La semana pasada Mariano Rajoy aseguró que no subiría más el IVA -¡faltaría más!- y el IRPF, y que espera no tener que tomar más “decisiones difíciles” como las que ha tomado hasta ahora. Bien, a estas alturas ya no engaña a nadie. Sabemos perfectamente que cuando el PP afirma categóricamente que no hará algo, es que ese algo ya está en su agenda marcado con un círculo rojo.
Es más, este mismo jueves el Banco Central Europeo va a fijar las condiciones para la compra de bonos a los países en dificultades. Agarraos que vienen curvas. Por que si bien la compra de bonos por parte del BCE es, a priori, una buena noticia -debería haber intervenido mucho antes-, no es menos cierto que vendrá cargada de unas condiciones que, me atrevo a aventurar, no serán nada favorables para la ciudadanía.
Para acabar de rematar la situación este mismo jueves Angela Merkel visitará España y se reunirá con Rajoy para poner los puntos sobre las íes. Quien manda, manda; y Merkel viene para dar las instrucciones a su gobierno títere de lo que tiene que hacer. Y que serán, sin duda, más “decisiones difíciles” de esas que a Rajoy no le gusta tomar -aunque las tome con una soltura y desparpajo que asusta-, y aunque la misma semana pasada afirmara que no haría más recortes.
Entonces, ¿cuál es la hoja de ruta? Pues lo cierto es que no es ningún misterio, no es ningún secreto oculto al que no podamos acceder y del que solo podríamos enterarnos por Wikileaks. La hoja de ruta es pública y notoria, y se llama Grecia. España sigue uno por uno todos los pasos de Grecia. De recorte en recorte hasta la ruina final. Así que cuando vemos a la Troika exigirle a Grecia que aumente la jornada laboral a 6 días semanales, apuntadlo bien, porque más pronto que tarde será una propuesta del gobierno del PPSOE que esté en ese momento en el poder.
Claro que en ningún sitio está escrito a fuego que tenga que gobernar por fuerza el PPSOE. Si una cosa también nos ha enseñado la experiencia griega es que la izquierda real -en este caso Syriza, la Izquierda Unida griega- tiene posibilidades reales de gobernar y aplicar un programa social frente a los mercados y la Troika.
Y es que, como sabemos perfectamente, hay alternativa. Aumentar la jornada laboral a 6 días semanales no es porque no quede otra opción, sino que es una medida ideológica para favorecer a los mismos de siempre. Aumentar la jornada, al igual que subirles horas a los funcionarios en España, solo genera más paro, y por lo tanto agudiza la crisis. La alternativa es repartir el trabajo: jornada de 35 horas semanales sin reducción salarial. Medidas como esa reducirían el paro y aumentarían el consumo, por no hablar de la mejora en la calidad de vida de las trabajadoras y los trabajadores.
Pero la Troika no quiere eso, quiere lo contrario, que se trabajen 6 días a la semana, se aumente el paro y se profundice más en la recesión. ¿Quién gana y quién pierde con estas medidas? Esa es la pregunta. Y la respuesta nos lleva a una conclusión obvia: la lucha de clases está hoy más presente que nunca en la Historia.