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Cada lado continúa culpando al otro por las violaciones al cese al fuego. Los extremistas palestinos pronto empezarán su bombardeo insensato. Aumentará el número de muertos. Y los niños de Gaza continuarán siendo las víctimas inocentes.
Donald J. Moore |
Los niños de Gaza Donald J. Moore
Jerusalén / Sociedad – Hace once años un suicida palestino mató a la hija de Rami Elhanan, un israelita. En medio de su dolor notó que la violencia en la región está llevando a ambas partes a su destrucción mutua. En conjunto con miembros palestinos del Bereaved Families Forum (Foro de las Familias Desconsoladas), Elahan ahora destina gran parte de su tiempo y energía explicándole a las personas que es necesario a la vez que posible, romper con el aparentemente infinito ciclo de derramamiento de sangre. Él está convencido que "en virtud de nuestra angustia compartida, la gente nos escuchará", se dará cuenta de la necesidad de diálogo y de trabajo para impedir más tragedias y más familias desconsoladas. Esta es una tarea a la cual las personas deben re-dedicarse: "Hemos perdido a nuestros hijos", argumenta, "no la razón".
TRAS EL FRÁGIL CESE AL FUEGO
En la Franja de Gaza existe un frágil cese al fuego entre el gobierno israelí y Hamas desde junio de 2008. Sin importar qué motivó a cada lado a aceptar el tahadiya (calma), cada día que es respetado son vidas que se salvan. Todos debemos estar agradecidos por ello, especialmente si consideramos lo que ocurría antes del cese al fuego.
Durante las semanas y meses precedentes, los ataques y matanzas sucedían casi a diario. Muy pocos fueron cubiertos por la prensa occidental. En casi todos los casos, la responsabilidad era del "otro": Hamas insistía en que debía resistir a la "entidad Sionista" que había arrebatado sus tierras; Israel apuntaba el dedo acusador a los "terroristas de Hamas".
A finales de abril una madre y cuatro niños de la familia palestina Abu Maatak fueron asesinados en el área de Beit Hanoun, al norte de Gaza. Los israelitas y los palestinos pronto hicieron acusaciones mutuas. El Primer Ministro israelí, Ehud Olmert expresó "gran pesar" por cualquier civil que resulte herido, ya sea palestino o israelí, pero culpó a Hamas de transformar a los civiles de Gaza en una "parte inseparable de la guerra". El ministro de Defensa israelí, Ehud Barak fue más directo: "Vemos a Hamas como responsable de todo lo que allí ocurre, de todas las heridas". Ahmed Tibi, árabe-israelí miembro de la Knesset, contestó que Barak tiene responsabilidad directa en las muertes en Gaza y desechó el pesar de Olmert como "vacío" y una "típica respuesta israelí". Cada lado estaba empeñado en culpar al otro. Hamas juró venganza y se dispararon cohetes contra Sderot y Ashkelon; Israel se comprometió a defender su seguridad y la violencia continuó.
Beit Hanoun es un área que Hamas usa con frecuencia para lanzar sus morteros y Qassams, simples cohetes de acero llenos de explosivos, hacia Israel. El resultado es que ha sido blanco frecuente de incursiones israelíes con tanques, vehículos armados y bombardeos de precisión. Las fuerzas de defensa israelí atacaron Beit Hanoun durante la llamada Operación Invierno Cálido a fines de febrero de 2008. En el lapso de unos pocos días, las fuerzas israelitas mataron a más de 100 palestinos, de los cuales más de 40 eran niños, e hirieron a otros 300. Las bajas israelitas fueron dos soldados muertos y siete heridos; también murió un civil.
Incluso si la extensión de la violencia se limitara a ese número además de la destrucción física, sería horrible. Pero el costo real del conflicto es mucho más penetrante, y sus principales víctimas son niños. Los efectos de la violencia en los niños son devastadores, ya sean niños de Gaza, la Cisjordania o del Colegio Mercaz Harav de Jerusalén. Y la mitad de los 1,4 millones de habitantes de la Franja de Gaza tienen 15 años de edad o menos.
