Gana la derecha en Grecia, la misma derecha que engañó a Europa y manipuló las cuentas públicas con la bien pagada ayuda de Goldman Sachs; fue esa estafa a la UE y a los griegos donde nació esta crisis del euro de nunca acabar. Gana el candidato de Angela Merkel y Alemania al fin es generosa
Gana la derecha en Grecia, la misma derecha que engañó a Europa y manipuló las cuentas públicas con la bien pagada ayuda de Goldman Sachs; fue esa estafa a la UE y a los griegos donde nació esta crisis del euro de nunca acabar. Gana el candidato de Angela Merkel y Alemania al fin es generosa: ya no hará falta sacar a Grecia de la moneda única y habrá concesiones en el plan de rescate, ese mismo plan de rescate que hace unos días era pecado mortal tocar. Gana Andonis Samarás, el coherente político que en 2010 votó en contra del plan de rescate y ahora presenta ese rescate como la única alternativa al caos.
En Grecia el sudoku político es hoy mucho más sencillo que en las elecciones de hace unos meses, pero todavía faltan algunas piezas por encajar. A pesar de un sistema electoral donde el más votado se lleva un bonus de 50 escaños –un sexto del parlamento–, el partido Nueva Democracia (30% de los votos) no alcanza la mayoría absoluta. El socio obvio es el Pasok (12%). Pero los derrotados socialistas no quieren cavar aún más abajo en la sima electoral en la que están, ejerciendo como mamporreros de la derecha y la troika. Venderán muy caro su apoyo y aún así tendrán deserciones entre sus propias filas con cada medida dura que el nuevo Gobierno tenga que aprobar.
Algunos diputados del Pasok han puesto hace unas horas una primera condición para entrar en el Gobierno que parece imposible: que también entre en el pacto Syriza y sea así un gobierno de unidad nacional. Pero Syriza (26%) no está por la labor: consolidado como el principal partido de la oposición, puede capitalizar un descontento que en Grecia no va a frenar.
Probablemente el nuevo Gobierno llegará pronto y los remilgos del Pasok sean más una estrategia negociadora que un verdadero veto; tal vez con ellos entre también Izquierda Democrática. Con todo, el problema político de Grecia continuará. Habrá al fin un gobierno pero no contará con un sólido respaldo social. Con una abstención del 40% y menos del 50% de los votos dentro de esa hipotética coalición entre Nueva Democracia, Pasok e Izquierda Democrática, seguirá siendo muy difícil sacar adelante los nuevos recortes que la troika quiere imponer a esta castigada sociedad.
Hay que seguir de cerca lo que pasa en Grecia. Puede que en España, en unos años, todo este complejo escenario político y este fragmentado parlamento nos resulten familiares