Home  |  Contact  

Email:

Password:

Sign Up Now!

Forgot your password?

LA CUBA DEL GRAN PAPIYO
Happy Birthday SHADIRA !                                                                                           Happy Birthday gallegocarlosmario !
 
What’s New
  Join Now
  Message Board 
  Image Gallery 
 Files and Documents 
 Polls and Test 
  Member List
 Conociendo Cuba 
 CANCION L..A 
 FIDEL CASTRO.. 
 Fotos de FIDEL 
 Los participantes más activos 
 PROCLAMA AL PUEBLO DE CUBA 
 
 
  Tools
 
General: JOSÉ MARTÍ Y LOS OCHO ESTUDIANTES DE MEDICINA FUSILADOS .-
Choose another message board
Previous subject  Next subject
Reply  Message 1 of 2 on the subject 
From: Ruben1919  (Original message) Sent: 15/08/2012 14:38
José Martí y los ocho estudiantes de Medicina
 
 
Lydia Esther Ochoa / lochoa@radioangulo.icrt.cu / Sábado, 27 de Noviembre de 2010 00:00
Desfile de estudiantes de Medicina en Holguín para conmemorar la fecha. Foto: Amauris Betancourt“¡Cadáveres amados los que un día/ Ensueños fuisteis de la patria mía,/ Arrojad, arrojad sobre mi frente/ Polvo de vuestros huesos carcomidos! / ¡Tocad mi corazón con vuestras manos! ¡Gemid a mis oídos! / ¡Cada uno ha de ser de mis gemidos/ Lágrimas de uno más de los tiranos!”.

Universitarios holguineros conmemoran 139 años de fusilamiento de estudiantes de Medicina



Son los primeros versos de la poesía “A mis hermanos muertos”, escrita por José Martí un año después del fusilamiento el 27 de noviembre de 1871 de los ocho estudiantes de medicina Alonso Álvarez de la Campa, Anacleto Bermúdez, Ángel Laborde, José de Marcos Medina, Pascual Rodríguez, Eladio González, Carlos de la Torres y Carlos Verdugo.

Habían sido acusados por el celador del antiguo cementerio de Espada de haber profanado la tumba del periodista peninsular Don Gonzalo Castañón, quien se había caracterizado por difamar en sus artículos a las mujeres de la isla y fue retado a duelo por el cubano Mateo Orozco que salió en defensa del honor de sus compatriotas, y el español murió en el lance.

Conmovedores son los versos de esta poesía de Martí que enaltece a los estudiantes de medicina:”¡Campa! ¡Bermúdez! ¡Alvarez!. Son ellos, /Pálido el rostro, plácido el semblante; / ¡Horadadas las mismas vestiduras /Por los feroces dientes de la hiena! / Ellos los que detienen mi justicia! / ¡Ellos los que perdonan a la fiera!/ ¡Dejadme ¡oh gloria! que a mi vida arranque/ Cuanto del mundo mísero recibe!/ ¡Dejad que vaya al mundo generoso, / Donde la vida del perdón se vive!”

Los estudiantes detenidos fueron llevados a juicio y el tribunal sentenció a muchos de ellos a diferentes años de cárcel, entre ellos a Fermín Valdés Domínguez, el amigo entrañable de José Martí. Pero esto no bastó a los integrantes del cuerpo de voluntarios, que pedían a gritos la muerte de los jóvenes cubanos.

De nada valió la defensa del capital español Federico Cavdevila, quien sin temor a los voluntarios enardecidos, proclamó la inocencia de los estudiantes injustamente acusados, y dijo que en el supuesto de que hubieran profanado la tumba de Castañón, la sentencia no podía ser en ningún modo la pena de muerte.

” ¡Un mármol les negué que los cubriera, / Y un mundo tienen ya por sepultura!/
Y más que un mundo, más! Cuando se muere/ En brazos de la patria agradecida, /
La muerte acaba, la prisión se rompe; / ¡Empieza, al fin, con el morir, la vida!/ ¡Oh, más que un mundo, más! Cuando la gloria / A esta estrecha mansión nos arrebata, / El espíritu crece, / El cielo se abre, el mundo se dilata / Y en medio de los mundos se amanece.”

El amañado juicio terminó con la condena a muerte por fusilamiento de ocho estudiantes y diferentes penas de cárcel para el resto de los acusados. Fermín Valdés Domínguez, pudo demostrar años más tarde que las rayas que aparecían en la tumba estaban allí mucho antes de 1871, según declaraciones del propio hijo de Don Gonzalo Castañón. José Martí también enalteció la memoria de los jóvenes en artículos publicados en el extranjero y en su poesía “A mis hermanos muertos”.

No fue la única vez que jóvenes cubanos serían condenados injustamente. Cambiarían de nombre la metrópolis por imperialismo y los voluntarios por mercenarios, el año, el siglo y el lugar, pero la esencia sería la misma, el odio y la impotencia, como ha ocurrido con Gerardo, Antonio, René, Antonio y Ramón, los Cinco Héroes prisioneros del imperio.
 
