Relatan los enviados especiales que cubrieron el capítulo italiano del viaje de la presidenta que, cuando en Roma se supo que Javier González Fraga había sido designado como acompañante de Raúl Alfonsín en la fórmula de la UCR, hubo una explosión de júbilo entre los integrantes de la comitiva. El primer razonamiento fue que, como se dividía el arco de centro-izquierda, eso sería más agua para el molino del Frente para la Victoria. Esta noticia fue, en todo caso, un cierto remanso entre varias otras tribulaciones, porque en medio de los calores que tuvieron a maltraer a Cristina Fernández, dos hechos de la política local le sumaron temperatura al sofocón: en primer término, que haya salido a la luz el caso de la construcción de viviendas que hacían las Madres de Plaza de Mayo con dineros públicos bajo la administración de Sergio Schoklender, que la tuvo pegada al teléfono, presumiblemente bajando líneas para atender la crisis.
Tampoco la pasó nada bien CFK, tras el fastidio que le generó Carlos Kunkel por haber revelado algo que ella no quería que se supiera, como es la fecha de su postulación para el siguiente turno de gobierno. Lo mandó a desautorizar malamente por su vocero y por Aníbal Fernández, porque seguramente sintió que el diputado le había birlado el efecto sorpresa. Lo cierto es que se sintió agraviada a varias puntas por fuego amigo y la rigidez de sus facciones desnudó que ni la seducción de Silvio Berlusconi le alcanzó para edulcorar la gira y serenar su ánimo.
Se entiende la pasión de los funcionarios por suavizar las menciones al estado de salud de los presidentes, aún mintiendo sobre agendas que no se cumplieron, como fue la asistencia de Cristina al desfile por los 150 años de la unificación de Italia, pero un tema tan delicado no debería ser motivo de liviandades.
De seguro que aquella primera evaluación optimista del kirchnerismo sobre la sorpresiva aparición del ex presidente del Banco Central en la fórmula radical tiene que haber dejado espacio para otros razonamientos más ajustados, ya que la presencia de un productivista que proviene del peronismo como González Fraga, junto al arrastre de Francisco de Narváez en la provincia de Buenos Aires, podría alterar la ecuación electoral. Es verdad que ahora el polo llamado "progresista" tendrá una identidad más marcada y que se lleva votos hacia la izquierda (socialismo, GEN, Proyecto Sur, juecismo) quizás algunos de la propia Presidenta, pero también es cierto que con la jugada radical, que se critica desde esos círculos por "conservadora", Elisa Carrió y la Coalición Cívica se desdibujan en el mantenimiento casi solitario de un "capitalismo progresista" que ahora los radicales abordan con el rótulo de "desarrollismo". La apertura política de la UCR apunta a atraer a otros votantes del centro hacia la derecha dejados de la mano por Mauricio Macri, a quienes pretende recoger la ambulancia de Eduardo Duhalde. Lo que se observa con esta inesperada designación es el crecimiento de la vocación de poder que muestra el radicalismo que se ha manifestó después de muchos años de pasividad y que inclusive altera códigos internos de vieja data. Y además, que Ricardo Alfonsín parece que se la ha jugado, con acciones que muchos de adentro y de afuera no suponían que pudiese tomar, hacia un camino de riesgo que él pretende que termine en una polarización que lo deje mano a mano con el Gobierno.
Con la aparición de JGF, se ha notado detrás del equipo de campaña de la UCR alguna materia gris que promete novedades en temas de propuestas, cuya primera manifestación fue el modo de comunicar la novedad para cambiar de raíz lo que iban a ser las tapas negativas de los diarios del viernes, tras el distanciamiento de Hermes Binner, por otras portadas positivas con la novedad-sorpresa de González Fraga.
¿La designación de una sola persona destinada, tal la tradición argentina sobre los vicepresidentes, a tocar la campanita en el Senado, podrá permitirle a los radicales un logro tan ambicioso? ¿Es tan popular JGF como para torcer el rumbo de una elección que ya parecía definida en primera vuelta? Para ambas preguntas, hoy la respuesta más atinada sería todavía decir que "no", aunque habría que considerar algunas situaciones que podrían modificar el tablero, al menos para eliminar la posibilidad de que Cristina supere 40% de los votos, lo que permitiría forzar un balotaje donde el kirchnerismo no las tendría todas consigo.
Habría que observar que con la designación del heterodoxo González Fraga los radicales acaban de explicitar que van seguir con el modelo económico actual, aunque sin los modos "populistas" del kirchnerismo en lo que hace a aspectos institucionales, controles excesivos, amistades externas y cuestiones de transparencia. Sin estos desvíos, dicen en la UCR, podría recrearse el clima de inversión y la inserción internacional que el país perdió desde hace muchos años. Así, los empresarios, que han ganado mucho dinero durante la era K, podrían haber encontrado en Alfonsín un referente capaz de ejecutar un esquema más prolijo que les asegure un mayor retorno.
