Unión Europea: Todos contra los cerdos
Problemas en países débiles de la Unión Europea
Países Pigs: Apelativo humillante para dar cuenta de Portugal, Grecia, Irlanda y España como los países más débiles de la Unión Europea.
Desde la reunión ampliada de la Comisión Europea celebrada en Bruselas el pasado 3 de febrero, las críticas a Grecia, Portugal y España (miembros del equipo PIGS) considerados los más anémicos dentro del conglomerado político y económico de 27 países que conforman la denominada Unión Europea (UE) se han sucedido cada día con más intensidad. Cruel paradoja, pues estos países se encuentran hoy entre aquellos que se enfrentan a mayores desafíos fiscales, después de que sus respectivos sistemas financieros apenas se vieran afectados por los problemas que originaron la crisis
Los tres chanchitos en problemas
Grecia, Portugal y España, según los informes de la Comisión Económica de la Unión Europea es una tríada que comparte la permanente pérdida de competitividad desde su entrada en la eurozona y también el creciente déficit público. Pero, a pesar de afrontar serias dificultades por la evolución de sus finanzas públicas no pueden recurrir a la devaluación de su moneda, al formar parte de la zona euro, lo que obliga a generar medidas extraterritoriales.
Con el país Balcánico, la Comisión Europea fue especialmente estricto, sobre todo tras el falseamiento de estadísticas de la marcha económica de este país, dando pié a una crisis de credibilidad que reflotó el poco honroso nombre de países PIGS (cerdos) para referirse a esos miembros más pobres de la Unión Europea, que fueron poco a poco cohesionado sus economías y aspiraciones al resto de países más ricos. El cuento de la Cenicienta parece estar llegando a su término o al menos vestir a estos miembros con ropas menos costosas, que el de sus vecinos más opulentos. La Europa de los ricos quiere imponer a sus miembros más débiles un Pacto de estabilidad que Alemania, Francia y otros países violaron cuando les convino es decir: un 3% de déficit presupuestario, 60% de deuda pública e inflación de menos del 1,5%.
Para Grecia se ha propuesto someter las cuentas públicas griegas a una vigilancia reforzada, para garantizar que el Gobierno cumpla con el plan de ajuste. Además la CE, ha advertido que exigirá medidas correctivas adicionales si detecta alguna desviación en esta política encaminada a mejorar la situación económica de un país que ha recibido, desde su ingreso a la UE, ingentes ayudas económicas en los denominados Fondos de Cohesión (instrumento estructural que ayuda a los Estados miembros a reducir las disparidades económicas y sociales así como a estabilizar sus economías. Este Fondo financia hasta el 85% de los gastos subvencionables de proyectos de gran envergadura en el ámbito del medio ambiente y la infraestructura de transporte. Es una herramienta destinada a establecer líneas de de solidaridad en el seno de la UE)
Los ministros de Finanzas de la UE dieron de plazo a Grecia hasta el 15 de mayo para que tome "medidas urgentes" destinadas a controlar su elevado déficit presupuestario, que se suma a la fecha de mediados de marzo para una revisión de su plan fiscal. "El Consejo (...) llama a Grecia a aplicar medidas específicas de consolidación presupuestaria, incluyendo las presentadas en su programa de estabilidad", indicaron los ministros en un comunicado tras una reunión en Bruselas.
Las voces críticas sumaron a Portugal y España, países que también, desde su incorporación a la Eurozona han sido favorecidos en materias económicas de forma tal que les ha permitido situarse, en el caso español, como una de las economías más fuertes del mundo. Pero, tal sitial parece haber llegado a un límite y sus propios socios europeos exigen hoy profundas correcciones, en un modelo económico, que ha transitado desde el ejemplo de Estados de Bienestar a modelos políticos, económicos y sociales fuertemente inspirados en las recetas del Fondo Monetario Internacional.
