Esta tendencia política se apresta a acumular 12 años de gestión ininterrumpida en la capital.
Se trata de un logro significativo para el movimiento Progresistas, de centro-izquierda, ala que surgió tras el rompimiento del nuevo alcalde de Bogotá, Gustavo Petro, con la línea dura del Polo Democrático, cuestionado por la mala gerencia y los escándalos de corrupción.
Petro no solo ganó por su nivel de recordación (venía de una campaña presidencial); porque logró conectarse con el inconformismo ciudadano derivado de los escándalos de la contratación y porque armó un discurso efectista de cara al mayor electorado que tiene la ciudad, el del estrato 2 y 3, donde se ha construido una base política de tal magnitud que demostró que puede alzarse con el triunfo si está organizada.
Sin embargo, también es claro que la división del voto de derecha y de centro-derecha hizo causa común para que Petro allanara el camino del triunfo.
Por esa vía, los grandes derrotados, además de Enrique Peñalosa, son el ex presidente Álvaro Uribe, el conservatismo y el Partido Verde, que no supo administrar el fenómeno político en que se había convertido en las presidenciales, con el propio Peñalosa, Lucho Garzón y Antanas Mockus a la cabeza.
Pese a su derrota, Gina Parody obtuvo una votación que no solo demostró que hay voto independiente en Bogotá, sino que le permitirá consolidar un movimiento político a futuro, como lo anunció en campaña. Lo que falta ver es con qué partido y con qué tipo de alianzas.
Carlos Galán puede contarse entre los ganadores, pues no solo acumuló más de 200 mil votos (?) sino que lo hizo a través de un partido consolidado, Cambio Radical, que le facilitará su proyección en el ámbito local.
¿Qué viene con Petro?
En primer lugar, se viene una administración deseosa de mostrar un cambio que la aleje del estado actual de cosas.
En segundo lugar, mucho del perfil del nuevo gobierno dependerá del equipo de trabajo. Allí se sabrá si tendrá un corte gerencial, técnico, de corte social o una mezcla de todo.
Y sin duda, será la estocada final para el proyecto de ciudad que surgió hace más de una década, enfocado especialmente hacia un desarrollo urbanístico.
Para el analista Pedro Medellín, el principal reto de Petro está en el manejo económico que dé a la capital. Bogotá, es cierto, muestra avances en lo social: gratuidad en educación, reducción de la pobreza, alimentación para amplios sectores populares, etc.; pero no se sabe aún cuál será el modelo económico que aplicará.
Petro, en cambio, ha hablado de una ciudad más humana, densificada, ambientalmente sostenible, que acorte la distancia entre ricos y pobres y con un discurso que, en algunas ocasiones, chocará con el del Gobierno Nacional.
Petro empieza a tomar su segundo aire, mientras Peñalosa cierra un ciclo de vida política y no apostará más por la Alcaldía. Van dos intentos fallidos de manera consecutiva, y un tercero si se cuenta a Juan Lozano, en el 2003.
ERNESTO CORTÉS FIERRO
Editor Jefe EL TIEMPO