En materia económica, la continuidad de este programa de gobierno, pero más a la brasileña o a la uruguaya, no deja de ser un reconocimiento hacia Duhalde y Roberto Lavagna, quienes pusieron en marcha el llamado "modelo productivo" de tipo de cambio competitivo y sustitución de importaciones, que sirvió para salir del pozo que provocó la crisis de 2001. Dicen los integrantes de aquel equipo de 2002 que JGF los ayudó a pensar variantes que mejoraran la situación del empleo. El ahora candidato fue durante muchos años hombre de consulta de la Unión Industrial y acompañó a toda la oposición con sus consejos, en tiempos de la pelea legislativa por la Resolución 125, en su doble carácter de profesional de la economía y de conocedor de la problemática agropecuaria, a partir de su involucramiento como productor lácteo.
En materia política, tras un sondeo radical a su discípulo en la UCA, Alfonso Prat Gay, hoy en la CC aunque algo cruzado con Carrió por este tema, González Fraga fue el nexo entre la UCR y Lavagna, para intentar convencerlo de que se sumara a Alfonsín, pero el mal trato que le dispensó la UCR cuando encabezó la última fórmula presidencial le hizo decir que no. También el ex ministro conversa con Duhalde, a quien le ha dicho que no sería ni su vicepresidente ni su eventual Jefe de Gabinete, aunque siguen hablando sobre un probable destino de canciller. Cuando se vio que Lavagna era imposible, entonces la figura de JGF tomó cuerpo como el segundo mejor.
Estas referencias no son ociosas, ya que la próxima meta política del arriesgado Alfonsín será tratar de convencer a Duhalde para que se sume si no explícitamente, bajándose de su candidatura y en esta tarea González Fraga podría ser un mediador, ya que fue uno de los pilares intelectuales del Movimiento Productivo Argentino que forjó el ex presidente. Además, Duhalde tiene mucha empatía y visiones de largo plazo compartidas con el radical Rodolfo Terragno, otro hombre salido del "desarrollismo", un término que se vuelve a escuchar con cierto orgullo en la UCR, aunque no se utilizaba desde los 50, tras la división que alejó del partido a Arturo Frondizi.
Si bien, por lo reciente, todas estas novedades electorales no han sido aún medidas por las encuestas, tampoco hay referencias sobre la opinión ciudadana sobre el caso de las Madres de Plaza de Mayo, un eventual desfalco alrededor de obras sin licitación por U$S 300 millones, calificado como un "puterío", "pelotudeces" o "pavadas" por Hebe de Bonafini y el ministro Amado Boudou.
En medio de los nervios en que entró el arco kirchnerista, una de las cosas más evidente ha sido la gran operación de alineamiento que monitoreó la Presidenta desde Roma para dejarlo solo a Schoklender, con el argumento de que la oposición y los medios no oficiales utilizan sus eventuales delitos para criticar a Bonafini y al Gobierno. Algunos hasta piensan que el ex apoderado se inmoló con sus declaraciones contradictorias para salvar a los demás, a cambio de cierta protección judicial.
Otra cosa evidente fue que a cada argumento de Schoklender apareció una dependencia oficial que lo involucró con publicaciones en el Boletín Oficial o a través de la conveniente filtración de datos impositivos que lo dejaron mal parado. Ministros del Gobierno crucificaron al otrora "hijo" postizo de Bonafini y hasta dijeron que "el hecho concreto existe", en relación a que se usó dinero del Estado para construir casas que valían hasta tres veces lo usual, cuya construcción realizaba una empresa de su propiedad, sin que los controles gubernamentales hayan funcionado. La Unidad de Información Financiera que depende del Gobierno desempolvó mágicamente un expediente de 4 mil fojas que se armó durante un año, a partir de una denuncia por lavado de dinero que habían realizado dos diputadas y se lo envió presurosa al fiscal Raúl Pleé. Este, en menos de 24 horas, hizo la denuncia que aterrizó en el juzgado federal de Norberto Oyarbide. Y, también en tiempo récord de lectura, el fiscal del caso, Jorge Di Lello le pidió al juez en un dictamen de 17 páginas que evite que se vayan del país los hermanos Schoklender, que investigue a empresas conexas y que allane domicilios de supuestos cómplices de ese "amplio entramado", mientras que dijo claramente que, en este caso, tanto el Estado Nacional y "también una importante y trascendente organización que tiene una trayectoria mundial en la defensa de los Derechos Humanos", por las Madres, eran "damnificados" y no partícipes.
http://www.lagaceta.com.ar/nota/439212/Opinion/Gonzalez-Fraga-salud-Cristina-traspie-Madres.html
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