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General: En Argentina . " MUJERES SOBRESALIENTES DE NUESTRA HISTORIA
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From: Ruben1919 (Original message) |
Sent: 04/09/2012 15:05 |
MUJERES SOBRESALIENTES DE NUESTRA HISTORIA

Alicia Moreau de Justo – Su filiación socialista la impulsó a crear el Comité Pro-Sufragio Femenino. Su actuación decidida y permanente en la defensa de los Derechos de las Mujeres y sobre todo el derecho al voto..En 1984 es elegida la Mujer del Año y la Universidad de Buenos Aires le entrega un premio como Médica del Siglo. En 1985 la declaran presidenta honoraria de las Primeras Jornadas de Mujeres Socialistas. En 1985 cumplió 100 años y fue el centro de un homenaje en Unione e Benevolenza, en el que participó todo el espectro político y social de la Argentina, y durante el cual dio su último discurso público, especialmente dirigido a los jóvenes y a las mujeres.Falleció a los 100 años y 7 meses, el 12 de mayo de 1986.
Juana Azurduy – Luchó en el Ejército del Alto Perú con ejemplar valentía. El Gral Manuel Belgrano la reconoció como verdadera heroína entregándole su sable. En la lucha por la independencia perdió a sus cuatro hijos.
se casó con el general Manuel Ascensio Padilla. Luchó con gran coraje en la guerra de la independencia del Virreinato del Río de la Plata. Al morir su esposo asumió el mando de la guerrilla con el grado de Coronela. Murió durente el gobierno de Bernardino Rivadavia, olvidada y pobre, sin haber cobrado jamás su sueldo.
Camila O´Gorman – Se enamoró de un sacerdote y estando embarazada, Juan Manuel de Rosas ordenó que a ambos se los fusilara. Defendió con su vida, la zlibertad de amar.
Juana Manso – Juana Manuela Gorriti dijo al referirse a esta primera maestra de los albores de la Patria: “Sin ella nosotros seríamos sumisas, analfabetas, postergadas, desairadas”. A pesar de su asombrosa tarea dentro del campo de la educación, fue perseguida y apostrofada.
Julieta Lanteri exigió al Ministro de Guerra ser empadronada en los registros militares para poder gozar del derecho al voto. Corrían los años del Centenario. En 1911,después de un sonado juicio logró su carta de ciudadanía y se inscribió en el padrón municipal para ejercer el voto. Fue la primer mujer argentina que votó. Más tarde se presentó como candidata de la Unión Feminista Nacional a Diputada. Si bien fue obtuvo solamente 1.730 importa por su valor simbólico.
Cecilia Grierson – Primera médica argentina. Estudió medicina con la intención de curar a su amiga Amalia Koenig de una enfermedad incurable por esa época. Se graduó en 1889. En ese mismo año asistió en Londres al Segundo Congreso Internacional de Mujeres. Fundó el Consejo de Mujeres en 1900. En 1903 publica avisos anunciando que atiende enfermedades de mujeres y partos con su dirección y número telefónico (Tribuna del 22 de junio).
Lola Mora - En agosto de 1903 Leopoldo Lugones escribe un artículo titulado “La fuente de Lola” refiriéndose a la Fuente de las Nereidas: “Después de observar la célebre y discutida obra de la escultora, termina diciendo: señorita, gracias a usted encuentro posible las mujeres de talento.
Eva Duarte - Nació el 7 de Mayo de 1919 en Los Toldos (Provincia de Buenos Aires). A pesar de que nunca tuvo un puesto oficial en el gobierno, actuó de facto como Ministro de Salud y Trabajo. Fue gran responsable del voto femenino y formó el Partido Feminista Peronista en 1949. En 1951, a pesar de padecer de cáncer, fue nominada para la vicepresidencia. Falleció en el año 1952. Aunque su vida fue corta, impulsó toda una serie de transformaciones sociales.
¿A quién agregarías?
Y nuestras mujeres agregaron:
María Sánchez de Thompson (1890-1979) Se convirtió en símbolo de la mujer argentina del pasado por la brillantez de su desempeño y la franqueza de sus actitudes. Antes de cumplir quince años se enamoro de su primo Martín Thompson y se comprometió contra la opinión de sus padres. Empecinada, se presentó al virrey Sobremonte para que dejase sin efecto los arreglos que había hecho la madre -el padre ya había muerto- para casarla con Diego del Arco. Cerca de un año después de iniciado el juicio, los enamorados obtuvieron la autorización y la boda se realizó el 29 de julio de 1805.
Rosario Vera Peñaloza (1873- 1950) Nación en Atiles, La Rioja. Fue una educadora y pedagoga argentina. Huérfana desde muy niña, fue criada por su tía materna, quien le enseñó las primeras letras. Terminó sus estudios primarios en la provincia de San Juan y regresó a su provincia natal en 1884, ingresando en la Escuela Normal de La Rioja. Trasladada a la ciudad de Paraná, estudió profesorado, obteniendo el Título Superior de Enseñanza en 1894. En 1900 fundó el Jardín de Infantes anexo a la Escuela Normal de La Rioja, el primero de una larga serie de Jardines fundados en las ciudades de Buenos Aires, Córdoba y Paraná.
Victoria Ocampo (1890-1979) Su primera publicación se tituló "Babel", un comentario del Canto XV del Purgatorio de Dante, aparecido en el diario La Nación en mayo de 1920. Posteriormente publicó "De Francesca a Beatrice" (1924), "La laguna de los nenúfares" (1926), "Domingos en Hyde Park" (1936), "Emily Brontë (Terra incognita)" (1938), "San Isidro" (1941), "338171 T.E." (Lawrence de Arabia) (1942), "El viajero y una de sus sombras: Keyserling en mis memorias" (1951), "Lawrence de Arabia y otros ensayos" (1951), "Virginia Woolf en su diario" (1954), "Habla el algarrobo" (1959), "Tagore en las barrancas de San Isidro" (1961), "Juan Sebastián Bach, el hombre" (1964), "Diálogo con Borges" (1969), "Diálogo con Mallea" (1969). Pero sus obras más importantes fueron la serie de "Testimonios", diez volúmenes en total, publicados entre 1935 y 1977, y su Autobiografía, en seis volúmenes, que fueron editados luego de su fallecimiento, entre 1979 y 1984. Como editora ofreció espacios en su revista “Sur” a escritores famosos y otros desconocidos.
María Esther de Miguel (1929-2003) Nació en Larroque, Entre Ríos. Ganó el Premio Emecé de novela en 1961 por La hora undécima, El Premio Fondo Nacional de la Artes y Municipal en 1965 por Los que comimos a Solís, El Primer Premio Municipal y el Premio de Cultura de la Provincia de Entre Ríos en 1980 por Espejos y Daguerrotipos, El Premio Feria del Libro en 1994, el Premio Silvina Bullrich en 1995, el Premio Nacional del Literatura en 1997 por La amante del Restaurador, y el Premio Planeta 1996 por El general, el pintor y la dama. Ha recibido también la Palma de Plata del Pen Club, el Konex de Platino para cuento y el Premio Dupuytrén. Fue directora del fondo Nacional de las Artes.
Azucena Villaflor de Vicenti (1924-Desaparecida 1977) Fue una activista social argentina, una de las fundadoras de la asociación de las Madres de Plaza de Mayo, dedicada a buscar a los "desaparecidos" durante el terrorismo de Estado en Argentina.
Amalia Celia Figueredo de Pietra. (1895-1965) Primera aviadora argentina y sudamericana. En 1914 se afinca cerca del aeródromo de Villa Lugano (tiene 19 años), donde conoce al aviador francés Paul Castaibert. También conoce a Jorge Newbery, quien la invita a volar en avión bautizándola en el aire. Aprendió con un biplano Farman-Gnome. Pocos meses después, el 6 de septiembre de 1914, rinde el examen de piloto.
María Teresa Ferrari de Gaudino (1867-1856) Primera catedrática universitaria de América Latina. Luego de graduarse como maestra, en 1903 ingresó en la Facultad de Medicina e inició estudios en la Facultad de Filosofía y Letras. Después de doctorarse solicitó su adscripción a la cátedra de clínica obstétrica de la Facultad en 1914 y comenzó en ese momento su lucha contra quienes consideraban que una mujer no reunía condiciones para el profesorado "por razones de orden fisiológico y psicológico". Por fin, en 1927 fue admitida como profesora.
Elvira Rawson. (1867-1954) Madre, esposa, médica, política, vanguardista, luchadora por los derechos de la mujer, Elvira Rawson fue una de las primeras mujeres en obtener un título universitario y la segunda en graduarse de médica en la Argentina.
Elba Salas Directora MRPEscobar
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EDICIÓN 247 JULIO DE 2010
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LAS MUJERES EN LA INDEPENDENCIA DE COLOMBIA
En recuerdo de Aída Martínez, amiga
Por Pablo Rodríguez Jiménez Doctor en historia, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Profesor de la Universidad Nacional de Colombia y de la Universidad Externado de Colombia.
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Tomado de:
Revista Credencial Historia. (Bogotá - Colombia). EDICIÓN 247 JULIO DE 2010
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La independencia fue un proceso que terminó arrastrando consigo a toda la sociedad. Dividida en bandos, las mayorías terminaron apoyando a los patriotas. Si en sus inicios la independencia estuvo conformada principalmente por hechos políticos llenos de simbolismo y, en todo caso, sin mayor violencia, en su desarrollo estalló una guerra que se prolongaría por muchos años. Decidida por la guerra y la confrontación militar, la independencia entronizó al estamento militar. El grupo exaltado por la literatura histórica de los siglos XIX y XX fue el de los victoriosos próceres y héroes. Pero en dicho panteón se hacía muy poco reconocimiento a grupos como el de las mujeres. La presencia de las mujeres no sólo fue numerosa y notable en las distintas fases de la independencia, sino que se dio a través de muy diversas maneras. Conformaron la multitud que en las jornadas del 20 de julio reclamó la creación de la junta, apoyaron a uno u otro bando en la llamada “patria boba” y bajo el régimen del terror instaurado por Pablo Morillo se sumaron decididamente a la causa patriota.
Pero conviene tener presente que a finales del siglo XVIII en Santafé un grupo de mujeres participaba del movimiento ilustrado. Francisca Prieto Ricaurte, esposa de Camilo Torres, Catalina Tejada y Andrea Ricaurte de Lozano auspiciaron tertulias y reuniones literarias que fueron simiente de los nuevos ideales. Las tertulias literarias eran reuniones a las que se asistía con invitación, se disfrutaba un chocolate y se comentaban obras de diverso género. Pero parte importante de las tertulias era comentar las noticias sobre los acontecimientos europeos, de Hispanoamérica y, por supuesto, de la política local.
Todos los indicios sugieren que el movimiento del 20 de julio fue concertado y los distintos grupos que actuaron estaban informados. Lo mismo debió ocurrir con muchas mujeres. De hecho, los cronistas han comentado el elevado número de mujeres que participaron en los ataques a las casas de los oidores y que después se concentraron en la plaza. Mujeres del pueblo, especialmente vendedoras de la plaza. Aunque con seguridad, allí estaban entre ellas Melchora Nieto y Francisca Guerra, propietaria de un almacén la primera y de una tienda la segunda. En aquellos días la ciudad se paralizó y de los pueblos vecinos arribaron delegaciones a sumarse a la protesta. De los dramáticos momentos que se vivieron el día 22, cuando se rumoró un despliegue militar contra el cabildo, quedaron testimonios de la valerosa participación femenina. En un hecho registrado por distintos medios, una madre habría dicho a su hijo: “Ve tú a morir con los hombres mientras que nosotras (hablando con las demás mujeres) avanzamos a la Artillería y recibimos la primera descarga, y entonces vosotros los hombre pasaréis por encima de nuestros cadáveres, cogeréis la artillería y salvaréis la patria”. En otro caso, una mujer que era mandada a abrir paso por un patriota con espada en mano, dijo ofuscada: “¿La piedra que yo lance no hará tanto efecto como sus golpes?” Y se mantuvo firme en el puesto. Tiempo después, los redactores del Diario Político de Santafé se preguntarían el nombre de aquellas valerosas heroínas. Pues según dijeron: “Bien merecían pasar a la historia”. Fue también en estas jornadas que la maestra Bárbara Forero dio un encendido discurso a un grupo de mujeres en la plaza. Pero en aquella gesta también fue decisiva la participación de un grupo de señoras de sociedad. Entre ellas sobresalieron Petronila Nava, Josefa Baraya, Petronila Lozano, Gabriela Barriga, Carmen Rodríguez, Eusebia Caicedo, Josefa Santamaría, María Acuña, Josefa Lizarralde y Juana Robledo.
Un episodio que nos permite observar la diversa participación femenina en este proceso fue el que ocurrió el 13 de agosto de 1810. Ese día un grupo de mujeres, que tal vez alcanzaba a 600, arremetió contra el convento de La Enseñanza , donde se encontraba la virreina. Tras sacarla de allí, la condujeron a la cárcel del Divorcio, mientras le gritaban improperios, le rasgaban el vestido y lanzaban escupitajos. Este hecho llenó de indignación a las autoridades y a la gente de la alta sociedad, que veían con escándalo cómo se había sometido a los virreyes a un trato tan bajo y se los había recluido en cárceles. A la mañana siguiente la nobleza local, la jerarquía eclesiástica y distintas damas rescataron a la virreina de la cárcel y la llevaron de nuevo al Palacio. Se dice que entre éstas estuvieron Francisca Prieto de Torres, Magdalena Ortega de Nariño, Rafaela Isasi de Lozano, Mariana Mendoza de Sanz de Santamaría y la marquesa de San Jorge1. Este comportamiento fue censurado por los líderes del movimiento emancipador como propio de la plebe. Pero, ¿por qué las mujeres del pueblo odiaban tanto a la virreina? De ella se ha dicho que dominaba a su marido, que tenía una afición irrefrenable por el dinero y que controlaba las tiendas y la venta de víveres. Razones suficientes para que la virreina doña Francisca Villanova despertara tanta animosidad entre las mujeres que vivían de sus ventas en la plaza o que tenían pequeñas tiendas en la ciudad.
