre los marranos
y de catre las putillas.
Y mientras unos celebran
ufanos y sonrientes,
otros lamentan la muda
con un rechinar de dientes.
Así, la doncella Aído
mascaba su pena sorda
al verse desministrada
por otra miembra más gorda.
La duquesa de la Vega
sus mil arrugas crispaba
pues ha sido despedida
por el conde Rubalcaba.
Y con una pena negra
y unos sollozos cansinos
llora su despeñadura
el sumiller Moratinos.
Hay otros cambios sin seso,
sin vergüenza y sin temor:
de chaquetera de Córdoba
a Jardinera Mayor.
En la cuadra zapatera
hay, en fin, sinos cambiantes:
do unos asnos rumian tristes
otros rebuznan triunfantes.