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General: Barclays , Banco de inglaterra y gobierno inglés manipulaban intereses
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Respuesta  Mensaje 1 de 5 en el tema 
De: Ruben1919  (Mensaje original) Enviado: 04/07/2012 13:24

Barclays y el Banco de Inglaterra se enfrentan tras la dimisión de Diamond

El banco revela una conversación para probar la responsabilidad de la entidad emisora

 

El exconsejero delegado de Barclay, Bob Diamond. / CARL DE SOUZA (AFP)

Bob Diamond se ha ido. Pero se ha ido matando. Horas después de que el consejero delegado de Barclays presentara a primera hora del martes su dimisión, el banco ha hecho pública la nota enviada por Diamond, entonces al frente de la división de banca de inversiones, a los máximos ejecutivos del banco sobre una conversación con el número dos del Banco de Inglaterra en otoño de 2008 en la que, según su versión, es el banco emisor el que parece sugerir que Barclays manipule los datos que envía para formar el líbor (tipos de interés en el mercado interbancario de Londres) para dar la apariencia de que la entidad no tenía entonces problemas de liquidez.

Según esta versión, sería entonces cuando los mandos de Barclays dieron instrucciones para manipular el líbor a la baja, aunque años antes ya lo habían hecho en sentido contrario: para manipular al alza ese índice y el euríbor (tipo de interés en el interbancario europeo), con el objeto entonces de obtener mejores márgenes de beneficio.

Las revelaciones de Barclays constituyen una auténtica declaración de guerra al Banco de Inglaterra y hacen pensar que Bob Diamond pondrá en marcha el ventilador para repartir acusaciones cuando comparezca este miércoles en la comisión parlamentaria puesta en marcha por el primer ministro británico, David Cameron, para investigar el caso. Su publicación se ha producido tan solo horas después de que Diamond anunciara su dimisión. Poco después también anunció su renuncia uno de sus hombres de confianza, Jerry del Missier, antiguo presidente de Barclays Capital, que recientemente había sido ascendido a director de operaciones. Missier aparece como el hombre que dio las instrucciones para manipular el líbor al interpretar que así lo quería el Banco de Inglaterra.

Barclays realiza esas acusaciones en una nota escrita preparada para la comisión parlamentaria que ha publicado de forma íntegra en su página de Internet. La nota consta de tan solo seis folios, acompañados de otros 17 folios con los gráficos de la evolución del líbor en diversos días clave y un último folio en el que se reproduce gráficamente la nota de Diamond.

La entidad puede poner en marcha el ventilador para repartir acusaciones

Ese memorando, una de las tan solo tres notas escritas que el ya ex consejero delegado de Barclays dice haber tomado durante 16 años en el banco, se refiere a una conversación telefónica entre Paul Diamond y el gobernador adjunto del Banco de Inglaterra, Paul Tucker. Barclays ya había filtrado este pasado fin de semana la existencia de esa conversación, pero ahora añade dinamita al publicar textualmente el breve memorando, enviado por Tucker al entonces consejero delegado de Barclays, John Varley, y a Jerry del Missier, que presidía Barclays Capital.

La conversación se produjo el 29 de octubre de 2008, en plena crisis de liquidez de la banca británica por las subprimes. Diamond explica en esa nota que Tucker le preguntó por qué Barclays suministraba al líbor datos más altos que otras entidades y le sugiere que no tiene por qué ser siempre así. Es un comentario clave porque al ofrecerse a pagar tipos altos, Barclays estaba dando a entender que necesitaba dinero y, por lo tanto, hacía pensar que tenía problemas de liquidez. La sugerencia es aún más importante porque significa que la manipulación del líbor se hizo a iniciativa y con el consentimiento del Banco de Inglaterra.

