Fue cuando comenzó la historia olímpica de América Latina. Hace más de un siglo, en 1900, un esgrimista cubano de sólo 17 años consiguió en París la primera medalla de oro para la región. Su nombre, Ramón Fonst.
Joven y elegante, Fonst repitió su oro en florete y espada cuatro años más tarde, esta vez en Estados Unidos, demostrando que en sus victorias no había nada fortuito.
Provenía de una acaudalada familia que lo envió, siendo apenas un niño, a estudiar a Francia, donde fue alumno de un importante Maestro de Armas. Sin embargo, al recibir la medalla pidió que se izara la bandera cubana, aunque la isla era todavía colonia española.
La tradición se afianzó durante décadas y se benefició del impulso que recibió el deporte después de 1959. La esgrima tuvo tanta fuerza que se recuperó después de la muerte de todo el equipo juvenil en un atentado contra un avión en 1976.
Apenas 15 años después el cubano Rolando Túcker se convertía en la primera persona de raza negra campeón mundial. A pesar de todo esto la tradición podría estar en peligro, en Londres no habrá equipo cubano de esgrima, algo que solo había ocurrido en 1928 y 1956.
"Esgrimista fascinante"
Irene Forbes integró la selección cubana de esgrima durante 10 años, tras dejar el deporte de alto rendimiento se hizo periodista deportiva y publicó varios libros, entre ellos una biografía de Ramón Fonst, que ganó el premio nacional.
"Cuando todavía no existía el florete o la espada eléctrica, si no que se entintaba la punta del botón del arma, se veían en el traje los puntos marcados y el de Ramón Fonst terminaba la competencia siempre inmaculado"
Irene Forbes, exesgrimista
Explicó a BBC Mundo que su interés por Fonst surgió porque "el entrenador que me descubrió fue Roger de Lauria, su compañero de armas. Siempre me hablaba de él y en las postrimerías de mi etapa como esgrimista yo misma empecé a investigar su vida".
De Lauria le contaba que "cuando todavía no existía el florete o la espada eléctrica, si no que se entintaba la punta del botón del arma, se veían en el traje los puntos marcados y el de Ramón Fonst terminaba la competencia siempre inmaculado".
A los 8 años fue enviado a Francia y "ya a los 15 empieza a tener resultados en eventos europeos de esgrima hasta que se presenta en 1900 en las olimpiadas de París. Fue un esgrimista fascinante, una estatura muy grande, ambidiestro pero que tiraba más a la zurda".
Aferrado a sus raíces
Forbes explica porqué Ramón Fonst llega muy hondo a los cubanos: "En 1900 aun éramos colonia y sin embargo aparecemos en los anales de la historia olímpica con nuestra primera medalla y se izó por primera vez la bandera de Cuba en una olimpiada".
Fonst no olvidaba la lejana isla donde nació. "En 1904 le pide al comité olímpico autorización para formar un equipo que no era enteramente cubano, participaron también americanos amigos suyos. En realidad era un equipo internacional, pero se llamó Cuba".
Tras ganar su primera medalla olímpica regresa a la isla, donde es recibido con todos los honores por parte de sus compatriotas, sorprendidos por aquel adolescente que resaltaba una y otra vez su condición de cubano, aun antes de que el país existiera como tal.
Durante el resto de su vida entrena en la sala de armas de la finca familiar. Continúa compitiendo oficialmente hasta 1938, cuando a los 55 años participa en los Juegos Centroamericanos de Panamá. A los 72 años realiza su última exhibición de tiro.
¿El fin de un sueño?
Ramón Fonst fue un deportista fuera de serie pero no tuvo tanto éxito como entrenador. Durante décadas Cuba solo obtuvo resultados en juegos regionales, "el primero a nivel mundial es en el 86, una medalla de plata en florete masculino para Tulio Díaz en Bulgaria".
Forbes señala que "después vino la época de oro, al surgir Elvis Grégory, Rolando Túcker y Oscar García, esa tripleta que cogieron medalla de plata en Barcelona e Iván Trevejo que también coge medalla de plata olímpica en Atlanta 1996".
"El descenso de la esgrima (en Cuba) ha sido vertiginoso"
Irene Forbes, exesgrimista
Pero durante los últimos años "el descenso de la esgrima ha sido vertiginoso", dice Forbes y recuerda que no irán esgrimistas cubanos a la olimpiada de Londres. La caída se debe a la falta de recursos económicos para sustentar un deporte muy caro.
Además de lo costoso del equipamiento, es difícil prever qué deportistas tendrán buenos resultados, "hasta que usted no tiene 6 o 7 años practicados no se puede saber. Hay que invertir mucho antes de recoger, y sin saber si va a poder recoger".
De todas formas Forbes cree que se debería seguir invirtiendo en la esgrima en vez de dedicarlo a actividades "donde nunca hemos conseguido nada. Yo pienso que el dinero que haya debe invertirse en los deportes que de verdad han dado resultados históricamente".