Tras el 20 de julio la sociedad neogranadina se colmó de fervor y en todas partes se pronunciaba la palabra libertad con alegría. Los enfrentamientos civiles en que se enfrascaron los notables de la república contaron con la asistencia femenina. Aunque en ocasiones fue más simbólica, como cuando Mercedes Nariño vestida de militar disparaba los primeros cañonazos de las batallas que dirigía su padre. Sin embargo, fue con la reconquista que el compromiso y la participación de las mujeres se desplegaron en toda su dimensión. Como dijo Aída Martínez, “con la reconquista de 1816 la mujer colombiana alcanzó su mayoría de edad”2. Bien por conciencia, por rabia, por venganza o por lealtad familiar, las mujeres colombianas se incorporaron a la lucha por la emancipación. Las hubo que contravinieron la prohibición de aceptar mujeres en las filas de los ejércitos. Ocultas en un uniforme de soldado marcharon al frente de batalla. En la propia batalla de Boyacá hubo mujeres que tomaron el fusil. Evangelista Tamayo fue una de ellas. Nacida en Tunja, luchó en Boyacá bajo el mando de Bolívar, alcanzó el rango de capitán y murió en Coro en 1821. Un reconocimiento especial por parte del Libertador lo recibieron las mujeres de Socorro por su vigorosa lucha. Declaración que dejó asentada Bolívar en los propios libros del Cabildo de aquella ciudad. Pero la mayor contribución de las mujeres a la causa libertadora la dieron asistiendo a los heridos de las batallas, ofreciendo información sobre los movimientos de las tropas enemigas, ocultando en sus casas patriotas perseguidos, confeccionando uniformes y banderas para los ejércitos, y brindando comida a los batallones. Muchas también dieron muestra de su apoyo a los patriotas entregando sus ahorros, sus joyas, ganado y esclavos. Aunque algunas, casi con devoción, entregaron sus hijos para que se sumaran a los ejércitos.
En distintas regiones de Hispanoamérica las mujeres conformaron auténticas redes de espionaje en favor de los patriotas. Por el acceso que tenían a reuniones sociales, por la libertad con que se movían en la ciudad o por que tenían amistad con algún militar realista, las mujeres ofrecieron información decisiva para la consecución de los triunfos militares. Haciendo de correos, las mujeres portaban papeles con instrucciones para los comandantes de los ejércitos patriotas, bien los llevaban envueltos en cigarros o cosidos en sus faldas. Confundidos los militares realistas por las derrotas que les propinaban los patriotas, declararon una guerra a muerte contra todo el que auxiliara a los rebeldes. Bajo el régimen del terror innumerables mujeres fueron acusadas y castigadas por su apoyo a la causa patriota. O también fueron perseguidas por ser madres, esposas o hijas de patriotas reconocidos. La confiscación de los bienes, el destierro y la humillación fueron castigos sufridos por las mujeres patriotas con mucha frecuencia.
Sin embargo, uno de los rasgos más violentos de la guerra de independencia fue el sacrificio de las mujeres patriotas. Desde 1813 los comandantes realistas las condenaron a la pena capital con el propósito de amedrentar a la población. Tanto en las capitales como en las pequeñas poblaciones fueron levantados patíbulos para ejecutarlas. En la iconografía de la época sobresale la ejecución de una de las más valerosas heroínas: la joven Policarpa Salavarrieta, la Pola. Acusada de espía y conspiradora, el 14 de noviembre de 1817 fue fusilada en Bogotá, con los ojos vendados y de espalda3. Sin embargo, distintos historiadores han intentado calcular cuántas mujeres fueron fusiladas durante la independencia, sin lograr una cifra definitiva. Se estima que al menos 59 mujeres fueron ejecutadas por pelotones de fusilamiento. Mujeres que pertenecían a los distintos grupos sociales y étnicos de la sociedad. Entre ellas cabe nombrar a la nortesantandereana Mercedes Ábrego, que fue fusilada por haber confeccionado un fino traje para el Libertador; a Dorotea Castro, que fue fusilada en Palmira junto a su esclava Josefa por auxiliar con hombres, caballos y armas a los patriotas; a la española María Josefa Lizarralde, muerta en Zipaquirá en 1816 por sobornar a los guardias de la cárcel; a Estefanía Neira de Eslava, fusilada en Sogamoso por haber aconsejado a su esposo que se uniera a los patriotas; a Manuela Uscátegui, ajusticiada en 1818 por negarse a revelar el lugar donde se refugiaba un grupo de patriotas. Tal parecería que la guerra cobró su rostro más feroz en las regiones de las confrontaciones: los santanderes, Boyacá, Cundinamarca, Bogotá y el Cauca. Pero probablemente no hubo región de Colombia donde no se sentenció a hombres y mujeres patriotas con la pena capital.
Pero, cabe la pregunta en este bicentenario: ¿Qué significó la independencia para las mujeres de la época? Fue la ocasión de incorporarse y participar con especial protagonismo de un hecho decisivo de la historia. Si durante la época colonial las mujeres vivían marginadas de lo que podríamos llamar los asuntos de la república, con la independencia -para sorpresa de los patriotas- asumieron una posición de vanguardia. De ellas, es cierto, no nos quedaron discursos o escritos que nos revelaran un pensamiento político. Sólo nos queda, como un cuerpo mudo, la memoria de su heroísmo y su sacrificio. La ironía de la historia está, en que pasada la guerra, el republicanismo recluyó de nuevo a las mujeres en la casa, en lo doméstico. Los ideales de libertad y de derechos, que en algún momento las entusiasmaron, se olvidaron en el aletargado siglo XIX, sacudido por otras guerras, que ya poco las convocaron.
REFERENCIAS
(1)Ver Evelyn Cherpak, “Las mujeres en la independencia”. En Las mujeres en la historia de Colombia , vol. I. Bogotá, Editorial Norma, 1995, p. 91.
(2)Aída Martínez, “Revolución, independencia y sumisión”, en su libro Crónicas históricas , Bogotá, Colseguros, 2002, p. 111.
(3)Sobre la vida de Policarpa Salavarrieta ver, Beatriz Castro Carvajal, “Policarpa Salavarrieta”, en Las mujeres en la historia de Colombia , vol. I. Bogotá, Editorial Norma, 1995, pp. 117-131.
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Policarpa Salavarrieta. Obra de José María Espinosa, 1855. Colección Museo Nacional de Colombia. Reg. 2094.
Policarpa Salavarrieta, ca. 1900. Colección Museo Nacional de Colombia. Reg. 3811.
Doña María Tadea González Manrique, Marquesa de San Jorge de Bogotá. Obra de Joaquín Gutiérrez, 1775. Colección Museo de Arte Colonial.
Salida del Palacio de los virreyes Antonio Amar y Borbón y María Francisca de Villanova y Marco. s.f. Copia del óleo "La prisión de los virreyes", original de Coriolano Leudo. Colección Museo de la Independencia-Casa del Florero. Mincultura.
. María Dolores Roche de París. En: José Dolores Monsalve. Mujeres de la Independencia. Bogotá, Imprenta Nacional, 1926. Colección Banco de la República.
DoloresVargas París. En: José Dolores Monsalve. Mujeres de la Independencia. Bogotá, Imprenta Nacional, 1926. Colección Banco de la República.
Antonia Ricaurte de Osorio . En: José Dolores Monsalve. Mujeres de la Independencia. Bogotá, Imprenta Nacional, 1926. Colección Banco de la República.
. María Josefa Ricaurte de Portocarrero. En: José Dolores Monsalve. Mujeres de la Independencia. Bogotá, Imprenta Nacional, 1926. Colección Banco de la República.
Trinidad Ricaurte y Nariño de Marroquín. En: José Dolores Monsalve. Mujeres de la Independencia. Bogotá, Imprenta Nacional, 1926. Colección Banco de la República.
María del Carmen Rodríguez, s.f. Colección Banco de la República.
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LA MUJER EN LA HISTORIA VENEZOLANA
LA MUJER GARANTIZA LA PERMANENCIA DEL SER HUMANO
El rol de la mujer desde el comienzo de la humanidad ha sido de gran trascendencia, porque ella es la que tiene el Don de procrear, es decir, gracias a la mujer la especie humana tiene asegurada su perpetuidad; porque es indispensable la presencia de la mujer en la formación de la familia, que es la célula fundamental de la sociedad y porque la mujer a través de la historia de la humanidad ha sido el gran soporte del hombre en el trabajo de edificación de las sociedades modernas y civilizadas. Pero, la participación más importante de la mujer siempre ha sido actuando colectivamente en la familia, en la comunidad y en la sociedad. Ella ha tenido que luchar contra las limitaciones que le ha impuesto su propio compañero de vida: el hombre y contra las normas sociales que le ha impuesto la familia, la sociedad y las creencias religiosas. Hasta el siglo XIX, el gran protagonista era el hombre, porque a la mujer le estaban vedadas muchas cosas y se le negaban muchos derechos.
A lo largo d la historia y, en la gran mayoría de las culturas, las mujeres han sido sometidas por estructuras patriarcales que le han negados los derechos humanos fundamentales. Las leyes y los sistemas tradicionales, antecedentes de los modernos, mantenían a la mujer en estado de sumisión y dependencias. Todavía conseguimos sociedades que vulneran derechos fundamentales de la mujer.
En Venezuela el rol de la mujer y el ejercicio pleno de sus derechos humanos ha evolucionado positivamente y en la actualidad compite con el hombre en el desempeño de la mayor parte de las actividades de la vida cotidiana; siempre sin olvidar su responsabilidad natural de madre, mujer y elemento principal de la familia. La vemos actuando en el campo de las ciencias, de la economía, de la educación, de la cultura, de la política, etc.
El hombre y la mujer, por muchas razones, constituyen una pareja inseparable, por eso los observamos actuando conjuntamente en la familia, en la comunidad y en la sociedad. Sin embargo, la mayoría de las veces, en la vida pública, el hombre es el gran protagonista, pero siempre tiene al lado una mujer participando silenciosamente, como esposa, como amiga, como compañera de trabajo y como compañera de ideales.
LA MUJER VENEZOLANA DURANTE EL PERÍODO PREHISPÁNICO
La actuación de la mujer venezolana ha recorrido camino parecido al andado por la mujer en la historia de la humanidad. En un comienzo actuó silenciosamente en colectivo, dentro de las comunidades indígenas; sin embargo, su participación resultaba indispensable, ella procreaba, pero además trabajaba duramente. En los pueblos cazadores, recolectores y pescadores las mujeres ayudaban en la recolección de productos vegetales, mientras los hombres se dedicaban a la caza, a la pesca y a la guerra; y en los pueblos indígenas sedentarios, como los pertenecientes a la familia caribe, que se establecieron en las costas venezolanas, se dedicaban a las labores agrícolas y algunas de ellas llegaron a ejercer el cacicato, como fueron los casos de las cacicas Orocamay y Anapuya que gobernaron las tribus de los guarinos o palenques en la región del río Unare o de la cacica Isabel jefe de los guaiqueríes y madre del primer mestizo que figura en la historia colonial venezolana: Francisco Fajardo.
LA CACICA ISABEL, UNA INDÍGENA IMPORTANTE. Fue jefa de los indios guaiqueríes de la isla de Margarita y madre de Francisco Fajardo, uno de los primeros mestizos que figura en la Historia de Venezuela. Perteneció a una familia de Caciques, era nieta del cacique Charaima y pariente del cacique Naiquatá. Tal era su importancia y sus cualidades físicas y humanas que contrajo matrimonio con el jefe español Teniente Gobernador de la isla, Francisco Fajardo, a quién ayudó en el proceso colonizador de los indígenas de la región. Vivió durante la primera mitad del siglo XVI y murió envenenada en la población de Chuspa (estado Vargas) en 1558, cuando trataba de ayudar a su hijo (Francisco Fajardo) en su intento de conquistar y colonizar la región centro-norte de Venezuela, valiéndose de la condición de mestizo y de la influencia de su madre.
También es importante destacar, porque es el único caso que conocemos en la Historia de Venezuela, el hecho que ocurría en la tribu Chaima (habitantes del área circundante al macizo de Caripe-Cueva del Guácharo), donde se permitía a la mujer, sobre todo a las ancianas, ejercer el rol de piache, persona sumamente importante en la organización tribal prehispánica. Otro hecho a destacar en este período es que no solo Francisco Fajardo contrajo matrimonio con una indígena, sino también Alonso de Ojeda, considerado el explorador más importante después de Cristóbal Colón, él recorrió toda la costa caribeña de Tierra Firme y se casó con otra Isabel, una guajira natural de Coquivacoa, quién le salvó la vida en varias oportunidades.
LA MUJER VENEZOLANA DURANTE EL PERÍODO COLONIAL
Durante este período, de aproximadamente 300 años (1498-1810), la actuación de la mujer estuvo dirigida al desempeño de su rol como madre y miembro de una determinada familia. Se infiere que las esposas y mujeres ligadas a los caciques que opusieron tenaz resistencia al conquistador y explorador español, también tuvieron participación importante en ese momento histórico.
Más tarde, ya pacificado el territorio que ocupa actualmente la República Bolivariana de Venezuela, la vida transcurrió relativamente tranquila, solo al final del siglo XVIII, se produjeron algunos hechos importantes denominados “Tentativas de Independencia”, como los movimientos de José Leonardo Chirinos y Gual y España. En estos movimientos hubo participación de algunas mujeres como fue el caso de Josefa Joaquina Sánchez.