En esa nota, el alto cargo del Banco de Inglaterra le explicó a Diamond que “altos cargos de Whitehall”, el cuerpo de funcionarios de elite del Gobierno, se preguntaban por qué Barclays estaba “en el tramo alto del líbor”. Y cuando Diamond le responde que “no todos los bancos estaban dando cuotas a niveles que representaban las transacciones reales, su respuesta fue: oh, eso sería peor”. La nota concluye: “El señor Tucker señaló que los niveles de las llamadas que recibía de Whitehall eran de alto rango y que aunque estaba seguro de que no necesitamos consejo, no siempre es necesario que aparezcamos en el tramo alto como ha ocurrido recientemente”.

Una veintena de bancos están siendo investigados Europa, Japón y EE UU

El texto publicado por Barclays para la comisión parlamentaria explica: “Con posterioridad a la llamada, Bob Diamond confió el contenido de la conversación a Jerry del Missier. Bob Diamond no creyó que recibía instrucciones de Paul Tucker o que le diera ninguna instrucción a Jerry del Missier. Sin embargo, Jerry del Missier concluyó que se había recibido una instrucción desde el Banco de Inglaterra de no mantener el líbor tan alto y en consecuencia la pasó desde la dirección hasta los emisores”, en referencia a los operadores que suministraban la información de Barclays para formar el líbor.

La marcha de Bob Diamond fue anunciada a primera hora del martes. Diamond se había convertido en la cabeza visible de la manipulación del índice interbancario entre 2005 y 2009, que le ha costado al banco sanciones por valor de 360 millones de euros. El lunes ya había anunciado su marcha a finales de año el presidente del banco, Marcus Agius, que toma ahora las riendas del día a día hasta que se encuentre un nuevo consejero delegado.

“La presión exterior sobre Barclays ha alcanzado un nivel que amenaza con afectar a la marca. Y no puedo permitir que eso ocurra”, escribe Diamond en la nota hecha pública para anunciar su marcha. “Estoy profundamente decepcionado porque los acontecimientos de la semana pasada han dado una impresión que no puede estar más lejos de la realidad sobre lo que defienden Barclays y su gente”, añade. Y confirma que se presentará a declarar este miércoles ante la comisión parlamentaria.

Barclays ha sido el primer banco en admitir su responsabilidad por manipular el índice interbancario, que fija el precio al que se prestan dinero los bancos pero es utilizado también como referencia en millones de operaciones en todo el globo, como los tipos de interés de hipotecas o de las tarjetas de crédito. En total, una veintena de bancos están siendo investigados en EE UU, Europa y Japón.



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Respuesta  Mensaje 2 de 5 en el tema 
De: VIDABELLA Enviado: 04/07/2012 15:13
   vida2

Respuesta  Mensaje 3 de 5 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 05/07/2012 13:24
Globoeconomia
 
Martes, Julio 3, 2012
 

Escándalo de Barclays es la punta del iceberg

 
 
España_
 

La multa impuesta a Barclays por la flagrante manipulación de precios del Libor y Euribor cometida en varias ocasiones por parte de sus traders es probablemente la consecuencia menos grave de todas las que están por producirse.

La multa de 360 millones de euros es poco relevante en términos económicos para el grupo británico que según el consenso de analistas podría obtener este año un beneficio neto de 4.960 millones de euros.

Atendiendo a la gravedad de lo sucedido el escándalo ya se ha cobrado dos víctimas. El presidente de la entidad Marcus Agius dimitió a los pocos días de conocerse la multa y hoy ha dimitido Bob Dimond, consejero delegado y máximo responsable de la estrategia del grupo.

Bob Dimond no ha podido resistir la presión política y mediática que ha pedido su dimisión desde el primer momento. Dimond es el responsable del crecimiento de la unidad de mercados de capitales del grupo, que en los últimos años ha superado en tamaño a la banca minorista y al negocio más tradicional.

Tal y como he comentado anteriormente las consecuencias de este escándalo no han hecho más que comenzar. En el propio grupo Barclays, y más allá de las dimisiones anunciadas, se va a producir un terremoto interno que puede cambiar drásticamente la fisionomía del grupo.

