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General: LA CIUDAD DEL TANGO .- Maria Luisa Carnelli
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De: Ruben1919  (Missatge original) Enviat: 07/03/2011 13:28

La ciudad del Tango

Luis Mario, Mario Castro o... María Luisa Carnelli

LUIS MARIO, MARIO CASTRO O... MARÍA LUISA CARNELLI
marzo de 2006
por María Angélica Cabrera




Luis Mario, Mario Castro o... María Luisa Carnelli

En una doble página central tamaño sábana, sección “Crónicas” del periódico Cabalgata de fecha 24 de diciembre de 1946, el periodista Luis Mario firma una nota titulada “Guardia vieja”. En ella señala que “ubicamos al tango en sus pañales de barro, en aquellos suburbios del Buenos Aires de ayer que olían a pasto campero y se encendían con el relampagueo vívido de los facones”, critica la censura aplicada a las letras lunfardas y reivindica a los tangos recios, machazos. Asimismo señala en un epitafio que “la guardia vieja se va. Se ha ido, mejor dicho. (...) Cuando el Pibe Ernesto se dobló, allá en su casa de Lanús Oeste, no fue Adela sino el tango el que se vistió de crespones. El tango y el arrabal que lanzó su responso con los arpegios bravos de las cortadas compadronas de su “Don Juan”.(...) El epitafio para la tumba del Pibe Ernesto está por hacerse todavía. Será el epitafio para el tango. Para el auténtico tango de la GUARDIA VIEJA”.

El artículo resume la historia tanguera de otros tiempos escrita por un autor que para esa época se había consagrado como responsable de dos conocidas obras cantadas nada menos que por Carlos Gardel: Cuando llora la milonga (con dos versiones, 28 de agosto y 20 de octubre de 1928) y Pal’ cambalache (23 de octubre de 1929). Sin embargo, esta última canción (“Ya van pa’dos meses/ que me abandonaste/ y ahí está la pieza/como la dejaste./ Polvo del olvido/ desciende constante/ yo no he vuelto a entrar”), aparece como controvertida. En efecto, en la colección discográfica que la firma Odeon dedicara a Gardel aparecen como autores Rafael Rossi y Raúl González Tuñón, mientras que la publicada por la Editorial Perfil en los fascículos Tango, un siglo de historia (1980), se lo adjudica a Enrique González Tuñón. ¿De dónde proviene la confusión? ¿Se trata de una historia de triple personalidad? Algo de eso hay...

Ocurre que en realidad Luis Mario (quien también firmaba como Mario Castro) era en realidad la poeta y periodista María Luisa Carnelli, en un tiempo compañera del también periodista, escritor y tanguero Enrique González Tuñón, el hermano mayor de Raúl, el gran vate porteño. Una de los diez hijos de Julia Serna y Enrique Carnelli, María Luisa Carnelli, había nacido en la ciudad de La Plata el 31 de enero de 1898 y murió en Buenos Aires el 4 de mayo de 1987. Pese a la resistencia paterna, sus hermanos la acercaron al tango y al lunfardo. Fue la primera mujer letrista de tango y la más fecunda pero, por las características machista de la época y para no contradecir a su familia, firmaba sus obras utilizando los dos seudónimos mencionados: Mario Castro (nombre de su hijo) y Luis Mario (su nombre invertido y masculinizado). En un reportaje lo explicó así: “Mi padre, por supuesto, jamás supo que era yo quien los escribía. Él no quería que yo fuera demasiado libre”.

Mujer independiente, no sólo en lo referente al tango fue transgresora, políticamente se atrevió a adoptar ideas de izquierda renegando así de su origen burgués. Se casó muy joven, tuvo un hijo, y al poco tiempo se separó radicándose en la Capital Federal ganándose la vida como periodista. Sus artículos fueron publicados en diarios y revistas de la época como Crítica, Noticias Gráficas, Clarín, La Nación, El Hogar, Caras y Caretas, Fray Mocho, Atlántida y otras. Asimismo fue corresponsal de la revista Ahora en España (1933/1939), que incluye su participación en defensa de la república durante la guerra civil española.