El FMI ha sacado la voz después de fuertes críticas a su propio actuar en la crisis internacionales de la última década. “El restablecimiento de su competitividad – de los países PIGS - puede necesitar grandes sacrificios, afirmó el economista jefe del FMI, Olivier Blanchard al diario francés Les Echos. Tendrán que asumir sacrificios, como una baja de salarios para recuperar competitividad. Son ajustes penosos, sobre todo con un entorno inflacionario muy bajo". Preguntado sobre si hay riesgo de implosión de la zona euro, Blanchard afirma que es improbable pero "eso no impide que haya un problema presupuestario en Europa. Es indispensable que los bancos centrales mantengan sus tipos de interés a un nivel muy bajo como el actual. Esto, mientras no haya una recuperación sólida de la demanda privada”
A río revuelto ganancia de especuladores
España, a la luz de las críticas se ha puesto en acción para contrarrestar las exigencias de la UE, que pueden generar una avalancha de problemas internos, argumentando que su posición económica es mejor que la de su vecino ibérico y que Grecia. Apoya esta postura la agencia de calificación crediticia Moodys Investors Service, que a través de Kristin Lindow, vicepresidente senior del área de riesgo soberano de esta organización subrayó la necesidad de diferenciar entre los perfiles de riesgo de las finanzas públicas de los países PIGS destacando que la deuda española "merece" la máxima nota de solvencia por lo que su situación "no es directamente comparable con la de Grecia. Estos países pueden compartir la misma moneda, pero no muestran el mismo perfil de crédito y diferencias ante las turbulencias que afronta su deuda pública en los mercados. En el caso de España se ha producido "más confusión que contagio"
Juan Torres López, catedrático de Economía Aplicada en la Universidad de Sevilla es crítico respecto a la posición en que han colocado a España, argumentando que se trata de una maniobra de especuladores, destinados a ganar en un ambiente revuelto “miembros del denominado “mercado” pero que tienen nombres propios es decir los propietarios de los grandes capitales que operan en ellos: los grandes banqueros y los directivos de los bancos, los grandes inversores, los titulares de los gigantescos fondos de inversión, de pensiones, las grandes multinacionales”
Estos, según Torres buscan apuntalar al máximo su nuevo negocio, con un "pressing" en todos los ámbitos en los que pueden actuar buscando, principalmente, compromisos de recortes en el gasto público, mayor privatización de las pensiones y, en general, más facilidades al sector privado, para eliminar al máximo las cargas públicas que pudieran distraer recursos del pago de la deuda. “Lo que hacen estos gigantescos inversores es en realidad "sembrar la duda", no sólo para prevenirse sobre cualquier riesgo de impago sino, además, para lograr que aumenten las primas de riesgo y los tipos a los que el gobierno ha de emitir la deuda y así ganar más dinero todavía. Juegan a crear ellos mismos, gracias a su inmenso poder directo e indirecto a través de académicos, periodistas y medios de comunicación, las condiciones que les resulten siempre más favorables. Todo eso tiene un nombre: extorsión, o chantaje, y tiene también un resultado seguro: la sumisión de los gobiernos” concluye este catedrático.