JOSEFA JOAQUINA SÁNCHEZ, MUJER LEAL Y LUCHADORA. Era la esposa de José María España (uno de los jefes de la Tentativa de Independencia de 1797). Nació en la Guaira (1765) y murió en Caracas (1811). Fue hecha prisionera el 30 de marzo de 1799 y condenada a 8 años y 10 meses de prisión en la casa de la Misericordia en Caracas, por “no delatar a su marido y ocultarlo durante 8 meses sabiendo que la Real Audiencia lo había condenado como reo de Estado, y por repartir papeles llamando a la rebelión”. En la prisión se entera que su esposo había sido apresado, ahorcado y decapitado en la plaza mayor de Caracas. Cumplida su condena, en 1808, es desterrada a Cumaná junto con sus hijos, con prohibición de regresar a la Guaira o Caracas. Cuando se producen los hechos del 19 de abril de 1810, huye de Cumaná y regresa a Caracas donde tiene la oportunidad presenciar el nacimiento de la nueva República.
LA MUJER VENEZOLANA DURANTE EL PERÍODO DE LA INDEPENDENCIA.
La guerra de independencia fue larga, aproximadamente 11 años (1810-1821), se desarrolló en casi todo el espacio territorial de la república, puso a prueba el temple de la mujer venezolana, muchas de ellas, en sus hogares, en la prisión o el exilio recibió la noticia de la muerte de sus seres más queridos. Todas sufrieron las consecuencias de la guerra y algunas participaron activamente, al lado de los hombres, en la lucha. Veamos algunos nombres:
LUISA CÁCERES DE ARISMENDI, HEROÍNA EJEMPLAR. Nació en Caracas el 25 de septiembre de 1779 y murió en la misma ciudad el 2 de junio de 1866. Su padre Domingo Cáceres y su hermano Félix fueron asesinados por los realistas en marzo de 1814, esto la obligó a emigrar junto con el resto de su familia a la isla de Margarita, donde contrajo matrimonio el 4 de diciembre con Juan Bautista Arismendi, quien después de su derrota en Ocumare, viajó a la isla y se acogió al Armisticio propuesto por el General realista Pablo Morillo.
“Jamás lograréis de mi que le aconseje faltar a sus deberes. Que mi marido cumpla con su deber que yo sabré cumplir con el mío”. Esta fue la respuesta que dio Luisa Cáceres, detenida por los realistas, sin respetar su estado de preñez, con el propósito de chantajear a Juan Bautista Arismendi, quien luchaba ferozmente contra el ejército realista y tenía prisionero un grupo de ellos, ante la proposición que le hiciera el gobernador de la isla, el español Joaquín Urreiztieta, que le comunicara a Arismendi que estaba dispuesto a dejarla en libertad, si él liberaba a los prisioneros que tenía en su poder, ante tal ofrecimiento, Arismendi también respondió: “Diga usted al jefe español que sin patria no quiero esposa”.
Luisa Cáceres, en medio de vejámenes y torturas dio a luz una niña, que murió en el parto antes de ser trasladada del Castillo de La Asunción al Castillo de Pampatar. Posteriormente, en1816, fue enviada a España, donde siempre fue presionada para que renegara de sus ideas a lo que siempre se negó. Liberada, regresó a Venezuela, en 1818, murió en caracas y sus restos fueron trasladados al Panteón Nacional, en 1876.
CONCEPCIÓN MARIÑO, UNA MARGARITEÑA EJEMPLAR. Nació en el Valle del Espíritu Santo, Edo. Nueva Esparta, en 1790, y muere en Chacachacare, estado Sucre, en 1854. Contribuyó activamente en la organización de la expedición de Chacachacare, que al mando de su hermano Santiago Mariño liberó al oriente de Venezuela de las fuerzas realistas en 1813. Sus padres fueron Santiago Mariño de Acuña, español establecido en Venezuela y Atanasia Carige Fitzgerald, irlandesa, quienes contrajeron matrimonio, en 1787, en la isla de Margarita. El matrimonio Mariño-Carige poseía haciendas en la isla de Trinidad y en la región oriental de Venezuela, entre ellas una en el islote de Chacachacare y otra en la zona continental de Delta Amacuro. Concepción Mariño al igual que su hermano fue educada en una familia contraria a las tiranías y autocracias y partidaria de las ideas liberales, esto fue una influencia decisiva en la participación de los Mariño en las luchas por la independencia de Venezuela. Se distinguió por ser una mujer muy refinada y de excelente cultura, contrajo matrimonio con José María Sanda de cuya unión nacieron 5 hijos.
Establecida la familia Sanda-Mariño en la región oriental de Paria y en el islote de Chacachacare, acumuló considerable bienes en tierras y propiedades. A partir de la pérdida de la Primera República, a mediados de 1812, la familia Mariño tuvo un papel fundamental la lucha por la independencia. La hacienda de Chacachacare de Concepción Mariño se convirtió en el sitio de reunión de los republicanos. Su compromiso a favor de la causa independentista la llevó a introducir armas de contrabando desde Trinidad hasta Tierra Firme, esto le ocasionó un juicio bajo la Ley Marcial de las autoridades inglesas y el decomiso de los bienes de su hermano. El Acta de Chacachacare, suscrita por Santiago Mariño, Francisco Azcue, José Francisco Bermúdez, Manuel Piar y Manuel Valdés el 2 de enero de 1813, con la cual se inició la campaña libertadora del oriente venezolano, fue redactada y firmada en la hacienda de Concepción Mariño, a quien se menciona en la misma como “Magnánima Señora”.
Durante el transcurso de la guerra continuó solidaria con la causa de la República. En tal sentido, en 1821 en buques de su propiedad, transportó desde Jamaica armas para el Ejército Libertador, cuyo jefe de Estado Mayor era entonces su hermano Santiago. Cuando éste falleció en 1854, ella vivía todavía y residía en su hacienda de Chacachacare.
EULALIA RAMOS SÁNCHEZ DE CHAMBERLAIN (EULALIA BUROZ), NACIDA EN BARLOVENTO. Nació en Tacarigua de Mamporal, estado Miranda, el 12 de febrero de 1796 y murió en Barcelona, estado. Anzoátegui, el 7 de abril de 1817. Pertenecía a una familia adinerada, desde muy joven se vinculó con el movimiento independentista, cuando apenas tenía 14 años sus padres Francisco Ramos e Isabel Sánchez se sumaron al movimiento del 19 de abril de 1810. A comienzos de 1812 contrajo matrimonio con el patriota Juan José Velásquez, con quien tuvo una hija. Después de la pérdida de la “Primera República”, la vida de Eulalia Ramos cambió drásticamente. Su esposo perseguido por los españoles huyó dejándola sola en Tacarigua de Mamporal, donde sufre el asedio de los realistas, por eso huye a Río Chico con su hija de 40 días de nacida, la cual muere en el camino. Posteriormente regresó a Caracas con su padre, sin tener noticias de su esposo, quien finalmente fue fusilado en la Plaza Mayor de Río Chico en 1814.
Después de la pérdida de la “Segunda República”, Eulalia Ramos se refugió con unos familiares en Cartagena de Indias (Colombia), donde tuvo amistad con la familia Buroz, parientes del general Carlos Soublette, por lo que ha sido confundida como miembro de dicha familia. En 1815, regresó a Cumaná enterándose finalmente de la muerte de su esposo. El año siguiente conoció al oficial inglés Coronel William Charles Chamberlain, edecán del Libertador, con quien contrajo matrimonio en 1817, radicándose en la ciudad de Barcelona (Venezuela). Durante los primeros meses del mismo año, el coronel realista Juan Aldama se dirigió hacia esa población con una división armada; las tropas republicanas y muchas personas se refugiaron en el edificio del Convento de San Francisco, que después tomaría el nombre de Casa Fuerte. En ese lugar resistieron los patriotas 3 días. El 7 de abril irrumpieron los realistas en la fortaleza, muriendo allí Eulalia Ramos junto a su esposo. Acerca de los detalles relativos a su muerte hay varias versiones todavía no confirmadas, que en definitiva le dan cierto matiz mítico a la vida de esta heroína.
JOSEFA CAMEJO, HEROÍNA DE LAS TIERRAS DE FALCÓN. Nació en el fundo de Aguaque, en Curaidebo, Pueblo Nuevo, Estado Falcón, el 13 de mayo de 1791. Heroína de la independencia, y tenaz defensora de la Provincia de Coro. Hija de Miguel Camejo y de Sebastiana Talavera y Garcés. Inició sus estudios en el colegio de las hermanas Salcedo en Coro, luego fue enviada a un convento de monjas en esa ciudad, donde completó su educación y estuvo en contacto con las ideas republicanas.
En 1810 estando en Caracas, tuvo la oportunidad de presenciar los sucesos del 19 de abril. En 1811, viajó a Mérida donde conoció al coronel Juan Nepomuceno Briceño Méndez, con quien contrajo matrimonio. El 18 de octubre de 1811, radicada en Barinas, firma el documento titulado “Representación que hace el Bello Sexo al Gobierno de Barinas”; en el cual las firmantes enteradas de la invasión que intentaban los realista de Guayana por San Fernando de Apure, se ponían a la orden para la defensa de Barinas, sin ningún temor a los horrores de la guerra.
A principios de 1813, Barinas fue asediada por tropas realistas al mando de José Antonio Puey, esto hizo que el gobernador, Manuel Antonio Pulido se viera en la necesidad de llevar a cabo el traslado de la población hacia San Carlos, estado Cojedes, en la travesía iban Josefa Camejo y su madre, quien muere ahogada cuando trataba de cruzar el río Santo Domingo. En San Carlos, los pobladores procedentes de Barinas se unen a las fuerzas de Rafael Urdaneta, disponiéndose que los hombres protegieran a las mujeres durante el viaje hacia la Nueva Granada. Durante este éxodo, Josefa Camejo se dedicó a curar a los heridos. Al llegar a Nueva Granada, Josefa se unió a las familias republicanas, permaneciendo allí por espacio de cuatro años.
A mediados de 1818 decide regresar a Venezuela, viajando según algunos testimonios, disfrazada de vagabunda o pordiosera y en 1821, al frente de 300 esclavos que trabajaban en su hato de Paraguaná, propició una rebelión contra las fuerzas realistas de la Provincia de Coro; fueron derrotados. El mismo año, con un grupo de 15 hombres se presentó en Baraived, lugar donde descansaba el jefe realista Chepito González, a quien enfrentó y derrotó. Posteriormente se dirige junto con varios patriotas a Pueblo Nuevo, donde es puesto preso el gobernador, nombrándose a un gobernador civil republicano: Mariano Arcaya. El mismo día (3 de mayo de 1821) Josefa Camejo leyó en Pueblo Nuevo el manifiesto que declaraba libre a la Provincia de Coro y en el que se juraba fidelidad a la República. Se dice que después de la Independencia se retiró a sus haciendas en donde finalizó sus días al lado de su familia. Murió posiblemente en 1862.
JUANA RAMÍREZ, HEROÍNA LLANERA CONOCIDA COMO “LA AVANZADORA”. Nació en Chaguarama estado Guárico, en 1785 y falleció en Maturín, estado Monagas, el 11 de julio de 1856. Su madre Guadalupe Ramírez, era oriunda de África y fue esclavizada y su padre pudo haber sido uno de los generales patriotas de apellido Rojas. En 1813, cuando Domingo Monteverde, jefe realista atacó a Maturín, ella se incorporó al grupo de mujeres de esa ciudad que había organizado el General Manuel Piar. Figuró en varios combates y siempre estaba de primera, ese le valió el calificativo de “La Avanzadora”. Después de los combates se dedicaba a curar heridos.
LA MUJER DURANTE LA ETAPA REPUBLICANA.
A lo largo de la etapa republicana se fue incrementando la participación de la mujer venezolana en todos los campos de la vida cotidiana; sin embargo, no fue hasta bien entrado el siglo XX, cuando la mujer comienza hacer presencia en un conjunto de actividades profesionales de nivel universitario. Algunos campos como el político y el económico seguían siendo acaparados casi totalmente por el hombre. Actualmente la mujer compite con el hombre y con mucho éxito, en diversas áreas del quehacer social. Veamos la microbiografías de algunas mujeres importantes:
CONCEPCIÓN ACEVEDO DE TAYLHARDAT, POETISA, EDUCADORA Y PERIODISTA. Nació en Upata, estado Bolívar, en 1855 y falleció en Caracas el 17 de junio de 1953. Fue maestra en Ciudad Bolívar entre 1876 y 1890 e inspectora de las escuelas de Caracas entre 1890 y 1895. Así mismo fue subdirectora y directora de la Escuela de Artes y Oficios de Ciudad Bolívar, ciudad donde fundó y dirigió el periódico Brisas del Orinoco, y en Caracas, fundó los semanarios El Ávila y La lira. Fue autora de varias obras literarias, entre ellas unos cuadernos de versos titulados Flores del Alma y Arpegios. Utilizó el seudónimo literario de Rebeca.
FEDORA ALEMÁN, CANTANTE LÍRICA. Nació en Caracas el 11 de octubre de 1912, comenzó sus estudios de piano, canto y pintura en la Escuela Superior de Música de Caracas, luego continuará especializándose por bastante tiempo y tuvo como profesor a Alfredo Hollander. Viajó a Paris e Italia para seguir perfeccionando sus estudios. Comenzó a cantar en 1932 y presentó recitales en salas de conciertos, conservatorios y centros culturales de países como: Alemania, Polonia, Italia, Francia, España, Estados Unidos, Israel, Brasil, Santo Domingo, México, Puerto Rico y Colombia. También participó en las óperas más conocidas del repertorio universal. Ejerció la docencia en la Escuela de Música Juan Manuel Olivares de Caracas. Ha recibido varios reconocimientos y condecoraciones y ha grabados discos con prestigiosas compañías internacionales. Se retiró del escenario en 1989.
TERESA CARREÑO, CONCERTISTA Y COMPOSITORA. Considerada como la más grande pianista de su época. Nació en Caracas el 22 de diciembre de 1853 y murió en Nueva York (Estados Unidos) el 12 de junio de 1917. Era hija de Manuel Antonio Carreño y de Clorinda García de Sena y Toro. Inició sus estudios de piano con su padre y los continuó con Julio Hohené. El 25 de noviembre de 1862 con apenas 9 años de edad, dio su primer concierto en el teatro Irving Hall de Nueva York. En esta importante ciudad recibió lecciones del famoso pianista norteamericano de origen alemán Louis Moreau Gottschalk. Luego de pasar una temporada en La Habana (Cuba) y Estados Unidos donde tocó en la Casa Blanca para el presidente Abraham Lincoln. Se radicó en París (1866), allí tocó ante Pedro Roberto José Quidant, Gioacchino Rossini y Frank Liszt e inició su carrera de concertista que la llevó a visitar todos los países de Europa, y Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y África del Sur.