También desde muy joven cultivó la poesía y se vinculó a los círculos literarios. Su primer libro fue Versos de mujer, al que le siguieron Rama frágil, Poemas para la ventana del pobre y otros. Su primer libro en prosa fue Quiero trabajo, obra que mereció un comentario elogioso del prestigioso intelectual Aníbal Ponce. A los trabajadores revolucionarios españoles se refiere en UHP. Mineros de Asturias (UHP es Unión Hermanos Proletarios). Por su postura política, mucha de su obra es ignorada y ha quedado sin editar. Algo similar ocurrió con su milonga Avellaneda, cuya letra modificó porque nadie se atrevía a cantarla por su contenido.

En cuanto al tango, su primer trabajo es de 1927 y está dedicado a Carlos del la Púa, su amigo nacido también en La Plata en enero de 1898 y que en realidad se llamaba Carlos Raúl Muñoz y Pérez aunque él se hacía llamar Carlos Raúl Muñoz del Solar y sus amigos lo apodaban “el malevo Muñoz”. La obra, titulada precisamente El malevo, fue musicalizada por Julio De Caro quien la llevó al disco en versión instrumental el 2 de febrero de 1928. Rosita Quiroga lo grabó el 16 de marzo de 1928 entonando con su particular dicción rea estos versos:


Sos un malevo sin lengue,
sin pinta ni compadrada,
sin melena recortada,
sin milonga y sin canyengue.
Al elemento bacán
Batiste reo chamuyo...
¡Lindo parlamento tuyo
pa’volcarlo en un gotán!

Entre guapos de acción, copaste la cabán.
Te sobra corazón: sos orre pur-sang.
Perdoná el berretín, hermano. ¡Qué querés!
me has dado el ventolín de batir que valés...
Lo tengo que decir: muñeca pa’tallar
y labia pa’engrupir nunca te va a faltar,
porque sos el mejor reo de la ciudad,
canchero, arrastrador... ¡Te sobra autoridad!

Con tu silueta bacana
diste notas de colores
en tenidas y milongas
con sonido e’bandoneones
y te gustó el entrevero...
Fuiste siempre bien entero
como verso de payada
y fragancia de gotán.

 


En 1928, como Mario Castro, firma Primer agua tango que ese año es grabado por el cantor Félix Gutiérrez, (la música es de Francisco De Caro con quien también hizo Dos lunares); le sigue Cuando llora la milonga, musicado por Juan de Dios Filiberto. Con respecto a este tema, María Luisa declaró: “Si me preguntaran porqué escribí letras de tango, diría un poco porque sobreviven más, por su popularidad. Y porque con una sola letra, la de Cuando llora la milonga, gané más que publicando ocho libros. A pesar de ser mi tema más popular, no es la que más me agrada”. Según el periodista y estudioso del tango Roberto Selles, quien realizó varias obras con la Carnelli, ésta le confió que Filiberto le impuso unos versos, cosa que no le agradó. Mientras el original dice “Y como un corazón/ el hueco de un zaguán,/ recoge la oración/ que triste dice cruel mujer”, la versión modificada señala “que triste dice fiel mujer”. Después de muchos años ella seguía manifestándose indignada por aquella intromisión.

Según Oscar del Priore “la obra fue estrenada por el propio Filiberto, en armonio, acompañando a la cantante Julia Puigdéngolas, presumiblemente, durante un concierto ofrecido en la Facultad de Ciencia Económicas, a instancias del entonces decano de la institución, doctor Mario Sáenz”.

La popularidad de este tango se verifica en las innumerables versiones que tuvo. Además de Gardel, ese año 1928 lo grabó Ignacio Corsini y Roberto Firpo. Un año antes lo habían hecho en forma instrumental Osvaldo Fresedo y Juan Maglio “Pacho”. Francisco Canaro lo hizo en varias ocasiones: en 1927 con la voz de Agustín Irusta, en 1930 en dos versiones con Charlo y Ada Falcón, y en 1939 con el Quinteto Pirincho. También lo hicieron Ricardo Tanturi con Osvaldo Ribó, Alfredo De Angelis y el Sexteto Tango, entre otros.