El juego está orientado a generar las condiciones políticas y mediáticas para que se beneficien los especuladores y no las sociedades, que suelen pagar las borracheras triunfalistas. Se están creando las condiciones para comprar la deuda que los gobiernos de Grecia, Portugal y España tendrán que emitir para hacer frente a la madeja de problemas que esa misma banca internacional y esos mismos banqueros podrán lucrar con su creación de crisis. “Se está en presencia de una maniobra destinada a debilitar a los Estados, no sin antes gastar sus últimas energías en hacer frente a esa deuda. Y, por eso – señala Juan Torres López - les quieren imponer condiciones draconianas para que sus recursos se dirijan inexcusablemente a pagarla. Lo mismo que hicieron con los países del Tercer Mundo en los años ochenta”
En este panorama, el más desfavorecido es el país balcánico, que se encuentra ante un verdadero “problema griego” y no precisamente por el tema de la cuadratura del círculo. Primero, porque no dispone de los recursos necesarios para hacer frente a sus compromisos de deuda externa, que sobrepasan los 200 mil millones de euros. Esto implica pedir nuevos préstamos, lo que puede generar un efecto de explosividad de la deuda o efecto bola de nieve. Grecia además enfrenta el problema de crisis de confianza por la revisión a la baja de la calificación de las agencias de rating, que se traduce en puertas cerradas para más créditos o acceder a ellos en forma más onerosa. Se une a estas dificultades el hecho que Grecia tiene uno de los desequilibrios por cuenta corriente más abultados. Europa pide a Grecia que disminuya el gasto público y aumente los impuestos, además de facilitar la reducción de salarios públicos y privados, como mecanismo imprescindible de ajuste económico.
Por si fuera poco, los griegos han vuelto a falsear sus estadísticas, provocando que sus vecinos del centro y norte de Europa, como también los euroescépticos radicales anglosajones de ambos lados del Atlántico, señala el analista Joaquín Aureoles, saquen a la luz el viejo apelativo de PIGS para referirse al déficit de credibilidad que inspiran estos países. España se ha visto, de esta manera, salpicada por el problema, a pesar de que el nivel de endeudamiento público es relativamente reducido y que es, junto a Irlanda, el país que ha realizado los ajustes salariales más severos durante 2009. Para Aurioles “De la experiencia griega convendría extraer al menos tres enseñanzas. La primera, que los excesos nunca son gratuitos y que siempre habrá alguien que termine pagándolos. La segunda, que recuperar la confianza exige abandonar la tibieza de planteamientos y adoptar medidas impopulares. La tercera, que nunca gustaron a los ricos los pobres con zapatos nuevos”
Para el prestigios politólogo Sami Nair “Bruselas debería flexibilizar temporalmente los criterios de Maastricht para España, Grecia y Portugal, como ya hizo con Alemania y Francia. Es pronto para volver a la ortodoxia liberal y retirar los estímulos fiscales España -también Grecia, donde los datos son más alarmantes- y Portugal deben empezar a pagar de verdad su entrada a la zona euro: los criterios de convergencia del Tratado de Maastricht rigen para ellos como una auténtica guillotina”
Sami Nair se hace eco de una posible salida, que de posibilidades a los ciudadanos de estos países más que a los especuladores. Para ello propone considerar, al menos tres soluciones. “La primera es simbólica y políticamente devastadora para el proyecto europeo: salir del euro. Queda excluida por mil motivos. La segunda es poner a los países afectados bajo la tutela de Bruselas. Ya es el caso de Grecia. Las reformas impuestas son conocidas de todos: recorte de las políticas públicas, desregularización del mercado de trabajo, reforma del régimen de jubilaciones. ¡Ánimo al gobierno que tenga que asumir esa tutela! La tercera solución consiste en una flexibilización de los criterios de convergencia, dentro de un marco definido con Bruselas y por un periodo determinado. Esta flexibilización fue de hecho concedida a Francia y Alemania en marzo de 2005 a título excepcional y temporal para que emprendieran reformas escalonadas en el tiempo. Hoy es más que necesaria para España y los demás países en dificultades. La solidaridad europea tendría así un contenido real”
Efectivamente, desde el Tratado de Roma a la fecha el concepto de Comunidad Europea, hasta Unión Europea ha tenido un signo de solidaridad, que a la par de los tiempos se ha ido diluyendo. Hoy, más que nunca afirman los europtimistas, fuera de cualquier acróstico peyorativo y humillante es necesario dejar de lado este “todos contra los cerdos” por un “apoyar a los socios más débiles” de manera tal que la filosofía de Maastrich sea un realidad y no simplemente un juego de palabras dicho en 27 idiomas de la Unión.