No solo la administración norteamericana no extradita ni procesa debidamente al terrorista Luis Posada Carriles, como lo exigen los convenios internacionales que firmó, sino que este país que establece una “lista de patrocinadores del terrorismo” para difamar a los demás, lo deja atacar desde su territorio a otras naciones.
El terrorista de origen cubano concedió una entrevista a la cadena de noticias CNN en español, cuyos administradores son vinculados a la mafia cubanoamericana, y denigró al presidente venezolano, al sistema judicial del país e incluso a Cuba, sin que a nadie se le ocurre que este entrevistado, presentado como un interlocutor legítimo, es un connotado terrorista, torturador y asesino con una carrera de varias décadas al servicio de la CIA.
“Lo que dice Chávez es una falacia, a mí no me pueden extraditar a Venezuela. Si yo llego a Venezuela me extraditan a Cuba, y allá me sacan en una jaula y me fusilan”, expresó con su acostumbrada agresividad, el que fue sicario de la inteligencia de EEUU en varias partes de América Latina.
Posada hizo un recuento de los sucesos que según él ocasionaron su escape de una cárcel venezolana, una operación manejada por la CIA que le permitió sumarse al dispositivo dirigido, desde la base salvadoreña de Ilopango, por Félix Rodríguez Mendigutía, nada menos que el agente CIA que ordenó, en Bolivia, el asesinato de Ernesto “Che” Guevara.
Posada afirma que Venezuela ordenó, mientras seguía preso, que sea objeto de un nuevo juicio, por “un General del cual no me acuerdo ahora el nombre que era íntimo amigo de Fidel Castro”.
“Así que lo que yo hice fue denunciar a la justicia venezolana y decidí salir del país. Pero no se trata de fuga, porque en Venezuela cuando tú te fugas sin violencia eso se llama evasión”, narró Posada Carriles con aparente ingenuidad.
En El Salvador, afirmó, trabajaba como asesor de gobierno: “Yo era asesor de la policía, todo el mundo sabía que yo vivía en ese país, tenia sirvienta chofer, tenia de todo. Yo no fui fugitivo en ningún país al que fui. Luego estuve por Centroamérica, Honduras, a favor de los contras”, recordó él que, por cierto, fue uno de los más crueles represores que dirigió operaciones de limpieza tanto en Venezuela como en El Salvador, Guatemala y Honduras, donde hizo cientos de víctimas.
Confirmó que actuaba por cuenta de la CIA y que firmó, como “miles de cubanos” mercenarios reclutados en Miami, un documento que lo comprometió a callarse acerca de sus actividades ilegales.
“La memoria mía no funciona muy bien, pero fue una guerra larga, una guerra fría. Si yo participe para la CIA, miles de cubanos tuvieron que firmar un acta de no saber nada, y yo no voy a aseverar nada. Es así cuando uno está en una agencia de inteligencia”, puntualizó.
Interrogado acerca de la voladura del avión de Cubana de Aviación, Posada Carriles afirmó, a pesar de las innumerables pruebas en su contra, que no participó en el crimen que causó la muerte de 73 personas.
Haciendo alusión a Cuba, aplaudió a las actividades de los “disidentes” orientados y financiados por el gobierno norteamericano y sus agencias.
“Yo fui jefe de operaciones de la policía venezolana, y Cuba hizo 3 desembarcos con sus mejores generales e invadió el país y yo dirigía esas operaciones contra toda esa gente, y fueron operaciones violentas”, agregó en una suerte de delirio este verdadero Klaus Barbie cubano, quién trabajaba bajo la identidad de Comisario Basilio.
Luis Posada Carriles tiene un sangriento historial que va desde su probable participación en la conspiración para asesinar al presidente norteamericano John F. Kennedy hasta su apoyo a intentos de magnicidios.
Enjuiciado en EEUU por simples cargos migratorios, a pesar de la existencia de abundantes pruebas sobre su actividad terrorista, Posada Carriles se benefició de la intervención de la CIA y de la mafia cubanoamericana que llevo, con complicidades en el aparato judicial, a su absolución sin posibilidad de apelación por un jurado tejano manipulado.
Posada Carriles es solo uno de la larga lista de terroristas, golpistas y prófugos de América Latina que hospeda en Miami, el gobierno norteamericano que no deja de pretender combatir al terrorismo internacional.
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