A mediados de 1885, volvió a Venezuela luego de una ausencia de 25 años, invitada por el presidente Joaquín Crespo para dar un concierto en Caracas. En 1886 durante el tercer período presidencial de Antonio Guzmán Blanco, conocido como la “Aclamación” (1886-1888), fue comisionada por éste para organizar la siguiente temporada de ópera de Caracas. En el desarrollo de esta comisión tuvo problemas porque el elenco que contrató no tenía la calidad requerida y porque la actitud negativa de la sociedad caraqueña que la rechazaba por ser una mujer divorciada y vuelta a casar. Las circunstancias antes descritas, derivaron en el boicot de las óperas presentadas y por ende en el fracaso de la temporada de ópera en cuestión.
De regreso a Europa se desempeñó como solista de la Orquesta Filarmónica de Berlín. Al estallar la Primera Guerra Mundial, inició una gira por España, Cuba y Estados Unidos donde falleció, víctima de un agotamiento general debido a los largos años de excesivo trabajo. Entre sus obras como compositora figuran: Himno a Bolívar; Saludo a Caracas; el vals A Teresita, dedicado a su hija; el Cuarteto para cuerdas en si bemol y el Bal en revé opus 26. Sus cenizas fueron traídas a Venezuela en 1938 y desde el 9 de diciembre de 1977 reposan en el Panteón Nacional. En su honor, el principal complejo cultural de Caracas, inaugurado en 1983, lleva su nombre.
CARMEN CLEMENTE TRAVIESO, NOTABLE PERIODISTA. Nació en Caracas, el 24 de julio de 1900. Luchó por los derechos sociales, económicos y políticos de la mujer y del pueblo venezolano. Carmen Clemente Travieso fue la primera mujer a la que la Universidad Central de Venezuela (UCV) le dio el título de reportera.
Reportera de calle, escritora, investigadora y periodista, dedicó su vida a difundir, por medio de sus escritos y crónicas, la realidad de Venezuela, sus tradiciones e historia, así como las biografías de los personajes que formaron parte importante del pasado del país. Fue una de las primeras mujeres que se atrevió a salir a reportear. Se distinguió en la lucha contra la dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-1935) y años más tarde, colaboró con quienes se opusieron al gobierno autoritario de Marcos Pérez Jiménez (1952-1958). Se destacó por su trabajo en importantes diarios venezolanos como Ahora, Aquí Está, Hoy, El Nacional, El Universal, Últimas Noticias; y en las revistas Élite, Páginas y Estampas. Su lucha contra la opresión femenina quedó principalmente plasmada en el diario Ahora, donde durante 10 años dirigió la página “Cultura de la Mujer” de la Agrupación Cultural Femenina (ACF), de la cual fue fundadora y miembra activa. También se desempeñó como escritora de ensayos, cuentos y biografías, algunos de los cuales fueron premiados. Su preocupación por enaltecer a la mujer y por conservar el patrimonio histórico venezolano, la llevó a publicar libros como “Mujeres Venezolanas y otros reportajes” (1951), “Teresa Carreño” (1953), “Las Esquinas de Caracas” (1956), “Mujeres de la Independencia ” (1965), “Anécdotas y Leyendas de la Vieja Caracas” (1971), y “La Mujer en el Pasado y en el Presente” (1976). Murió en Caracas el 24 de enero de 1983.
CECILIA NÚÑEZ SUCRE, EDUCADORA Y POLÍTICA, PRIMERA MUJER ELECTA AL SENADO DE LA REPÚBLICA. Nació en Maturín, estado Monagas, el 13 de agosto 1883 y murió en Caracas el 23 de diciembre de 1969. Sus padres fueron Ángel Núñez Romberg y Carmen Sucre de Alcalá. En 1916 tras obtener el título de maestra inició su labor docente fundando una escuela en Maturín. En 1926, junto con algunos familiares y amigos, fundó en Caracas un grupo político-cultural opositor al gobierno del general Juan Vicente Gómez. Participó en el movimiento estudiantil de 1928 y canalizó la ayuda a los presos políticos de La Rotunda. Compartiendo sus actividades políticas con las docentes, fue directora de las escuelas Jesús María Sifontes de Los Teques y de la Elías Toro de El Valle –Caracas.
Al inicio del gobierno del general Eleazar López Contreras, fue designada directora de la Escuela Normal de Mujeres, hasta que dicho plantel fuera allanado por la policía el 14 de febrero de 1936, hecho por el cual elevó su protesta ante el gobernador de Caracas. Ese mismo año, publicó Defensa ante la sociedad y el magisterio venezolano.
En 1937, tras su jubilación se dedicó por entero a la política. Expulsada del país (1937), se asiló en Chile; regresó a Venezuela en 1941 y figuró entre los miembros fundadores del partido Acción Democrática, del cual fue primer vicepresidente. Diputada por el estado Monagas a la Asamblea Nacional Constituyente, firmó la Constitución de 1947. En 1948, fue elegida senadora por el estado Monagas. A raíz del derrocamiento del gobierno del presidente Rómulo Gallegos (24.11.1948), viajó a Estados Unidos (1949). En 1950 regresó a Venezuela y luego volvió a exilarse en España (1950-1958). Como líder político, se le reconoce a Cecilia Núñez su lucha por la conquista del voto femenino y por la igualdad de la mujer.
PANCHITA SOUBLETTE SALUZZO, ABOGADA. FUE LA PRIMERA MUJER EN OBTENER EL TITULO UNIVERSITARIO EN LEYES. Nació en Caracas el 24 de octubre de 1909 y falleció en la misma ciudad el 21 de mayo de 1987. Fueron sus padres: Francisco Soublette Mendoza y María Luisa Saluzzo. Estudió en Universidad Central de Venezuela, donde obtuvo en 1943, el título de Doctora en Ciencias Políticas y Sociales. Ejerció la docencia y defendió los derechos de la mujer. Fue diputada a la Asamblea Constituyente de 1946. Viajó a EE.UU. y se especializó en Derecho de Familia e hizo cursos relacionados con la delincuencia juvenil y readaptación de adolescentes. En Venezuela, ejerció en la Procuraduría Tercero de Menores, en el Juzgado Sexto de Menores, en la Corte Juvenil de Apelaciones, en el Consejo Venezolano del Niño, en la Junta de Beneficencia del Distrito Federal y en Patronato Nacional de Alfabetización. Fue colaboradora de la revista Nosotras y del periódico El Universal. Le concedieron, en 1976, el título de Mujer de Venezuela.
PROF. JOSÉ N. VARGAS PONCE.
Jose.vargasponce@hotmail.com
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La mujer en la Independencia y la Revolución mexicanas
 - Las adelitas - Dominio Público
La mujer mexicana peleó desinteresadamente en ambos sucesos de historia, más allá de que no fueran reconocidos sus derechos sino hasta muchos años después.
Cuando se habla de los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución, se recrean de todas las formas posibles a los héroes que le dieron patria a los mexicanos y su importante papel en estas etapas tan importantes de la historia.
Personajes como Miguel Hidalgo, Ignacio Allende o José María Morelos, son interpretados y caracterizados con la solemnidad de un lenguaje que sólo los héroes tienen. Frases célebres y contundentes son puestas en sus bocas, las cuales se vuelven un decálogo básico para el conocimiento de la historia, pues se trata de personajes fenomenales salidos de una estirpe única e inalcanzable.
En el caso de la Revolución Mexicana no es una situación diferente. Próceres como Francisco I. Madero, Venustiano Carranza o Lázaro Cárdenas, son reconocidos más por la solemnidad de sus palabras y la lealtad a sus ideales que por el caudillismo que llegaron a desempeñar en búsqueda del poder y la consolidación del país.
Las mujeres y la historia
No obstante, resulta interesante ver, cuando se estudia el movimiento de Independencia y la Revolución de México, que el número de mujeres, consideradas heroínas nacionales, es mucho más bajo en contraste con el protagonismo permanente de los hombres.
Sin embargo, sería irresponsable el afirmar que por esa razón las mujeres estuvieron ausentes, inadvertidas o desinteresadas de ambos periodos de la historia de nuestro país.
Alrededor de cada héroe nacional existieron mujeres anónimas y también reconocidas, que jugaron papeles fundamentales más allá de usar los tacones para avisar sobre el descubrimiento de una conspiración, como lo hizo doña Josefa Ortiz de Domínguez, el apoyo económico de Leona Vicario a la causa libertaria o de las muy conocidas fusileras comúnmente conocidas como “Adelitas”.
Se trata de mujeres que tuvieron la oportunidad de vivir y hasta sufrir a los héroes de carne y hueso, es decir, a hombres con virtudes, defectos, filias, fobias, sentimientos y frustraciones de un ser humano normal.
La lucha de la mujer en la Independencia y la Revolución de México tuvo muchos más frentes que un ejército enemigo, recibieron también los embates de adversarios íntimos y fantasmas nacidos en su entorno social, los cuales hay que señalar si lo que se quiere es reconocer el papel de las féminas en ambos sucesos históricos.
El fantasma del patriarcado
Por razones antropológicas, los roles sociales de las mujeres en los siglos XVIII y XIX se caracterizaron por la sumisión y la obediencia. La herencia española y la imponente influencia de la religión católica, señalaban que la mujer debía estar a la sombra del hombre durante toda su vida, primero como hija, luego como esposa. Su principal rol era el de conservar siempre la virtuosidad y el apego a las costumbres de la decencia y los buenos modales, pues en el comportamiento de la mujer se medía, entre otras cosas, la honorabilidad del hombre.
Se trataba de una sociedad estrictamente patriarcal, tanto las mujeres españolas como las criollas recibían esta formación, a veces muy estricta, principalmente de la Iglesia Católica a través de sus escuelas y conventos. La educación, más allá de ser una aportación de conocimientos para su crecimiento intelectual e independiente, se reducía a una serie de normas y valores morales que las sentenciaban a ser amas de casa, dedicadas la cocina, los hijos y el bordado.
Paradójicamente, las mujeres de la Independencia y de la Revolución pelearon por una justicia que siempre fue ajena y desconocida para ellas, pues a pesar de haber luchado a lado de los hombres, carecían de derechos humanos y civiles que actualmente son básicos en la sociedad mexicana. Cien años después de haber tomado las armas a lado de los héroes independentistas, las mujeres de la Revolución todavía eran consideradas seres inferiores, a las que no se les permitía decidir, sufragar en una elección o expresar un pensamiento independiente; todo ello, a pesar de los anhelos de igualdad entre los mexicanos propuestos por José María Morelos en los Sentimientos de la Nación desde 1813.
El enemigo íntimo
Las heroínas anónimas de la independencia y la Revolución de México también tuvieron que luchar con un enemigo en casa, que es el lado oscuro de los propios próceres. En el yugo de las condiciones sociales, las mujeres que vivieron al lado de los héroes tuvieron que lidiar con las necesidades humanas de aquellos hombres que nos dieron patria, y resignarse al rapto, el abandono, y hasta la infidelidad.
La historia sustenta el cómo muchas de estas heroínas se convirtieron en cocineras, compañeras, esposas, concubinas y madres de hijos ilegítimos, de los que peleaban en el frente de batalla; tal fue el caso de Brígida con la que José María Morelos concibió a Juan Nepomuceno Almonte (que años después fue promotor de traer a México a Maximiliano), y las muy conocidas 29 esposas del Centauro del Norte, Francisco Villa.
Muchas de ellas murieron junto con sus hombres, mientras que otras fueron abandonadas o excluidas de las victorias que enriquecen las páginas de la historia de México, no obstante la entrega y entereza en todas sus facetas y que en realidad las hizo ser los vientres maternos donde se gestó la patria.
¿Qué hubiera sido de los héroes nacionales sin el amor, apoyo, sumisión, lealtad, valentía y convicción de todas estas mujeres que difícilmente veremos en un libro de historia de México?
¿Se debe poner en duda o minimizar su importante contribución al nacimiento y desarrollo de nuestra patria?
Las mujeres en la revolución mexicana moderna
La mujer mexicana sigue en pie de lucha. Doscientos años después, las batallas se libran en otros campos donde las balas o los fusiles ya no son necesarios. Todas aquellas mujeres que entregaron de forma valiente y desinteresada su cuerpo y alma a dos de las causas históricas más representativas de la historia de México, dejaron un testimonio de vida, donde su espíritu debe renacer en las mujeres que hoy heredaron el deseo de la libertad y la búsqueda permanente de la justicia social.
Resulta fundamental que la mujer mexicana entienda que su aportación a la nueva etapa de la revolución en México es la de combatir los fantasmas del pasado que aún en estos tiempos nublan su futuro, como el machismo, la discriminación y la ignorancia de sus derechos fundamentales; de no repetir los roles que las condenaban al anonimato y a cobijarse de manera sumisa en la sombra de un hombre.
El camino ya fue pavimentado con sangre y lágrimas de las féminas de antaño, por lo que sólo queda escuchar el grito de guerra de las mujeres mexicanas, en el bicentenario de su país.
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Sexto básico: La mujer en la revolución independentista
Durante la etapa de independencia es que surge la imagen de gran parte de las mujeres más representativas de nuestra historia nacional.
- Segundo Ciclo
- Autor: Icarito
- Última actualización: 16/05/2012
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Sexto básico: La mujer en la revolución independentista
En Chile, al igual que toda Latinoamérica, la participación femenina fue fundamental, un ejemplo fue Paula Jaraquemada, Cornelia Olivares y, sobre todo, Francisca Javiera Carrera, hermana de José Miguel, el presidente de la Junta Chilena de 1811 a 1814. Todas fueron perseverantes, consecuentes de los ideales libertarios, tanto en los días de triunfo como en los de derrota transitoria. En los momentos en que los criollos más moderados se aferraban a la fórmula de gobernar en nombre de Fernando VII, Javiera Carrera repudiaba a la corona en un baile de gala realizado el 18 de septiembre de 1812.