Asunto: El 27 de Noviembre y la patria
NotaPublicado: 20 Oct 2004, 10:27
A MIS HERMANOS MUERTOS EL 27 DE NOVIEMBRE


¡Cadáveres amados los que un día
Ensueños fuisteis de la patria mía,
Arrojad, arrojad sobre mi frente
Polvo de vuestros huesos carcomidos!
¡Tocad mi corazón con vuestras manos!
¡Gemid a mis oídos!
¡Cada uno ha de ser de mis gemidos
Lágrimas de uno más de los tiranos!
¡Andad a mi redor; vagad en tanto
Que mi ser vuestro espíritu recibe,
Y dadme de las tumbas el espanto,
Que es poco ya para llorar el llanto
Cuando en infame esclavitud se vive!

Y tú, Muerte, hermana del martirio,
Amada misteriosa
Del genio y del delirio,
Mi mano estrecha, y siéntate a mi lado;
¡Os amaba viviendo, mas sin ella
No os hubiera tal vez idolatrado!

En lecho ajeno y en extraña tierra
La fiebre y el delirio devoraban
Mi cuerpo, si vencido, no cansado,
Y de la patria gloria enamorado.
¡El brazo de un hermano recibía
Mi férvida cabeza,
Y era un eterno, inacabable día,
De sombras y letargos y tristeza!

De pronto vino, pálido el semblante,
Con la tremenda palidez sombría
Del que ha aprendido a odiar en un instante,
Un amigo leal, antes partido
A buscar nuevas vuestras decidido.
La expresión de la faz callada y dura,
Los negros ojos al mirar inciertos,
Algo como de horror y de pavura,
La boca contraída de amargura,
Los surcos de dolor recién abiertos,
Mi afán y mi ansiedad precipitaron.
- ¿Y ellos? ¿Y ellos? mis labios preguntaron;
- ¡Muertos! me dijo: ¡muertos!
Y en llanto amargo prorrumpió mi hermano,
Y se abrazó llorando con mi amigo,
Y yo mi cuerpo alcé sobre una mano,
Viví en infierno bárbaro un instante,
Y amé, y enloquecí, y os vi, y deshecho
En iras y en dolor, odié al tirano,
Y sentí tal poder y fuerza tanta,
Que el corazón se me salió del pecho,
¡Y lo exhalé en un ¡ay! por la garganta!

Y vime luego en el ajeno lecho,
Y en la prestada casa, y en sombría
Tarde que no es la tarde que yo amaba.
¡Y quise respirar, y parecía
Que un aire ensangrentado respiraba!
Vertiendo sin consuelo
Ese llanto que llora al patrio suelo,
Lágrimas que después de ser lloradas
Nos dejan en el rostro señaladas
Las huellas de una edad de sombra y duelo,-
Mi hermano, cuidadoso,
Vino a darme la calma, generoso.
Una lágrima suya,
Gruesa, pesada, ardiente,
Cayó en mi faz; y así, cual si cayera
Sangre de vuestros cuerpos mutilados
Sobre mi herido pecho, y de repente
En sangre mi razón se oscureciera,
Odié, rugí, luché; de vuestras vidas
Rescate halló mi indómita fiereza...
¡Y entonces recordé que era impotente!
¡Cruzó la tempestad por mi cabeza
Y hundí en mis manos mi cobarde frente!

Y luché con mis lágrimas, que hervían
En mi pecho agitado, y batallaban
Con estrépito fiero,
Pugnando todas por salir primero;
Y así como la tierra estremecida
Se siente en sus entrañas removida,
Y revienta la cumbre calcinada
Del volcán a la horrenda sacudida,
Así el volcán de mi dolor, rugiendo,
Se abrió a la par en abrasados ríos.
Que en rápido correr se abalanzaron
Y que las iras de los ojos míos
Por mis mejillas pálidas y secas
En tumulto y tropel precipitaron.

Lloré, lloré de espanto y amargura:
Cuando el amor o el entusiasmo llora,
Se siente a Dios, y se idolatra, y se ora.
¡Cuando se llora como yo, se jura!

¡Y yo juré! ¡Fue tal mi juramento,
Que si el fervor patriótico muriera,
Si Dios puede morir, nuevo surgiera
Al soplo arrebatado de su aliento!
¡Tal fue, que si el honor y la venganza
Y la indomable furia
Perdieran su poder y su pujanza;
Y el odio se extinguiese, y de la injuria
Los recuerdos ardientes se extraviaran,
De mi fiera promesa surgirían,
Y con nuevo poder se levantaran,
E indómita pujanza cobrarían!

Sobre un montón de cuerpos desgarrados
Una legión de hienas desatada,
Y rápida y hambrienta,
Y de seres humanos avarienta,
La sangre bebe y a los muertos mata.
Hundiendo en el cadáver
Sus garras cortadoras,
Sepulta en las entrañas destrozadas
La asquerosa cabeza; dentro del pecho
Los dientes hinca agudos. y con ciego
Horrible movimiento se menea
Y despidiendo de los ojos fuego,
Radiante de pavor, levanta luego
La cabeza y el cuello en sangre tintos:
Al uno y otro lado,
Sus miradas estúpidas pasea,
Y de placer se encorva, y ruge, y salta,
Y respirando el aire ensangrentado,
Con bárbara delicia se recrea.
¡Así sobre vosotros
- Cadáveres vivientes,
Esclavos tristes de malvadas gentes -.
Las hienas en legión se desataron,
Y en respirar la sangre enrojecida
Con bárbara fruición se recrearon!

