Lecturas: Jueves 17 de Mayo, 2012…
San Pascual Baylón, Villarreal
Primera Lectura
Lectura del libro de los Hechosde los Apóstoles (18, 1-8)
En aquellos días, Pablo salió de Atenas y se fue a Corinto. Allí encontró a un judío, llamado Aquila, natural del Ponto, que acababa de llegar de Italia con su mujer, Priscila, en acatamiento a las órdenes de Claudio, que expulsó de Roma a todos los judíos.
Pablo se acercó a ellos, y como eran del mismo oficio, se quedó a vivir y a trabajar con ellos. Su oficio era fabricar tiendas de campaña. Cada sábado Pablo discutía en la sinagoga y trataba de convencer a judíos y griegos.
Cuando Silas y Timoteo llegaron de Macedonia, Pablo se dedicó por completo a la predicación y afirmó delante de los judíos que Jesús era el Mesías. Como éstos lo contradecían y lo insultaban,se rasgó las vestiduras y dijo:
"Que la sangre de ustedes caiga sobre su propia cabeza: yo soy inocente. De ahora en adelante, iré a hablar a los paganos".Salió de allí y entró en la casa de Tito Justo, que adoraba a Dios, y cuya casa estaba al lado de la sinagoga.
Crispo, el jefe de la sinagoga, creyó en el Señor, junto con toda su familia. Asimismo, al oír a Pablo, muchos de los corintios creyeron y recibieron el bautismo.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
Salmo Responsorial
Salmo 97
El Señor nos ha demostrado su amor y su lealtad. Aleluya.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra y su santo brazo le han dado la victoria.
El Señor nos ha demostrado su amor y su lealtad. Aleluya.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia Israel.
El Señor nos ha demostrado su amor y su lealtad. Aleluya.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor.
El Señor nos ha demostrado su amor y su lealtad. Aleluya.
Evangelio
Lectura del santo Evangelio según San Juan (16, 16-20)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:
"Dentro de poco tiempo ya no me verán; y dentro de otro poco me volverán a ver". Algunos de sus discípulos se preguntaban unos a otros:
"¿Qué querrá decir con eso de que: 'Dentro de poco tiempo ya no me verán, y dentro de otro poco me volverán a ver', y con eso de que: 'Me voy al Padre'?" Y se decían: "¿Qué significa ese 'un poco'? No entendemos lo que quiere decir".
Jesús comprendió que querían preguntarle algo y les dijo:
"Están confundidos porque les he dicho: 'Dentro de poco tiempo ya no me verán y dentro de otro poco me volverán a ver'.Les aseguro que ustedes llorarán y se entristecerán, mientras el mundo se alegrará.
Ustedes estarán tristes, pero su tristeza se transformará en alegría".
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
Sobre las Lecturas de Hoy...
Es importante no perder de vista el trasfondo antropológico en el que se desarrolla el relato que leemos hoy. La vida y la muerte son dos realidades inherentes al ser humano que definen nuestra existencia en el mundo; vida-muerte es un proceso natural por el que cada uno de nosotros debe pasar necesariamente. El discurso que Juan plantea en esta sección del evangelio asume este proceso como camino obligatorio para seguir radicalmente al Maestro, ya que, para producir fruto abundante, la semilla tiene que morir; por tal razón Jesús habla sobre su propia muerte, advierte a sus discípulos de la tristeza que los invadirá; pero los alienta diciéndoles que no será duradera, pues él vendrá prontamente. En este discurso la realidad de la muerte no se comprende como pérdida, como el fin de la existencia, sino como el puente hacia la vida plena, tal como sucedió con la vida de Jesús; su entrega total a la humanidad fue recompensada por Dios con la resurrección. El servicio, el amor fraterno y la entrega total a los más débiles y marginados de la sociedad es el camino correcto para seguir a Jesús; la vida del cristiano debe ser un constante morir para dar vida a los demás y así vivenciar plenamente la alegría del Reino.
De acuerdo con la primera lectura, Dios jamás ha rechazado al pueblo de la Antigua Alianza. Él quiere que la salvación que nos ha ofrecido por medio de Jesús sea también de ellos. Pero mientras llega ese momento, y ellos vivan en el rechazo de Aquel en quien se han cumplido las promesas de salvación, hechas a nuestros antiguos padres, no podemos perder tiempo en la proclamación del Evangelio. Quienes no pertenecemos al pueblo del antiguo Israel, quienes somos como olivos silvestres injertados en el olivo verdadero, hemos sido beneficiados por la gracia de Cristo, no tanto por el rechazo de los judíos a la oferta de salvación y que nosotros nos convertimos en la alternativa seguida por los apóstoles, sino que hemos sido beneficiados por el cumplimiento de la Misión confiada a ellos por Cristo, cuando los envió a anunciar el Evangelio al mundo entero para el perdón de los pecados, y para que la Vida de Dios llegara hasta el último rincón de la tierra. Quienes creemos en Cristo debemos vivir como aquellos que en verdad aprovechan la oportunidad que Dios nos ofrece de ser sus hijos, y no llevar nuestra fe como si fuera algo intranscendente en nosotros. La manifestación de nuestra fe, mediante nuestras buenas obras, dará a conocer a todos que en verdad Dios habita entre nosotros y que su Sangre, derramada sobre nosotros, no ha sido algo inútil, pues ya no vivimos para nosotros mismos, sino para Aquel que por nosotros murió y resucitó.