Los hombres siguieron consolidando su régimen de dominación patriarcal, explotando y oprimiendo a las mujeres, pareciendo ignorar que ellas se jugaron de igual a igual en la lucha por la independencia. Sin embargo, América Latina tiene la originalidad de haber gestado uno de los primeros hombres de la historia universal preocupado por la condición de la mujer, como lo hemos ya señalado en el capítulo anterior. Simón Rodríguez un venezolano y maestro de Bolívar continuó la ruta abierta por la educación de las mujeres. Abrió escuelas mixtas en Bolivia, en plena guerra de la Independencia, durante la década de 1820, bajo el gobierno de Sucre. Educaba a todos los que quisieran ser educados, sin distinción de etnia ni de sexo.
José Miguel Carrera, gobernante chileno de 1811 a 1814, también trató de quebrar la postergación cultural impuesto por los españoles en la colonia, promoviendo la instrucción de la mujer. En un decreto del 21 de agosto de 1812 establecía la necesidad de fundar escuelas para mujeres.
* En la fotografía, una de las mujeres que refugió a soldados independentistas: Paula Jaraquemada
Se debe destacar que las mujeres aristocráticas se han destacado de sobremanera durante el proceso emancipatorio de nuestro país. Uno de los denominadores comunes es su alto grado de ilustración, con lo cual, le permitieron participar en instancias de toma de decisiones como los salones de las principales familias aristocráticas en los que se discutían las temáticas del ideario independentista. Ello fue fundamental, ya que muchas de ellas se dieron a conocer dentro de un ambiente de intelectualidad. Junto a estas líderes, lucharon miles de mestizas, indígenas y negras, de todas las edades y condiciones sociales, cuya tarea no por menos manifiesta fue menos eficaz. La cooperación de las campesinas e indígenas con los combatientes patriotas, proporcionándoles albergue e información sobre los movimientos de las tropas realistas, fueron acciones serias en favor de la lucha por la independencia.
El arduo trabajo para mantener las cosechas durante la guerra y proporcionar a los hombres, las provisiones que necesitaban los ejércitos libertarios constituyó importantes tareas, omitidas por aquellos investigadores que ven la historia solamente a través de los hombres-héroes. La labor de la mujer no solamente se redujo a la actividad hogareña, sino que durante las guerras de la Independencia, cuando la mayoría de los hombres peleaba en los frentes de batalla fue la encargada de las actividades productivas, especialmente en el campo y en la artesanía.
* Si te interesó este tema, te recomendamos visitar el siguiente artículo relacionado: http://www.memoriachilena.cl/temas/index.asp?id_ut=lasmujeresenlaindependenciadechile http://www.memoriachilena.cl/temas/dest.asp?id=lasmujeresdelaindependencia
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Mujeres chilenas: Fragmentos de una historia
Sonia Montecino, compiladora Catalonia
Antropólogas, historiadoras, escritoras, médicas, científicas, periodistas, psicólogas, teólogas y, en general, mujeres de las más variadas profesiones y miradas, se reúnen en este libro para reflexionar y analizar acerca del rol de la mujer en la historia de Chile. Esta publicación es parte de la colección de la Cátedra Género UNESCO impartida por el Centro Interdisciplinario de Estudios de Género (CIEG), de nuestra Facultad.
“Mujeres Chilenas. Fragmentos de una Historia” es la compilación de ensayos más contundente que se haya realizado sobre lo femenino en Chile, se trata de un texto que supera las 600 páginas y que contiene fotografías inéditas, extraídas en parte del Archivo Central Andrés Bello, de nuestra Universidad.
Una de las intenciones presentes en la realización de este texto era su diálogo con una publicación del año 1927, titulada “Actividades Femeninas en Chile”, escrita por Amanda Labarca y Gabriela Mistral, entre otras, con motivo del cincuentenario del Decreto Amunátegui, que permitió el ingreso de la mujer a la Universidad. “A mí, Amanda Labarca me ha dejado sorprendida por sus ensayos sobre la mujer en la educación, en la política”, dijo la profesora Montecino al diario El Mercurio el 20 de abril pasado.
El hecho de que las 53 autoras de los ensayos contenidos en este libro sean mujeres responde a una valoración, que la compiladora, Prof. Sonia Montecino ha querido hacer de las “intelectuales, escritoras, investigadoras que se han asomado hace tiempo o se asoman actualmente a la interrogante de su propia condición genérica en el cuerpo social nuestro”, revela la académica en el prólogo del texto.
“El punto central es mostrar que Chile no se puede entender sin el aporte de las mujeres a la cultura del país, y que este aporte es fundamental. El libro se compone de fragmentos, no es una historia unívoca. Son capítulos autónomos que iluminan un pedazo de la realidad que siempre está atravesado por la cultura, pero también por la economía y la política”, explica la académica Sonia Montecino.
Junto a la Prof. Sonia Montecino, quien además de ser la compiladora, escribe un ensayo titulado “Hacia una antropología del género en Chile”, participan también de esta amplia reflexión, otras docentes de nuestra Facultad. Como es el caso de la académica del Departamento de Antropología, Fernanda Falabella, quien es coautora del primer ensayo: “Chile prehispano: un acercamiento a la mujer desde los estudios arqueológicos de la Zona Central”, junto a la también arqueóloga, María Teresa Planella.
En este artículo, las investigadoras plantean un análisis de las relaciones de género en la sociedad chilena habitante de la Zona Central en los períodos Alfarero Temprano e Intermedio Tardío, advirtiendo un brusco cambio entre ambos. Basadas en la observación de restos esquetales, posiciones anatómicas de inhumación y el ajuar que las acompaña, restos de materiales cerámicos, líticos, objetos de adorno, culinarios y presencia de ciertos alimentos en las dietas, entre otros factores, Falabella y Planella, logran establecer que la mujer habría jugado un rol muy importante en el inicio de la horticultura, pero que sin embargo, su espacio de mayor acción en el periodo Intermedio Tardío se vio fuertemente reducido a lo doméstico.
La Dra. Paulina Osorio, académica del Departamento de Antropología de nuestra Facultad e investigadora titular del Observatorio del Envejecimiento y la Vejez, también de FACSO, escribe para esta compilación un ensayo titulado “Envejecer en Chile. Una mirada femenina”. Desde este artículo, la profesora Osorio analiza la construcción tanto social como individual de la vejez femenina, aludiendo a tres “marcadores de la edad social” que intervienen en este proceso: la menopausia, la viudez y el trabajo.
“La huella femenina en sistemas médicos informales del Chile actual” es el titulo del ensayo de la profesora Michel Sadler del Departamento de Antropología y de Alexandra Obach, ambas colaboradoras del CIEG. En éste las autoras invitan a reflexionar en torno al “mundo del autocuidado, de la salud al interior de las familias, de las medicinas indígenas y populares, de las medicinas complementarias y alternativas, entre otras”, como se señala en la introducción del texto. La investigación antropológica se desarrolla a partir de los relatos de tres mujeres sanadoras pertenecientes a distintas tradiciones terapéuticas no oficiales que funcionan en Chile.
También escriben en este libro, otras destacadas mujeres chilenas, como Soledad Larraín, Adriana Valdés, María Teresa Planella, Diamela Eltit, Sol Serrano, Cecilia García-Huidobro, Andrea Jeftanovic, Alejandra Araya, Nelly Richard y Cherie Zalaquett, entre otras.
Cecilia Vargas/ Lorena Valderrama Facultad de Ciencias Sociales
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Uruguay recuerda a las grandes mujeres de su historia con sello conmemorativo
07/03/2012 Noticias EFE
Montevideo, 7 mar (EFE).- Uruguay recuerda a las grandes mujeres de su historia que contribuyeron a la construcción de la patria con la emisión de un sello conmemorativo presentado hoy en vísperas de la celebración del Día Internacional de la Mujer.
En el sello, que fue presentado en un acto en la sede del ministerio Cultura, se puede ver la figura de una mujer "de todas las razas" y el lema "También hicimos patria".
Para el ministro de Cultura Ricardo Ehrlich, la iniciativa de crear un sello "formidable" que recuerde a las mujeres uruguayas permite crear un objeto con "un gran valor simbólico" que refuerce al colectivo femenino en una "batalla en cosas que son esencialmente culturales" como la desigualdad de géneros.
La vicepresidenta de Correos de Uruguay, Solange Moreira, destacó que la decisión de emitir sellos con imágenes de mujeres importantes para la historia del país nació ya hace años, bajo la premisa de "divulgar que Uruguay está construido por mujeres extraordinarias" y que hacía falta "asentarlas en una base de datos filatélica".
Algunas de las mujeres más relevantes en la historia contemporánea de Uruguay son Adela Reta, la primera mujer que ocupó un ministerio en Uruguay, Clara García de Zúñiga, la poetisa Delmira Agustini, la cantante Lágrima Ríos, así como Enriqueta Compte, impulsora de la enseñanza preescolar en Uruguay y Latinoamérica.
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11oct
Publicado por: Opinión (Cochaamba - Bolivia)
Adela Zamudio nació en Cochabamba el 11 de octubre de 1854, un miércoles. a la hora 4:45, poco antes de romper el alba, en su alojamiento de la casa quinta de Juan de la Cruz Torres y María de las Nieves Moscoso de Torres, destinada a convertirse cinco años más tarde en el monasterio de las Capuchinas”, informa Augusto Guzmán en su “Biografía de una mujer ilustre”. (...)
Al cumplir 15 años, en 1869, Adela Zamudio publicó en “El Heraldo” su primer poema titulado “Dos Rosas”, y ya entonces firmaba bajo el pseudónimo de “Soledad”, nombre de guerra que además de delatar la melancolía de su carácter, revela que entre sus primeras lecturas literarias figura la novela de Bartolomé Mitre titulada precisamente “Soledad”.
Bartolomé Mitre llegó al Alto Perú (hoy Bolivia) junto al abuelo de Adela Zamudio, Máximo Zamudio, quien fue secretario de comando en el Ejército Auxiliar argentino del general Castelli, durante la Guerra de la Independencia. Ese pasado heroico y glorioso que corría en la venas de Adela Zamudio, influyó indudablemente en la formación de su espíritu libertario (...).
Adela Zamudio leyó toda la obra de Shakespeare en su lengua original, y se dio el gusto de traducir a Longfellow.
En 1887 el editor argentino Jacobo Pausser publica en Buenos Aires su primer libro, “Ensayos poéticos”, obra que mereció elogio unánime de críticos y lectores, “lo que contribuyó decisivamente a que su autora cobrara seguridad y confianza en lo referente a los resultados de un voluntarioso proceso de aprendizaje cultural y literario que, hasta el momento, había transcurrido por cauces autodidácticos”, dice Jorge Giró.
Alentada por este creciente prestigio, en 1890, publica “Violeta o la princesa azul”, obra compuesta en los escasos ratos libres que disponía en su esforzado empeño por alcanzar una formación académica y un nivel cultural que le permitiesen ejercer la profesión de maestra. Finalmente en aquel mismo año 1890 logró ingresar en el magisterio profesional, al ser admitida como maestra en la escuela San Alberto de Cochabamba. A partir de entonces comenzó a desplegar una fecunda actividad pedagógica orientada a la eliminación de las trabas y los perjuicios reaccionarios que lastraban el aprendizaje académico y la formación espiritual de las jóvenes bolivianas.
Entre las enseñanzas que imparte a las niñas de la ciudad, además de letras, están las artes plásticas. Zamudio solía ilustrar sus versos con dibujos y pintaba óleos -la Virgen de Santa Clara su modelo favorita- con inigualable maestría. En su casa de la calle Ayacucho abrió una Academia de Dibujo y Pintura.
Zamudio reclamó la necesidad de introducir el laicismo en los programas académicos nacionales, lanzando algunas propuestas audaces para su época, como la instauración del matrimonio civil, el derecho al divorcio y la separación de los poderes de la Iglesia católica y del Estado. Impulsó la enseñanza gratuita y laica, denunció fuertemente el “primitivismo patriarcal” de la sociedad.
Polémica con la Iglesia
Estas ideas, plasmadas no sólo en las aulas del liceo para señoritas que fundó en 1905, sino también en varios artículos y ensayos pedagógicos que publicó en diferentes medios, la arrastraron hacia muchas polémicas sostenidas contra los elementos más reaccionarios del conservadurismo religioso y político boliviano, entre los que se hizo famoso, por su virulento enfrentamiento con Adela Zamudio, el padre Francisco Pierini, promotor de un movimiento ultra conservador que, bajo el nombre de “Liga de Señoritas Católicas”, pretendió defender los arcaicos privilegios legales y fiscales de la Iglesia católica en el sistema educativo del país, además de excomulgar a Adela Zamudio. (...).
La polémica adquirió alcance nacional y un grupo de poetas de todo el país lanzó una proclama de solidaridad con Zamudio. Respaldaban a la combativa poetisa, entre otros, Rodolfo Soria Galvarro, Rosendo Villalobos, Franz Tamayo, Benjamín Guzmán, Gregorio Reynolds, Emilio Finot, Juan Francisco Bedregal, Abel Alarcón y Raúl Jaimes Freyre.
http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2011/1011/noticias.php?id=28094
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CINCO MUJERES MÁS REPRESENTATIVAS EN LA HISTORIA PERUANA
Cajamarca, 05 de Agosto del 2009.
El programa Sucedió en el Perú, del Canal del Estado -TV PERÚ- ha organizado un concurso para determinar las cinco mujeres más representativas en la Historia Peruana, que ya entró a su etapa final, con 20 candidatas preseleccionadas y con el ánimo de dar a conocer algunos rasgos biográficos de estas mujeres preseleccionadas, Guillermo Bazán Becerra ha preparado su microbiografía de cada una de ellas y las fotografías se han tomado de la página que presentan los organizadores del certamen para facilitar su identificación..
