Es ya una partida sin retorno. El gobierno del comandante Ollanta Humala se ha embarcado definitivamente en la vetusta nave neoliberal, dejando en la estocada promesas electorales que envejecieron prematuramente; frustrando el voto que desde las más recónditas zonas de la patria le dieran mandato de gobierno y negándose a sí mismo como portaestandarte de la reivindicaciones históricas de la mayoría de los peruanos.
Sin temor al equivoco, podemos afirmar que el país vive la prolongación del modelo primario exportador, desnacionalizador y antidemocrático y que se desliza irremediablemente en la senda del autoritarismo y la violencia de Estado.
Es trágico y paradójico: los que ayer fueron derrotados en las urnas por la lucha de una población anhelante de justicia social, son hoy los dueños del gobierno y del gobernante e imponen su dictadura económica e ideológica; en tanto, que aquellos que labraron el triunfo y encumbraron al gobernante son objeto de represión y muerte por reclamar el cumplimiento de la palabra empeñada.
Estamos, pues, notificados. Continuismo neoliberal y autoritarismo son ejes de la administración estatal, apenas apantallados por la llamadas “políticas inclusivas” que, como en todo esquema neoliberal, terminan a la larga en efímeras políticas asistencialistas.
Planteamos:
1.- Una política estatal de dialogo, para prevenir, procesar y resolver conflictos sociales. La violencia social no es consecuencia automática del conflicto, sino principalmente de la inacción del estado, de su incapacidad o negativa a resolverlos, de su defensa intransigente de un modelo de desarrollo incompatible con la justicia social.
2.- Inmediata instalación del dialogo nacional, particularmente con Cajamarca y Cusco, a nivel del despacho de la Presidencia de la República como muestra de fomentar su cumplimiento.
3.- Nuestra solidaridad con los pueblos de Cajamarca y Cusco. Cese de toda política de amedrentamiento y represión, particularmente contra el Alcalde de Espinar Óscar Avelino Mollohuanca Cruz y el Presidente Regional de Cajamarca Gregorio Santos Guerrero así como la libertad de los detenidos para facilitar el dialogo.
4.- Una nueva minería es posible; donde se respete el interés empresarial, pero no poniéndolo por encima ni contra el desarrollo económico y social armónico, ecológicamente sustentable en el mediano y largo plazo, que no destruya las fuentes vitales de agua, que sea consecuencia de un proceso de reordenamiento territorial y zonificación económica y ecológica; que no se imponga por la fuerza combinada del gran capital y el estado reprimiendo violentamente a la población que demanda ser escuchada.
5.- La unidad de todos los sectores democráticos, progresistas y de izquierda para iniciar un real proceso de construcción de una plataforma alternativa al neoliberalismo, cuyas bases políticas y programáticas ya existen, pero requieren inmediata y decidida voluntad política.
Crecimiento sin desarrollo; modelo primario exportador sin justicia social ni ambiental; inexistencia de mercados internos articulados que solo beneficia a la gran empresa y los monopolios; no generación de empleo digno y suficiente; ampliación de las brechas económicas y sociales; inseguridad y corrupción; violencia social y política; autoritarismo… es la vida que el neoliberalismo nos impone.
Otro modelo es posible y necesario. Para ello la unidad es factor fundamental y decisivo.