Otros temas de su autoría fueron: Moulin Rouge (música de Julio De Caro, grabado por éste en 1929 con la voz de Luis Díaz, en 1941 con el cantor Héctor Farrel y en 1953 con Roberto Medina); Linyera (también con Filiberto, fue primer premio Max Glücksmann en 1930 y grabado ese año por Ignacio Corsini y Francisco Canaro); Se va la vida (música de Edgardo Donaro y Roberto Zerrillo, estrenado por Azucena Maizani, quien durante mucho tiempo lo utilizó como su caballito de batalla, y lo grabó Agustín Magaldi en 1930); ¿Cómo me gusta? (con Edgardo Donato). Además de Pa’l cambalache con Rafael Rossi hizo Apaga la luz, Silencio y luna y La milonga del olvido; con Ernesto Ponzio Quiero papita, 18 quilates, Avellaneda y El taura; con José Servidio La vida es una cebolla; con Ricardo Luis Brignolo Siempreviva; con Luis Teisseire Luna roja; con Ernesto de la Cruz Tango de la guardia y con Sebastián Piana Jacinto retinto.

En colaboración con Roberto Selles hizo seis milongas y una milonga tangueada: Decí cuando, La mula, La del cerrojo, La del olvido, Brillante como un lucero, La querendona y Ayuná conmigo. También la canción Oscura canción y una habanera titulada ¿Desde qué estrella me mirás? Entre su vastísimo repertorio autoral encontramos obras realizadas en diversos ritmos como, por caso, La naranja nació verde (habanera milonguera con Rafael Rossi); El plato volador (corrido polqueado también con Rossi); Tardes pampeanas y Al caer la tarde (estilos con Ernesto Ponzio); Manosanta (ranchera con Germán Teisseire); Que sí...que no... (zamba con Patrocinio Díaz); Que diga la moza (zamba con Argentino Valle); y Azul cielo (gato con Filiberto).

Mario Castro, Luis Mario o María Luisa, periodista, poeta, mujer, triple personalidad que en algún momento produjo confusión. Como puede llamar a un análisis su dualidad de transgresora pero a la vez partidaria –en sus versos– del tango lunfardo, arrabalero, canyengue, del machismo tanguero. En Se va la vida escribe: “Se va la vida.../ se va y no vuelve.../ Escuchá este consejo:/ si un bacán te promete acomodar,/ entrá derecho viejo./ Se va pebeta...”. También en Quiero papita ocupa el rol masculino: “Yo soy... un gil/ quien me mandó/ tener mujer./ Yugar pa’vos/ y no poder/ tirarme un par/ de lindos mangos/ a la marchanta,/ si es mi placer”. Y en Primer agua, describe: “Pa’gambetearle a la mishiadura/ entró a trabajar de engrupidor,/ a un mixto le dio en la matadura/ y de prepo al reaje conquistó”.

Tal como señalamos, es autora de obras como Linyera (“Cierta noche fue,/ no quisiera recordar,/ ¡por mala estrella me alejé/ del barrio y de mi hogar!”); La milonga del olvido (“No sé pa’donde habrá ido/ ni si volverá siquiera;/ hay aves que forman nido/ al llegar la primavera./ No sé si estoy esperando/ o desesperando vivo,/lo que sé es que estoy cantando/ la milonga de su olvido”); Jacinto retinto (“Voy a cantar los primores/ del negro Jacinto Parras,/ apagador de faroles/ y encendedor de guitarras”); y Luna roja (“La vida, como la muerte,/ llega sin decir que vino”), en las cuales se ubica desde una postura masculina.

En un reportaje que le efectúan en 1980 fija con claridad su posición con respecto a la decadencia sufrida por el tango: “Ha habido una penetración imperialista de fabulosos capitales que ha permitido que el tango vegete, mientras los demás ritmos lo iban ahogando. Hubo épocas que se obligaba a ejecutar un 50 por ciento de música nacional. Fue cuando a mí se me ocurrió crear ese nuevo ritmo. Que para mí era muy argentino”. Se estaba refiriendo al Tam Tam, que hizo con Sebastián Piana en los comienzos de la década del ’50, proyecto presentado al gobierno pero que Raúl Apold archivó según ella misma contó.

Del pasado y del olvido, María Luisa Carnelli, escondida tras varios seudónimos masculinos, merece ser rescatada como mujer, escritora, poeta, periodista, militante comunista (estuvo exiliada en México por ello), tanguera de alma...



María Angélica Cabrera



 



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