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De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 28/01/2012 15:15
Evocaciones martianas en la naturaleza cubana PDF Imprimir E-Mail

27 de enero de 2012, 15:07Por Adalys Pilar Mireles *

Imagen activaPinar del Río, Cuba (PL) En armonía con el paisaje cubano, la silueta del Héroe Nacional José Martí asoma cual capricho de la naturaleza entre los mogotes de Viñales, sitio del patrimonio mundial.

 

Tendido de cara al sol, como fue su deseo expreso, aflora el perfil del patriota, prócer de la gesta independentista contra el colonialismo español.

Al transitar entre sinuosos senderos por la Sierra de los Órganos, los caminantes descubren en las alturas formas que se asemejan al rostro de esta figura cimera de las letras y el pensamiento latinoamericano.

Tras la habitual niebla de la alborada, las cimas evocan los rasgos faciales del Maestro sobre una alfombra de helechos, dibujo pétreo que anima aquí las sosegadas vistas de la campiña.

Nombrada El Martí yacente por los habitantes del lugar, la imagen se visualiza desde la carretera que une a Viñales con el cercano pueblo de El Moncada, y resulta sorprendente detalle en esta zona de Cuba.

No importa el cansancio por la distancia recorrida o la prisa de los viajeros, siempre hay un minuto para admirar ese paraje, donde convergen a un tiempo lomas, fantasía e historia.

Percibida desde un solo ángulo con respecto a la posición que ocupa, la figura esculpida por la naturaleza es apreciada con igual asombro por lugareños y recién llegados.

Entre flores y árboles montañeses, inunda de leyenda el valle de la Guasasa, próximo al poblado principal del territorio, de fama internacional por sus deslumbrantes escenas serranas.

Parcelas aradas y elevaciones en forma de cúpula confluyen en la localidad, declarada Paisaje Cultural de la Humanidad en 1999, debido a la simbiosis casi poética entre hombre y entorno.

Considerada una de las tierras más antiguas del Caribe, la región abriga a extensos sistemas cavernarios entre los que sobresalen Santo Tomás y Palmarito, dos de los mayores de América Latina.

El territorio inspira desde siglos pasados a escritores y artistas de la plástica como Domingo Ramos y Tiburcio Lorenzo, quienes intentaron atrapar con trazos y colores la majestuosidad del lugar.

Junto a sus joyas espeleológicas y sorprendentes escenarios intramontanos, Viñales atesora una peculiar pintura de Martí sobre un "lienzo" rocoso, que data del período jurásico.

Más al este, en el Orquideario de Soroa, mayor jardín de su tipo en la nación, florece el lirio martiano, original ofrenda al cubano universal.

La variedad surgió como fruto de la imaginación del experimentado horticultor japonés Kenji Takeuchi, fallecido en 1977.

Identificada entre muchas por sus abultados pétalos blancos, la flor es un híbrido obtenido a partir de dos especies endémicas de la isla mediante la técnica botánica convencional.

El abogado español Tomás Felipe Camacho construyó el recinto expositivo, perteneciente a la provincia de Artemisa, donde fallecieron numerosas especies antes de la llegada de Takeuchi, con amplio dominio de los procedimientos de cultivo.

A sus manos de artífice debemos el diseño y creación de los jardines, monumento natural a la llamada Aristócrata de las flores, el cual cobija a ejemplares nativos y exóticos.

Pero sin dudas, una de sus más singulares obras fue el lirio José Martí, que se integró a la abundante vegetación de la zona en 1953, cuando se cumplieron 100 años del natalicio del héroe.

Días de incertidumbre y desasosiego precedieron a su original tributo, hasta que vio la luz entre la tupida floresta, en plena Sierra del Rosario.

Desde entonces, el lirio martiano sobresale por su inconfundible apariencia nívea en las cimas de Soroa, donde crece ya de forma silvestre.

Un paseo por los empedrados caminos del vergel y sus alrededores, permite apreciar las poblaciones de la planta, dueña de una colina en el occidente del país.

Cuidada con celo, resalta junto a los antiguos umbráculos creados para resguardar de los rayos solares a las colecciones de la dama del reino vegetal.

Mientras, en Viñales los mogotes jurásicos regalan cada amanecer ingenuas insinuaciones y remembranzas martianas, que superan cualquier reverencia humana.

*Corresponsal de Prensa Latina en la occidental provincia cubana de

Pinar del Río.

arb/ap


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