Y así como la hiena desaparece
Entre el montón de muertos,
Y al cabo de un instante reaparece
Ebria de gozo, en sangre reteñida,
Y semeja que crece,
Y muerde, y ruge, y rápida desgarra,
Y salta, y hunde la profunda garra
En un cráneo saliente,
Y, al fin, allí se para triunfadora,
Rey del infierno en solio omnipotente,
Así sobre tus restos mutilados,
Así sobre los cráneos de tus hijos,
¡Hecatombe inmortal, puso sedienta,
Despiadada legión garra sangrienta!
¡Así con contemplarte se recrea!
¡Así a la patria gloria te arrebata!
¡Así ruge, así goza, así te mata!
¡Así se ceba en ti! ¡Maldita sea!

Pero, cómo mi espíritu exaltado,
Y del horror en alas levantado,
Súbito siente bienhechor consuelo?
¿Por qué espléndida luz se ha disipado
La sombra infausta de tan negro duelo?
Ni ¿qué divina mano me contiene,
Y sobre la cabeza del infame
Mi vengadora cólera detiene?...

¡Campa! ¡Bermúdez! ¡Alvarez! Son ellos,
Pálido el rostro, plácido el semblante;
¡Horadadas las mismas vestiduras
Por los feroces dientes de la hiena!
¡Ellos los que detienen mi justicia!
¡Ellos los que perdonan a la fiera!
¡Dejadme ¡oh gloria! que a mi vida arranque
Cuanto del mundo mísero recibe!
¡Dejad que vaya al mundo generoso,
Donde la vida del perdón se vive!

¡Ellos son! ¡Ellos son! Ellos me dicen
Que mi furor colérico suspenda,
Y me enseñan sus pechos traspasados,
Y sus heridas con amor bendicen,
Y sus cuerpos estrechan abrazados,
¡ Y favor por los déspotas imploran!
¡ Y siento ya sus besos en mi frente,
Y en mi rostro las lágrimas que lloran!

¡Aquí están, aquí están! En torno mío
se mueven y se agitan...
- ¡Perdón!
- ¡Perdón!
- ¿Perdón para el impío?
- ¡Perdón! ¡Perdón! - me gritan,
¡Y en un mundo de ser se precipitan!

¡Oh gloria, infausta suerte,
Si eso inmenso es morir, dadme la muerte!
- ¡Perdón! - ¡Así dijeron
Para los que en la tierra abandonada
Sus restos esparcieron!
¡Llanto para vosotros los de Iberia,
Hijos en la opresión y la venganza!
¡Perdón! ¡Perdón! ¡esclavos de miseria!
¡Mártires que murieron, bienandanza!
La virgen sin honor del Occidente,
El removido suelo que os encubre
Golpea desolada con la frente,
Y al no hallar vuestros nombres en la tierra
Que más honor y más mancilla encierra,
Del vértigo fatal de la locura
Horrible presa ya, su vestidura
Rasga, y emprende la veloz carrera,
Y, mesando su ruda cabellera,
- ¡Oh - clama - pavorosa sombra oscura!
¡Un mármol les negué que los cubriera,
Y un mundo tienen ya por sepultura!
¡Y más que un mundo, más! Cuando se muere
En brazos de la patria agradecida,
La muerte acaba, la prisión se rompe;
¡Empieza, al fin, con el morir, la vida!

¡Oh, más que un mundo, más! Cuando la gloria
A esta estrecha mansión nos arrebata,
El espíritu crece,
El cielo se abre, el mundo se dilata
Y en medio de los mundos se amanece.

¡Déspota, mira aquí cómo tu ciego
Anhelo ansioso contra ti conspira:
Mira tu afán y tu impotencia, y luego
Ese cadáver que venciste mira,
Que murió con un himno en la garganta,
Que entre tus brazos mutilado expira
Y en brazos de la gloria se levanta!
No vacile tu mano vengadora;
No te pare el que gime ni el que llora:
¡Mata, déspota, mata!
¡Para el que muere a tu furor impío,
El cielo se abre, el mundo se dilata!


Madrid, 1872

Escrito el primer aniversario de la muerte por fusilamiento de diez estudiantes cubanos en La Habana, ocurrida el 27 de noviembre de 1871. Se les había acusado falsamente de haber profanado la tumba de un alto ex-funcionario español; diez años después, se comprobó (¡encima eso!) que no había ocurrido tal profanación.


First  Previous  2 to 2 of 2  Next   Last  
Reply  Message 2 of 2 on the subject 
From: Ruben1919 Sent: 16/08/2012 12:28
! Cuando se muere
En brazos de la patria agradecida,
La muerte acaba, la prisión se rompe;
¡Empieza, al fin, con el morir, la vida!


 
©2025 - Gabitos - All rights reserved