TRAUMA EN UN JARDÍN INFANTIL
Dos semanas después de la suspensión de la Operación Invierno Cálido, visité un jardín infantil en Beit Hanoun, que funciona en el marco de un esfuerzo permanente organizado por las Hermanas de la Caridad para ayudar a los más necesitados en Gaza. Las clases habían sido suspendidas durante el conflicto y después del mismo durante varios días; cuando lo visité las clases habían sido retomado sólo una semana antes. En el jardín infantil, que tiene a su cargo 130 niños pequeños, conocí a Khalid Dahlan, médico psiquiatra del Programa de Salud Mental de la Comunidad de Gaza. Nos relató al grupo con el cual viajaba que muchos de los niños estaban sufriendo síntomas de estrés post-traumático. El miedo inunda sus vidas. Durante sus rondas domiciliarias muchos de los niños se acurrucaban en un rincón de la habitación, temerosos de hablarle a él o a cualquiera otra persona. En la semana en que los niños volvieron a clases, se avanzó poco en materia de enseñanza ya que las profesoras sólo pudieron dedicarse a juegos diseñados para aliviar algo del estrés.
Con posterioridad, el Dr. Aish Samour, director del hospital siquiátrica de Gaza, confirmó los informes del Dr. Dahlan. En una entrevista con Al-Ahram Weekly, Samour indicó que a causa del miedo patológico y profundo que se ha instalado, el 30% de los niños de Gaza menores de 10 años sufren de micción involuntaria y otros problemas nerviosos como comerse las uñas, pesadillas, repentinas crisis de llanto e introversión. "Los niños de Gaza no son niños que vivan vidas normales", dijo Samour, explicando que las casi diarias escenas de muerte, destrucción, carreras de ambulancias, explosión de cohetes y bulldozers arrancando los árboles de cuajo causan un enorme sufrimiento sicológico. (Algo similar podría decirse de los niños de Sderot y otras ciudades israelitas próximas a la Franja de Gaza).
"Un niño expuesto a estos niveles de violencia reproduce interacciones violentas con sus pares y hermanos; su condición merma su nivel educacional y debilita su capacidad de concentración", explicó el Dr. Samour. Estudios hechos por el Programa de Salud Mental de la Comunidad de Gaza indican que más del 80% de los niños de Gaza sufren de estrés post traumático moderado a severo. El bloqueo israelí de Gaza significa que la malnutrición infantil se ha generalizado, lo que contribuye a afectar aún más su salud física y mental.
El Dr. Eyad-al-Sarraj, director del Programa de Salud Mental de la Comunidad de Gaza nos recuerda que los niños de Gaza han perdido dos de los pilares fundamentales de la infancia: el sentido de seguridad y el sentido de alegría y felicidad. Casi la mitad de los niños observados habían visto a sus padres siendo torturados y humillados por las fuerzas israelíes. Esto deja una impresión en la mente del niño que su padre es "impotente e incapaz de proveer seguridad", y casi inmediatamente, el niño se siente "enemistado", de acuerdo con el Dr. al-Sarraj, quien agrega que la inseguridad, violencia y represión llevan a los niños a actos extremos para expresar su pena y frustración. Un reciente estudio del Programa tuvo como conclusión estadísticas nada auspiciosas: el 36% de los niños entre 8 y 12 años y el 17% de las niñas expresaron su deseo de morir como mártires en ataques a las fuerzas israelíes.
LA ÚNICA MANERA DE AVANZAR
La mayoría de los profesionales involucrados en ayudar a los niños de Gaza argumentan que la única manera de empezar a sanar es terminar con la violencia. ¿Qué se puede hacer? Desde luego que las acusaciones mutuas en nada contribuyen. El sitio israelí de Gaza –que ha significado escasez de alimentos, gas, electricidad y suministros médicos– ha causado una crisis humanitaria de proporciones titánicas. Así como la comunidad internacional puede estar justificadamente orgullosa de haber aportado ayuda y asistencia a los sobrevivientes de desastres naturales en Myanmar y China, la situación es diferente en Gaza, donde la catástrofe ha ocurrido por la acción deliberada del hombre. La mayoría de las otras naciones observan desde lejos –algunas incluso dan señales de aprobación– la lenta estrangulación de una sociedad completa, sordas a los gritos de las víctimas, la mitad de las cuales son niños.
La ira, la frustración y el resentimiento de las personas están dirigidos contra Israel y gran parte de la comunidad internacional. Este es terreno fértil para extremistas que buscan reclutar a otros para su causa. El sitio de Gaza por Israel ha fortalecido la posición justamente de aquellas personas que se procura debilitar.