La importancia adquirida por Barclays Capital ya estaba bajo escrutinio del regulador que en su proyecto de regulación de la industria tiene previsto separar las actividades de riesgo y mercados de capitales de la banca minorista y comercial. Lo sucedido no hace más que apoyar la visión del regulador que será más riguroso y estricto con el cumplimiento de la normativa. Si el regulador británico utiliza a Barclays como escarmiento para el resto de la industria las consecuencias para el grupo pueden ser muy graves.

Más aun, la propia dinámica de la industria bancaria británica puede sufrir un cambio radical con implicaciones muy negativas tanto para la confianza sobre los reguladores como para los modelos de negocio de los bancos.

Las repercusiones económicas de la aplicación de una regulación muy restrictiva para la industria podrían ser muy graves teniendo en cuenta la importancia de esta industria en la economía británica y más en concreto en la ciudad de Londres. La preponderancia de Londres como centro de negocios y capital financiera en Europa podría verse gravemente dañada.

Por el momento el escándalo ha salpicado sólo a Barclays pero los reguladores británico, estadounidense y europeo ya han anunciado que los casos de manipulación podrían alcanzar a más entidades y que el proceso de investigación continúa abierto.

Y no olvidemos que las importantes pérdidas anunciadas recientemente por JP Morgan provienen de su unidad de negocio en Londres, que con la permisividad de sus directivos permitió la acumulación de posiciones arriesgadas durante muchos meses.

La banca de inversión está en entredicho pero los reguladores también puesto que los sistemas de control han vuelto a fallar. Esto significa que se intensificará la presión sobre los grandes grupos bancarios con presencia significativa en los negocios de banca de inversión.

En los próximos meses conoceremos el resto de instituciones implicadas, la referencia de Barclays; caídas de las acciones, cambios organizativos, dimisiones e impacto económico en el negocio pueden servir de ejemplo para el resto.


Respuesta  Mensaje 4 de 5 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 05/07/2012 13:26

Escándalo en Barclays cobra más víctimas

  •  
 

El lunes dimitió el presidente, Marcus Agius. Ahora fue el turno del CEO y el director de operaciones. El banco británico está acusado de manipular la tasa Libor

 

 

"La presión sobre Barclays ha llegado a un nivel en el que está en peligro el futuro de la entidad", afirmó Bob Diamond (foto) en el comunicado en el que dio a conocer su alejamiento del cargo de CEO. "No puedo dejar que eso ocurra", agregó el ahora ex consejero delegado de Barclays, del que se ignora quién será su sucesor.

 

Junto a Diamond renunció Jerry del Missier, director de operaciones de la entidad.

 

Estas salidas llegan tras la dimisión del presidente del consejo de administración del banco, Marcus Agius, el lunes. Sin embargo, en su caso la medida ha quedado a la espera de que se designe a un sucesor de Diamond. Mientras tanto, Agius sigue al frente también del negocio operativo de Barclays.

 

La semana pasada el banco fue sancionado con una multa de 290 millones de libras esterlinas (el equivalente a 541,6 millones de dólares) por las autoridades de supervisión financiera del Reino Unido y Estados Unidos, debido a las manipulaciones de la tasa de interés interbancaria Libor.

 

Si bien las investigaciones afectan a varios grandes bancos europeos, en el caso de Barclays las autoridades de la FSA británica llegaron a la conclusión de que hubo delitos "graves y de amplio alcance".

 

Diamond, que es estadounidense, ingresó a trabajar en Barclays hace 16 años y fue nombrado CEO en 2007.

 

"Estoy profundamente decepcionado de la impresión creada por los eventos de la semana pasada, porque no se ajusta a la verdad de lo que representan Barclays y su gente", dijo el ya ex directivo en su carta.

 

Pero además de haber presentado su renuncia, el banquero deberá declarar ante una comisión parlamentaria este miércoles. Por su parte, el presidente no ejecutivo Michael Rake, hasta ahora en British Telecom, fue nombrado vicepresidente el lunes y llevará a cabo una auditoría para investigar las prácticas del banco.