Estamos seguros que este aporte ayudará a los amables cibernautas para seleccionar las cinco mujeres finalistas. Deseo Votar
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MUJER PREHISPÁNICA. Se considera como su representante a las Cocineras, cuyo aporte enriqueció la cultura gastronómica peruana.
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SANTA ROSA DE LIMA. La más preclara exponente y modelo de mujer peruana virtuosa. Sirvió y dio todo cuanto le fue posible a los pobres y enfermos, incluso cuando estaba enferma y casi inválida. Pero también sobresalió por su entereza y coraje pues no dudó en ofrecerse a defender con su vida la integridad cristiana cuando un corsario intentó atacar Lima.
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SARITA COLONIA. Exponente popular de la fe católica, nació el 1° de Marzo de 1914, en uno de los barrios pobres de Huaraz, nació Sara Colonia Zambrano, más conocida como Sarita. Fue la mayor de cinco hermanos. En 1926, con una inicial ola de migrantes, Sarita y su familia dejaron su tierra y llegaron a Lima. Sarita tenía 12 años; fue interna del Colegio Santa Teresita de Lima, dirigido por monjas francesas. Pronto, aprendió a leer, escribir y dibujar.
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MICAELA BASTIDAS Y PUYUCAWA. La admirable heroína, esposa de José Gabriel Condorcanqui Túpac Amaru II que afrontó lo indescriptible por amor al suelo patrio y fidelidad sin par a su esposo. Fue ajusticiada de modo horrible en la plaza del Cusco; primero le cortaron la lengua, luego la ahorcaron, pero como tenía el cuello muy delgado no moría y entonces la molieron a palos
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MARÍA PARADO DE BELLIDO. Heroína ayacuchana en la guerra por la independencia. De extraordinario valor, nació en Paras, Cangallo, alrededor de 1770, y tenía unos cincuenta años de edad cuando fue fusilada, María Parado representa la entereza para no acusar a otras personas, asumiendo personalmente las responsabilidades por sus convicciones patriotas. Asimismo, representa el compromiso con la independencia de las mujeres madres y esposas, que sostuvieron las actividades de los suyos jugándose la vida
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FRANCISCA ZUBIAGA DE GAMARRA, "La Mariscala". Mujer de muchísimo temple. Acompañó a su esposo Agustín Gamarra y a su hijo en las campañas militares por la independencia, resistiendo incontables penurias. Muy diestra con la pistola y espada, lo mismo que montando a caballo, sus iniciativas permitieron obtener victorias en batalla. Desterrada a Chile murió allí, tuberculosa.
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LA RABONA (Nombre con que se conocía a la mujer campesina, humilde pero fiel hasta la muerte, que acompañó al ejército peruano desde la guerra de la independencia hasta la guerra contra el invasor chileno los ambiciosos y traicioneros mapochos y cumplió todo tipo de funciones y tareas que hicieron posible esas campañas, incluso después de que moría su esposo, hijo o padre por el cual se sumó a las fuerzas militares. Estas mujeres se convirtieron en heroínas anónimas pero invalorables para el país).
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MERCEDES CABELLO y CLORIDA MATO (Las primeras escritoras del Perú. Se las incluye juntas porque la vida de ambas tiene varios aspectos coincidentes, incluso el año de su muerte).
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FLORA TRISTÁN (Nació en París, Francia; de madre francesa, aunque su padre fue un coronel peruano que servía en la armada española. A los 30 años de edad recién viene al Perú y se convierte en precursora del movimiento feminista, como reacción a sus sufrimientos personales. Después de poco tiempo en el Perú retorna a Europa y muere en su país natal).
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MAGDA PORTAL y MARÍA JESÚS ALVARADO (La primera, escritora y poeta, fue la única mujer cuando se fundó el Apra y años después sufrió exilio por pertenecer a ese partido; la segunda, fundadora de la primera organización de mujeres del Perú).
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MARÍA ELENA MOYANO (Dirigente popular que fue cruelmente asesinada por los delincuentes terroristas que con eso trataron de frenar la resistencia organizada. Habían estado amenazándola y quisieron que desistiera de la conducción popular, pero ella no se acobardó).
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CHABUCA GRANDA. Compositora criolla de renombre internacional. Nació en 1912 en Cotabambas Apurímac, aunque vivió y cantó fundamentalmente en Lima. Comenzó a cantar en público desde los 12 años, fue un caso de temprana precocidad felizmente no interrumpida. Por el contrario, posteriormente su vida estuvo consagrada al trabajo musical, para cultivar su voz y su sentido rítmico y poético. Chabuca fue una gran cantante, pero compositora por excelencia, lo suyo fue un doble dominio: tanto del ritmo musical como del sentido poético de la letra
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LUCHA REYES (Una de las mejores exponentes de la canción peruana, no sólo por la calidad de su voz melodiosa sino porque cada interpretación suya la vivía de verdad, transmitiendo el verdadero sentido del mensaje que cada obra musical posee. A pesar de que la enfermedad consumía su vida, no cesó de seguir cantando y murió justamente el "Día de la canción criolla". Un modelo de artista, porque su vida estuvo alejada por completo de los escándalos que suele acompañar a la gente de ese círculo).
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DORIS GIBSON. Integrante de una familia con poder económico. Fue fundadora de la revista Caretas. Trabajando en medios periodísticos de los años treinta, Doris aprendió que lo fundamental de un proyecto sólido reside en la publicidad antes que en ventas. Posteriormente en 1950, fundó Caretas en compañía de Francisco Igartua. Esta publicación viene siendo la más importante del Perú contemporáneo y constituye la obra principal de su vida.
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TILSA TSUCHIYA. Pintora peruana de padres japoneses; nació en Supe. En sus cuadros reprodujo fábulas y leyendas de los pueblos peruanos, por ello algunos califican a algunos de esos personajes pintados como "monstruos" o seres deformes. Desde los 8 años Tilsa destacó por una gran capacidad para el dibujo. Tenía una mano prodigiosa. Estudió arte en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes del Perú, de donde egresó en 1959 con Medalla de Oro.
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MARÍA ROSTWOROWSKI. De padre polaco y madre puneña. Etnohistoriadora minuciosa especializada en la época incaica. Ha dado grandes aportes para el conocimiento de nuestro pasado autóctono. Su estilo es horizontal y su carrera es testimonio de tesón. Es comprensiva porque es muy humana y no se asusta ante las debilidades. Pero, también es fuerte porque ha sabido afrontar las dificultades y su constancia le ha servido para destacar como la principal estudiosa peruana del mundo prehispánico
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BLANCA VARELA. Poeta del siglo XX. Publicó varias obras con sus creaciones. Había nacido en 1926 y tenía una profunda vocación poética, que desarrollaría a partir de la publicación en 1959 de su primer poemario, titulado, “Ese puerto existe”. La mayor parte de su poesía parte de una obligación interior. Ella no escribe para acumular, ni libros ni honores, sino par dar cuenta de un desgarro interior muy lúcido y límpido.
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VOLEYBOLISTAS (Mujeres adolescentes y adultas que dan ejemplo de amor propio, de entrega y de sacrificio. Aún sin disponer de los fabulosos e injustos sueldos y otros beneficios de los tan promocionados "jugadorazos futboleros", demuestran verdadero amor cuando representan al Perú y nos brindan satisfacciones momentáneas).
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Las heroínas calladas de la Independencia Hispanoamericana
Por Ana Belén García López. Historiadora
Leona Vicario
No sólo el amor es el móvil de las acciones de las mujeres: ellas son capaces de todos los entusiasmos, y los deseos de la gloria y de la libertad de la patria no les son unos sentimientos extraños; antes bien, suelen obrar en ellas con más vigor, como que siempre los sacrificios de las mujeres son más desinteresados1.
Leona Vicario
Estas palabras de la heroína mexicana Leona Vicario nos dan pie para afirmar que las mujeres participaron de forma decisiva en la lucha por la independencia hispanoamericana, aunque sus actuaciones hayan sido silenciadas por la historia como lo fueron en otros lugares y otros tiempos.
Esta intervención femenina se produjo en todos los niveles sociales, desde las del pueblo, indígenas, negras y mestizas en su mayoría, hasta las criollas de las élites sociales. Todas ellas colaboraron en la medida de sus posibilidades en el proceso histórico que vivieron.
¿Cuál era la vida de las mujeres americanas en la época independentista?
Las mujeres de principios del siglo xix vivían en una posición de subordinación, circunscritas al espacio privado, de forma que solo tenían dos opciones respetables: el matrimonio o el convento.
Las nuevas ideas y los avatares de los movimientos emancipadores les dieron la oportunidad de convertirse en sujetos activos, saltando al espacio público y adquiriendo un protagonismo relevante, transgrediendo con su actitud y sus acciones las barreras que la sociedad imponía a su género y por ello, aunque en el contexto de la guerra se aprovechó su valentía, en la paz fueron recluidas nuevamente en sus hogares o en los conventos, condenadas a morir socialmente al ser olvidadas sus acciones.
La participación de las mujeres en la actividad y compromiso políticos se manifiesta de múltiples y diversas formas: la colaboración en actividades conspirativas organizando en sus residencias reuniones y tertulias donde se discutían las nuevas ideas políticas y se planeaban las acciones emancipadoras; la actuación como espías valiéndose de su supuesta «debilidad» y «apatía política»; la organización de redes de información en las que actuaban como correos proporcionando información muy valiosa a los ejércitos patriotas; la organización de protestas; la propagación de las ideas patriotas y persuasión entre los ejércitos realistas; la redacción de idearios y manifiestos; la donación de dinero y joyas para la causa independentista; el refugio de los insurgentes; el transporte de alimentos, ropas y material bélico; la reparación de armas; el sustento familiar; la presencia en los campamentos (troperas, rabonas, guareñas, soldaderas) acompañando a las tropas, preparando los avituallamientos, cocinando, atendiendo a los heridos, enterrando a los muertos, portando las armas; la lucha como miembros de las guerrillas patriotas o como soldados en los campos de batalla, algunas vestidas de hombre para ser aceptadas en el combate, otras ejerciendo su condición de mujeres guerreras, en ocasiones desempeñando rangos militares y actuando como estrategas.
Como consecuencia, muchas de ellas sufrieron las situaciones más adversas: pobreza, destierro, persecución, denostación verbal en la prensa, escarnio público, reclusión en hogares, cárcel o conventos, confiscación de bienes, propiedades y objetos personales o muerte, bien ajusticiadas o en el olvido y la miseria.
A pesar de ello, la historiografía las ignora en la mayoría de los casos y cuando hace mención a ellas las minimiza, reconociéndoles solo una labor complementaria, nunca protagonista.
Sirvan unas rápidas pinceladas de algunas de estas heroínas calladas por la historia para recordar y admirar lo que muchas aportaron a la causa independentista americana.
Perú
En Perú destacan tres mujeres.
Micaela Bastidas (1745-1781)
Indígena, esposa de Túpac Amaru, es un símbolo de la lucha contra la opresión colonial, pero fue ignorada en las páginas de la historia hasta que la literatura del s. xx le hizo justicia histórica y la consagró como la gran precursora de las luchadoras que participaron en la independencia peruana.
Codirigió el movimiento independentista más importante del s. xviii, conocido como la rebelión de Túpac Amaru, actuando como guerrera y estratega del mismo.
Fue ahorcada en Cuzco en 1781, en compañía de su marido y de la menos conocida Tomasa Condemayta, capitana de un heroico batallón de mujeres.
M.ª Andrea Parado de Bellido (1777-1822)
Informante de los planes y movimientos realistas al servicio de las guerrillas serranas, donde se integraron su marido y uno de sus hijos.
Fue capturada, torturada en el interrogatorio y fusilada en 1822.
Al ser interrogada exclamó: «No estoy aquí para informar a ustedes, sino para sacrificarme por la causa de la libertad»2.
Francisca de Zubiaga de Gamarra, la Mariscala (1803-1835)
Es el arquetipo de las heroínas de la independencia.
La escritora y feminista Flora Tristán en su libro Peregrinaciones de una paria la ensalzó como prototipo y ejemplo de mujer emancipada y transgresora, que se atrevió a invadir y apropiarse de los tradicionales poderes del hombre.
Fue una mujer guerrera que, vestida de militar, luchó en los campos de batalla en la etapa independentista, donde mostró su alma de caudillo, y que tras la consecución de la independencia del Perú, ejerció el poder político con más autoridad que su marido, Agustín Gamarra (1829-1833), ganándose el apodo de la Presidenta.
Sin embargo, su aguerrido carácter y fuerte personalidad le granjearon el repudio de la sociedad peruana, el destierro y el exilio en Valparaíso, donde murió en el anonimato.
Bolivia
En Bolivia sobresalen dos mujeres combatientes en el campo de batalla.
Bartolina Sisa (1753-1782)
Antecedente de la lucha de la mujer independentista, guerrera aymara que lideró junto a su esposo, Túpac Katari, un levantamiento contra el poder colonial, en el que logró movilizar a unos 40.000 indígenas en las tierras del Alto Perú, a finales del s. xviii.
Intervino como estratega del asedio de la Paz y poco después fue capturada, torturada y ejecutada en 1782.
Juana Azurduy (1780-1862)
Nacida en Cuquisaca, Alto Perú (actual Bolivia) en 1780.
Es ejemplo de mujer entregada a la lucha por la independencia. Perdió en la misma a su marido, el héroe Manuel Padilla, y a 4 hijos pequeños, que murieron a causa del hambre y las penurias. Además, combatió embarazada de su quinta hija.
Encabezó junto a su marido las guerrillas contra los realistas en el Alto Perú.
Recibió el rango de teniente coronel y el sable simbólico del general Belgrano por su heroica defensa en marzo de 1816 de la hacienda del Villar, con solo 30 fusileros y en la que ella misma mató al jefe realista.
