Cualquier sitio no sirve para que los bolsillos más pudientes den de sí todo lo que pueden en estas vacaciones. Cerdeña, Saint-Tropez, Ibiza, Miami o Dubái son los preferidos por la jet set al tener todo lo que un millonario de vacaciones puede necesitar: playas privadas, hoteles prohibitivos para la mayoría, restaurantes y discotecas diseñados para su comodidad. Poco importa pagar 600 euros por una botella con tal de tomar un par de copas sin preocuparse por los paparazzi.
Uno de los especialistas en garantizar este tipo de privacidad es Flavio Briatore. Su Billionaire Club abría por primera vez en el año 1998 en Porto Cervo, al norte de la isla de Cerdeña. Por allí han pasado este verano Rafa Nadal o Cesc Fàbregas. La franquicia ya está presente en Estambul y en la playa de Malindi, en Kenia, y desde este verano también en Marbella. El precio más bajo para entrar en ella, para lo que también hay que cumplir ciertos requisitos de vestimenta, parte de los 30 euros con una consumición. El alquiler de áreas privadas puede sobrepasar los 600 euros para una noche. El local se ubica en la llamada milla de oro de la localidad, con una superficie superior a 700 metros cuadrados, y con un servicio que consta de un camarero por cada tres clientes.
La localidad francesa de Saint-Tropez es otro de los referentes. Un pequeño paraíso de la Costa Azul que durante el año apenas supera los 5.000 habitantes y que junto a las vecinas Mónaco y Cannes forman un paraíso del lujo en apenas 100 kilómetros de distancia. Allí el club de moda entre la alta sociedad es el VipRoom, que consta de dos plantas, con capacidad para 800 personas. En la zona superior se encuentra el restaurante La Gioa, donde degustar una pizza de trufas por 70 euros, mientras que en la inferior, la zona de baile queda rodeada de pantallas de plasma y paneles led. La entrada queda limitada a miembros del club o a la lista de invitados, que en verano disfrutan de las actuaciones de artistas de moda en las listas de éxitos, como Flo-Rida, Afrojack o Wiz Khalifa. El local abre todos los días durante la temporada de verano, mientras que el resto del año queda reservado a celebraciones de ámbito privado. El precio de la copa ronda los 30 euros, mientras que una botella, de las más modestas, se dispara hasta los 300.
En España, además del nuevo impulso de Marbella, Ibiza sigue siendo la referencia. El Malibú es una de las opciones más utilizadas por las grandes fortunas para tomarse una copa relajadamente desde la tarde, para después cenar por unos 60 euros por persona y, por qué no, continuar la fiesta. En Madrid, la selección española inauguró el Oh! Cabaret, antiguo Buddha, para celebrar la victoria en la Eurocopa, y que es seguro volverá a ser referencia en la noche premium de Madrid.
Al otro lado del charco, Nueva York ofrece una amplia gama de locales de lujo, como The Double Seven, adonde solía acudir Andrea Casiraghi, hijo de Carolina de Mónaco y donde la botella de Dom Pérignon alcanza los 1.550 dólares. En Miami, The Wall, ubicado en el lujoso W South Beach Hotel, es de las más destacadas, aunque si no se está en lista, el precio mínimo serán 50 dólares.
86.000 € en una noche
El recibo corresponde a un cliente de la discoteca Cavalli, en Dubái, con un gasto de 387.988 dirhams, 85.975 euros. Incluye una botella de seis litros de champán Cristal por 28.000 euros, o 13 de tamaño normal, a 1.500 cada una. La coca-cola, 5 euros.