 

Diamond, que ha sido blanco de muchas críticas ya en el pasado por las altas bonificaciones que recibía, era el jefe de Barclays Capital, el lucrativo brazo de inversiones de la entidad, cuando se produjeron las manipulaciones entre 2004 y 2009.


Respuesta  Mensaje 5 de 5 en el tema 
De: Ruben1919 Enviado: 08/07/2012 13:08

A la City se le suben los colores

La crisis de Barclays cuestionan el futuro de Londres como capital financiera europea

 

El exconsejero delegado de Barclays, Bob Diamond. / MATTHEW LLOYD (GETTY)

Cuando estalló la crisis financiera, muchos agoreros empezaron a ver el principio del fin de la City de Londres. Con las grandes economías en recesión y la banca británica especialmente afectada, con dos grandes bancos literalmente nacionalizados (RBS y Lloyds), otro en el sanatorio de terminales (Northern Rock) y un cuarto ya en la morgue en forma de absorción (HBOS), empezaban a tañer las campanas.

Para sorpresa general, la City apenas tardó un par de años en recuperar el pulso. El centro de gravedad de la crisis se trasladó de la banca a los tesoros públicos, atontados por el agujero que la medicina suministrada a los bancos había producido en las arcas públicas.

La economía británica, una de las más afectadas, pasó de puntillas por todo eso a pesar de ser quizás el pecador más grande de todos: sus bancos son los que más fondos públicos han necesitado; sus cuentas públicas están entre las peores de Europa: su economía es de las que peor se comportan en términos de crecimiento a pesar de que al estar fuera del euro ha podido devaluar su moneda a voluntad. El hecho de estar fuera del euro ha sido su gran paraguas, al eludir las tormentas de la deuda soberana.

La supervivencia del euro se ve como una amenaza para el futuro de la City

Con ese escenario, la City estaba otra vez estirando el cuello, gallarda, y hace ya un año y medio el banquero más famoso de la ciudad, Bob Diamond, daba por concluido el periodo de “remordimientos y disculpas” al que muchos, aunque no él, habían apelado.

Todo eso, y el empleo de Diamond como consejero delegado de Barclays, ha saltado por los aires en una semana. Ha bastado que los reguladores británicos y de Estados Unidos impusieran a Barclays sanciones por 360 millones de euros por manipular durante años el índice de los préstamos interbancarios (el líbor y el euríbor) para que resurja con más fuerza que nunca el debate sobre los excesos de la City, sobre la compatibilidad entre la banca de inversiones y la banca comercial, sobre la necesidad de regular a un sector que se considera ya demasiado regulado.

Esta vez, el debate tiene tintes más profundos. La crisis del euro ha hecho temer por el futuro de la moneda. Y su futuro es todavía muy incierto. Pero al mismo tiempo, la supervivencia del euro vuelve a verse como una amenaza para la supervivencia de la City. Primero, porque la salvación del euro va a acarrear una unión bancaria de la zona euro que plantea serios interrogantes sobre su impacto en los bancos instalados en Londres. Y, segundo y fundamentalmente ligado a la crisis de Barclays, porque el ambiente parece haber cambiado de forma decisiva al incrementar el desprestigio de la City hasta límites que empiezan a tener carácter político.

Para Barclays, la manipulación del interbancario no es un reflejo del banco y su cultura, sino la acción de una quincena de empleados y mandos intermedios que han actuado sin el consentimiento de la alta dirección. Algo, por otra parte, difícil de aceptar a la luz de lo que se conoce.

Para la City, lo que ha hecho Barclays no es un reflejo del sistema financiero y su cultura, sino el típico caso de una manzana podrida. Pero ha habido muchas manzanas podridas en el pasado reciente de la City. Como por arte de magia, todos los bancos, sean de donde sean, parecen elegir Londres como escenario de sus trapos sucios.