Coordinó las acciones militares con el general salteño Martín Miguel de Güemes, tras la muerte del cual se vio condenada a la pobreza y exiliada en Salta, desde donde reclamó al gobierno boliviano sus bienes confiscados. Murió olvidada y en la miseria en 1862, a los 82 años y fue enterrada en una fosa común.
Hoy es homenajeada tanto en Bolivia como en Argentina. En 2009, los gobiernos de estos dos países la reconocieron como generala de sus ejércitos emancipadores.
Como representación y conmemoración de la lucha de las mujeres independentistas sin nombre, es de justicia mencionar el episodio que protagonizaron las heroínas anónimas de Cochabamba el 27 de mayo de 1812.
En el alto de San Sebastián (La Coronilla), 300 mujeres encabezadas por una mujer ciega, Manuela Gandarillas, se enfrentaron a las tropas realistas para defender su territorio. En su memoria se erigió un monumento en Cochabamba y en reconocimiento de su valor se celebra el 27 de mayo el día de la madre en Bolivia.
México
En México son cuatro las mujeres que destacan en la lucha independentista.
Gertrudis Bocanegra de Lazo de la Vega (Michoacán, 1765-1817)
Gertrudis Bocanegra
Armó una red de comunicaciones entre las principales sedes de la rebelión independentista, sirviendo de correo de los insurgentes. Su marido y su hijo murieron en la guerra.
Sus informaciones salvaron en varias ocasiones la vida de muchos patriotas, entre ellos, varios caudillos.
Fue capturada y fusilada en la plaza de Pátzcuaro el 10 de octubre de 1817.
En 1992 se hizo una película titulada Gertrudis basada en su vida, con Ofelia Medina como protagonista.
María Ignacia Rodríguez de Velasco y Osorio Barba, conocida como la Güera Rodríguez (1778-1851)
Fue miembro de la alta nobleza novohispana y escandalizó con sus amoríos a la mentalidad conservadora de su tiempo. Mantuvo relación con personajes tan dispares como Alejandro von Humboldt, Simón Bolívar y Agustín de Iturbide.
Era famosa por su belleza e ingenio y fue una fiel partidaria de la independencia.
Aprovechaba su presencia en los salones más elegantes para recabar información sobre las estrategias del ejército realista, que luego enviaba a los patriotas, y hablaba a favor de los insurgentes en las reuniones, lo que provocó que fuese llevada ante el Tribunal del Santo Oficio. Cuentan que ese día se vistió mejor que nunca, se enjoyó, se perfumó y lejos de atemorizarse, le plantó cara a los representantes inquisitoriales increpándoles por su conducta licenciosa y por ello fue absuelta.
Gracias a sus relaciones y a sus actuaciones políticas, fue una de las mujeres que más influyó en los hechos históricos de México, pero su papel no ha sido debidamente valorado.
Leona Vicario Fernández de Quintana Roo (1789-1842)
Es una de las mujeres más reconocidas en la guerra de la independencia mexicana.
Quedó huérfana muy joven y puso su fortuna heredada a disposición de la independencia. Actuó como correo de los insurgentes informando de las acciones de los realistas, enviando mensajes en clave al periódico El Ilustrador Americano y ejerció como corresponsal de guerra informando de los acontecimientos en el campo de batalla, por lo que es considerada como la primera periodista de la historia de México.
Fue delatada, juzgada y, al negarse a revelar los nombres de sus cómplices, recluida en el colegio de Belén, de donde fue rescatada por los insurgentes. Tras ello se casó con A. Quintana Roo, al lado del cual continuó la lucha, huyendo de un lugar a otro, hasta el punto de que tuvo a su hija en una cueva.
Conseguida la independencia, continuó con sus actividades políticas y periodísticas, escribiendo en el periódico El Federalista que se editaba gracias a sus recursos, siempre defendiendo sus ideales, como muestran las palabras que hemos reproducido anteriormente y que le dirigió al historiador conservador Lucas Alamán, quien la acusó de adherirse a la causa independentista solo por amor a su marido.
Fue considerada «madre de la Patria» en tiempos del dictador Antonio López de Santa Anna (1795-1877) y su nombre está grabado en letras de oro en el muro de honor del Palacio Legislativo de San Lázaro y en el Congreso del estado de Quintana Roo.
Josefa Ortiz Girón de Domínguez, la Corregidora (1768/73-1829)
Es una de las mujeres más audaces de la época de la independencia. Prototipo de mujer patriótica, firme en sus ideas y convicciones, sin importar los riesgos.
Quedó huérfana a temprana edad. Se casó con Miguel Domínguez, nombrado corregidor de Querétaro.
En su tertulia literaria reunía a los insurgentes, de tal forma que participó activamente en la «conjuración de Querétaro» y fue una pieza clave en el inicio de la independencia, pues consiguió avisar a Miguel Hidalgo de que la conspiración había sido descubierta. Gracias a ello, este último convocó al pueblo en el llamado Grito de Dolores el 16 de septiembre de 1810, comenzando así la guerra de la independencia mexicana.
Fue detenida en varias ocasiones por conspirar contra el poder español. Permaneció presa durante 4 años, siendo amnistiada por Agustín de Iturbide.
Tras la obtención de la independencia ya no tuvo más influencia. Murió en 1829.
En 1878 el Congreso de Querétaro la declaró «benemérita de la Patria» y dispuso que su nombre quedara grabado en letras de oro en el salón de sesiones.
Colombia
En Colombia sobresalen tres mujeres como representantes de la lucha de la mujer colombiana en el proceso independentista.
Manuela Beltrán (1724- )
Fue otra de las precursoras en el enfrentamiento al régimen colonial.
En 1781 lideró un motín contra los impuestos mercantiles establecidos por el visitador regente Juan Francisco Gutiérrez de Peñeres, destruyéndose así los edictos donde se anunciaba el alza de impuestos.
Este hecho dio lugar a la revolución de los comuneros, que se extendió por gran parte del virreinato de Nueva Granada.
María Águeda Gallardo Guerrero (Pamplona-Santander-Colombia, 1751-1840)
Se casó muy joven con Juan Antonio de Villamizar y Peña, quien más adelante sería nombrado corregidor y justicia mayor de la provincia de Pamplona.
Águeda era anfitriona de tertulias cuyo tema central era la independencia.
Su temperamento combativo y enérgico le llevó a enfrentarse al gobernador Juan Bastús, primero en la organización de un baile en la plaza pública sin su permiso, con motivo de la festividad de San Pedro, y luego, el 4 de julio de 1810, arrebatándole su bastón de mando y arrojándolo al suelo, lo que provocó un amotinamiento del pueblo a su alrededor y la prisión del gobernador.
Este acto de rebeldía fue el detonante que desembocó en la formación de la Junta revolucionaria y el Cabildo abierto, que firmó el Acta de independencia de Pamplona el 31 de julio de 1810.
Policarpa Salavarrieta la Pola (1795-1817)
Es símbolo de la valentía y el coraje.
Quedó huérfana muy joven y trabajó como costurera. Colaboró activamente en la defensa de Santa Fé, actuando como espía y enlace de los revolucionarios.
Fue detenida y fusilada en Bogotá el 14 de noviembre de 1817 tras pronunciar estas frases:
¡Pueblo indolente! ¡Cuán distinta sería hoy vuestra suerte si conocierais el precio de la libertad! Pero no es tarde. Ved que, mujer y joven, me sobra valor para sufrir la muerte y mil muertes más. ¡No olvidéis este ejemplo!3.
Su imagen aparece en la moneda de 5 pesos colombianos de 1987 y desde 1967 se ha instituido el día de la mujer colombiana en honor al aniversario de su muerte.
Venezuela
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VENEZUELA ...
El Ministerio de la Mujer de Venezuela ha recopilado información sobre la participación de la mujer en la historia venezolana y la ha publicado en una serie de textos. Por lo que respecta a la lucha por la independencia se tiene constancia de la participación de al menos doce mujeres destacadas.
Entre ellas sobresalen las dos siguientes:
Juana Ramírez, la Avanzadora (1790-1856)
Juana Ramírez, la Avanzadora
Dicen de ella que se adelantaba e interceptaba al ejército realista a punta de machete. De ahí el sobrenombre de la Avanzadora.
Era hija de una esclava africana y trabajó como lavandera.
Protagonizó la extraordinaria defensa de la ciudad de Maturín en la batalla del Alto de los Godos, en 1813, al frente del batallón denominado Batería de las Mujeres.
Al independizarse Venezuela se retiró a Guacharacas, donde vivió con sus cinco hijas y se dedicó a la agricultura. Allí murió en 1856, a los 66 años.
Cerca del cementerio donde reposan sus restos se erigió en 1975 un monumento a su memoria que consiste en una estatua de bronce con el machete en la mano arengando a los que luchan por la libertad.
Josefa Camejo (Falcón 1791-Ciudad Bolívar 1862)
Luchó como soldado en la gesta independentista venezolana.
En 1811 solicitó al gobernador de Barinas permiso para protegerlo ante la amenaza de los realistas y, extrañada de que no hubiese contado con las mujeres para proteger su seguridad, declaró:
El sexo femenino no teme los horrores de la guerra; antes bien, el estallido del cañón no hará más que encender en nosotras el deseo de libertad4.
Luego se unió a las fuerzas del general Rafael Urdaneta en su éxodo hacia Nueva Granada, durante el cual perdió a su madre y se dedicó a curar a los heridos. Permaneció allí 4 años, tras los cuales regresó a Venezuela y en 1821, disfrazada de hombre, al frente de 300 esclavos, provocó una rebelión contra las fuerzas realistas en la provincia de Coro que culminó con la liberación de dicha provincia del asedio realista.
En 2002 fue incorporada simbólicamente al Panteón Nacional.
Chile
En Chile no hay constancia de participación femenina en la lucha armada, pero son varias las mujeres que destacan en la defensa de la causa independentista por su activismo político. Entre todas ellas mencionaremos a:
Paula Jaraquemada Alquízar (1768-1851)
Paula Jaraquemada Alquízar
Relevante en la etapa independentista por su apoyo incondicional a la causa revolucionaria que quedó manifestado en varios hechos decisivos: el apoyo al general San Martín tras la derrota en la batalla de Cancha Rayada, el 18 de marzo de 1818, poniendo a su servicio caballos, alimentos y otros pertrechos, así como a los peones de su hacienda de Paine, al mando de su hijo; la transformación de su hacienda en hospital para los soldados heridos y para ser la sede del cuartel general de San Martín; y el enfrentamiento ante los soldados realistas al negarse a entregar las llaves de sus bodegas con el fin de salvaguardar a un grupo de patriotas refugiados en ellas.
Francisca Javiera Carrera y Verdugo (Santiago, 1781- 1862)
Fue protagonista de una vida azarosa, influyó en la historia de Chile y a su vez su vida fue marcada por los avatares de la historia.
Fue el motor patriótico de su familia. Desde diciembre de 1811 hasta octubre de 1814 los Carrera dominaron la política chilena. Javiera no ocupó ningún cargo político pero actuó anónimamente en la esfera del poder, ejerciendo una influencia incuestionable como asesora y consejera.
Intervino en la creación de los símbolos patrios de Chile, como la bandera.
En el enfrentamiento con las fuerzas realistas Javiera colaboró enérgicamente: llevó y transmitió mensajes, movilizó grupos de mujeres para que confeccionaran vendas y ropa y organizó un grupo de enfermeras para asistir a los heridos.
El revés del ejército patriota en Rancagua obligó a los hermanos Carrera a emigrar a Mendoza. Desde entonces Javiera padeció 10 años de destierro en tierras de Argentina y Uruguay. A ello se sumó la pérdida de sus 3 hermanos, fusilados por ser autores de un complot para deponer al gobierno chileno del general O’Higgins y arrestar a San Martín.
Tras la dimisión de O’Higgins, Javiera volvió a Chile, abandonó la vida pública, repatrió los restos de sus hermanos en 1828 y se aisló en su hacienda de El Monte.
Argentina
De la lista de mujeres insurgentes argentinas que lucharon por la independencia, se distinguen cuatro como representativas:
Juana Moro, conocida como la Emparedada. Jujuy (1785-1874)
Estableció una red de espionaje femenina: «Las mujeres de la Independencia».
Fue detenida y condenada por espionaje a morir tapiada en su propia casa, pero gracias a una familia vecina pudo salvar su vida, pues horadaron la pared y le suministraron agua y alimentos hasta que fue liberada por los patriotas cuando entraron en Jujuy.
Mariquita Sánchez de Tompson (Buenos Aires, 1786-1868)
Presidió numerosas reuniones clandestinas de criollos partidarios de la independencia y junto con otras compañeras persuadió a los líderes insurgentes para que se decidiesen abiertamente por la causa independentista.
En su casa se cantó por primera vez el himno nacional argentino.
María Remedios del Valle
Es el más claro ejemplo de la lucha de la mujer en este proceso y del olvido tras la consecución de la independencia.
Luchó valientemente en el ejército argentino, siendo reconocida con el grado de capitana por el general Manuel Belgrano y con el título de «madre de la Patria» por la soldadesca, pero su condición de negra, mujer y pobre la condenó al olvido y a la mendicidad en las calles de Buenos Aires hasta su muerte en la más completa miseria.
Magdalena, Macacha, Güemes de Tejada (Salta, 1787-1866)
Colaboró intensamente, desde la revolución de mayo, con su hermano, el general Martín Miguel de Güemes, convirtiendo su casa en taller para confeccionar ropa para los soldados de su hermano y utilizando su inteligencia y su posición para desempeñar tareas arriesgadas, entre ellas el espionaje. Controlaba una red de informantes que actuaba en Salta, Jujuy y Tarija.
Tenía una gran habilidad política que puso al servicio de su hermano, sobre todo en 1815, cuando gracias a sus gestiones se acordó la paz de Cerrillos.
Después de la muerte de Güemes en 1821, Macacha continuó participando en los sucesos políticos de su provincia con la audacia que siempre había demostrado y ayudó generosamente a los necesitados, por lo que fue muy querida por el pueblo.
Murió en Salta el 7 de junio de 1866.
