Antes del año 2001 Estados Unidos tenía planificada su operación militar contra Libia. Ahora el Consejo de Seguridad de la ONU le dio la autorización para ejecutarla.
Lo dice el ex Comandante en Jefe de la OTAN, General Wesley Clark: “En noviembre de 2001, en el Pentágono, uno de los oficiales de alto rango del estado mayor del ejército tuvo tiempo para charlar. ‘Sí, todavía seguimos con los planes contra Iraq’, dijo. Pero había más. ‘Eso se discutió como parte de una campaña para cinco años’, dijo, y había ‘un total de siete países en la agenda: se empezaría con Iraq, después Siria, Líbano, Libia, Irán, Somalia y Sudán’…” (1)
En el Consejo de Seguridad frente al proyecto de Resolución norteamericano-europeo contra el gobierno libio ningún país se atrevió a oponerse a los imperialistas. Los pocos que lo hacen no son miembros.
No existe un imperio sin subalternos.
Estados Unidos y sus socios occidentales pueden intervenir militarmente en un país sin autorización de la ONU, Irak, o con ella, Libia. Pueden apoyar a un gobierno contra los rebeldes, Colombia, o a los opositores contra el gobierno, Libia, Bolivia, Venezuela… Lo que hagan se acepta sin crítica en los medios dominantes.
Rusia y China apoyaron por temor y cálculo el uso de las armas en Libia. Su pragmatismo ajeno a principios los ubicaron detrás del imperio aunque saben que en algún momento serán sus víctimas. Los poderes empresariales de Brasil, India y Alemania buscando un acomodo político dieron su aprobación en forma indirecta.
Lo único sincero del discurso de los delegados fue el voto. El representante de Colombia condenó la atroz violencia del gobierno libio contra civiles indefensos… De haber estado Hitler habría votado contra Libia para defender los derechos humanos…
El ataque aprovechando la coyuntura del levantamiento social árabe se preparó secretamente en lo militar y lo diplomático. El condicionamiento público lo hicieron los medias con una concertada campaña sobre la barbarie del gobierno norafricano.
El progresismo político desde otro lado facilitó el plan presentando a los rebeldes como demócratas pacíficos sin vínculos con el imperialismo, que levantaban exigencias espontáneas. Con esa posición criticaron a los gobiernos antiimperialistas latinoamericanos que reconocían al gobierno de Trípoli e impulsaban un acuerdo de los libios sin intervención extranjera.
La izquierda revolucionaria no tiene capacidad para detener las guerras de la época de fascismo jurídico que se vive, y su decisión de evitar roces con intelectuales progresistas de los países europeos le resta fuerza para entregar un mensaje claramente antiimperialista.
El imperio entonces avanza en su proyecto de control de la humanidad y los recursos, preparándose para el colapso en que terminarán sus crisis. Se ha propuesto desarrollar la capacidad para sostener guerras simultáneas en diferentes lugares y lo hace en Irak, Afganistán, bombardea en Pakistán… suma a Libia. Se apronta contra Irán y Corea del Norte. Hace vuelos no tripulados en México donde introduce secretamente armas de guerra para entregarlas a los carteles de la droga. Se ejercita en Libia para subvertir Venezuela, Cuba, Ecuador, Bolivia. Arrebata sin pausa territorio palestino.
Lo que sigue en Libia es la arbitrariedad total. Lograr la seguridad de los civiles y el alto al fuego con la intervención aérea estipulada en la Resolución no sirve al objetivo de poner fin al régimen libio. Tendrán que destruir fuerzas militares de Trípoli, infiltrar, sobornar el bando de Kadafi, entregar armas e instrucción a los rebeldes, ocultar los ataques de la oposición, utilizar en la frontera a los generales de Mubarak que gobiernan Egipto, invadir por tierra sin importar el acuerdo del Consejo, o hacerle aprobar otro.
Para sus propósitos los imperialistas cuentan además de la obsecuencia de los países del Consejo con la complicidad de su prensa dominante. Inventarán al gobierno ataques, matanzas de civiles, ocultarán las acciones ilegales de sus aliados internos… La BBC aportó de inmediato a la empresa. Informó que las tropas de Kadafi “continúan atacando Bengasi”, que sufrió “un sostenido bombardeo durante la noche”; que las fuerzas del gobierno “están avanzando sobre la ciudad”. Fuera de titular agregó: “Rebeldes libios dijeron estar bajo ataque en Bengasi, según reportes sin verificar.” “La información entregada es difícil de ser verificada de manera independiente.”
Hay que luchar contra los imperialistas y los gobiernos que se someten y apoyar a los pueblos que defienden su independencia. No se ha podido detener sus guerras en el mundo árabe, pero el futuro es largo y está por definirse.
Sus informes de victorias en Vietnam terminaron en una humillante derrota.
Referencia
1 (Wesley Clark, “Winning Modern Wars”, página 130). Michel Chossudovsky, Rebelión, 15-03-2011