Todos los bancos han elegido la ciudad para airear sus trapos sucios

En la City operaba el trader que hace unas semanas hizo perder 2.000 millones de dólares y mucho prestigio al JP Morgan Chase. Aquí cavó su tumba Lehman Brothers. Aquí ocurrió el fraude de 2.300 millones de dólares de UBS. Y en Londres operaban al menos una docena de la veintena de bancos que están siendo investigados en Estados Unidos, Europa y Japón por manipular el líbor y el euríbor durante la crisis financiera y antes.

Cuando el jueves pasado cientos de banqueros asistieron a una cena de gala en la City durante la entrega de los premios anuales de la revista financiera Euromoney, Emilio Botín estaba eufórico. No solo porque el Banco Santander había ganado el premio más codiciado, el de mejor banco global —a fin de cuentas, es la tercera vez que lo gana en siete años— sino por lo que significa haberlo ganado en estos momentos.

Por grande que sea, por muy moderna que pueda ser su estructura interna o eficaz su cadena de mando, el Santander es a ojos de la City un banco a la vieja usanza. Un banco comercial que comete a sus ojos la torpeza —Euromoney cree, en cambio, que es uno de los secretos de su éxito— de estar estructurado en filiales territoriales: cada país ha de vivir por sí mismo.

En sus palabras de agradecimiento, Emilio Botín comprendió que a algunos de los asistentes a la gala les podía haber sorprendido el triunfo del Santander. Se refería, sobre todo, al hecho de que se premiara a un banco español precisamente cuando muchos dudan de la banca española. Pero bien podría haber estado pensando en el otro aspecto de su triunfo, en el hecho de que ahí, frente a varios cientos de financieros, estaba un banquero de la vieja escuela, un genuino representante de la banca comercial, dando lecciones a los tiburones de la City, a la industria financiera más agresiva del planeta.

El contraste entre el Santander y el Barclays es un reflejo de los dos mundos opuestos que conviven en la City: el de la banca comercial y el de la banca de inversiones. La primera depende, sobre todo, de millones de clientes que depositan sus ahorros en el banco porque se fían de él. Si desaparece la confianza, desaparecen los ahorros. Y si desaparecen los ahorros, desaparece el banco.

La segunda, en cambio, vive de la agresividad y el ingenio de sus empleados. De golpes de mano, de toma instantánea de posiciones que pueden enriquecer el banco… o llevarlo a la quiebra. Es la banca de los bonus, de los incentivos, de las botellas de champán para agradecer un favor. Encerrados en su burbuja de traders, broquers, submitters y dealers, los banqueros de inversiones suelen mirar por encima del hombro a sus colegas de la banca comercial.

La banca de inversión es la de los bonus, la de las botellas de champán

La crisis de Barclays ha resucitado el debate sobre la necesidad de separar esas dos actividades. Siguiendo las recomendaciones del informe que le encargó al economista sir John Vickers, el Gobierno británico ya ha aceptado que tiene que haber un cortafuegos entre ambos y que, aunque los bancos pueden seguir realizando ambas actividades, eso tiene que ocurrir en unidades de negocio distintas, aisladas la una de la otra.

“Ya sabemos lo que ha ido mal. La idea de que la cultura del banco de inversiones es la misma que la cultura de la banca básica, creo que ahora está claro que se trata de culturas completamente diferentes y que tienen que estar separadas”, ha declarado estos días el gobernador del Banco de Inglaterra, sir Mervyn King.

“Me gustaría que el Parlamento legislara sobre eso lo antes posible y que aplique todas las propuestas de Vickers. Eso es lo que tenemos que hacer para cambiar la estructura de la industria”, defiende. El Gobierno ha aceptado principios del informe, aunque algunos críticos se quejan de que el canciller del Exchequer y ministro del Tesoro, George Osborne, los ha aguado demasiado por presiones de la banca.

Sin embargo, la crisis de Barclays ha extremado las posiciones de medios tan poco extremistas como el Financial Times, que ha pedido ahora la completa segregación de banca de negocios y banca al detalle en lugar de una mera separación de actividades dentro del banco como ha sugerido Vickers. “Aunque el Financial Times apoyó esas conclusiones, ahora estamos listos para ir más allá”, escribía esta semana en un duro editorial. “Pese a todos los beneficios de la diversificación, las tensiones culturales entre banca de inversiones y banca comercial solo se pueden resolver con una total separación entre ambas”, concluía el diario.