Ecuador
En Ecuador, son tres las mujeres destacables:
Rosa Campusano Cornejo, la Protectora (Guayaquil, 1796- Lima, 1851)
De esta guayaquileña conocida por ser la amante del general San Martín, es preciso resaltar su actuación a favor de la causa independentista.
Era hija natural de un funcionario rico, productor de cacao, y de una mulata.
Llegó a Lima en 1817, a los 21 años, como amante de un español acaudalado y pronto se relacionó con la sociedad limeña. Su tertulia era frecuentada por gente prominente. Aprovechó su posición como amante de un general realista para obtener información militar que suministraba a los patriotas y para ocultar en su casa a oficiales desertores del ejército real a quienes ayudaba a unirse al ejército patriota.
Su capacidad intelectual y sus relaciones sociales le permitieron ayudar al general San Martín difundiendo entre los realistas las cartas que este enviaba instándolos a incorporarse a la causa independentista.
Fue, además una de las mujeres que lograron que el batallón realista Numancia se integrase en la legión patriótica y por su contribución a la causa independentista San Martín la incluyó en la lista de las 112 mujeres condecoradas con la Orden del Sol. Poco después se convirtió en su amante, pero su relación nunca fue reconocida abiertamente por el general argentino, quien la abandonó cuando dejó Lima, tras los cual fue perseguida por las autoridades y rechazada por la sociedad tradicional limeña.
Después de varios años de vicisitudes poco afortunadas, Rosita murió casi en la indigencia en 1851, a los 55 años.
Manuela Cañizares (Quito, 1769/1775- 1814)
Es considerada el alma de la insurrección de 1809. En su casa se dio el primer grito de independencia.
Era de origen humilde, tenía un carácter fuerte y una gran capacidad de liderazgo que demostró sobradamente en los hechos de la noche del 9 de agosto de 1809, cuando se reunieron en su casa de Quito los partidarios de la independencia para planificar la revolución y constituirse en asamblea; sin embargo, algunos de ellos dudaron y decidieron marcharse. Fueron estas palabras de Manuela Cañizares: «Hombres cobardes, nacidos para la servidumbre ¿de qué tenéis miedo? ¡No hay tiempo que perder!»5, las que convencieron a los timoratos o desconfiados para dar el primer grito independentista, constituirse en Asamblea, formar una Junta de Gobierno y posteriormente deponer a las autoridades españolas.
Fue aclamada por el pueblo ecuatoriano como la nueva Judith.
Sin embargo, meses después algunos de los comprometidos traicionaron la causa y ciertos enemigos se ensañaron con Manuela Cañizares.
Dictaron prisión contra ella, pero pudo huir. En 1813 regresó a Quito, donde había perdido todo y se recluyó entre las monjas del convento de Santa Clara. Allí murió, en 1814, a consecuencia de una grave enfermedad.
Manuela Sáenz, la libertadora del Libertador (Quito [Ecuador] 27/12/1797- Paita [Perú] 23/11/1856)
«Mi país es el continente de América. He nacido bajo la línea del Ecuador»6.
Así declaraba su conciencia e identidad americanas uno de los personajes más importantes de las guerras de independencia.
Tenía una gran habilidad política, temple y capacidad de liderazgo. Su relación sentimental con Simón Bolívar no opaca sus méritos personales como una de las grandes defensoras de la independencia y de los derechos de la mujer.
Comenzó su rol de independentista en 1819 en Lima colaborando con los patriotas peruanos. Asistió a las reuniones, buscó recursos para financiar la causa patriota, conspiró contra el gobierno colonial, actuando de espía y correo. Contribuyó decididamente en el cambio del batallón realista Numancia hacia las filas patriotas.
Por sus actividades proindependentistas, el general José de San Martín, tras tomar Lima y proclamar su independencia en julio de 1821, le concedió el título de «caballeresa del Sol».
En los eventos de la entrada triunfal de Simón Bolívar a Quito el 16 de junio de 1822, vio por primera vez al Libertador. Se convirtió en su amante y compañera de lucha durante 8 años, hasta la muerte de Bolívar en 1830.
Estuvo a su lado en la mayoría de las campañas, participando activamente, hasta lograr la independencia.
Se incorporó a su Estado mayor, haciéndose cargo de todo su archivo; combatió en la batalla de Junín y más tarde en la batalla de Ayacucho, lo que le valió el grado de coronela. Salvó la vida del Libertador en dos ocasiones al frustrar dos intentos de asesinato. Por ello, el mismo Bolívar la reconoció con el sobrenombre de la libertadora del Libertador.
Tras la muerte de este en 1830, las autoridades de Bogotá expulsaron a Manuela de Colombia. Partió hacia el exilio, primero en la isla de Jamaica y más tarde en el pueblo de Paita, al norte del Perú, donde vivió durante 21 años en condiciones precarias, hasta su muerte el 23 de noviembre de 1856, víctima de una epidemia de difteria que azotó la región.
Su cuerpo fue sepultado en una fosa común y todas sus posesiones fueron incineradas.
A finales del s. xx Carlos Álvarez Saá, historiador de vocación, rescató documentos originales, cartas y objetos personales y en 1994 creó en Quito un museo dedicado a su memoria.
El 22 de mayo de 2007, en el marco de la conmemoración de la batalla de Pichincha el presidente de Ecuador, Rafael Correa, le concedió el rango de generala de la República de Ecuador.
En mayo de 2010, la película Manuela Sáenz. La libertadora del libertador fue presentada en Berlín en el salón Venezuela con motivo del año del bicentenario de la independencia de Venezuela.
Como conclusión queda reiterar que, desde Manuela Sáenz a la más humilde, todas lucharon por sus ideales, todas colaboraron, pero sobre todo, todas sufrieron los sinsabores de haber sido insurrectas y aún así han permanecido invisibles, han sido excluidas en el proceso de construcción de las naciones surgidas de las revoluciones emancipadoras.
Debemos aprovechar la celebración del bicentenario para reescribir la historia y recuperarlas del olvido al que fueron condenadas porque «mujeres como ellas ni merecen ni deben ser olvidadas».
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- Fundación Ethérnithas http://fundacionethernithas.blogspot.com
- Venezuela tuya www.venezuelatuya.com/biografias
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Libro auspiciado por UNESCO y la Universidad de San Martín de Porres
Prologo
Sara Beatriz Guardia. Universidad de San Martín de Porres. Centro de Estudios La Mujer en la Historia de América Latina, CEMHAL Daniel Loarte. Instituto Riva Agüero, Pontificia Universidad Católica del Perú. Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú. Marieta Cantos Casenave- Beatriz Sánchez Hita. Universidad de Cádiz, España. Edda Samudio.Universidad de Los Andes. Mérida, Venezuela. Renata Bastos da Silva. Universidad del Estado de Río de Janeiro, Brasil. Berta Wexler. Universidad Nacional Rosario, Argentina. Jaqueline Vassallo. UNC- CONICET, Argentina Sonia Salazar. Escritora, Ecuador. Ana García Chichester. University of Mary Washington, Estados Unidos.
Conferencia Magistral
Repensar la Independencia de las Américas desde una perspectiva intercultural y de género. Edgar Montiel. Jefe de la Sección de Políticas Culturales de la UNESCO, París.
I Las mujeres en la Independencia de América Latina. Heroínas y luchadoras por la libertad
Micaela Bastidas. Heroína de la Independencia. Sara Beatriz Guardia. Universidad de San Martín de Porres. Lima - Perú. Centro de Estudios La Mujer en la Historia de América Latina, CEMHAL.
La Heroína Callada: Manuela Cañizares. Daniel Loarte. Instituto Riva Agüero, Pontificia Universidad Católica del Perú. Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú.
Gertrudis Bocanegra y el proceso de construcción de la heroína en México. Moisés Guzmán Pérez. Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, México.
Xaviera Carrera. Heroína de la Independencia. Nanda Leonardini. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima – Perú.
Mujeres en el campo de batalla en la independencia de Charcas/Alto Perú. Esther Aillón. Universidad Mayor de San Andrés. La Paz - Bolivia.
Nación, Activismo y Solidaridad: Poetas mambisas durante las Guerras de independencia de Cuba. Ana García Chichester. University of Mary Washington, Estados Unidos.
Las mujeres en las luchas por la independencia del Brasil.
Miriam Santos. Universidad Federal Rural de Río de Janeiro, Brasil.
Las mujeres zacatecanas en la Revolución de Independencia en México. Emilia Recéndez Guerrero. Universidad Autónoma de Zacatecas, México.
II Género e independencia en la historiografía de América Latina
La inscripción de la matria: discurso de género, memoria histórica e identidad de la heroína como alegoría de la construcción de la nación. Fanny Arango-Keeth. Mansfield University of Pennsylvania, Estados Unidos.
Las mujeres de los sectores subalternos en la mentalidad de la elite merideña en los albores de la independencia. Venezuela. Edda O. Samudio A. Universidad de Los Andes, Mérida, Venezuela.
Días de pasión… Juana derrota hombres y derrumba prejuicios. Berta Wexler. Universidad Nacional Rosario, Argentina. María Edit Oviedo. CLADEM, Bolivia.
Venciendo a la Mujer: Luisa y Pola en Guerra por la Independencia. Dunia Galindo. Centro de Investigaciones Teatrales. Caracas, Venezuela.
III Las mujeres en el discurso político independentista
Una lectura sobre la condición femenina en la Argentina del Siglo XIX y la emergencia de posibilidades para su transformación. Teresa M. Mestre - Adriana Ureta. Universidad Nacional de San Juan, Argentina.
Contribución a los derechos humanos de las mujeres y su inclusión en las esferas ilustradas de la sociedad del occidente mexicano. Carlos Fregoso Gennis. Universidad de Guadalajara, México.
Un discurso independentista para las señoritas mexicanas del siglo XIX. Olga Martha Peña Doria. Universidad de Guadalajara, México.
Los atributos de género en la construcción discursiva de la arenga independentista de México. Rosa María Gutiérrez García. Universidad Autónoma de Nuevo León, México.
Gestos, conductas y ademanes: la corporeidad femenina en la independencia mexicana. Cándida Elizabeth Vivero Marín. Universidad de Guadalajara, México.
Griegas y Romanas en la Independencia de Colombia (1810-1816). Ricardo del Molino García. Universidad Externado de Colombia.
IV Vida cotidiana, espacios de sociabilidad, mentalidades y opinión pública durante el proceso de emancipación
Redescubriendo a la mujer del Virreinato del Plata en la cotidianeidad trastocada en los albores del siglo XIX. Silvia Tchordonkian. Universidad de Buenos Aires, Argentina.
Mujer y Guerras de Independencia. Paralelismos entre la Actitud de la Mujer por la Conquista de la Opinión Pública en España y América (1808- 1814). María Román López - Beatriz Sánchez Hita - Marieta Cantos Casenave. Universidad de Cádiz, España.
Duas Gerações de Damas na Independência Brasileira. Renata Bastos da Silva – Lia Faria. Universidad del Estado de Río de Janeiro, Brasil.
Salve a la Patria, salve mi vida!! Violencia familiar en un escenario de lucha por la libertad. Ana T. Fanchin. Universidad Nacional de San Juan, Argentina.
V Representaciones culturales e imaginarios de las mujeres durante la guerra de independencia
La Batalla de Ayacucho de Teófila Aguirre. Una pintora peruana tras las huellas de la historia americana. Sofia Pachas. Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Lima – Perú.
La representación fílmica de las mujeres independentistas en el cine mexicano. 1934-1991. Julia Tuñón. Dirección de Estudios Históricos. INAH. México.
Santa Librada: memoria y olvido de la representación femenina de la Libertad en Colombia (1813-1960). Jaime de Almeida. Universidad de Brasilia, Brasil.
La imagen de la mujer baiana y brasileña en la lucha por la independencia del Brasil: Joana Angélica y Maria Quitéria. Suely Reis Pinheiro. Universidad Federal Fluminense / Universidad del Estado de Río de Janeiro, Brasil.
VI Reconocimiento o invisibilidad de la mujer en la lucha por la independencia
Mujeres y protagonismo en un contexto de guerra. Patricia Sánchez. Universidad Nacional de San Juan, Argentina.
Algunas notas sobre las mujeres y los primeros años de la Revolución en el Río de la Plata. Jaqueline Vassallo. UNC- CONICET, Argentina.
La Güera Rodríguez, a doscientos años de la independencia de México. María Guadalupe Sánchez Robles. Universidad de Guadalajara, México.
VII La mujer vista por sí misma: diarios, cartas, y otros escritos
La pluma y el laberinto: Autobiografía y representación de Manuela Sáenz. Claudia Luna. Universidad de Río de Janeiro, Brasil.
En el amor y en la guerra: La correspondencia íntima entre Simón Bolívar y Manuela Sáenz. Manuel Espinosa Apolo. Instituto Nacional de Educación Popular del Ecuador (INEPE), Ecuador.
Javiera Carrera: ¿Madre de la patria? Ximena Azúa. Universidad de Chile, Chile.
VIII Visión de la mujer en la literatura del siglo XIX y XX
Francisca Zubiaga de Gamarra (1803-1835) descrita por Clorinda Matto y Flora Tristán. Mary G. Berg. Women's Studies Research Center. Brandeis University, Waltham, MA, Estados Unidos.
Género, Independencia y litoral marítimo en Juan de la Rosa: novela histórica fundacional de la nación boliviana.
Camila Bari. Westminster College. Pennsylvania, Estados Unidos.
Las mujeres de la Independencia: Las heroínas mexicanas en el siglo XIX: una reflexión entre la historia y la literatura. Elsa Leticia García Arguelles. Universidad Autónoma de Zacatecas, México.
Sentinela avançada – Anita Philipovsky. Luísa Cristina dos Santos Fontes. Universidad Federal de Santa Catarina – Universidad Estadual de Ponta Grossa, Brasil.
Lola Montenegro. La Romántica Centroamericana. Guillermina Herrera Peña. Ex Rectora de la Universidad Rafael Landívar, Guatemala.
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