La atención y el apoyo del mundo deben dirigirse a aquellos grupos e individuos que buscan quebrantar el ciclo de violencia. En el momento más álgido del "invierno cálido" en Gaza, cientos de israelitas y palestinos emitieron una declaración protestando por la escalada de violencia de ambos lados. "El dolor de vivir en constante miedo, de sufrir heridas o mutilaciones de por vida, de sufrir el dolor de la pérdida de los seres queridos, es el mismo dolor ya sea que el país propio sea el oprimido o el opresor, el ocupado o el que ocupa," decía la declaración, a la vez que destacaba que este no es un conflicto entre dos fuerzas equivalentes. La fuerza militar más poderosa del Medio Oriente con el incondicional apoyo de los Estados Unidos, ha estado usando tanques, bombarderos y helicópteros de combate contra militantes pobremente armados en un área empobrecida y densamente poblada, induciéndolos cada día más a tomar posiciones extremistas. La respuesta de Hamas de lanzar morteros y misiles hacia Israel sólo le dio a este último "justificación adicional" para emprender más acciones. Los que apoyaban la petición insistieron en que la única alternativa clara y obvia a esta sangrienta escalada era que Israel iniciara conversaciones con Hamas. Dos tercios de los israelitas apoyan conversaciones para un cese al fuego con Hamas, quien a su vez, ha expresado que está dispuesta al diálogo.
Gush Shalom, la organización pro-paz israelita, lo expresó muy bien en un anuncio en Haaretz: "¡Debemos conversar con Hamas sobre un cese al fuego! ¡No más Qassams, no más asesinatos selectivos, no más bombas de mortero, no más incursiones, no más bloqueo!" Ahora que rige un frágil cese al fuego, ha habido algunas conversaciones indirectas.
ENFRENTANDO EL FUTURO
Hace dos años se creó Combatientes por la Paz, un grupo de alrededor de 300 soldados de combate de la Fuerza de Defensa Israelí y militantes palestinos. Todos sus miembros habían contribuido al ciclo de violencia entre ambos pueblos, pero ahora han depuesto sus armas para empeñarse en un lucha conjunta no-violenta para lograr la paz entre estos pueblos. Como lo dijo Avichay Sharon: "No queremos mirarnos a través de la mirilla de un arma. Queremos mirarnos como humanos".
Bassam Aramin, co-fundador de Combatientes para la Paz y un palestino cuya hija fue asesinada por fuerzas israelitas en febrero de 2007, admite que es fácil odiar y buscar venganza. De hecho, en un momento de su vida eso era lo que deseaba hacer. Eso fue antes de cumplir una sentencia de 7 años por planear un ataque armado contra las Fuerzas de Defensa Israelitas. En la cárcel Aramin aprendió sobre la historia del pueblo judío y sobre el Holocausto, y llegó a una nueva conclusión: "A ambos lados nos han hecho instrumentos de la guerra. En ambos lados hay dolor, pena y pérdidas infinitas. Y la única manera de detenerlo es que nosotros lo detengamos," dice. Los miembros de Combatientes por la Paz son hombres que alguna vez pelearon, bombardearon y mataron, creyendo que esta era la mejor manera de servir a su pueblo. Ahora están convencidos que para servir verdaderamente al pueblo deben "combatir el odio entre nosotros, no combatir entre nosotros. Sólo entonces terminará el duelo".
Bradley Burston, un periodista israelita, usa términos más fuertes. Al comentar sobre los asesinatos en la familia Abu Maatak, escribió: "Ha llegado la hora para que dejemos de ‘comprender’ por qué matamos a tantos civiles palestinos. Ha llegado la hora que dejemos de explicar las muertes que justificamos como un desafortunado y accidental sub-producto de una guerra terrible. El mismo crimen se ha cometido una y otra vez, bajo las mismas circunstancias, por las mismas razones, con el mismo resultado indefendible… ¡Basta ya!"
Los Estados Unidos, el aliado más grande de Israel, también debe decir ‘basta ya’, Pero en los Estados Unidos, hasta hace bien poco, los principales candidatos presidenciales continuaban con lo que el ex-representante Paul Findley llamó "el mismo silencio hueco". En el ínter tanto, cada lado continúa culpando al otro por las violaciones al cese al fuego. Es factible que los extremistas palestinos pronto retomen su bombardeo sin sentido. El número de muertos crecerá. Y los niños de Gaza seguirán siendo las víctimas inocentes.
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Donald J. Moore, S.J. Director de relaciones inter-religiosas del Instituto Bíblico Pontificio de Jerusalén.