“Barclays debería dividirse de forma inmediata en dos bancos separados, cada uno con su propio consejero delegado y ambos cotizando en Bolsa lo antes posible”, opina Michael Laffert, presidente de Lafferty Group, un proveedor de servicios financieros especializado en servir a la banca comercial. “Esa es la mejor forma posible de que el banco pueda superar los recientes acontecimientos desastrosos y recuperar la iniciativa ante el público, los políticos, los reguladores, los competidores y los mercados en general”, sostiene.

El pecado de Barclays

¿Qué ha hecho Barclays para provocar una tormenta política, mediática y financiera semejante? Manipular los datos que suministraba sobre sus ofertas para comprar dinero en el mercado interbancario, el tipo de interés al que se prestan los bancos entre sí para cubrir sus necesidades de tesorería o aprovechar sus excesos de liquidez: el líbor (de la Asociación de Banqueros Británicos) y el euríbor (que elabora la Federación de Bancos Europeos). Barclays hizo eso docenas de veces entre enero de 2005 y junio de 2009. Al principio, para empujar los índices al alza y aumentar así su margen de beneficio, tanto el del banco como el de los operadores que llevaron a cabo las manipulaciones. Luego, en 2007 y 2008, los datos suministrados eran más bajos de los reales para hacer creer que Barclays no necesitaba dinero y por eso ofrecía pagar tipos más bajos de los que en realidad estaba pagando.

Si la primera parte del fraude puede encajar en la explicación oficial del banco de que era un problema reducido a una quincena de operadores y sus jefes inmediatos, que actuaban a espaldas de la dirección, esa versión encaja menos cuando se aplica en la segunda etapa de las manipulaciones. El informe publicado por la FSA, la Autoridad de Servicios Financieros de la City, deja muy claro que esas manipulaciones fueron en gran parte consecuencia del nerviosismo de la cúpula del banco por las informaciones de prensa que vinculaban las posiciones altas de Barclays en el interbancario con problemas de liquidez. Es decir, como Barclays estaba ofreciendo tipos más altos que sus rivales para comprar dinero, los medios habían llegado a la conclusión de que tenía problemas de liquidez. Los operadores encargados de suministrar los datos del banco conocían ese nerviosismo, y por eso empezaron a ofrecer datos más bajos para la formación del líbor, siguiendo instrucciones de sus mandos inmediatos.

El dimitido consejero delegado de Barclays, Bob Diamond, que estaba entonces al frente de Barclays Capital, ha declarado esta semana ante una comisión parlamentaria que se enteró de esas manipulaciones hace unos días, al leer el informe de la FSA. Una declaración muy difícil de creer porque él mismo estaba preocupado por los rumores y su relación con el líbor y la creencia en Barclays de que los demás bancos estaban suministrando datos falsos. Ese es, al mismo tiempo, un aspecto atenuante para Barclays: el informe de la FSA revela que en los momentos peores de la crisis, la manipulación de Barclays se debía sobre todo a la convicción de que otros estaban dando datos falsos y ellos hacen lo mismo porque creen que, si no lo hacen, envían un mensaje alarmista al mercado.

Pero el informe revela también hasta qué punto es fácil manipular el índice, los escasos escrúpulos de los operadores y el amiguismo reinante, además de la falta de controles. “Te debo una. Ven un día después del trabajo y te abro una botella de Bollinger”, le dice un operador a un colega de otro banco que acepta suministrar un dato falso para hacerle un favor. “Si sabes guardar un secreto te cuento una cosa”, comenta otro. Y, tras explicarle el truco, le avisa: “Guárdatelo para ti porque si no, no funciona”. “No parece muy profesional”, comenta un operador ajeno al banco al comentar con unos colegas las operaciones de Barclays.



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